Aunque la mayoría de los autores hablen de esas figuras centrales en el arte, ocupando posiciones elevadas y rodeadas de un séquito en los sellos e imágenes de Creta en el segundo milenio antes de Cristo como sacerdotisas (Graeber) o diosas veneradas por los gobernantes de turno, los antropólogos David Graeber y David Wengrow no coincidieron. Según ellos en el El amanecer de todo, las sacerdotisas pudieron ser las líderes de un gobierno en forma colegiada en la Creta palacial que admiramos entre los descubrimientos señeros de los siglos XIX y XX.

Si bien los mismos Graeber y Wendrow plantearon la distinción de esas figuras femeninas en posiciones centrales y como foco de atención, que contrastan con las representaciones que otras culturas hacen de la mujer, en las culturas antiguas no les confieren ese estatus prominente a las mujeres, sino a los hombres. Tanto es así que en Egipto solo el faraón es quien rinde culto a los dioses acompañado por las mujeres de su séquito, y las diosas son la contrapartida masculina de actividades propiamente hogareñas y femeninas: Isis, es solo el trono, no la ocupante de él. Así que la conclusión de los antropólogos británicos, que en primer momento parece oponerse a las narrativas tradicionales acerca del estado antiguo y de sus protagonistas, termina por refutar la idea de que la Creta estudiada por Arthur Evans era siquiera un estado.

En cambio, la mayoría de los autores comparan esas imágenes a las diosas femeninas a las que se le rendía culto agrario desde el paleolítico: diosas de la tierra, de la fertilidad, como meras acompañantes de los rituales de cacería o actividades masculinas. Y de nuevo el estado es un paso evolutivo dado por los hombres desde las tribus y bandas hacia un sistema en el que la centralización del poder en todas sus formas: económicas, religiosas, políticas, sociales, y la especialización de todas las actividades se organiza a través del uso de la coerción, o fuerza aceptada, o al menos tolerada por las mayorías, el monopolio de la violencia como fuente de legitimidad y convencimiento (pensando en la definición de estado en un clásico del sociólogo Max Weber).

Aunque sorprende que aparezca como prueba del cuestionamiento al origen y existencia de los estados en la antigüedad. Puesto que, en El amanecer de todo, la misma aparición de estas huellas del pasado que muestran a una cultura donde las murallas y la guerra no son la frontera que marca la existencia de un estado y su territorio, es usado para demostrar que no hubo tal cosa como un estado.

Otra prueba de que la Creta de Cnosos era un centro ritual o algo parecido conducido por mujeres se lo sugiere a los autores el comercio: los arqueólogos han revelado que existió un intercambio de bienes suntuarios de objetos y sustancias preferidas por las mujeres. Lo que seguro no quiere decir que no existieran intercambios de objetos para satisfacer las necesidades vitales.

Hasta aquí las prerrogativas de un poder terrenal femenino, solo como garantes de la estabilidad cultual y de las creencias, entonces, no era más que una sociedad asimilable a aquellas o de las jefaturas, donde hay una redistribución de los bienes, y en las que se disputan los bienes de prestigio, esos que identifican a los privilegiados como quienes poseen ciertos objetos que, en resumen, los otros no podían tener. Una marca de distinción evidentemente o las de los big man –grandes hombres– que también tenían un control sobre comunidades o territorios cercanos, pero, en este caso, serían big woman, no podemos decidir: ¿cuál de las opciones satisface la caracterización de David Graever y David Wendrow, cuando interpretaron que no había un ejército liderado por mujeres, al carecer de murallas, ni más sutilmente, al carecer las sacerdotisas del poder para organizar la vigilancia y control estatal?

Hacia 1900 a. C. una serie de terremotos sacuden la sociedad cretense conocida como minoica en referencia al rey Minos y esto conlleva a adaptaciones en la ocupación del espacio, abandonan unas zonas y se expanden hacia otras regiones. Para la autora que sigue a Marinatos y su libro la Religión minoica (Rybarczyk, p. 24) la causa ambiental es la que lleva a la adopción de un modelo administrativo de gobierno del Cercano Oriente con sus grandes palacios y centros de redistribución que estaban insertos dentro del laberíntico corazón de la ciudad de Cnosos y otros complejos excavados.

Lamentablemente, aquí el registro arqueológico solo no puede responder la interrogante de quienes gobernaban a Creta, ni cómo, lo que demuestra que la interdisciplinariedad o relación entre la historia con sus fuentes escritas y la arqueología es necesaria, al mismo tiempo que revela ciertas actitudes hacia el pasado, ¿se aceptaría que haya sido la mujer protagonista en el origen o la permanecía de estados antiguos sin descalificarlas por criterios patriarcales? La gran interrogante es cómo interpretamos el pasado desde esquemas ya establecidos, en los que sin notarlo y como también ha observado Ian Shaw en Egipto que está mejor documentado y en cambio, ciertas interpretaciones como las que han estudiado a Hatshepsut revelan que el estudio de estas reinas la delineó como pacifista, sin grandes logros en la arena militar, y controlada por un hombre.

El egiptólogo Gardiner en 1961 escribió: “No se puede imaginar por otro lado, que incluso una mujer de un carácter tan viril haya alcanzado el pináculo de su poder sin el apoyo masculino” (Shaw, p. 91). Aunque las tumbas de Tebas mostraban la lealtad de sus generales, uno, y lo subrayo, se destacaba, el posible amante. Sí, esta es la visión general en periodos donde la escritura puede aportar otras fuentes sobre las relaciones internas, económicas o externas y las guerras; entonces, cómo no entrever que hay mucho que debatir sobre la actuación de las mujeres en Creta. Y los estereotipos que heredamos.

Notas

Graeber, David y David Wendrow. (s/f). “¿Por qué el estado no tiene origen?”. En: El amanecer de todo. Una nueva historia de la humanidad. Ediciones Ariel.
Rybarczyk, Elizabeth. (2023). Demythologizing Homer: Investigating Religion in Minoan Crete. Student Research Submissions, 520. University of Mary Washington Eagle Scholar.
Shaw, Ian. (2004). Ancient Egypt: A very short introduction. New York, Oxford University Press.