El mandatario argentino intensifica día a día sus violentos ataques al periodismo en general y a varios periodistas en particular, no sólo coartando la libertad de prensa, sino censurando a quienes muestran la realidad que oculta mintiendo sistemáticamente.
Desde que Javier Milei, ex panelista de televisión y autoproclamado ‘mejor economista del mundo’, que habla con su perro muerto como si vivera (a quien clonó por cuatro), convertido al judaísmo tras haber estado un mes encerrado, tras ganas las elecciones, en un hotel de un importante empresario judío, socio de su hermana y secretaria de Presidencia y ex hacedora de tortas (pasteles) por Instagram, el de los vituperios a todo lo que huela a izquierda, de muy feos modos, que odia las papas fritas al punto que puede darle un brote psicótico si las ve, y otros insólitos detalles, se convirtió en presidente de la Argentina, la libertad de prensa en el país cayó como buzo en pedo desde un acantilado.
Todo lo que pasa en Argentina desde que asumió Miel raya en una amorfo surrealismo pesadillesco, ya que todo lo que su Gobierno declara choca contra la realidad, porque donde dice “vamos muy bien”, nunca nos fue tan mal; donde afirma que el país será “potencia mundial” las cifras indican que esta Nación se codea con las peores del mundo; donde insiste que “la inflación y la pobreza bajaron”, la gente cada vez le alcanza menos para comprar porque con su sueldo no llega a fin de mes, con cada vez más gente viviendo en la calle, comiendo en comedores solidarios, dejando sus departamentos que no pueden alquilar tras haber derogado la ley de alquileres, permitiendo que los propietarios hayan subido más del doble de la inflación, casi por tres, el precios de las viviendas.
Y ni se diga el grave tema del ataque sistemático a medios y periodistas que no comulgan con sus políticas.
Miente y miente que algo quedará
Y en esta locura absoluta que se volvió la Argentina, en sólo año y medio –lo mismo que hizo Mauricio Macri en su gobierno, pero a velocidad luz– está el ataque sistemático y muchas veces delirante del presidente, sus funcionarios y su ejército de trols, y que acelera día a día, al periodismo. Ése que señala todo lo que está mal –que es todo, valga la redundancia–, y que no está dispuesto a leer el guion que quieren imponerle y que los periodismo amigos recitan en esa sarta indigerible de fake news infinita, bajando línea desde la Casa Rosada –¿o será Casa Morada por el odio que desde ahí se destila?– mintiendo de tal forma que sus narices llegarían al infinito y más allá, so pena de Pinocho.
Según un informe de Reporteros Sin Fronteras, desde la asunción de Milei, Argentina cayó 47 puestos en su Clasificación Mundial de la libertad de Prensa, quedando en la posición 87, ahora casi en el mismo nivel que Malasia, Nepal o Grecia.
¿Tendrá esto que ver con lo que el admirador de Trump y Netanyahu declaró sobre que “la gente no odia suficientemente a los periodistas” (sic)? No… quizás… sin duda.
“La presión financiera lleva a algunos medios de comunicación a ponerse al servicio de intereses políticos o comerciales, mientras que otros, por falta de recuerdos, se contentan con difundir comunicados oficiales. En entornos hostiles la autocensura se convierte en un reflejo de supervivencia”, detalla el informe, que además añade: “En Argentina el presidente ha estigmatizado a los periodistas, desmantelado los medios públicos (nota: como la histórica agencia de noticias Télam, ejemplo de periodismo profesional a nivel mundial) y utilizado la publicidad estatal como arma política, y el país se ha desplomado 47 posiciones en dos años”.
RSF insiste diciendo que “la alta concentración, la polarización, la ausencia de políticas públicas para garantizar la pluralidad, así como la precarización del ejercicio del periodismo constituyen las principales amenazas a la libertad de prensa en Argentina”.
Cabe mencionar que Brasil, principal socio comercial de la Argentina, con un Gobierno que está en las antípodas del argentino, subió 47 puestos desde la asunción desde que Luis Ignacio “Lula” Da Silva retomó la presidencia, dejando atrás lo que la había llevado a retroceder con el golpista Jair Bolsonaro, otro seudoamigacho de Milei y Mr. Trump.
