Los ciudadanos de diferentes partes del mundo se encuentran abrumados, debido al gigantesco crecimiento de Internet y las redes sociales de comunicación digital. Especialmente, por la intensidad de la propaganda de todo tipo en este medio, que ha convertido las relaciones humanas de reales en virtuales, con el grave problema de la manipulación a través el exceso de publicidad de productos de consumo o la desinformación política y de otros tipos.
Hoy comienza a verse como algo inevitable y se está cayendo en la resignación y la apatía, sin acordarse de que hace poco se pensaba que este sería el mejor medio de información mundial y ayudaría a la educación de las masas, sobre todo de los pobres.
Antes de entrar en el tema, voy a aclarar algunos conceptos para facilitar su comprensión.
Internet: Es el conjunto de redes de comunicación intercontinental (alcance mundial), que se logra mediante computadoras (ordenadores) conectados entre sí, y mediante los cuales se recibe e intercambia información de varios tipos (personal, comercial, científica, etcétera). Esto se realiza vía satélite, de manera inalámbrica, por cablemódem, acceso por fibra óptica y otros medios más.
Digital: Es un sistema que presenta, almacena, pública o transporta mensajes con información a personas, grupos o negocios vía Internet.
Las redes sociales: Son medios o plataformas en línea que permiten a las personas de diversos lugares conectarse y compartir información y tener así la posibilidad de comunicación e interacción social. Se trata de las llamadas "plataformas sociales", como Twitter (o X), Facebook o Instagram. Incluso pueden considerarse así Microsoft, Google y otros.
Existen múltiples ventajas en su uso, tanto personal como de negocios, educativo, cultural, médico, político, de entretenimiento, etc., pero también hay el riesgo de desinformación política, médica y humana, y hasta de generar adicciones graves, causando a veces problemas en nuestras emociones, tales como ansiedad, depresión, irritabilidad y aislamiento de la vida real, ya que mantiene las relaciones únicamente de forma virtual.
El autoritarismo político de gobiernos o partidos de derecha o izquierda por medio de propaganda, como se observa hoy en varias naciones, está llevando al colapso de la verdad a estos medios, dado el fanatismo político que están creando en sectores de la población mal informados y educados, lo que a su vez está impulsando el colapso de la democracia en el mundo.
Desde la antigüedad al presente, se han utilizado técnicas de persuasión para convencer a la gente sobre lo que se dice o sobre un hecho. Diversas figuras prestigiosas, comenzando con Sócrates y Pericles en Atenas, César en Roma, Hitler en Berlín o Churchill en Londres durante la segunda Guerra Mundial, han llevado sus palabras e ideas a la población mediante discusiones en grupos o plazas públicas y, posteriormente, por la prensa escrita en panfletos o periódicos, y luego la hablada por la radio y la televisión, hasta finalmente llegar a la actualidad mediante Internet y las redes sociales.
Al parecer, lo peor está por venir, ya que los chatbots de inteligencia artificial tipo ChatPGT y Open AI aprendieron a redactar discursos populistas para persuadir en 72 idiomas, y están siendo usados en campañas publicitarias de todo tipo, hechas a medida para ser creídas.
Lo peor del caso es que hasta los ilusionistas, los predicadores, los agitadores sociales o religiosos y, sobre todo, los políticos populistas actuales utilizaron o utilizan lo anterior para convencer a las gentes de sus ”verdades”. Sus palabras e ideas parecen virus o bacterias que nuestro sistema inmunológico no logra captar para poder defenderse bien, y por ello nos enferman.
Es así como muchos gobernantes de antes y de ahora se dan el lujo de señalarle a la población el camino a seguir, aunque no parezca ser el más conveniente. Pero eso les da cada día más poder: con ello, la democracia ha perdido.
Nosotros siempre creímos que Internet ayudaría a difundir la democracia en el mundo como una herramienta efectiva para garantizar el acceso de la población a elegir los mejores para gobernar y para establecer gobiernos de progreso en libertad y bien social, pero no ha resultado así.
