Poeta, escritor, recitador, periodista cultural y activista, Héctor Celano es una figura polifacética e imprescindible en el panorama literario y político latinoamericano contemporáneo. Nacido en el Partido de La Matanza, Buenos Aires, y de origen humilde, su vida y obra están profundamente marcadas por el compromiso social, la lucha por la justicia y una sensibilidad forjada en el contacto directo con el pueblo.
Ganador del Premio “Ciudad del Che” en Santa Clara, Celano ha forjado un vínculo sólido con Cuba, al punto de ser considerado un “argentino-cubano”, activo defensor de la Revolución y de causas como la lucha contra el bloqueo económico. Su obra, extensa y diversa, combina poesía, crónica y testimonio, con un lenguaje directo, apasionado y comprometido.
Definido como “El juglar del siglo XXI”, Celano lleva su poesía más allá del papel, la recita, vive, comparte en plazas, escuelas, festivales y medios como Radio Habana Cuba, donde desde hace años conduce el programa "Crónicas del Milenio". Su palabra es puente entre culturas, herramienta de memoria, denuncia, ternura y dignidad.
Más que un poeta, Celano es un cantor de las resistencias, esperanzas y causas populares, un juglar moderno que transforma la vida en verso y el verso en acción.
Entrevista a Héctor Celano
Héctor, tus orígenes humildes en Argentina seguramente forjaron tu visión del mundo y tu poética. ¿Hay algún episodio particular de tu juventud que te impulsó hacia la poesía y el activismo?
La poesía me acompaña desde muy pequeño. Inmersa en la sencillez que trascendía mi hogar, siempre estaba presente, especialmente en mi madre. Luego, cuando atravesaba el ciclo primario, creo que en 3.º grado, al acercarse el “Día de la madre” —así llamado en aquellos años— nos dieron de consigna una redacción alusiva; en mí, surgió un poema y a la maestra le llamó tanto la atención que lo difundió por toda la escuela.
A pesar de la inocencia de mi edad, con el tiempo entendí, que el poema llevaba ínsito un modo de comunicación distinto al cotidiano. A partir de allí, los versos, aunque muy simples, se hicieron más constantes.
El activismo llegó a trasponer la adolescencia hacia la juventud. Cuatro situaciones fueron relevantes:
1) Un hombre adulto que vivía al lado de mi casa. Vendía revistas y libros usados, Don Favio. Él me daba todas las semanas “Nuestra Palabra”, el periódico del Partido Comunista de Argentina.
2) Intensas charlas y discusiones con un gran amigo, Horacio, que tenía su padre militante de izquierda.
3) Mi ingreso a la facultad. Recuerdo que un día, sin que hubiésemos hecho absolutamente nada en especial, la policía nos desalojó del aula a punta de fusiles. Esto, creo, marcó mi toma de decisiones.
4) El entorno barrial, amigas y amigos trabajadores. En agradables, afectuosos y, a veces, acalorados intercambios, me ayudaron a creer profundamente en la potencia telúrica de la gente laboriosa.
Te defines como un "juglar del siglo XXI". ¿Qué significa exactamente para ti este "título" y en qué sientes que tu enfoque de la poesía se diferencia del de otros poetas hoy en día?
Sinceramente no me defino yo. Siempre pensé que basta decirse uno mismo poeta, es muy cuestionable. Debe ser la gente (lector/a o público) quien defina la labor de un escritor, especialmente de quien así se sienta. Ocurre que a partir del trabajo como recitador de mi propia poesía, varios periodistas y/o medios me nombraron así: “juglar”. También algunas personas me han denominado “rapsoda”. Llevo parte de mis poemas insertados en mi ser, no como un ejercicio de pureza mnemotécnica, sino a partir de las vivencias que la misma poesía ha introducido en mis latidos.
Tu vínculo con Cuba es profundo y central en tu identidad. ¿Cómo nació esta relación y qué aspectos culturales, tanto argentinos como cubanos, te inspiran más?