Amnistía Internacional también señala
La organización no gubernamental Amnistía Internacional también advirtió a través de un informe sobre los retrocesos en derechos humanos y libertad de prensa, titulándolo “12 meses de gobierno, 12 derechos perdidos”, donde indica que en 2024 en Argentina “se revirtieron conquistas fundamentales en materia de justicia social, libertades civiles y garantías individuales”, palabras de la directora ejecutiva del organismo, Mariela Belski, calificando el proceso como “efecto Trump”.
Y entre los principales aspectos que se denuncian están:
La persecución y confrontación violenta frente al diseño. El miedo, las noticias falsas y la desinformación muestra una poderosa estrategia de adoctrinamiento y censura.
Ataques a la libertad de expresión y al acceso a la información, donde prima la discrecionalidad y la opacidad frente a la rendición de cuentas.
La represión del derecho a la protesta pacífica como política del Estado y uso excesivo de la fuerza en manifestaciones sociales, amparado por el llamado protocolo Anti-Piquetes –es decir: anti protestas o cortes de calles.
Sobre esto último, está a la vista que durante las últimas represiones llevada a cabo por el gobierno de Milei, potenciadas sin pudor alguno por principal su brazo represor, la ministra de Seguridad y ‘pacifista’ Patricia Bullrich, ex candidata presidencial y rival del libertario –a quien el presidente en campaña señaló como “tiradora de bomba en jardines de infantes’ cuando militó en el la guerrilla montonera en los 70– , los ataques adrede contra la prensa se intensificaron para provocarle miedo y pretender acallarla.
Estos ataques de la diestra política, y de manera siniestra llevados a cabo por sus cada vez más grandes e impiadosas fuerzas antimotines, atacando directamente a los periodistas que cubren las protestas, son cada vez más evidentes y deliberados. Como sucedió con el fotógrafo Pablo Grillo, quien recibió un impacto de cartucho de gas lacrimógeno directo a la cabeza por parte de un gendarme -ya identificado- en una protesta cerca del Congreso, quien incumplió el protocolo de cómo tirar, haciéndolo en línea recta en lugar de a 45 grados, provocando una herida en la cabeza que casi mata al fotoperiodista, salvando la vida de milagro luego de varios meses internado, pero dejándole secuelas irreversibles.
“Lo que vemos en Argentina no es un hecho aislado: es parte de una tendencia global que busca silenciar voces críticas, desmantelar políticas de protección y reprimir la expresión pacífica. En nuestro país, este retroceso se ha dado de manera acelerada y deliberada”, concluye Belski.
Escupiendo blasfemias y mentiras sinfín
Una de las características de Javier Milei, realmente lamentable y tristes –lo de ‘triste’ no es por la persona en sí, que es impresentable en cualquier contexto y/o circunstancia, sino porque a esta altura de la historia, con todo lo visto y lo aprendido, haya llegado un tipo de estas características al poder en la Argentina–, son su exabruptos e insultos a grito peluca contra todo lo que no le gusta, no piensa –u opina– como él o lo contradice.
El presidente de la Argentina, según un estudio publicado por la consultora Ad Hoc, es el argentino no troll que más agravios ha proferido en la red social X (ex Twitter) entre principios de 2023 y junio de 2025, con 1589 insultos. Estos se intensificaron durante la campaña presidencial, y se exacerbaron aún más tras el escándalo del fraude de la criptomoneda $Libra, que lo tiene a él y a su hermana como uno de sus principales organizadores y cada vez más comprometidos en la Justicia (sobre todo la de Estados Unidos porque la de Argentina, siempre del lado del poder hegemónico, avanza en cámara híperlenta), lo que lo coloca como uno de los usuarios de redes sociales más provocadores y violentos de ese universo digital.
Y el periodismo no amigo y ciertos periodistas en particular –es decir, los que no repiten como loro lo que él quiere que repitan–, son uno de sus objetivos predilectos a insultar. Entre los epítetos vertidos a quienes a quien forman parte de una prensa libre, realmente independiente y crítica, ilustradora de una realidad que es insostenible, como si su boca fuera un sulfúrico manantial de groserías sinfín, tanto en redes sociales, en actos y eventos públicos y entrevistas de TV y streaming, podemos acá señalar los siguientes:
“Ensobardos”: dícese aquellos periodistas que cobran para que decir lo que dicen, el pequeño gran detalle que serían –y lo dejamos en potencial– justo sus periodistas amigos los que recibirían sobres por debajo de la mesa.
