El Solar del Carmen y la Pesa Vieja fueron dos valiosas y céntricas propiedades que, a finales del siglo XIX, poseía la Municipalidad de Cartago, en las afueras de la ciudad.

En el año 1889, Cartago experimentaba un notable auge comercial y turístico gracias a la llegada del ferrocarril al Atlántico, en 1873, y la reciente inauguración de un moderno edificio para mercado, en 1888. No solo recibía visitantes nacionales, sino también europeos y norteamericanos, que se hospedaban en hoteles de buena calidad.

En el corazón de la ciudad, lucía la Plaza Mayor. Mejor dicho, deslucía, y enseguida explicaremos por qué. Esta plaza ha ocupado el mismo sitio desde 1574 y, aunque a lo largo de los siglos tuvo sus claros y oscuros, ahora vivía, quizás, su período de mayor decadencia. Con excepción de una festividad religiosa o de un hito militar, en verano la plaza era un páramo dominado por una amarilla nube de polvo y, en invierno, por un charco de moscas, derivado del paso constante de vacas, gallinas y cerdos.

A pesar del abandono, en el centro de la plaza sobresalía una rareza: una lujosa fuente de hierro importada de Inglaterra, con una elegante pila y una escalinata de granito. Esta imponente obra, instalada en 1873 para conmemorar la primera cañería de la ciudad, poseía una belleza digna de cualquier parque europeo; pero digámoslo sin rodeos y con mucha pesadumbre: no era estimada por la mayoría.

Desde la construcción del nuevo mercado, la plaza dejó de utilizarse como lugar de intercambio de mercancías. No obstante, aún se realizaban allí corridas de toros, una pasión nacional arraigada desde la época colonial que perdura hasta la actualidad. Esto hizo que la fuente se convirtiera en un estorbo, en especial durante las fiestas taurinas. Unos años después, gracias a una combinación perversa de negligencia y vandalismo, la hermosa fuente fue destrozada, y de ella solo quedaron la pila y algunos hierros obstinados, reinando pobremente en el caos.

En marzo de 1889, ante el panorama desolador de la plaza, la Municipalidad, acordó convertirla en un bello parque público, porque «el desmantelamiento de la Plaza Principal no corresponde al rango de esta ciudad, entre las poblaciones de la República ni a los demás elementos que hoy promueven su adelanto y modifican su aspecto» (Actas Municipales de Cartago. 7 de marzo de 1889. F. 105).

Como punto de partida para esta transformación y habiendo obtenido el decreto del Congreso Constitucional, la Municipalidad puso en venta aquellas dos propiedades: la Pesa Vieja y el Solar del Carmen. El producto de la venta sería utilizado, principalmente, para construir una hermosa acera perimetral de granito, en el parque, con el fin de mejorar su apariencia y elevar su categoría.

La Pesa Vieja, también conocida como Rastro Viejo, era el antiguo matadero de ganado en ruinas de la ciudad. Se encontraba en las cercanías del barrio La Soledad, al sureste de los actuales Tribunales de Justicia, donde todavía se pueden apreciar fragmentos de sus gruesos muros construidos con calicanto. Recibía su nombre debido a que, además de matadero, también se utilizaba para pesar el ganado y establecer su valor antes del sacrificio.

Este edificio fue construido alrededor de 1842, posterior al terremoto de San Antolín de 1841, ya que el sismo destruyó el antiguo matadero colonial, ubicado cuatro cuadras al sur de la parroquia (hoy en día, la calle central, entre las avenidas 8 y 10). Hacia 1885, la Pesa Vieja estaba en un estado deplorable, por lo que la Municipalidad decidió construir un nuevo edificio más amplio y moderno al sur de la ciudad, precisamente en el lugar donde hoy se encuentra la plaza del barrio Asís. Este nuevo matadero fue inaugurado en 1887.1

