Sergio Orozco Abarca, Cartago, Costa Rica. 1962.
Desde su infancia en Cartago, antigua capital de Costa Rica, el autor ha sentido fascinación por los rastros materiales del pasado.
Graduado en Filología Española por la Universidad de Costa Rica, su vida profesional transitó durante más de dos décadas por el campo de la tecnología, dedicado a la investigación y desarrollo de diccionarios electrónicos, donde combinó la lingüística con la informática. Aquella etapa lo dotó de una disciplina investigadora y de una atención minuciosa a los detalles que, con el tiempo, trasladaría al ámbito de la historia cultural y de la escritura.
A partir de 2012, una casualidad —como suelen comenzar muchos hallazgos valiosos— lo llevó a descubrir un tema que marcaría el rumbo de su trabajo posterior: las fuentes victorianas de hierro fundido importadas desde Europa a finales del siglo XIX, para celebrar la llegada del agua potable a las ciudades de Costa Rica. Aquellas hermosas obras, tan utilitarias como artísticas y simbólicas, le revelaron una historia más amplia: la del arte de la fundición como expresión de modernidad, belleza y civilización.
Desde entonces, Orozco-Abarca ha documentado más de cincuenta fuentes antiguas en Costa Rica y una cantidad similar en el Perú. Su investigación lo ha conectado con otros estudiosos del tema en Inglaterra, Escocia, Francia, Argentina y Perú, formando parte de una red internacional dedicada a rescatar las huellas del arte metalúrgico del siglo XIX.
Su trabajo se ha difundido mediante conferencias, charlas y artículos publicados en el suplemento cultural Áncora del periódico La Nación de Costa Rica, la revista Herencia de la Universidad de Costa Rica y la publicación francesa Fontes, de la Association pour la Sauvegarde et la Promotion du Patrimoine Métallurgique Haut-Marnais (ASPM).
También ha sido entrevistado en espacios de divulgación cultural, como el prestigioso programa Malas Compañías, de Teletica Radio, con los periodistas Ignacio Santos y Armando González.
Su mirada sobre el patrimonio no se limita al hierro. En años recientes ha dedicado estudios a las campanas históricas de Costa Rica, con especial atención a la “Campana de la Independencia”, Monumento Nacional y testigo del nacimiento de la nación. A este tema ha consagrado ensayos, entrevistas y artículos publicados tanto en Meer como en La Nación, defendiendo su conservación y divulgando su historia con pasión y compromiso. Porque, según sus palabras, las campanas son mensajeras de una memoria colectiva que resuena más allá del bronce.
Una sensibilidad particular —entre la investigación y la crónica— caracteriza su escritura. Orozco-Abarca documenta fechas y materiales, pero sobre todo relata historias. En sus textos, los objetos antiguos adquieren vida propia, alcanzan la condición de metáforas del tiempo y del ingenio humano, y los personajes olvidados o desdeñados por la historiografía secular recuperan voz y presencia. Sus investigaciones, aunque rigurosas, resultan accesibles a todos los lectores, pues están animadas por el deseo de acercar el pasado sin sacrificar la exactitud documental.
En el año 2021, durante la Pandemia, publicó su primer libro: una Antología de sus artículos.
Actualmente prepara un libro sobre la historia de la mítica fuente “Cupido y el Cisne”, fabricada por la fundición inglesa Coalbrookdale, obra que en 2018 cumplió 150 años como símbolo de la llegada del agua potable a Costa Rica.
También trabaja en un segundo libro dedicado a “La Pilita” de la Virgen de los Ángeles, la fuente más visitada del país, donde confluyen la piedad popular, la memoria urbana y también el apoyo de la ciencia, que busca explicar el enigma del agua en el Santuario.
Ese mismo año, 2018, recibió el Premio 18 de Abril, otorgado por ICOMOS Costa Rica, en reconocimiento a su contribución a la investigación y divulgación del patrimonio metalúrgico. Fue también nombrado por el Rector de la Universidad de Costa Rica miembro de la Comisión Conmemorativa del 150.º aniversario de la fuente “Cupido y el Cisne”, celebración en la que participó como relator en un documental de cuarenta minutos que rescata la historia de esa emblemática obra.
Residente en Cartago, Sergio Orozco Abarca es esposo, padre de tres hijos y abuelo de una nieta. Su vida —como su investigación— está guiada por una convicción sencilla: que la historia no se guarda solo en los libros, sino también en los objetos, en las piedras, en el sonido del metal y, sobre todo, en la voz casi sin ruido de las almas que construyeron el pasado.
Costa Rica, 19 de octubre de 2025.