Al general Francisco Aguado Sánchez, en el recuerdo de su amistad, y a mi padre guardia civil de segunda clase.

Muchos son los historiadores y escritores que han investigado y escrito sobre la fundación de la Guardia Civil; el más destacado de todos ellos fue el general Aguado Sánchez, al que conocí personalmente en Aguadulce (Almería) en los años ochenta.

Exposición

Se sabe que un 20% de la población española tiene vínculos, directos o indirectos con el Cuerpo de la Guardia Civil desde su fundación, hace ahora 180 años, por dos Reales Decretos de 1844. Es decir, que el próximo 28 de marzo hemos de recordar este aniversario de la fundación de la Guardia Civil a mediados del siglo XIX durante el reinado y minoría de edad de la reina Isabel II de trece años; pero con la regencia de su madre María Cristina de Bordón-Dos Sicilias. La reina cumpliría los catorce años el 10 de octubre de este mismo año. El día de su cumpleaños un escuadrón de caballería e infantería de la Guardia Civil, recién fundada, realizó el primer servicio de escolta desde el Palacio Real al Congreso de los Diputados.

Una de las disquisiciones recurrentes alrededor de la Benemérita1 es la relativa a su fecha exacta de su fundación que unos investigadores atribuyen al Real Decreto de 28 de marzo de 1844 y otros al de 13 de mayo del mismo año.

Antecedentes históricos

Anterior a la fundación de Guardia Civil, la primera línea para controlar el orden público era encargada al Ejército, también existían los Migueletes, Miñones, Mozos de Escuadra, la Milicia Nacional (formada por voluntarios civiles en cada provincia), eran grupos de ciudadanos armados que actuaban contra la delincuencia que asolaba los campos y, para defender también orden constitucional desde 1812, estaban carentes de formación militar ni código de conducta. Sobre 1830 el famoso poeta del romanticismo José Espronceda formó parte en la Milicia Nacional de Madrid llegando a ser primer teniente de la Compañía de Cazadores, después pasaría a la Guardia Real. Dicha milicia de voluntarios había sido establecida por la Constitución de 1812, después fue abolida durante la Década Ominosa (1823-1833) por el rey Fernando VII. La propia Milicia se había convertido para el gobierno un problema más que una solución al orden público y lucha contra los delincuentes y bandidos que asolaban nuestros campos, bandoleros semejantes a la famosa serie televisiva de Curro Jiménez. El ministro Luis González Bravo dijo de la Milicia Nacional que era «un producto diabólico de unos malos tiempos». El 24 de julio de 1843, el general Serrano, entonces ministro de Guerra, ordenó el desarme de la Milicia por ser uno de los principales motivos del enfrentamiento entre el Partido Moderado y el Partido Progresista. El primero proponía su disolución y su sustitución por un Cuerpo profesional y, por el contrario, los segundos defendían su mantenimiento.

La actividad de la Milicia Nacional había sido febril durante los años de los gobiernos progresistas. Las diputaciones provin¬ciales procedieron a levantar fuerzas milicianas en 1842 para hacer frente al absolutismo carlista. El mismo año se crea en las Cortes una comisión de ley orgánica de la Milicia Nacional. El 23 de enero había sido nombrada, asimismo, una comisión para el estudio de la proposición de ley del diputado Faustino Rodrí¬guez sobre organización de la Milicia Nacional, que merece cier¬ta atención. Porque la exposición de motivos de esta proposición planteaba la ya perceptible pugna entre generales y Milicias en términos muy directos (López Garrido, D., 1982.61).

De hecho, durante el mentado Trienio Liberal había llegado a crearse el Resguardo Militar de Rentas, de efímera existencia. Asimismo, pasó posteriormente, con la formación, por real orden de 27 de febrero de 1825, de una columna especial de Infantería y Caballería del Ejército, para perseguir el contrabando y auxiliar al Resguardo de Hacienda, debido a los consumados fraudes y los irrisorios ingresos de impuestos.

