Llegué a Italia a los 27 años y desde entonces mi corazón quedó dividido en dos. Roma me recibió con los brazos abiertos, envolviéndome desde el primer momento con su encanto. Me conquistó de tal manera que decidí quedarme, entrelazada en su historia y sus angostas calles.

Desde mi infancia he sentido una profunda conexión con la escritura y el canto: artes que considero la forma más auténtica de expresar mis sentimientos, mis opiniones y mis reflexiones sobre la vida.

Tras asistir al Taller de Escritura Creativa impartido por la Fundación Pablo Neruda en la Casa Museo “La Chascona” en Santiago de Chile en 2009, complemento mi experiencia creativa en el IILA (Instituto Ítalo-Latinoamericano de Roma), comencé a crear con fluidez cuentos y artículos con un fuerte trasfondo histórico y artístico. Vivir en esta ciudad, fuente inagotable de inspiración cultural, me ha permitido especializarme en historia romana y literatura italiana. Actualmente curso la carrera de Bienes Culturales en la Università degli Studi RomaTre, lo que ha contribuido a consolidar una trayectoria sólida en la investigación y difusión del patrimonio artístico latinoamericano e italiano.

Hubo un momento en mi vida en el que tomé plena conciencia de que había estado viviendo en las sombras, complaciendo las prioridades ajenas antes que las propias. No podría decir que mi vida fuera lineal, pero sí sentía que transitaba dormida, gestando —sin saberlo— a la mujer que estaba por despertar.

Entonces, la realidad me sacudió con fuerza. Me descubrí sin certezas ni validaciones, y fue ahí cuando nació en mí un profundo deseo: comprender y dar voz a otras mujeres como yo —inteligentes, sensibles y talentosas—, pero tantas veces invisibilizadas.

Empaqué mi vida en un par de maletas, me despedí de mi zona de confort y emprendí la búsqueda de mi propio camino. No fue fácil: hubo pérdidas y abandonos inesperados, solo por atreverme a buscar mi propia luz.

A los cuarenta años llegué a un punto de quiebre. Creí que la vida se me había terminado —no es exageración ni romanticismo—, es la verdad más cruda. Me sentí en la punta de un iceberg, arrastrada por el vértigo hacia una oscuridad densa y silenciosa. Mi sol se había apagado, y con él, la órbita de mi mundo se descompuso.

Así nació mi interés por las temáticas de género. Nunca más —me prometí— una mujer que se atreva a salir de los cánones tradicionales debe sentir que su vida se acaba.

Recuerdo un día de agosto, ya instalada en Roma. El calor me corría por las sienes, el pavor vaciaba mis ojos, y de pronto, expulsada de mi mente, surgió una pregunta inevitable y crucial: ¿Será que a todas las mujeres que renunciamos a una vida “normal” nos espera el abandono?

Esa chispa encendió mi búsqueda. Me llevó a investigar sobre mujeres invisibilizadas y en ese proceso descubrí mi verdadera misión.

Fue así como comencé a estudiar la vida y obra de la escultora chilena Rebeca Matte Bello, a través de la cual realicé un hallazgo emocionante: la escultura Une Vie, perdida por más de cuarenta años.

El 23 de abril de 2018 me encontré, por fin, frente a la escultura, que me aguardaba silenciosa en los jardines del Museo Stibbert de Florencia. Un año después, con motivo del 90.º aniversario del legado de Matte Bello, tuve la oportunidad de ofrecer conferencias en destacadas instituciones chilenas —como el Museo de Arte y Artesanía de Linares, el Instituto Italiano de Cultura y el Museo Nacional de Bellas Artes—, así como en Italia, en el Opificio delle Pietre Dure y la Accademia delle Arti del Disegno de Florencia, donde Rebeca recibió el título de Docente ad Honorem en 1917, en una de las academias más antiguas del mundo.

Esa experiencia despertó en mí el deseo de dar visibilidad a otras creadoras chilenas. Así nació, en 2015, la plataforma digital Grandes Mujeres Chilenas, un proyecto que coordinó junto a un gran equipo y con el que impulsamos diversas iniciativas culturales a nivel internacional. Entre ellas, destaco las videolecturas de escritoras chilenas, iniciadas en 2020 con gran éxito, cuyo objetivo es dar a conocer a autoras nacionales y fomentar la lectura.

En 2025, como homenaje a los 80 años del Premio Nobel de Gabriela Mistral, recibimos más de 80 grabaciones en varios idiomas, provenientes de distintas partes del mundo focalizadas en su obra.

La música y el canto también han sido parte esencial de mi camino. En 2016 me presenté en Italia —en la “Estate Romana” del Castillo de San Ángel y en el Latin Festival de Milán—; en 2017, en Malmö, Suecia, durante la celebración internacional de los 100 años de Violeta Parra; y en 2018, en la Embajada de Chile en Roma, en un evento promovido por el Círculo de Chilenos residentes en la ciudad.

Como gestora cultural, he organizado conciertos, charlas y exposiciones en la Embajada de Chile en Italia, en Roma. Uno de los eventos más significativos fue la muestra de la artista chilena-italiana Daniela Meza Sigala, en homenaje a Gabriela Mistral, patrocinada por la Gabriela Mistral Foundation Inc. de Nueva York, con la cual mantengo una estrecha colaboración.

En el ámbito del turismo, me desempeño como consultora turística, especializada en turismo artístico y patrimonial. Actualmente trabajo como guía en los Museos Vaticanos, Capilla Sixtina y Basílica de San Pedro, en la Ciudad del Vaticano, uniendo así mis dos grandes pasiones: los viajes y la cultura. Mi constante actualización en historia y arte me permite ofrecer a quienes visitan Roma experiencias únicas, llenas de historia y emoción.

A través de mis artículos busco armonizar mi pasión por la escritura, el arte y la historia, para revelar las vidas de mujeres pioneras que abrieron el camino y nos enseñaron a ser protagonistas de nuestras propias historias. Ese es, y seguirá siendo, mi mayor propósito.

Dejé de mirar desde la orilla cómo otros disfrutaban del mar, y me atreví, por fin, a sumergirme en las azules aguas de mi propia vida.