Tin Bojanic

Nací en la comarca de William Brown, donde existe uno de los paraísos de Jorge Luis Borges, veinte kilómetros al sur de la Reina del Plata. En el año en que yo vine al mundo, ese gran maestro, publicó su libro de poemas llamado Adrogué.

Enamorado de los amaneceres me gusta recibirlos corriendo, y fascinado también con los atardeceres, me gusta disfrutarlos con un tango o tal vez jazz, y con una copa de vino tinto o bien con buen puro.

Uno de mis mayores tesoros ha sido el nombramiento de Príncipe de Albanta por Luis Eduardo Aute, quien prologara mi primer libro Reino de Albanta y quien también supo ser un gran amigo.

Entre mis poemarios amorosos se encuentran Gemidos del corazón y Paisajes incendiados. De los introspectivos hallaremos a La voluntad de la esperanza y Letras descarriladas. En prosa encontraremos a Patria mía, Asado albantés, Artesano de la vida, Secretos de la percepción, y Fuga de fantasmas.

Gracias a Reino de Albanta Ediciones puedo viajar y recorrer muchos países como corresponsal y entrevistarme con otros escritores y colegas. De ese modo me siento en casa en varios rincones de Latinoamérica y Europa gozando de amistades multinacionales cual multiculturales. El hablar otras lenguas me ha facilitado la aventura.

Con ojos de niño viví con la inocencia correspondiente la batalla por las Islas Malvinas de 1982, convirtiéndome en historiador del conflicto bélico y diplomático entre La Argentina y el Reino Unido. Además de haber entrevistado a muchos protagonistas de ambos bandos, sigue siendo para mí una de las causas más nobles que intento defender en mis escritos y en cualquier oportunidad que se me presente.

En Split, en la Costa Dálmata, tuve el privilegio de restaurar la casa natal del padre de la literatura croata, Marko Marulic, después de quinientos años de abandono. Dirigí aquella casa museo unos diez años, realizando recitales de poesía, presentaciones de libros, y celebraciones con las distintas comunidades latinas de los Balcanes.

Actualmente presido la Fundación Argentina Semper coordinando actividades culturales con la diáspora de mi tierra por el mundo. En ello y a su vez, ofreciendo asistencia a la comunidad argentina por Croacia y Bosnia donde no hay representación diplomática oficial.

Por otra parte, y debido a que he vivido en distintos países de América y Europa, hace unos años comencé a desarrollar negocios de intercambio de mercaderías y servicios entre mis amistades y contactos, los que supe generar y conservar en ambas orillas del Atlántico y otros mares.

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