Seguidamente se crea el Real Cuerpo de Carabineros, un cuerpo armado por Real Decreto de Fernando VII el 9 de marzo de 1829 organizado por el mariscal de campo José Ramón Rodil, en tiempos del ministro de Hacienda, Luis López Ballesteros. Pocos años después pasaría a denominarse Carabineros de la Real Hacienda dependiendo de la Dirección de Rentas Estancadas del Ministerio de Hacienda, y al depender de una autoridad civil entran en un estado de abandono y decadencia. En 1842 estaban totalmente desacreditados y era totalmente inoperante. Ese mismo año se encomienda al mariscal de campo Martín José de Iriarte la reorganización de los Carabineros del Reino, para sustituir a los de la Real Hacienda.

Pasaron muchos años disueltos, pero tras el triunfo de Revolución de 1868 que, por cierto, puso fin a la monarquía de Isabel II y dio inicio al Sexenio Democrático, volvieron a instaurarse, y también la Milicia Nacional restablecida con el nombre de Fuerza ciudadana de los voluntarios de la Libertad.

Acabada la guerra civil, y dado el papel que desempeñaron los Carabineros de adhesión a la Segunda República, despareció el Cuerpo, y sus miembros se integraron en la Guardia Civil por la Ley de 15 de marzo de 1940 promulgada por la dictadura franquista.

Decretos fundacionales de la Guardia Civil

La Guardia Civil es el hibrido (civil y militar) resultado del primer intento de crear un Cuerpo armado profesional de élite al servicio de la administración civil, pero de carácter militar, tal y como continúa actualmente. No dependía del entonces Ministerio de la Guerra, y por lo tanto no integrado en el Ejército de Tierra. El resultado es un Cuerpo Policial de estructura militar jerarquizada dependiente del Ministerio del Interior. Siempre ha sido leal al gobierno de la presidencia, aunque muchas veces sea difícil cumplir las órdenes equivocadas o injustas, o que no le gusten, haciendo realidad el verso de Calderón de la Barca «aquí la principal hazaña es obedecer/ y el modo cómo ha de ser/es ni pedir ni rehusar».

El 26 de enero de 1844, el Gobierno de González Bravo había publicado un Real Decreto anunciando la organización de un servicio de protección y seguridad pública a cargo del Ministerio de la Gobernación de la Península. Era una fuerza especial, destinada a proteger eficazmente a las personas y las propiedades. El citado decreto, poco preciso, dejaba en manos de los responsables políticos el empleo de la nueva Institución, más civil que militar. La iniciativa de enero se quedó únicamente en proyecto.

El Real Decreto de 28 de marzo de 1844, fue el decreto primigenio de la fundacional de la Guardia Civil el cual hacía referencia a un Cuerpo especial de infantería y caballería, con dependencia del Ministerio de la Gobernación y con «la denominación de Guardias Civiles» durante el gobierno de González Bravo, presidencia que pasaría al general Ramón María Narváez el 3-05-1844. En los albores de una monarquía constitucional, el gobierno estaba sentando las bases de un Estado moderno y necesitaba un cuerpo de seguridad pública de ámbito estatal, fuerte y profesional, que en esos momentos no tenía pese a sus importantes problemas de seguridad nacional.

Para el desarrollo del nuevo proyecto, sería comisionado el mariscal de campo Francisco Javier Girón y Ezpeleta (1803-1869), II duque de Ahumada y marqués de las Amarillas, por entonces ejercía el cargo de inspector general militar. El duque de Ahumada, con fecha 20 de abril, elaboró un informe en el que sugería significativos cambios en este Real Decreto y proponía una serie de importantes mejoras para reducir el gasto previsto, inicialmente. El resultado del informe sería la derogación de los decretos de 26 de enero y de 28 de marzo.