Para quienes pretendíamos mayor equidad y justicia en nuestra tierra, la Revolución Cubana significaba un faro, cuya lumbre irradiaba posibilidades y certezas.
Recuerdo que una de las tareas que nos habíamos propuesto en la Juventud Comunista de principios de los setenta era juntar dinero en “campaña financiera” para comprar un tractor y enviarlo a Cuba. Luego organizar actos y conferencias. Instancias de plena admiración. Con el transcurso del tiempo, el Premio que me concedió Santa Clara (nominada “Ciudad de Che”) viabilizó mi visita al país que concretó la primera revolución socialista de América, justamente a pocas millas del cruel y vandálico “gendarme del mundo”.
Debiera extenderme en formato de ensayo para redactar la enorme cantidad de aspectos histórico-culturales que unen Argentina con Cuba. Convocando a tres figuras, puedo simbolizar los inquebrantables lazos: Martí, Tania y El Che. Durante los años que he vivido cotidianamente en el archipiélago pensaba: ¡cuánta valentía y dignidad tiene este pueblo!, muchas veces, “solito mi alma”, poniéndole el pecho a los arrogantes yanquis y todos los demás, especialmente americanos y europeos, que mansamente los seguían.
Haber conversado personalmente con Fidel, en varias oportunidades, me imbuía siempre de mayor amor a todo lo cubano. Precisamente, como varias veces comentó él: "Solo el propio pueblo cubano puede torcer el rumbo de este magnífico proceso". Aunque el mismo comandante jamás desdeñó los efectos criminales que produce la constante agresión externa, entiendo que el devenir, confirma tal concepto: Perseverancia y continuidad vs Bloqueo criminal, más los aspectos que, como toda sociedad dinámica, debe seguir mejorando.
El bloqueo contra Cuba es un tema recurrente en tu obra. ¿Cuál es el mensaje clave que quieres transmitir con poemas como "Isla hembra"? Y, ¿crees realmente que la poesía puede cambiar la percepción de la gente sobre cuestiones geopolíticas tan complejas?
Si la poesía logra el grado de autenticidad imprescindible para ser nombrada como tal, colabora a desentrañar injusticias. Generalmente, no nace de un mensaje apriorístico y, menos aún, excluyente. En las y los poetas confluyen diversas vertientes para que un poema logre tal entidad. Luego de esta aclaración, la neutralidad y la asepsia intelectual son, a mi modo de ver, engañosos espejismos. Ha cundido cierto concepto de que la hiperhigiene ideológica hace más veraz la obra ¡Anillo al dedo para el poder reinante!
Si el escritor y/o el creador artístico no se compromete con todo el volumen de su ser, la obra adolecerá del pulso humano imprescindible. Habrá escritores que deseen no involucrarse o directamente que no les importe aquello que transcurre en su entorno o en el mundo. Creo que igualmente estarán atravesados por algunos elementos de la realidad.
Creo en los movimientos artísticos colectivos. Es el pueblo quien genera sus artistas y no lo contrario, aunque la devolución mancomunada de los mismos lo retroalimenta de goce, reflexión y, en muchos casos, acompaña sus luchas.
Has llevado tu poesía por todo el mundo. ¿Cuál ha sido la experiencia más memorable o significativa que viviste durante uno de esos viajes, y cómo el contacto con públicos diversos influyó en tu arte?
En realidad, he transitado por Europa y varios países de Latinoamérica y el Caribe, además de haber recorrido muchos sitios de mi Argentina que posee una gran extensión y amplísima diversidad cultural. Han sido tantas las experiencias positivas, agradables, emotivas, que no puedo destacar una por sobre las demás. Apenas manejo con cierta fluidez el castellano-español de mi entorno natal. He recitado y brindado conferencias ante públicos de diversas lenguas, en ocasiones con traducción simultánea; nunca percibí incomprensión.
