Mujeres místicas que guiaron el destino de los pueblos nórdicos entre los siglos VIII y XI d.C., cuando el cristianismo aún no había arrasado y demonizado las prácticas antiguas como el Seidr, el Galdr, la hechicería y el chamanismo.

Las völvas eran consultadas por jarls, guerreros y campesinos para tomar decisiones y también torcer la realidad a su favor.

Solían ser mujeres solteras o viudas que dedicaban su vida a comunicarse con otros reinos, más allá del humano. Se dice que se aislaban de la vida familiar para tener una visión imparcial y no ser influenciadas por los apegos mundanos y que vivían fuera de las granjas, más hacia las periferias. Su aislamiento no era marginación, era un estilo de vida.

Se vestían diferente, llevaban huesos y pieles de sus animales de poder, amuletos, se pintaban la cara con líneas o runas y portaban en su mano un bastón de poder, que solía ser de madera de Tejo, árbol perenne, longevo, tóxico y medicinal a la vez, pero sobre todo, respetado.

Völva se traduce como “la que lleva el báculo”, lo que puede sugerir que la palabra se creó después que la bruja, es decir, que ya existían estas mujeres con sus costumbres y atuendos, y que por verlas siempre con un bastón o báculo se las terminó llamando así, (pero en este caso no hay un sustento histórico concreto, se sobreentiende por el uso del lenguaje práctico de los nórdicos).

La palabra más bien encierra un concepto general. No eran específicamente practicantes del Seidr como las Seidkonas, tampoco eran conocidas solo por cantar Galdr, como las galdrakonas, ni solo por leer las runas (que eso también podía hacerlo un hombre Vitki, mago de la tradición teutónica germana). Cuando se habla de völva, se engloba el concepto de bruja vikinga.

Rápidamente, el Seidr

Los dioses fuertemente involucrados en el Seidr son Odín y Freya, pero sobre todo la segunda, dado que se lo consideraba algo femenino e incluso los hombres que participaban en ello eran ridiculizados. Así que la deidad principal es Freya en este caso.

Freya era “la señora del Seidr”, diosa de la fertilidad y también de los muertos. Inspiraba a völvas y seidkonas como una maestra dual, las orientaba tanto en prácticas asociadas a la vida tanto como a la muerte. Por lo que se conoce de la cultura nórdica y la mística que los rodeaban, se puede apreciar que la luz y la oscuridad componían una misma realidad.

El Seidr encerraba distintas prácticas: adivinación, lectura de runas para entender el presente y cambiar el futuro, estados de trance profundos donde la völva podía “volar por el aire” en otros reinos (hoy en día, esto podríamos interpretarlo como los viajes astrales), cantos, realización de talismanes, amuletos rúnicos y rituales para manifestar cualquier tipo de deseo, individual o comunal.

Los sacrificios de sangre solían hacerse en estados de crisis o para evitar una que pareciera inminente, sobre todo se realizaban antes de comenzar el invierno. También la sangre era considerada un activador poderoso para los talismanes, le daba fuerza a cualquier ritual.

Aún más rápido, el Galdr

Se escuchan cosas más oscuras del Galdr. Los cantos vikingos eran usados para infundir miedo en la batalla y vencer al enemigo, pero el Galdr no era más que un tipo de magia ritual, diferente al Seidr (chamánico), pero sí estaban conectados entre sí. Compartían runas y practicantes.

Era un tipo de encantamiento oral, se entonaba el sonido concordante con la runa en cuestión y con ese sonido se podía hipnotizar a humanos y animales, curar heridas, controlar elementos de la naturaleza, pedir ayuda a los dioses y consagrar talismanes.

Los cantos no eran más que la recitación de runas (con una entonación específica, grave, fuerte). Cada una de ellas tenía un poder especial que se podía potenciar si se ponía una junto a otra o si se las fusionaba para crear un nuevo símbolo. Así como funcionaban para hacer talismanes y sigilos escritos, debía tener la misma lógica para usarlas en encantamientos orales.

