Enamórate de tu existencia.
(Jack Kerouac, escritor estadounidense)
Esta simple frase de Jack Kerouac encapsula la filosofía que ha guiado cada uno de mis pasos. Mi historia no es lineal; es, más bien, un lienzo donde la disciplina de la matemática se mezcla con la profundidad de la filosofía, y donde la resiliencia no es una cualidad, sino una metodología de vida y aprendizaje.
Soy Ana María Llácer, y si tuviera que definirme, diría que soy una Descubridora de Esencias y Estratega de Valor, siempre en busca del significado y el valor detrás de lo que consumimos, creamos y admiramos.
Mi vida es la prueba de que el aprendizaje profundo puede surgir de la experiencia, y que la curiosidad es mi motor inagotable. Desde los vibrantes centros culturales de París hasta la tradición arraigada de Valencia, he forjado una visión tricultural que me permite ser un puente estratégico entre la artesanía milenaria y la tecnología de vanguardia. Mi objetivo no es solo informar, sino despertar la necesidad y la curiosidad, revalorizando el esfuerzo, la constancia y el significado profundo de todo lo que nos rodea.
Mi estructura intelectual no se formó en las aulas convencionales, sino en la intersección de la lógica pura y la sensibilidad artística. Si la tenacidad viene de mis raíces francesas, la erudición proviene de las librerías que mis padres regentaron en España. Aquello no era un negocio, sino un laboratorio intelectual y social.
Mi fuerte en el bachillerato fueron las matemáticas y la filosofía. Esta dualidad es la base de mi método: una mente que funciona de modo esquemático —buscando estructuras y patrones lógicos—, combinada con una profunda inclinación hacia el sentido de la vida, la estética y la condición humana.
El hogar familiar fue mi primer y más influyente centro de estudios sobre la ética del trabajo. Mi padre, grabador de metales, me mostró la precisión quirúrgica del buril; un arte que requiere una paciencia infinita. Mi madre, modista de alta costura, me regaló la visión global del detalle. Estos oficios me enseñaron que la disciplina y la profundidad del proceso deben aplicarse a cualquier labor. Hoy, aplico la precisión del artesano a la estructura del texto. La honestidad en mi comunicación requiere que conozca a fondo "todos los entresijos" del sector que abordo.
Mi método de trabajo se gestó allí, entre estanterías y conversaciones:
Observación - Análisis Lógico - Búsqueda Autodidacta - Comunicación Estratégica. Soy consciente de que me gusta más escuchar que hablar. La escucha activa y la observación humana son indispensables, pues me permiten descubrir nuevas sensibilidades, modos de confrontar temas delicados y, sobre todo, desvelar las esencias que la superficie esconde.
Mi trayectoria profesional es la prueba de que la vida es una serie de misiones de aprendizaje, no de destinos finales. Salté de sector en sector (exportación, metalurgia, televisión) no por inestabilidad, sino por una insaciable necesidad de adquisición de habilidades transferibles.
Trabajar en exportación me brindó la flexibilidad cultural y la capacidad de negociación.
Mi experiencia como empresaria me enseñó que el esfuerzo y el estudio de mercado son la base de la ejecución.
La televisión cultural me entrenó en la gestión de equipos multidisciplinares, confirmando que el trabajo, el esfuerzo y la empatía son los puntos comunes del éxito.
Pero hubo un periodo formativo, fuera de lo común, que definió mi serenidad y objetividad: mi trabajo juvenil como auxiliar de clínica en la UCI. Esta experiencia, intensa y profundamente humana, me ayudó a desmitificar la muerte y el sufrimiento. Esta perspectiva existencial me da una calma inusual para abordar temas delicados o confrontar nuevos retos sin agresividad, buscando siempre la solución justa.
Tuve un Hito de Reorientación en el estudio de diseño de moda, que en su momento fue un intento no consumado de negocio, pero resultó ser mi mayor victoria estratégica. Me obligó a un profundo crecimiento personal y me reveló mi verdadera pasión: no era crear la prenda o el calzado, sino comunicar el valor y la historia detrás del proceso de creación.
Me abrió los ojos al universo de los oficios que hacen posible el lujo y me consolidó como Estratega de Valor. Reconocí lúcidamente que mi rol no era el de diseñadora, sino el de divulgadora de la maestría.
Para poder realizar esta labor de comunicación con total rigor, la curación de contenido es mi columna vertebral. Mi trabajo va más allá de la mera divulgación: contrasto la información con diferentes críticos y especialistas de arte y la moda. Esto no solo valida la información, sino que eleva la narrativa, ofreciendo al lector una visión profunda y fiable, haciendo de mi contenido un puente de confianza entre la obra y el público.
Mi empatía no es una mera sensibilidad, sino una competencia de investigación y conexión que aplico activamente para cumplir con el aforismo de Aristóteles que abrazo: "El objetivo del arte no es representar la apariencia externa de las cosas, sino su significado interior”.
El arte es capaz de transmitirme cualquier sensación: paz, miedo, amor. Utilizo esta conexión sensorial y mi visión personal para entender y desvelar las capas de significado que subyacen en la obra. Me atrae el trabajo necesario y la experiencia detrás de la creación, desde el arte japonés hasta la escultura con materiales nobles y ligeros.
Como Descubridora de Esencias, mi trabajo se centra en un desafío: conectar la artesanía milenaria con la tecnología de vanguardia. La artesanía nos enseña sobre constancia y proceso; la tecnología nos permite experimentar y mostrar sueños que de otro modo serían imposibles. Me fascina la capacidad de la tecnología para mezclarse con lo manual, creando nuevas obras y sensibilidades.
Mi propósito es ser una Divulgadora Cultural que crea necesidad y curiosidad en el público general. Mi audiencia no tiene tiempo de leer extensos tratados, pero sí tiene la necesidad de "mirar y escuchar" contenido de valor que mueva su sensibilidad.
Mi meta final es doble y profunda: Revalorizar los oficios, dando valor y sentido a los productos que adquirimos, y ofrecer, a través de esta revalorización, una salida más tranquila y de paz a la mente.
En un mundo saturado de información rápida, utilizo mi intelecto estructurado, mi experiencia resiliente y mi empatía contrastada para ofrecer una forma de consumo cultural que es, a la vez, una terapia para el espíritu y un desafío para la mente. Los invito a acompañarme en este viaje como Descubridora de Esencias y Estratega de Valor, donde cada historia de un artista o artesano es una invitación a inmiscuirse en la complejidad y la belleza del sentido humano.