Aprendí algo de cada sitio en el que estuve. En Europa han sido más de 100 ciudades que me acogieron. Un gran porcentaje en Italia. Jamás pensé que los poemas y apuntes que escribía en mi cuarto de soltero en La Matanza me llevarían a tantos lugares ignotos.
Esta es la “metáfora” que me “toca el hombro” cada vez que el orgullo quiere pasarse de la raya.
En tus poemas, a menudo mezclas crónica y lírica. ¿Cuáles son los desafíos y las oportunidades de unir la realidad de los hechos con la expresión poética?
Entiendo que la referencia hace foco en las “Crónicas del milenio”. El principal desafío es intentar un equilibrio entre prosa y poesía. La palabra, especialmente oral, pero también en otros formatos, apela, quizás como ningún otro elemento humano, al intercambio comunicacional. En tal sentido observo que es arbitrario el sendero elegido por el cronista, pero si logra cierta empatía con quien recepta, puede aparecer un modo emotivo y muelle para expresar acontecimientos o noticias que, en algunas instancias, suelen ser terribles o intensas por su dramatismo. No se trata de eludir la gravedad, el intento procura facilitar el análisis y, a veces, la poesía puede ampliar el espectro de alternativas futuras.
¿Hay poetas o escritores, tanto argentinos como cubanos o de otras nacionalidades, que te hayan influido más en tu trayectoria artística? Si es así, ¿quiénes y por qué?
Cuando, luego de la caída de la última dictadura militar en Argentina, comenzamos a reunirnos, artistas de diversas vertientes, para retomar el enorme manantial creativo que había significado el Movimiento de la Nueva Canción Argentina, liderado por el gran poeta Armando Tejada Gómez, cundía entre nosotros el lema de que quien no tiene influencias, en algún sentido, es ignorante. Desde el comienzo de la escritura hasta hoy, todos aquellos que escribimos o creamos a partir de la utilización de la palabra, estamos atravesados por distintas lecturas o expresiones orales.
En mi caso, en este marco, exponer nombres representaría una extensa lista que, a su vez, estaría signada por distintas etapas de mi propia vida. En el comienzo del décimo año consecutivo, estoy llegando, para Radio Habana Cuba, a la crónica 480. Con una mirada retrospectiva, encuentro que los poemas de otros autores que me acompañan definen algunas preferencias de mi inconsciente, naturalmente placenteras, a la hora de convocar el acompañamiento de las crónicas. Para las mismas me seducen escritoras o escritores que logran amalgamar compromiso social y auténtica creatividad.
Además del bloqueo, ¿qué otras injusticias o problemas globales te preocupan más en este momento y cómo piensas abordarlos en tus próximas obras?
Pertenezco a un país que comparte con Chile la región más austral del mundo. He vivido muchos años y he intentado también entregar lo mejor de mí a una patria centroamericana y caribeña. El bloqueo no es solo un sello en demenciales leyes yanquis. Desde hace más de sesenta años se han cargado miles de vidas y daños materiales, en algunos aspectos, irreparables. Según mi criterio, Argentina está bloqueada de una manera más sutil, pero igualmente tóxica. La burocracia, que actualmente anida en cualquier sociedad, en Cuba, tiene su pata más lesiva en el bloqueo. El pueblo y sus dirigentes honestos la combaten.
El marxismo, a partir de todo el bagaje de conocimiento humano al que Marx y Engels recurrieron, conlleva en su propia genética científica el sentido de criticidad. Entiendo que quienes pensamos seguir creando (a pesar de los severos embates que preanuncia la Inteligencia Artificial junto al truco, generalmente, procaz de las redes) debemos continuar apostando a una mirada que no sea contemplativa o complaciente. Me golpea fuertemente la explotación, la marginalidad y las guerras que no paran de segar vidas, la mayoría jóvenes. La saña contra el pueblo palestino me parece un horror y me genera vergüenza propia y ajena.
Canto poema en flor», muestra un lado más íntimo de tu poética. ¿Cuánto de importante es para ti explorar también la esfera personal y emocional, además del compromiso político y social?