Como he comentado, el general Narváez, sustituyó en la presidencia a Gonzales Bravo el 3 de mayo y, ante las objeciones del duque de Ahumada, promulgó un nuevo Real Decreto con fecha 13 de mayo 1844, considerado como el verdadero decreto fundacional de la Guardia Civil definido como «cuerpo especial de fuerza armada de Infantería y Caballería», con «la denominación de Guardias Civiles», este segundo Decreto normativo provocó la derogación inmediata de los anteriores, el de 26 de enero y el de 28 de marzo, que ni siquiera llegó a entrar en vigor, erigiéndose este último como auténtico texto fundacional.

Este Real Decreto estaba constituido por 25 artículos, decían los dos primeros:

1º La Guardia Civil depende del Ministerio de la Guerra por lo concerniente a su organización, personal, disciplina, material y percibo de sus haberes y del Ministerio de la Gobernación por lo relativo a su servicio peculiar y movimientos.

2º Concluida la primera organización para la debida centralización del Cuerpo se establecerá en Madrid una Inspección a cargo de un General, con quien se entenderán los jefes de los Tercios en lo relativo a su organización, personal, disciplina y material. La Inspección lo hará con el Ministerio de la Guerra y Gobernación en la parte que a cada uno competa.

Las discrepancias entre ambas composiciones radican, principalmente, en la naturaleza de un cuerpo militar a constituir, independiente del Ministerio de la Guerra, pero con una estructura jerárquica militar interna, conforme a las disposiciones legislativas bajo la autoridad del II duque de Ahumada y marqués de las Amarillas, quien actuó como primer organizador.

Mientras que, en el primer texto señalado se destaca especialmente su carácter civil, expresando que «ninguna de las fuerzas existentes puede suplir la ausencia de un cuerpo civil», en el segundo, se establece en su primer artículo que «La Guardia Civil está sujeta al Ministerio de la Guerra en lo que respecta a su organización, personal, disciplina, material y remuneración, y al Ministerio de la Gobernación en lo referente a su servicio particular y movimientos». Resulta evidente concluir que la Guardia Civil se desarrolló conforme a las disposiciones del Real Decreto de 13 de mayo, aunque su denominación, tal como la conocemos desde entonces, se estableció en el decreto del 28 de marzo.

II duque de Ahumada. Composición inicial

El 15 de abril de 1844 cesa el duque de Ahumada en su cometido de inspector militar general, al ser designado por González Bravo, como director general de la Guardia Civil, continuando en el mismo puesto, meses después, con Narváez. Ahumada legó al nuevo Cuerpo un código de conducta, tipo samurái, basado en el honor, a modo de reglamento deontológico llamada La Cartilla del Guardia Civil, aprobada el 20 de diciembre de 1845, que todos sus miembros debían saberse de memoria. El duque de Ahumada era un militar de los tipificados como ordenancistas y persona dotada de una extraordinaria capacidad de trabajo y meticulosidad, que se dedicó en cuerpo y alma a la tarea de formar a sus hombres en los conceptos de honor, disciplina, rígida instrucción, entrega al servicio con subordinación al poder civil y judicial establecido, con organización militar. La idea era ayudar y defender a la población civil y a las propiedades de asesinos, bandolerismo y ladrones, de ahí su nombre de Civil, como sigue siendo actualmente, un Cuerpo militar con funciones de policía, rural, seguridad de aeropuertos y fronteras tanto terrestres como marítimas.

Sus destacadas cualidades han dejado una marca indeleble en las interpretaciones de su constitución y formación a lo largo de estos 180 años de historia de la Guardia Civil. Algunos historiadores sostienen que la institución no habría perdurado tantos años si se hubiera limitado simplemente al Real Decreto del 28 de marzo. Esto se debe a su marcada dependencia de las autoridades civiles y a un servicio único que asegurara una coherente organización, sus muchas especialidades lo hacen hoy imprescindibles. Lo cierto es que la Guardia Civil nació con una marcada vocación militar, característica que ha mantenido durante su existencia. Sin embargo, el transcurso del tiempo ha traído consigo cambios significativos como el ingreso de la mujer, en una sociedad plural y diferente a la que cuando se fundó.