El lote abandonado de la Pesa Vieja2 tenía una extensión aproximada de 1,500 m2, y la Municipalidad fijó su precio base en $700 pesos. En aquel momento estaba destinado al cultivo de pastos, y en sus alrededores, se escuchaba el susurro del viento y el murmullo del agua en los arroyos y ciénagas. En un extremo, una vieja galera con dimensiones de 14 m de frente, por 22 m de fondo, derrotaba cruelmente la belleza del paisaje; pero desde ella se apreciaban los senderos disparejos que conducían a las propiedades de don José María Jiménez, don Rafael Gutiérrez, don José Rivera, don Ángel Martínez, y a la gran casona del difunto millonario Carmen Arias que, según repetían los abuelos en tiempos remotos, asoleaba el oro en lonas y cueros de res. Un poco al este, siguiendo el antiguo camino carretero a Ujarrás y Paraíso, se encontraba el paso del río Toyogres, donde alguna vez estuvo la fábrica textil del inglés John Dent, una de las primeras industrias del país. Todo ese sector, que en la era colonial era conocido como los «Ojos de Agua» y en tiempos más recientes como «La Gusanera», actualmente corresponde a la finca del Instituto Tecnológico y sus alrededores.

Afortunadamente, la ubicación de la Pesa Vieja nunca ha sido un enigma, ya que algunos de sus muros han resistido el paso de los años y siguen en pie. Sin embargo, no podemos decir lo mismo del Solar del Carmen, pues durante más de un siglo su ubicación ha sido desconocida.

¿Dónde estaba ubicado el Solar del Carmen?

Una aproximación antigua a la localización del terreno la encontramos en los dos planos de Cartago hechos por José María Figueroa Oreamuno (1820-1900), que forman parte del famoso Álbum de Figueroa, resguardado en el Archivo Nacional. Ambos planos abarcan un período desde 1801 hasta 1841, y en ellos se indica la existencia de un lugar llamado Solar del Carmen. Este solar era un lote vacío, unido a la vieja iglesia del Carmen,3 por la parte sur de ella. La primera iglesia construida en ese lugar data de principios de la década de 1830. Sin embargo, carecía de una plaza adjunta, por lo que, hacia 1839, la Municipalidad adquirió un potrero (enfrente de ella, al oeste) que pertenecía al sacerdote Nicolás Oreamuno y que, muchos años antes, fue del capitán Joaquín de Oreamuno y Muñoz de la Trinidad. Desafortunadamente, no se conocen dibujos o grabados de esta primera iglesia, ya que fue destruida por el terremoto de 1841.

Desde 1855, se planeó la construcción de una nueva iglesia con diseños del arquitecto alemán Francisco Kurtze (1820-1868). Esta iglesia fue fabricada entre 1857 y 1865, bajo la rectoría de padres carmelitas, y es la única de la cual se tienen fotografías. El terreno indicado en los planos de Figueroa se utilizó para complementar la iglesia, que fue destruida en su totalidad por el terremoto de 1910, y nunca se construyó otro templo en dicho sitio.

Si nos basamos únicamente en los planos de Figueroa, podríamos equivocadamente pensar que este terreno era el Solar del Carmen, vendido por la Municipalidad para la construcción del parque de Cartago. Sin embargo, esto no es posible, ya que el terreno fue utilizado después de 1855 para completar la iglesia.

Por otro lado, en un artículo titulado «Origen del parque de Cartago», escrito por Jesús Mata Gamboa y publicado en Historias de Cartago (Imprenta Moderna. 1970), se menciona lo siguiente: «En cuanto al segundo lote, Solar del Carmen, fue una propiedad al norte de la ciudad, muy cerca del lugar conocido como ‘La Banderilla’». La Banderilla es un lugar que está en el camino hacia el distrito de Llano Grande. Probablemente, en dicho sitio existió otro lote o potrero conocido como El Carmen; pero es evidente que, de haber existido, no correspondería al Solar del Carmen que buscamos.