Los cantos muchas veces iban acompañados de acciones simbólicas ritualistas y en ocasiones, con objetos sagrados y ofrendas.

El Futhark, las runas

Son un tema que da para explayarse largo y tendido digno de un libro completo (que ya está en proceso), pero no va a ser el caso. Este apartado es una breve sinopsis.

Si ya se tiene algún conocimiento básico, se sabe que las runas fueron canalizadas por el dios Odín, y éste pagó un alto precio por ellas. Se ató al yggdrasil y dio uno de sus ojos a cambio de tal conocimiento.

El Futhark que hoy se conoce tiene 25 símbolos, pero ha mutado según el tiempo y la geografía. En su momento fue el alfabeto con el que se comunicaban los vikingos y también los usaban en el Galdr, como amuletos en las espadas y barcos, como talismanes perecederos y para ver el futuro.

Las runas ayudaban a las völvas a hacer sus predicciones, con ellas podían entender cómo habían sido las cosas hasta el momento presente y cómo podían llegar a ser en un futuro. Pero para los vikingos, pocas predicciones eran inmutables, y la predicción de las runas los ayudaban a saber qué tenían que hacer para poner las fuerzas del mundo a su favor.

El Völuspá y el Ragnarök

El Völuspá es un poema dentro de La Edda Mayor, un cuerpo de literatura poética anónima que se reunió a lo largo de de los siglos VIII hasta el XI d.C, pero que se recopilaron en el siglo XIII. Es la mayor fuente de conocimiento que existe actualmente sobre los mitos y leyendas nórdicos.

Völuspá significa “profecía de la völva” y en este poema de sesenta y seis estrofas, se cuenta como Odín levanta de su tumba a una völva, ansioso de conocimiento. Él pide saber del pasado y la profetisa le cuenta la historia de la creación de los dioses y sus batallas más importantes, pero en cierta parte, le pregunta si quiere saber más y le habla del Ragnarök.

El Ragnarök es el fin de los dioses. Toda cultura ha tenido en su conciencia colectiva la idea de la muerte del mundo conocido. Si se toma a las völvas como místicas reales capaces de ver el pasado y el futuro, se puede entender de qué va Völuspá. Con metáforas intrincadas, probablemente producto de la distorsión que genera viajar en la cuarta dimensión, la völva predijo el final de la cultura vikinga:

(...) va a romper la cadena, va a soltarse la fiera;
mucho sé yo, más lejos yo veo:
El destino final de los fuertes Æsir.

Los Æsir son la familia de los dioses principales. Las metáforas en todo Völuspá se refieren a mitos y figuras que formaban parte de las leyendas, pero si se pone en la postura de que las völvas eran mujeres que veían el futuro en base a su cosmovisión actual, quizás solo estaba usando figuras conocidas para explicar algo para lo que en ese entonces no tenía palabras.

No se sabe cuándo fue escrito este poema, entonces no se puede afirmar o descartar que la völva en cuestión desconociera el cristianismo y su proliferación, pero es muy probable que no les haya parecido probable una colonización en ese entonces.

“Va a romper la cadena, va a soltarse la fiera” pudo ser una forma de interpretar a “la fiera” como al cristianismo, y que este se iba a salir de su zona, que se expandiría hasta llegar a Escandinavia y que acabaría con el culto a los antiguos dioses. “Mucho sé yo, más lejos yo veo: el destino final de los fuertes Æsir”.

¿Qué pasó con las völvas?

La expansión del cristianismo en Escandinavia, que finalizó entre el 1050 y el 1100 significó la desaparición de las völvas, no tanto por una persecución explícita (aunque bien se sabe que hubo persecución a la herejía, sobre todo si era femenina) sino que se debió sobre todo al desplazamiento de su cultura y costumbres.

Sus prácticas fueron consideradas profanas, impuras y puestas en ridículo como supersticiones. Además, en la estructura patriarcal cristiana no había lugar para mujeres con poder.

Aunque la figura de la völva como mujer respetada dejó de ser de importancia para decisiones políticas y comunales, aún la tradición sigue viva en el ocultismo y circula por todo el mundo.