Inicialmente, este nuevo Cuerpo se compuso de 14 Tercios, 9 Compañías de caballería y 34 de infantería, con 14 jefes, 232 oficiales y 5,769 guardias. Los Tercios es un término de gran tradición y prestigio en la historia militar española como los llamados Tercios de Italia y de Flandes, pues hace referencia a las unidades selectas del Ejército en la época de los Austrias.

En la actualidad, la Guardia Civil, compuesta por hombres y mujeres, está desplegada en todo el territorio nacional, cuenta con más de 2,000 Puestos (exceptuando Vascongadas y Cataluña que los ejerce las policías autonómicas, desde 1982 y 1994, respectivamente) con un número que supera los 80,000 efectivos, dedicados a proteger el libre ejercicio de los derechos y garantizar la seguridad ciudadana. Sin embargo, controla todas las competencias exclusivas del Estado, con eficacia en todo el territorio nacional como las Intervenciones de Armas y Explosivos; fronteras; la seguridad de los aeropuertos y las aguas territoriales marítimas hasta 12 millas náuticas.

Durante los diez años de su mandato, el duque de Ahumada creó la Compañía de Guardias Jóvenes para acoger y formar a los huérfanos del Cuerpo a semejanza de sus padres. Esta sensibilidad por los huérfanos le venía al duque por ser padre de catorce hijos, fruto de su matrimonio con su esposa doña Nicolasa Aragón y Arias de Saavedra a quien amaba profundamente. Además, impulsó y supervisó la extraordinaria labor protectora que supuso la puesta en marcha del colegio para los huérfanos de la institución, cuyo funcionamiento alivió las penurias de muchas familias y sirvió como yacimiento de futuros guardias civiles.

Dirigió la Inspección General de la Guardia Civil hasta 1854, cuando se produjo la «Vicalvarada» o Revolución de 1854 que marcó el fin de la Década Moderada (1844-1854). La crisis entre los moderados, con la retirada de Narváez y la eliminación de Bravo Murillo del Gobierno, allanó el camino para el retorno de los progresistas. La orden gubernamental de usar a la Guardia Civil para intentar sofocar la «Vicalvarada» dejó en una posición incómoda a su amigo el general O’Donnell, que había sido el verdadero impulsor del pronunciamiento. Incapaz de mantener su cargo, O’Donnell fue reemplazado por el general Facundo Infante (partidario de Espartero) y sucesor digno del duque de Ahumada, debido a su firme defensa del Cuerpo en momentos críticos, cuando se discutía su disolución para restaurar la antigua Milicia Nacional de voluntarios. La labor del duque Ahumada fue reconocida tanto por su sucesor como por la opinión general.

Durante el «Bienio progresista» (1854-1856), Ahumada estuvo apartado del servicio. La rivalidad entre O’Donnell y Espartero, figuras prominentes de la época, puso fin a la experiencia progresista y facilitó el retorno de Narváez a la presidencia del Gobierno. Con Narváez, el duque de Ahumada recuperó su antiguo cargo de inspector general de la Guardia Civil en octubre de 1856 y además fue designado vicepresidente del Senado, por segunda vez, en 1857. Eran frecuentes las visitas a Bayona y Biarritz para tomar los baños medicinales, en 1858, Ahumada estaba agotado y envejecido prematuramente, a pesar de tener cincuenta y cinco años. Este distanciamiento le brindó una perspectiva más objetiva y menos apasionada de la realidad política del XIX, aunque seguía de cerca los acontecimientos políticos a través su amigo el marqués de Miraflores y otras personalidades.

La Virgen del Pilar como Patrona de la Guardia Civil

Por Real Orden Circular de 8 de febrero de 1913 fue cuando se declaró a Nuestra Señora la Virgen del Pilar de Zaragoza como Patrona de la Guardia Civil, que se celebra el 12 de octubre, Día de la Hispanidad por el descubrimiento de América, también llamado Día de La Raza como se celebra en loa países de Hispanoamérica.