De alguna manera, toda mi obra está dedicada a mis afectos primarios. Al agradable entorno familiar que me permitió aprender a leer antes de comenzar la escuela. Allí, sin que hubiese una lujosa o abarrotada biblioteca, un libro era un amigo más en la acuarela del hogar. Creo que el volumen que refleja con mayor amplitud la diversidad de mi poesía es “Umbral de la Palabra” que publicó el Ministerio de Cultura de Cuba en 2002 y que lleva el prólogo de Jesús Orta Ruiz, “El Indio Naborí”. Allí se exhibe un compendio, a manera de florilegio, de once libros que fui laborando en distintas épocas y al lector se le brinda un espectro amplio con cierta variedad de estilo. En todo proceso creativo, explorar la esfera íntima es fundamental y apriorística en cualquier circunstancia.
Es falso, según mi humilde criterio, creer que lo político y/o lo social no integran las fibras más íntimas, cuando concitamos lo creativo. No me interesa nada que no provenga de las zonas más sensibles de mi ser (consciencia, inconsciencia, amor, lucha -en el sentido de drama, de interrelación de opuestos-). Si no hiende mi sensibilidad lo criminal de Gaza o el despojo cotidiano que le hacen a mi pueblo: ¿Cómo lograría escribir sobre “el afuera” y “el adentro”, a pesar de instancias personales, felices o no? ¿Se puede disfrutar plenamente tapándose los oídos o cerrando los ojos? Tal vez, algunas gentes sí, yo no. Me agrada el humor. Con mis amistades me divierto y río mucho. También he escrito trazos humorísticos, pero al llamado poético acudo con los poros abiertos del asombro.
En un mundo cada vez más digital, ¿cómo ves el futuro de la poesía y qué papel deberían desempeñar los poetas en la era de internet y las redes sociales?
En los balbuceos de esta nueva era —que me supera ampliamente—, desde la poesía, veo: Beneficios objetivos porque cualquier ser que escribe puede difundir lo que ha escrito, diríamos, en tiempo real y hacia una cantidad de lectores que no tendría en su propio entorno. Esto, dejando de lado varios negociados; los mismos se realizan con mucha mayor facilidad por lo que acabo de mencionar: “Antologías” de mala calidad, “Eventos” donde lo cultural es lo menos tenido en cuenta, Premios ficticios, etc.
De todos modos, considero que el saldo es positivo porque, entre otras mejoras, ha logrado cierta desinhibición de quien escribe y puede sentir algún pudor en compartir con afectos cercanos. Este modo de difusión, aunque parezca un contrasentido, posibilita la exposición inicial de manera más “anónima”. Creo que legítimamente existen creadores, especialmente jóvenes, que bucean en distintos formatos y planteos, intentando romper esquemas tradicionales de la poesía.
Durante algunas décadas se ha desdeñado el aspecto sensible, emotivo, a la hora de crear. Me parece que esto se debió a una justa reacción ante una poesía que, en ocasiones, pecaba de cierta sensiblería. La invasión en varias sociedades latinoamericanas (creo que europeas y orientales también) de la lengua inglesa va haciendo estragos. Carezco de la perspectiva histórica para evaluar este fenómeno, pero no lo desestimo. Ante el avance incontenible de la IA, creo que la fuente será sostener aquellos valores que la humanidad fue generando: sensibilidad, vibración, emoción; sin desdeñar jamás lo auténticamente creativo que brota de las entrañas de cada ser.
¿Cuál es tu proceso creativo? ¿Tienes rituales o lugares especiales donde tu inspiración florece más?
Más que rituales, un hábito insoslayable: el Mate. No he recorrido ningún sitio sin que procurara su compañía con la yerba mate imprescindible para su infusión. Para quien no lo conozca, aclaro que no tiene ningún efecto alucinógeno, todo lo contrario, es menos activo que un té común. Fue creado por los aborígenes del norte argentino, Paraguay, Uruguay y el sur de Brasil.