Afortunadamente, la ubicación precisa del Solar del Carmen fue revelada en un aviso de periódico que publicó la Municipalidad de Cartago. Según el aviso, el 25 de julio de 1889 se llevaría a cabo el remate de dos fincas municipales: el solar conocido como Rastro Viejo y otro terreno, en el barrio del Carmen, de un poco más de 41 áreas (unos 4,000 metros cuadrados), lindante «al norte con propiedad de la sucesión de don José Ramón Rojas Troyo; sur, con la plaza de la iglesia del Carmen; este, calle en medio, con propiedades de Atanasio Coto, José Guzmán, Casimiro Meneses, Josefa Cantillo, Florencio Sojo y sucesión de Eduardo Champeau; oeste, con propiedades de Dolores Montoya, Joaquina y Juan Rafael Quirós» (La Prensa Libre. 23 de julio de 1889). Para esta segunda propiedad, se estableció un precio base de venta de $2500 (pesos).

Gracias a la información anterior, podemos confirmar que el Solar del Carmen estaba en la cuadra al oeste de la iglesia del Carmen, y tenía como límite sur, la plaza menor de la Iglesia.4

Es importante destacar que, en 1889, el prócer don Jesús Jiménez Zamora aún estaba vivo y no se había erigido su famosa estatua en el lugar que hoy ocupa. En su lugar, en el centro de la pequeña plaza de la iglesia, había una fuentecita de hierro que posteriormente, en 1897, fue trasladada a la Plaza Iglesias, cuando esta fue inaugurada. Además, un día a la semana, la plaza se utilizaba como mercado de ganado. En resumen, desde 1839 hasta 1903, el terreno donde se encuentra el parque Jesús Jiménez sirvió de plaza menor de la iglesia. No obstante, es muy importante aclarar que el Solar del Carmen no correspondía a dicha plaza. Era, como se indica claramente en el aviso municipal del 25 de julio de 1889, un lote extenso contiguo a la plaza, en su lado norte.

Ahora bien, una vez conocida la ubicación del Solar del Carmen, surge la pregunta: ¿Qué importancia tiene este, para la historia urbana de Cartago?

La importancia radica en que esa propiedad fue adquirida por la sucesión de José Ramón Rojas Troyo (1832-1887), el próspero cafetalero y comerciante, padre del reconocido poeta y músico, Rafael Ángel Troyo Pacheco (1875-1910). En esa propiedad, o al menos en parte de ella, el poeta construyó un elegante y majestuoso chalet.5 Sin embargo, sobre las ruinas de dicha vivienda,6 se edificó, en 1913, un amplio y distinguido hotel conocido como Hotel Francés que, décadas después, se convirtió en el Hotel Holanda. Este último comenzó a operar en 1942 y permaneció en funcionamiento hasta principios de la década de 1980.7

No se tiene certeza de si la familia Troyo adquirió el terreno en el remate de 1889 o en una fecha posterior. Lo que se sabe es que el patriarca de la familia, José Ramón Rojas Troyo, falleció en 1887 y dejó todos sus bienes a su esposa e hijos. La propiedad colindante al norte del Solar del Carmen, como se indica en los linderos, pertenecía a la sucesión de don José Ramón. Es evidente que la familia Troyo tenía el potencial de adquirir el Solar del Carmen, no solo por tener un alto poder adquisitivo, sino también por la oportunidad de expandir su propiedad al norte de la plaza del Carmen.

El imponente palacete de Rafael Ángel Troyo, construido entre 1902 y 1903 por el arquitecto italiano Francesco Tenca, constituía una destacada obra arquitectónica en el paisaje urbano cartaginés, anterior al terremoto. Aunque su existencia fue breve, esta mansión era tan llamativa en la empobrecida ciudad como la hermosa fuente en la arruinada Plaza Mayor. Fue el regalo de bodas de Rafael Ángel para su esposa, Lydia Jurado Acosta, aunque sorprendentemente la pareja vivió poco tiempo en ella. En el momento del terremoto de 1910, la elegante casa estaba alquilada al magistrado de la Corte Centroamericana de Justicia (CCJ), señor Bocanegra, cuya esposa y una hija perdieron la vida en el desastre, cuando parte de la casa se derrumbó sobre ellas.

