Quien desee describir algo inexistente tiene que seguir ciertas reglas.
Estas son, más o menos, las mismas que para los cuentos de hadas.

(Escher)

A veces tardamos en encontrar la llave de nuestros laberintos y nos perdemos en el sinuoso espejismo de nuestros pequeños reinos, nuestros universos infinitos. Embarcamos nuestros pensamientos hacia nuevas geografías. Emoción pensante que se fuga a un mundo hasta ahora inexistente.

Música interior. Orden onírico donde el pasado y el porvenir conviven y se contemplan. Singularidades inconexas. En el laberinto de los sueños donde hay un tiempo sin límites y un espacio siempre por venir.

Día 5: Luna invertida

Primero nombrada y luego creada

Nombrada en hoja en blanco. Nacida con título. Luna invertida. Luna de nadie que vea calzado. Ojos calzados con cuero marrón mojados por la lluvia.

Volvemos a empezar, pero desde otro lado. Invierto el pensar, el arriba llega abajo. Luna invertida. Luna amada. Nombrada, nacida sin cuerpo. Título en blanco. Luna inventada pero firme.

Los hechos nos sorprenden. El suelo me regala espacios secretos que me ayudan a retomar. Desarmar lo firme, afirmar lo débil. Escultura de poderes. Dos hojas intermedias fueron halladas. Dos hojas, mariposa flotando.

Me cuesta crear lo ya nombrado, siento que voy a traicionar la consigna. Consignar los pensamientos. Darlos en consignación.

¿Pero a cambio de qué?

De que otro los venda

De superar este ejercicio

Los entrego, pero vuelven y me distraen. Creo que estoy fracasando… que observar invertida mis pensamientos y escribir luego me robotiza me endurece

¿Es frustrante? No creo.

Me deja ver algo difuso, seguro en su debilidad. El don más preciado no está lejos.

¿Cómo se nace sin cuerpo?

¿Cómo se nace sin nombre? Todo es posible. Se escribe y se piensa luego o jamás se piensa. Descanso para volver a rotar y vaciar nuevas partes de esta Luna desconocida.

Hay palabras que no quiero nombrar, que ya fueron dichas.

Sigo buscando sabiéndome confundida. Invierto las fases, pero nada me convence. Tal vez me estoy perdiendo de ver un agujero, de donde pueda tirar para sacar más sentido. O tal vez estas son las dificultades de nacer nombrada y tener que rellenar luego… con materia, miedos, amores, alegrías…

Sería entonces como una vasija. Esto me está asustando, empecé creyendo que era hermoso, romántico, que era la armonía buscada. Que la Luna invertida primero nombrada y luego creada era espejo de la felicidad.

Pero a medida que relleno esta vasija la veo forzada, emparchada, ajustada. Paro de nuevo, la lapicera sube y baja. Batido de ideas encorsetadas. Escondo mi pensar, cierro la tapa de esta vasija poco convincente.

Respiro, descanso ya es de noche.

Dia 6: Sinuosa

Escenografía de un amor

Camino sinuosa escapando a los vértices. Paredes de concreto que ofrecen libertad. Contrapisos, contrapasos. Pasos en contra de las riendas. Dejar de esconderme detrás de incoherencias, nombrar las palabras sin excusas, hacerlas propias y de nadie. Las venas abiertas del tiempo que derraman verdades. Las venas cerradas de los miedos que explotan frustraciones. Temer y aun sostener lo que la gravedad ya desintegró. Que mi incoherencia se transforme en relato, en historia, que acontezca. Sin ningún tal vez.

Callada y silenciosamente entro y salgo de esas ciudades, esas calles, acantilados, edificios, maremotos, precipicios, salas de partida que yo ya sé. Que sé porque las he construido y solo existen en mí, sin materia. Abrir las compuertas. Cambiar de barco y que lo perdido se encuentre. Piedra luminosa que late dentro mío. Sutil, imperceptible, confusamente oculta. Brújula, guía, tesoro al que siempre vuelvo para respirar hondo. Cada instante un fin. Cada instante una eternidad. Cada instante un comienzo. Cada vida un instante. Abrazar lo condenado, llenarlo de flechas, arcilla, voces distorsionadas, atriles, vestidos negros, cuerdas, escaleras, péndulos. Subsuelo del cielo más puro. Terraza de la sinceridad más guardada. Escenografía de un incendio. Escenografía de un amor.