Desde hace treinta años dejé de fumar. Antes de ello, el cigarrillo también me resultaba recurrente a la hora de escribir. Afortunadamente, luego de muchos y variados intentos, pude alejarlo.
Una porción de mis escritos ha comenzado en algún transporte público (tren, ómnibus, avión...) Otros, como en esta ocasión que me encuentro en Ostia, en lugares alejados de mi escritorio —muchas veces una simple mesa—. En mí, predomina la “coreografía” interna.

Héctor Celano, 1950, Partido de La Matanza, Buenos Aires, Argentina.
¿Sientes una responsabilidad particular como figura pública?
Afortunadamente creo no ser y, por ende, no me siento una “figura pública”. La responsabilidad del artista, de quien, como en este caso, puede amplificar sus criterios a partir de vuestro reconocimiento, debe estar siempre en concordancia con los valores que expresa en la cotidianidad. Esto también nos diferencia, al menos por ahora, de la robótica y la IA. Cometemos errores, podemos cambiar de criterios, pensamientos.
En mi caso, a pesar de la opinión de muchos seniles del pensamiento, siento que expreso una ideología muy joven en el devenir filosófico. Intento ser comunista, sé que es imposible la pureza en un marco donde aún el capitalismo se “enseñorea”. Trasitó el materialismo dialéctico, con las incorporaciones de tantos pensadores y luchadores que le acercaron su aporte. Hay quienes creen aún que la pobreza es un designio celestial y que siempre existirán seres que transcurran pobres o indigentes. Los sátrapas más lúcidos y crueles la generan para sus beneficios.
Desapareceré pensando que el ser humano puede engendrar un estadio de armonía y buen vivir. Existen personas que recuerdan (no pocos jóvenes) poemas “míos” escritos hace más de cuarenta años. Independientemente de la calidad de los mismos, afortunadamente, no tengo un solo motivo para desdecirme de sus contenidos ideológicos ni filosóficos. Esa responsabilidad, que mucho me pesaría si defraudara a alguien, la tengo saldada.
Si pudieras darle un consejo a un joven poeta que está comenzando su camino, ¿cuál sería?
Escribe, lee, escribe, escribe, escribe y, cuando puedas, expone, coteja. Si amas la poesía, conoce a todas y todos los poetas posibles y cree profundamente en ti.
¿Ha habido momentos de duda o dificultad en tu trayectoria como poeta activista? ¿Y cómo los has superado?
Como poeta, siempre. Como activista, pocas veces. Mi pertenencia ideológica, según digo en otra pregunta, debe posibilitarme el sentido de criticidad. El espejo intelectual en que a veces me miro no me devuelve debilidad ni falsedad interior, sí, errores. En algunos momentos no supe diferenciarme de cierta mediocridad reinante y he idealizado, en varias oportunidades, cuadros políticos que, si no fueron traidores, erraron demasiado.
¿Cuál ha sido la reacción más sorprendente o inesperada que has recibido por parte del público al leer tus poemas?
En general, ante el público recito mi poesía. La expresión oralmente sin lectura (de allí el término re-citar). Nunca sentí un rechazo expuesto. Sé que mi poesía y el planteo estético que ejerzo a partir de recitales poético-musicales u otros formatos, pueden no agradar, pero siempre, siempre, recibí verdadero respeto. Luego, infinidad de expresiones de emoción, afecto y agradecimiento. No debo ocultar tal voltaje emotivo que me ha devuelto la gente, por el contrario, debo agradecerlo hasta mi último suspiro.
¿Cómo te mantienes actualizado sobre los eventos globales y de qué manera esta información influye en tu escritura?
Transitar por distintos ámbitos me ha proporcionado vínculos de gran valor humano y a la vez cultural. En este sentido, el avance vertiginoso de los sistemas de conexión colabora enormemente en que se reciba información fidedigna. Intento elegir canales de comunicación que me parezcan veraces. Considero que no es imprescindible que la raíz informativa provenga únicamente de una fuente marxista o de izquierda. Debemos lograr decodificar las novedades con la mayor madurez posible.