Sea como fuere, lo que resulta innegable es que la mansión señorial de Rafael Ángel Troyo fue construida en el Solar del Carmen, o más precisamente, en una gran parte de ese terreno.

Actualidad

Dado que el terreno tenía una extensión aproximada de 4,000 m2 (unos 45 m de frente por 90 m de fondo), es factible utilizar recursos como el Sistema de Información Geográfica (GIS) proporcionado por la Municipalidad de Cartago, así como datos públicos disponibles en el sitio web del Registro Nacional, para determinar a qué propiedades o lotes correspondería el solar en la actualidad. Gracias a estos servicios, es posible identificar que el área del Solar del Carmen, según las medidas y límites especificados en el aviso del 25 de julio de 1889, abarcaría las primeras cuatro propiedades, al norte del parque Jesús Jiménez.

En primer término, colindante con el parque Jiménez, hay un estacionamiento, denominado parqueo Cristal. En su esquina sureste, hay un edificio de locales comerciales, donde destaca la veterinaria El Camión. Este primer lote, correspondiente al parqueo, tiene una medida de 2,259 m2 y, en la actualidad, pertenece a un comerciante holandés nacionalizado costarricense.

Fue justo en este terreno donde se construyó la mansión de Troyo, que estaba rodeada por una alta tapia entejada. Curiosamente, la parte norte del parqueo está limitada por un antiguo muro construido con cantos de piedra y trozos de ladrillo, de una longitud aproximada de 45 metros, en dirección este-oeste. Existe la posibilidad de que el muro perteneciera al Hotel Francés y posteriormente a su sucesor, el Hotel Holanda. Sin embargo, queda como incógnita si este muro o partes de él, corresponden al muro norte de la mansión de Troyo, o bien si fue construido utilizando trozos de ella, después del terremoto de 1910. Esta interrogante queda abierta para estudios futuros.

Los 4,000 m2 que medía el Solar del Carmen también comprendían el lote contiguo al norte, donde actualmente se encuentra el estacionamiento del Centro de Compras Cartago, el cual pertenece a un comerciante asiático. En ese lote, desde la década de 1960, existía un conjunto de pequeñas casas de madera, que fue demolido en 2017, para dar paso a la construcción de este nuevo estacionamiento.

La suma de las áreas de ambos parqueos cubre unos 3,400 m2. Por lo tanto, se requerirían aproximadamente 600 m2 adicionales para completar los poco más de 4,000 m2 que medía el Solar del Carmen. En consecuencia, la propiedad contigua al parqueo del Centro de Compras Cartago, donde actualmente se encuentra el hotel Casa Aura, con una medida de 458 m2, también formaba parte del solar. Pero no solo eso, es posible que la propiedad vecina (o parte de ella), donde se encuentra hoy un restaurante de comida caribeña llamado Mustache, también haya sido parte del Solar del Carmen.

Un dato tan revelador como insólito es que, en las bases de datos del Registro Nacional, la propiedad del hotel Casa Aura, en este año 2023, aún conserva como lindero norte, «la Mortual de José Ramon Rojas Troyo». Es decir, que esta colindancia, como dato registral, se ha mantenido inalterada, desde finales del siglo XIX hasta la actualidad.

En todo caso, la siguiente ruta para cualquier investigador o para la Municipalidad misma sería realizar un estudio registral histórico de las cuatro propiedades, con base en los tomos físicos o electrónicos disponibles en el Registro Nacional de la Propiedad. Mediante estos estudios, se podrá obtener un panorama claro de cómo han evolucionado las propiedades que conformaron el Solar del Carmen y obtener información precisa sobre la cadena de propietarios de dichas fincas.