“Corruptos”: lo mismo que en la anterior señalización.
“Delincuentes de micrófono”: esto es que la libertad de prensa sería una especie de medios que conforman una organización delictiva, y ni se diga cuando lo que dicen a través de él son datos duros e irrefutables.
“Mandriles mentirosos”: esta figura significa que son personas que mienten -obvio- y que tendrían su sistema rectal violentado metafóricamente por el presidente, a través de sus formas, políticas y dichos, y de el hecho que es presidente, por lo que puede llevar cabo todo el desastre que ha hecho.
“Parásitos mentales”: uno de los videos publicados hecho con IA por Milei o gente cercana, es el que afirma que quienes no piensan como ellos fueron inoculados por un virus (el virus ‘Kuka’, por kirchnerismo) que les hace ser como si fueran zombis de una ideología (de izquierda), y que para él una enfermedad.
“Hijos de puta”: ¿es necesario aclarar este agravio?
“Soretes”: esto sería lisa y llanamente un pedazo de materia fecal.
Y se pueden agregar “basuras”, “operadores”, “pelotudos”, “mierdas”, “imbéciles”, “difamadores”, “extorsionadores”, “calumniadores”, “mentirosoas/as seriales; “burros”, “ratas”, “kukas inmundios” y más insultos, que se suman a los 1.050 (2,5 por día) insultos a periodistas y economistas críticos –columnistas– escupidos por Milei desde la asunción en diciembre hasta junio de 2025. Por lo que habría que sumarle todos lo que ha proferido estos meses, cuando la crisis argentina –absolutamente diseñada para beneficiar a unos pocos– arrecia, y que si no ha estallado por los aires es gracias al FMI y a Estados Unidos, tan buenos, que por espurios intereses siguen prestándole dinero –como a nadie en el mundo, locura total– para que no se vaya al diablo todo, aunque igualmente se irá.
Dime cómo opinas y verás como te ataco
Más allá del embate contra el periodismo en general, Milei apunta con mirada distópica contra nombres propios del periodismo, que podrías llamar no oficialistas o verdaderamente libres e independientes. Son periodistas con empatía y sensibilidad pero también críticos y lúcidos sobre un país donde sube la pobreza, se destruye la industria, el desarrollo tecnológico se detiene, se miente sin recato sobre la data de inflación, se pisa el valor del dólar artificialmente –con los dólares que le presta el FMI y demás organismo internacionales–, se desfinancia la educación, la salud, la cultura, y donde todo depende de la ruleta financiera, y de que los pocos ricos se vuelvan insultantemente más ricos.
Y son precisamente esos miembros de esa prensa quienes dan a conocer lo que está realmente pasando –mientras los medios amigos lo ocultan con cinismo inaudito, manipulando la realidad grotescamente– con un Gobierno que cerró la principal agencia de noticias (Télam) y otros organismos públicos de comunicación. Y son a los que el libertario clonazepánico y sus huestes señalan, no sólo con insultos sistemáticos, sino denunciándolos penalmente ante la Justicia; denuncias que, hay que decir, en la mayoría de los casos han sido rechazadas, pero que no dejan de ir contra la libertad de expresión.
Es vital señalar, y que todo el mundo lo sepa, que Amnistía Internacional (AI) informó que cerca de 30 periodistas fueron hostigados en redes sociales desde diciembre de 2023, incluyendo insultos del presidente, calificándolo como “mentirosos”, “idiotas”, “despreciables”, etc., por lo que el organismo internacional presentó informes ante la CIDH alertando sobre censura, amenazas y obstáculos institucionales.
En el mismo sentido, Human Rights Watxch (HRW), en su Informe Mundial 2025, denunció la “retórica hostil contra periodistas” por parte del gobierno y documentó un protocolo de represión que causó lesiones a decenas, incluidos 50 periodistas heridos, además de criminalización de manifestantes.
Mientras que el Foro de Periodismo Argentino (FOPEA), que no es un espacio que se precie de ser muy de izquierda o progresista, aunque tenga algunos periodistas afiliados que lo son, registró entre 173 y 179 ataques contra la prenda durante 2024, un aumento del 53% respecto a 2023 y 103% más comparada con 2022. Y además el 52% de esos ataques provinieron del poder político, incluidos funcionarios y el propio presidente.
