El voto en democracia, tal y como lo conocemos hoy en día (libre, universal y secreto), comenzó en la Antigua Grecia, con el concepto de “un voto, un ciudadano”. No obstante, en ese entonces no era “democrático”, era restringido: privilegiado para los ciudadanos atenienses varones, mayores de edad y no esclavos, por lo que la mayoría de población ateniense de ese entonces no tenía el derecho a participar en las decisiones políticas de la República, es decir, a votar.

Algo similar ocurría en la Antigua Roma: solo los “ciudadanos romanos” que participaban en Asambleas Romanas tenían derecho a votar. Y como sucedía en Grecia, los “ciudadanos” que tenían derecho a votar solo podían ser varones, mayores de edad y de “clase alta”. Ergo, el voto estaba reservado solo para la élite romana, al igual que el Senado Romano.

El concepto moderno de voto, donde los electores elijen a los miembros del gobierno que los representará (presidente o primer ministro, diputados o congresistas y otros cargos públicos y representantes), nació en Estados Unidos, con la Constitución de 1787. Pero el derecho al voto no era Universal, era censitario: solo podían votar los ciudadanos que cumplían con ciertos requisitos de propiedad y riqueza y dependía de leyes estatales, así como de la pertenencia a una religión específica. Al igual que en la antigua Grecia y la antigua Roma, en Estados Unidos se excluía a la mayoría de la población: mujeres, personas afroamericanas (tanto libres como esclavizadas), pueblos indígenas y hombres sin propiedades.

El cambio empezó en Francia luego de la Revolución Francesa, cuando el voto dio un paso importante hacia adelante con la aprobación de la Nueva Constitución de Francia (Constitución del Año I), donde se consagra el Principio del Sufragio Universal Masculino. No obstante, las mujeres seguían siendo discriminadas e invisibilizadas como ciudadanas con derecho a votar.

Nueva Zelanda fue el primer país en aprobar el sufragio femenino sin restricciones en 1893, pero aún así, las mujeres no tenían el derecho a ser elegidas para un cargo político en el gobierno. Eso ocurrió hasta 1902 en Australia del Sur, cuando a las mujeres se les permitió postularse a elecciones para el parlamento. Sin embargo, no fue hasta 1907 en Finlandia que, por primera vez, se eligieron a 19 mujeres en unas elecciones parlamentarias.

La argentina Isabel Perón, en 1974, fue la primera mujer en asumir la presidencia de un país, aunque lo hizo por sucesión presidencial tras el fallecimiento de su esposo, Juan Domingo Perón, que era el presidente en ejercicio. La islandesa Vigdís Finnbogadóttir fue la primera mujer en ser elegida democráticamente presidenta de la república, en 1980.

¿Por qué les cuento todo esto? Para comprender el largo y tortuoso camino que llevó al “pueblo” a revelarse contra el dominio y la opresión de la monarquía hasta derrocarla y, posteriormente, también con dolor y sufrimiento, conseguir derechos y libertades políticas y civiles para todos los ciudadanos, indistintamente de su género, raza, religión o condición social, hasta finalmente lograr instaurar en la Nación una cultura ciudadana múltiple y pluralista, de respeto y apoyo a principios democráticos elevados, cimentados en los “Cuatro Pilares de las Democracia Plenas”, a saber:

  • Un proceso electoral donde se realizan elecciones libres y justas, con alternancia de poder y pluralismo político. Yo además agregaría vigilancia y verificación internacional.

  • Un estado de derecho con igualdad y respeto ante la ley, respeto a las minorías e igualdad ante la ley. Yo añadiría también respeto al debido proceso.

  • Derechos y libertades civiles, lo que incluye derechos humanos, derechos civiles, libertad de prensa, comunicación y expresión. Y, actualmente, medios de comunicación libres.

  • Participación de la ciudadanía en la política local y en la política del Estado: cuando se ejerce de forma activa, se le llama “Democracia Participativa”.

  • Y hay un quinto pilar o bastión que complementa y refuerza a los anteriores: un gobierno eficaz y funcional. Eso implica separación de poderes, rendición de cuentas y formulación de políticas en pro de la nación y la ciudadanía.