En resumen, hemos brindado algunos apuntes concisos relacionados con el terreno de la Pesa Vieja y, finalmente, logramos identificar el lugar donde se encontraba el Solar del Carmen. Con la información recopilada, estamos convencidos de haber determinado la ubicación de este segundo lote de manera precisa.

Epílogo

Cuando usted, amigo lector, camine alrededor de la Plaza Mayor, podrá apreciar que aún se conservan partes de la acera de piedra construida entre junio y noviembre de 1889, por el maestro cantero Santiago Castillo. Esta acera, desafortunadamente mutilada durante la construcción de la actual Plaza Mayor en 1997, fue financiada con los fondos de la venta de la Pesa Vieja y el Solar del Carmen.

Además, cuando usted pase frente a las propiedades al norte del parque Jesús Jiménez, ya sea que utilice el estacionamiento Cristal, visite o se aloje en el hotel Casa Aura o compre un rice & beans, en el restaurante La Mustache, debe recordar que, gracias al dinero obtenido por la venta de ese terreno, en 1889, se pudo construir el parque de Cartago, que hoy nuevamente se conoce como Plaza Mayor, y que gracias a la misma transacción comercial, se construyó el famoso e inolvidable chalet de Rafael Ángel Troyo Pacheco.

En ese lugar, anteriormente un palacete, donde el champán fluía como un arroyo y se usaban cubiertos de oro para degustar salmones y risottos, hoy los agricultores de Cot y Tierra Blanca estacionan sus humildes camiones, impregnados del olor a cebolla y aceite quemado. Allí donde se bailaban mazurcas y se cantaban arias, ahora los pitos de los carros empujan a las personas, a entrar y salir, rápidamente del estacionamiento. Allí donde la vista se deleitaba con etéreas muselinas y rizos de belleza seductora, ahora abundan sacos de papas y naranjas, amontonados, a la espera del comercio. Donde ayer se alzaba una imponente construcción de cornisas y torreones florentinos, hoy se extiende un amplio pavimento lleno de autos y motos. Y, finalmente, en aquel lejano pasado, cuando poetas famosos como Rubén Darío o Julio Flórez arrancaban lágrimas con sus versos, hoy solo se escucha el bullicio de taxistas, cuidacarros y algún borracho estridente, mientras el viento empuja, desde el mercado, un aroma confuso de café molido, mariscos, flores y el agrio fermento de vegetales muertos.

Notas

1 Coronado-Chacón, G. y Navarro-Brenes, M. (2015). Procesos de Transformación de la Identidad Barrial: el caso del Barrio Asís en Cartago, Costa Rica, en el 2013-2014. Tesis de licenciatura en Antropología Social. Universidad de Costa Rica.
2 Para más información acerca de la Pesa Vieja, consulte el articulo: «¿Son coloniales los muros de la Pesa Vieja?» (Orozco-Abarca, S. Antología de Artículos Históricos y Culturales, 2021).
3 La iglesia del Carmen estaba diagonal noreste del mercado central de Cartago, donde hoy hay una agencia del ICE y otros comercios (venta de teléfonos celulares, etc.).
4 El espacio que ocupaba la plaza menor de la iglesia del Carmen sufrió una transformación en 1903, al ser convertido en el parque Jesús Jiménez.
5 El diccionario panhispánico de dudas de la Real Academia de la Lengua, dice lo siguiente acerca de la palabra chalé: «chalé. Adaptación gráfica de la voz francesa chalet, ‘edificación de una a tres plantas, con jardín, destinada a vivienda unifamiliar’: ‘El chalé ocupa un cuarto de manzana’ (Clarín [Arg.] 11.10.00). Aunque todavía es frecuente, más en América que en España, el uso de la grafía original chalet (pl. chalets), resulta preferible la forma adaptada, cuyo plural es chalés». En Costa Rica es frecuente y más reconocida la forma chalet, de ahí que así la hemos utilizado en el artículo.
6 El chalet fue totalmente destruido en el terremoto de 1910.
7 En un artículo próximo contaremos la historia del Hotel Francés y del Hotel Holanda.