Acá un listado a detalle de algunos y algunas periodistas que han sido víctimas y blanco constante de los ataques violentos, buscando callarlos, meterles miedo y censurarlos, y así coartar su libertad de expresión, y que el presidente argentino Javier Milei ha llevado a cabo en poco más de año y medio como Ejecutivo del país en vía de disolución de seguir así, por que una desilusión, para muchos incluidos varios que lo votaron ya lo es:
Ari Lijalad
El periodista de El Destape, uno de los portales y radios más críticos e informados del país, fue denunciado por Milei por calumnias e injurias tras afirmar en una columna que su discurso era Nazi, pero un juez federal desestimó a la causa, aunque el presidente apeló.
Carlos Pagni
Uno de los periodistas que escribe desde hace más tiempo en el diario más longevo de la Argentina, La Nación, fue denunciado por el presidente por calumnias e injurias, además de que lo atacó por X calificándolo como “basura”, “empobrecedor” y “marioneta”.
Roberto Navarro
El dueño y periodista de El Destape, de los que más injurias y hostigamiento ha recibido en redes sociales por trolls libertarios a lo que Milei replica y da “me gusta”, fue atacado por dos hombres en un hotel y terminó en el hospital, en un claro mensaje mafioso.
María O´Donnell
Atacada por Milei por dar una información errónea que luego rectificó y pidió disculpas, y que fue señalada por el Ejecutivo por asistir a la Copa América. AI condenó estos ataques calificándolos como “asesinato de reputación” y buscando censurar a los medios.
Julia Mengolini
Tras una declaración suya, el sistema de trols no ha dejado de amenazar e insultos a la conocida periodista feminista. Y se hizo un video falso con IA donde tenía relaciones con su hermano que replicó muchas veces Milei. Varios han sido denunciados por esto.
Ernesto Tenembaum
Crítico de Milei, tanto como lo fue del kirchnerismo, este periodista fue señalado por el presidente, al decir que era un “defensor de pedófilos”, mientras que el autor de un libro sobre el libertario dijo que “todos los argumentos de Milei son débiles y desequilibrados”.
Viviana Canosa
La periodista fue muy cercana a Milei antes de ser presidente, casi una ‘amiga’, que afirmó este año que le ofrecieron ser su consorte oficial, su vicepresidente o ministra. Hoy es una férrea crítica, lo que le valió ser denunciada penalmente por injurias y calumnias.
Nico Lantos
Ha sido agredido y amenazado, como prácticamente todos los periodistas que no siguen el guion que Mile pretende imponer a fuerza de mentiras y amenazas, y siendo denunciado penalmente por él por cosas dichas en uno de sus programas de radios y streaming.
La lista es aún más grande. Mientras tanto, en agosto de 20025, durante unas votaciones en el Congreso, donde el oficialismo perdió 12 a 0, tirando abajo cinco DNU de Milei y dando media sanción a leyes contra el desfinanciamiento universitario, y a favor de una emergencia para personas con discapacidad y ratificando la Comisión que investigará el caso Libra, entre otras cosas más, varios periodistas fueron reprimidos con chorros de agua y balas de plástico, directamente, ya no siquiera a los manifestantes. Esto también ocurrió una semana antes en la manifestación de todos los miércoles de los jubilados.
Esta es la Argentina de hoy; un país que cada día que pasa se parece más a los tiempos más oscuros que vivió en su historia, incluidas varias dictaduras. Sin embargo, aunque Milei haya cerrado Télam y esté vaciando medios como la TV Pública y Radio Nacional; aunque dibuje las cifras sobre la inflación y pobreza que no se las cree ni un niño de dos años; aunque siga gobernado con políticas que sólo favorecen a los ricos descaradamente; aunque pretenda arrasar la industria la ciencia y la cultura; y aunque insista con su grotesco acting violento y delirante contra medios y periodistas que lo señalan, tarde o temprano, verá cómo el mundo, más allá de sus aliados acá nombrados, sabrá lo que está realmente pasando acá. Y verá también, cómo, a través de las urnas, el noble pueblo argentino, aunque también se equivoque, cambiará una vez más el rumbo de su historia.