Actualmente, estos pilares se ven amenazados por un fenómeno político-social que ha cobrado relevancia mundial con la llegada del Siglo XXI.

El concepto revolucionario básico y primordial de “del pueblo, para el pueblo y por el pueblo” que dio origen a las democracias modernas, por alguna extraña razón social o política (quizás psicológica o cognitiva), se ha transformado en las mentes y el pensamiento de muchos electores modernos en diversos países democráticos en: “del soberano, para el soberano y por el soberano”.

Lo extraño, lo ilógico y lo incomprensible es que, en su razonamiento, “el soberano” ya no es “el pueblo”, sino “quien gobierna” la Nación o la República.

Mas extraño aún es que ya no se ve a la figura del presidente o el primer ministro como el representante de la Nación o el jefe de Estado, sino como el “líder del pueblo” que llevará a la Nación a “revivir sus glorias pasadas”. Con eso me refiero a revivir los “tiempos de la conquista”, en los cuales el líder de la Nación autorizaba a invadir, someter y subyugar a los pueblos nativos para “anexar” sus territorios a la República y hacerse con sus recursos naturales para poder explotarlos. Pero también, y muy tristemente, aculturizarlos, obligándolos a abandonar y renunciar a su cultura, su religión y sus tradiciones, para reemplazarlos por los de la Nación que los conquistó y a someterse al orden político y social de su Gobierno, casi siempre mediante el uso de la fuerza bruta y la aniquilación, en una guerra en desigualdad de condiciones, poder y armamento.

Hoy día, los gobernantes “democráticos” no utilizan la fuerza bruta (bueno, no siempre: recordemos el caso de Benjamín Netanyahu, primer ministro de Israel, con el asedio y la destrucción casi total de la Franja de Gaza, con la muerte de más de 68000 civiles gazatíes).

Ahora, los gobernantes “democráticos” utilizan el engaño, la mentira y la desinformación. ¿Cómo? mediante la “ciencia del engaño”. En términos psicológicos, hablamos de los sesgos cognitivos1. En términos sociales, hablamos del “peligro de la involución cultural”2. En términos psicosociales, el demagogo político utiliza las falacias “ad”3.

En resumidas cuentas, los gobernantes utilizan medios de comunicación sesgados a favor del gobierno y la figura del presidente o jefe de Estado para publicar noticias y difundir información falsa o no comprobada, y las redes sociales para “viralizar” memes de internet que ridiculizan o descalifican a los adversarios políticos y a quienes critican o contradicen al presidente o jefe de Estado, desmintiendo las noticias falsas o “fake news” generadas y difundidas por el jefe de Estado o desde el gobierno de la República, o mediante el uso de “troles políticos” pagados y fanáticos del presidente y su gobierno en las redes sociales.

Esa exposición continua y prolongada a la desinformación generada y difundida masivamente desde medios de comunicación y redes sociales provoca un fenómeno que se conoce como “efecto de ilusión de verdad” o “verdad ilusoria” que, con el tiempo, genera otro que se llama “sesgo de confirmación”.

En otras palabras, la gente deja de creer en lo que es cierto y empieza a creer lo en lo es falso, hasta que se convence de que lo falso es lo verdadero, lo real. Esto es un grave, gravísimo problema para la democracia, ocasionando que, a la hora de votar, los indecisos, los no críticos y las personas de baja escolaridad o nivel social y dependientes de las “ayudas” del Estado crean, valoren y “den por ciertas” esas “falsas verdades”, permitiendo que políticos populistas y malintencionados, pero con mucha labia y carisma para convencer, terminen siendo presidentes o jefes de Estado.

Notas

1 Reinhardt Acuña Torres. Sesgos cognitivos que nos llevan al extremismo. ¿Cómo funcionan y por qué ocurren especialmente en lo político e ideológico?. 18 de agosto de 2023, Meer.
2 Reinhardt Acuña Torres. Lo que se esconde detrás de la ciencia de los memes. ¿Peligro de involución cultural? 18 de mayo de 2023, Meer.
3 Reinhardt Acuña Torres. Falacias "ad": la herramienta del demagogo político. Un llamado a estar atentos y saber cómo engañan al pueblo y les hacen creer sus mentiras. 18 de agosto de 2024, Meer.