En 1917 se coloca la placa de mármol en la Basílica de Zaragoza para dar conocimiento público del Patronazgo sobre la Guardia Civil en un acto de gran solemnidad.

El 12 de octubre de 1927 el general Ricardo Burguete, director del Cuerpo, depositó en una bandeja de plata 56 monedas de oro, una pareja por cada uno de los 28 tercios, e hizo ofrenda de ellas a la Virgen del Pilar.

Desde 1913 y cada 12 de octubre se viene celebrando en cada Puesto, Cuartel o Comandancia a la Patrona de la Guardia Civil como acto de agradecimiento por su divina protección, que falta hace. También por los Antiguos Alumnos de los Colegios de Guardias Jóvenes, llamados «Polillas».

Conclusiones

Tras estos 180 años desde la fundación de la Guardia Civil, este Cuerpo ha pasado por muchas y complejas vicisitudes como su propuesta de disolución por los progresistas el XIX, al poco de crearse; sirvió en los territorios de ultramar como Filipinas, Cuba, Puerto Rico y Guinea Ecuatorial; cambió de nombre para los que quedaron el zona llamada «roja» de la Segunda República; luchó contra el bandolerismo de posguerra y el terrorismo de ETA y el GRAPO. Destaca la custodia de las carreteras desde 1959. En 1973 se crea la Sección de Helicópteros. En 1988 se incorporó la mujer, como complemento fundamental del servicio a la sociedad a la que sirve con vocación, más que por obligación. Creación Servicio Marítimo desde 1991 para las aguas territoriales. Ha servido en misiones internacionales por mandato de la ONU. Actualmente cuenta con 23 especialidades.

Innumerables hombres han dado su vida en acto de servicio; y en cambio, a pesar de llevar armas y jugarse diariamente la vida no tienen la consideración de profesión de riesgo. Muy de lamentar son los sucesos de Barbate (Cádiz), donde han sido asesinados dos guardias civiles David y Miguel Ángel.

No obstante, sin duda alguna, la fortaleza de la Guardia Civil se debe siempre a su lealtad, honor, sacrificio, disciplina y como dice su himno: «Por ti cultiva la tierra, la patria goza de calma». En todos los cuarteles y casas-cuarteles figura el lema: «Todo por la Patria». Por ello, auguramos que este Cuerpo cumplirá muchos años más, e incluso siglos venideros, al servicio de la ciudadanía y de España.

Notas

1 Ser benemérito es un honor que tiene en exclusiva la Guardia Civil desde el 1929 a través de un Real Decreto por la concesión de Gran Cruz de la Orden Civil de Beneficencia, que el Estado le otorgó al Cuerpo el 4 de octubre de ese año, por sus muchos y extraordinarios servicios a la comunidad. Por ello, no es de extrañar que hoy en día, la Benemérita está desplegada por toda España, con más de 2,000 instalaciones y más de 80.000 guardias civiles (hombres y mujeres), que protegen a los ciudadanos de actos delictivos, vigilan las propiedades, y nuestras carreteras y caminos, fronteras, puerto y aeropuertos, y Resguardo Fiscal, misiones internacionales, y realiza rescates en alta montaña, vigila las aguas territoriales del litoral contra el narcotráfico. Todo para defender nuestra seguridad e integridad nacional. Por lo dicho, es a partir de 1929 cuando se le denomina popularmente la Benemérita, como sinónimo de Guardia Civil.
Aguado Sánchez, F. Historia de la Guardia Civil. Editorial Planeta. Cupsa.7 tomos.
López Corral, M. Duque de Ahumada fundador y organizador de la Guardia Civil.
López Garrido, D. (1982). La Guardia Civil y los orígenes del Estado centralista. Grupo Editorial Grijalbo.
Palmeral, R. (2021). La Guardia Civil en Filipinas. Hoja del lunes.
Palmeral, R. (2021). Vicente Blasco Ibáñez: Cuba y la Guardia Civil. Hoja del lunes.