En mi caso, he trascendido la séptima década y creo poder discernir veracidad e intencionalidad. Igualmente sabemos que existe un ametrallamiento de noticias falsas, malintencionadas, contrarias al pueblo receptor que, en algunas ocasiones, las cree y metaboliza. En la medida en que la interconexión global se desarrolle y penetre en nuestra cotidianidad, la influencia de los acontecimientos adquiere mayor inmediatez (quiéramos o no) en el hecho creativo. Sugiero no abstraerse, pero tampoco estresarse ante el sensacionalismo que se trata de inocular».
¿Hay algún poema o verso tuyo que sientas particularmente representativo de ti o de tu "misión"?
«Todos los que acepto publicar». Siento que quien me lea o asista a algún recital conocerá más de mí que, posiblemente, este extenso reportaje, algunas amplias charlas o, incluso, seres con los que comparto aspectos de mi vida. En varios sentidos, quien pretende crear, se torna autobiográfico.

Héctor Celano lleva su poesía más allá del papel, la recita, vive y comparte en plazas, escuelas, festivales.
Mirando al futuro, ¿hay nuevos proyectos literarios o iniciativas sociales en los que estés trabajando o que desees realizar?
«¡Unos cuántos! Diariamente se me ocurren historias, imágenes... Luego, una música, algún partido de fútbol, la llamada de un amigo, una comida, me bajan a tierra y me alegro o reniego lejos de la fantasía (que también me alegra y reniega a la vez)».
Muchos te ven como un puente cultural entre Argentina y Cuba. ¿Cómo esperas que tu trabajo pueda fortalecer aún más este vínculo y la comprensión mutua entre ambos pueblos?
Hay miles de seres que trabajan por el fortalecimiento de la amistad argentino-cubana. La enorme mayoría de manera altruista, casi anónima. Todas y todos son puentes de solidaridad y paz.
Como digo en una poesía dedicada a Fidel, “a mí me tocó un poema por trinchera”. Desde la amistad (sin desdeño de la crítica) entre Martí y Sarmiento, el legado de la Revolución de Mayo, San Martín, El Che. Escritores, artistas (comenzando por Carlos Gardel, hasta la contemporaneidad de Silvio), el amor de Fidel cuando personalmente me dijo en la Casa Museo del Che en Alta Gracia, Córdoba, Argentina: "conocer la casa donde el Che vivió de niño, era para mí una asignatura pendiente".
La alegría de cubanas y cubanos cuando Argentina ganó el Mundial de Fútbol, siendo que el "balonpié" no es el primer deporte en Cuba.
Existen muchos motivos de hermandad enquistados en la memoria popular. En mi caso, además de haber sido recibido como un hijo más de ese pueblo, resalto la actitud del gobierno cubano que fue uno de los primeros en ofrecer ayuda a mi país natal en la Guerra de Malvinas. Recuerdo que siempre Cuba acompañó el justísimo reclamo de soberanía para que Gran Bretaña deje de seguir usurpando el territorio argentino.
¿Cuál es, en el fondo, el mensaje más importante que te gustaría dejar al mundo a través de tu poesía?
Que se acabe la demencial explotación de unos pocos sobre la mayoría.
Creo que el ser humano logrará romper las cadenas de la dependencia y entonces habrá paz, igualdad de posibilidades, fraternidad entre mujeres y hombres y justicia para que la infancia y la vejez no sigan integrando el debe de un caótico balance usufructuario. Puede parecer utópico, es posible —semánticamente lo utópico no es irrealizable—.
Cuando esbozaba rasgos de poemas o cuentos, al margen de una hoja de apuntes para algún examen, en la sencilla pieza de mi adolescencia, a plena nocturnidad, no conocía las alas que podía generar y desplegar la poesía.
¡La ventana sigue abierta y aún el cielo está libre! En Ostia, 28 de mayo de 2025, Héctor Celano.















