Del 24 de marzo al 31 de abril se realizó el Festival Letterario Sintonia Italia Brasil FLAL a través de las plataformas sociales: Streamyard, Facebook y ocasionalmente YouTube. Con el propósito de difundir la creación literaria en ambos lados del océano, desde la lengua italiana y la portuguesa, en un primer momento, hasta de África y Latinoamérica nos sumamos otras voces para hacer del arte literario y la paz una sola razón. A mí me invitó el poeta, historiador y antropólogo Dr. Mario Raso unas semanas antes, a acompañar su presentación del día 24 de abril. Día en el que el intelectual nacido en Calabria fue homenajeado.

Babele 108 Aforismi publicado por Edizioni We en 2022, la editorial que organizó el evento con su director el Sr. Nicola Bergamaschi a quien conocí en esos días. En este evento participó la muy conocida poetisa Sra. Simona Adivincula, quien vive en la región itálica como organizadora por la parte brasileña y latinoamericana del festival. Un total de 81 escritores se sumaron con el Dr. Antonio Lera como otra de las figuras señeras de la cultura italiana que animaron estos días –todavía no plenos de primavera– por las redes sociales con puentes de esperanza.

El libro publicado en cinco idiomas es una de las piezas en la carrera del neohumanista Dr. Mario Raso multipremiado, con una obra poética sugestiva y filosófica, y alma del proyecto educativo Katarineda a Scola, para educar a los padres analfabetos en el mundo: a los que destina los ingresos para esta publicación.

El Doctor Mario Raso ha publicado en Italia varios libros, incluido uno autobiográfico titulado Covando una vipera in seno 2002, otro libro diario en 2004, etc., y ha merecido premios como el Premio Extraordinario del Jurado en la IX Edizione del Premio Internazionale di Poesia Pro-Unicef Rocco Certo 2002, entre muchos, con sus poemas que reflejan la mirada intimista que va profundizando en las imágenes: imágenes con la naturaleza, la historia y la historia personal.

Es el eco de una estrella

Soy una chispa
en la galaxia del viento.
Cuando las estrellas se apagan
se vuelven viento.

Y yo, han sido tomada
sin alas para secarlas
allí todos los pétalos mojados
de los narcisos recién nacidos.

Ahora yo no duerma más
sobre las orillas del río Lete.

(Doctor Mario Raso, traducción del italiano)

Es que a veces el mundo es un lugar hospitalario, otras tantas inhóspito para la sensibilidad del poeta que vive de los más extremos matices de las verdades y las sombras, a veces hecha luz del alba, otro fuego. El mundo es un poema, el poema es un mundo. La compañía de la naturaleza da al portador del festín de la palabra un conocimiento de lo interior, y una no menor desventaja de ser quien sabe lo uno y lo múltiple.

Aquí incluyo el texto de la presentación de ese día:

Humanismo es una palabra nacida en Italia, fue Cicerón orador esencial y hombre gobierno quien primero -recoge la historia- dejó huella de su uso en las expresiones latinas humanitas y humanus. El humanismo es portador de la cultura, es el que instruye y también quien es educado.

Aunque mucho han cambiado los sistemas sociales llega a hoy el neohumanismo del que es cultor el poeta Mario Raso.

Heredero del Renacimiento, el neohumanimo, otra vez Italia vuelca la mirada a lo profundo de la naturaleza humana. El Renacimiento miraba al progreso, en el humanismo de hoy el autor al que presento busca el pasado para consagrar la mirada al presente con una vocación ética. Como neohumanista cifra las esperanzas en la convivencia entre todas las especies en un espacio de diálogo.

El año tiene su invierno como la vida tiene su infierno; los dos pasan y regresan, pero solo en esta vida.

(Aforismo L.)

Hace dos años conocía al Dr. Mario Raso en Facebook, he recibido el regalo de su poesía en los días de la pandemia, me ofreció su amistad atento y locuaz. En semanas anteriores me envió los aforismos, género de la literatura moral por excelencia, compañero del pensamiento poético, que en el país donde vivo tuvo grandes exponentes en siglos pasados, como en Hispanoamérica toda. Hoy leo algunos que he releído desde que al correo llegaron.

La felicidad no tiene relojes que la puedan contar en horas, sino neuronas que se deslizan como arena de las manos de Dios en la clepsidra de la vida, infinitamente pequeños, pero intensos en su humildad.

(Aforismo LVIII)

Mirada ancestral

Las manos de la tormenta
rompieron los diques
del silencio en el cielo.