En diversos países, se señalan o difunden imágenes vía Internet, dejando ver que las campañas presidenciales están llenas de desinformación. Aunque más tarde diferentes expertos las califiquen como falsas, e incluso creadas utilizando inteligencia artificial, no se logra verdaderamente llegar a un debate real sobre los problemas entre diferentes partes o partidos políticos, quedando así la mentira política como una verdad.
Siempre hemos creído que la inteligencia humana podría actuar como una vacuna contra la desinformación.
Creíamos que la mente que poseemos y con la que pensamos sería una herramienta intelectual que podría hacer frente a esas mentira, pero se nos había olvidado que la inteligencia tiene dos orígenes: el heredado y el cultural, este último adquirido con la experiencia, lugar en que la educación y la preparación intelectual tiene un lugar preferente para crear un pensamiento crítico. Esto solo lo adquiere una élite de la población mundial.
La mayoría carece de esta arma para hacer frente a la mentira del mundo digital, haciéndonos ver que nuestra inteligencia es muy vulnerable a las falsas noticias y a las técnicas de persuasión y manipulación de la era digital, donde las emociones superan al razonamiento crítico, ya que los manipuladores (desde la época del ministro de información nazi, Joseph Goebbels) saben que el efecto de una mentira repetida no desaparece. “Calumnia y miente que algo queda” decía él, al igual que muchos otros populistas que han surgido en el campo de la política y la propaganda: sucede aunque posteriormente se reconozca su falsedad. Los que diseñan las campañas políticas, al igual que los dictadores de derecha o izquierda, y hasta los capitalistas, para su publicidad saben esto y lo han perfeccionado.
José Antonio Marina lo señala muy bien en un artículo. Él explica cómo el poder manipulador de la palabra “cambio” es utilizado por todo el mundo para ofrecer mejorar en todo sentido, aunque la palabra no signifique nada concreto. Sin embargo, por un fallo de la inteligencia, se le acepta como si fuera una realidad, lo que prueba que los que vivimos en una democracia somos propensos a aceptar las promesas y mentiras como realidades, algo que Aristóteles (hace 2500 años) nos había advertido.
El capitalismo, que era, después de la Segunda Guerra Mundial, un soporte de la democracia, se ha radicalizado: los ricos cada día se vuelven más ricos y la población pobre se vuelve cada día más pobre y grande.
El capitalismo no entiende la importancia de continuar resolviendo las cuestiones sociales ni las desigualdades de ingresos entre los ciudadanos. En el campo ecológico, se ha echado para atrás, y no desea ya ayudar a resolver el cambio climático.
El modelo cultural que trata de establecer lo dictan ahora los superricos, y esta supone despilfarros económicos en el presente y una catástrofe social y ecológica, pues las desigualdades aumentarán.
Daniel Dennett, filósofo de la Ciencia del siglo XX, dice: “Lo que hizo la posmodernidad fue verdaderamente malvado. Es responsable de que practicar el cinismo sobre la verdad y los hechos fuese algo respetable”, en referencia a la dificultad y capacidad de reconocer errores y poder corregirlos, en las redes sociales y otros medios de comunicación.
Bibliografía
Arnaiz Chico, Elsa. (2025). "El colapso del ágora digital: cómo la IA generativa está enterrando la democracia". Madrid. El País, Retina. 24/3/25.
Dennett. Daniel. (2002). Philosopy of mind. Classical and contemporary Reading. New York. Oxford University Press.
Google. (2024). Las redes sociales. Vía Internet. 5/6/25.
Jaramillo Antillón, Juan. (1995). Las Paradojas de la Ciencia. San JosÉ. Editorial de la Universidad de Costa Rica.
Kempf, Hervé. (2008). Cómo los ricos saquean el planeta. Madrid. Libros del Zorzal.
Marina, Jose Antonio. (2025). "La vacuna contra la insensatez". Madrid. España. El País. 15/5/25.