La fecha del nacimiento de Jesús de Nazaret no se encuentra anotada en el Nuevo Testamento o la Biblia Cristiana. Incluso se duda si Jesús nació en Belén: solo dos evangelios citan esto. El nacimiento en Belén se debía a que la tradición de un Mesías entre los judíos es que debía ser descendiente de David y nacer ahí. En todo caso, no se conoce la fecha exacta de su nacimiento, pero la Iglesia escogió el 25 de diciembre del año 4 a. C. Por esa razón, más de dos mil millones de cristianos celebran el nacimiento de Jesús en esa fecha.

El propio Jesús nunca hizo referencia al lugar de nacimiento. En cambio, los cuatro evangelios citan que vivió en Nazaret, un pequeño pueblo de Galilea. Su padre, él y sus hermanos eran artesanos (carpinteros). Marcos nos da el nombre de ellos: Santiago, José, Judas y Simón. También señala que tenía dos hermanas. La importancia de Nazaret es que ahí creció y estudió Jesús, por lo menos, hasta los 13 o 15 años. Se desconoce qué hizo Jesús entre los 15 y 30 años. Murió a la edad de entre 30 y 33 años. Algunos han insinuado que estuvo con los esenios. Su primo Juan Bautista sí parece haber vivido entre ellos, pero no Jesús. Otros suponen que viajó a Asia y estudió budismo (ya que muchas de las acciones de la vida de Buda tienen paralelismos con las de Jesús) o que tuvo contacto con monjes budistas en Palestina.

Buda y Jesús son los fundadores de dos religiones que emplean la “no violencia para conquistar adeptos o enfrentar dificultades”. Esa es una de sus similitudes.

Jesús nunca se casó. Él permaneció célibe. Si se hubiera casado, los evangelios habrían citado ese hecho, como citan el casamiento de Simón Pedro. No se relatan en los evangelios cómo era físicamente Jesús. No se describe su rostro, su sonrisa y su figura, aunque se dice que era de complexión fuerte y tenía buena salud. En todo caso, un semita de Palestina debió ser de cabellos negros, moreno y posiblemente de ojos castaños. Sabemos que su porte y mirada producían una profunda impresión en la gente.

No dejó nada escrito, pero sabemos que era un orador extraordinario: se dirigía a la gente en arameo, sabía leer y hablar en hebreo antiguo (lengua oral y escrita de las escrituras y de la Torá) y tal vez sabía griego, pues hablaba con los oficiales romanos (el griego era la lengua oficial en oriente de los oficiales romanos). Lo que se sabe de él por escrito lo escribieron sus alumnos (los apóstoles).

De acuerdo con los evangelios, ¿qué personalidad tenía Jesús? Al parecer era un hombre complejo, delicado, tierno y poético en algunos momentos, como cuando trataba con niños o al recitar el Sermón de la Montaña. A la vez era violento, como cuando echó a los mercaderes del templo o regañó a Pedro. Contemplativo y también tremendamente activo, un caminante y predicador excepcional que recorrió Galilea, Samaria, Jerusalén, el Jordán, etcétera, y que vestía y actuaba como todo el mundo. Además, le encantaba la compañía, no solo de sus discípulos, comía y bebía con placer.

Jesús tenía amistad con algunas mujeres, ya que varias formaban parte del grupo de seguidores a tiempo parcial e incluso eran socialmente más elevadas que los apóstoles. Entre ellas estaban Marta y María, hermanas de Lázaro, un noble judío. Ellas ayudaban al grupo de Jesús y sus apóstoles con alimentos, lavado de la ropa e incluso dinero que le era entregado a Judas, tesorero del grupo. También formaba parte del grupo María Magdalena, sobre la que posteriormente algunos dicen que era una pecadora que él había redimido, aunque otros no mencionan este hecho.

Jesús comenzó su ministerio aproximadamente cuando tenía 30 años y éste duró unos dos o tres años, hasta su muerte. Los evangelios sinópticos citan una única visita a Jerusalén, por lo que pudo ser un solo año. Pero el cuarto evangelio de Juan dice que hizo tres visitas en diferentes años.

En vida, su fama se circunscribió a Galilea, Jerusalén y cercanías, o sea, una muy pequeña e insignificante área del mundo. Posiblemente por eso hay tan pocas citas históricas sobre él.

Es interesante conocer qué decía Jesús al señalar de dónde provenía el mal que azotaba al mundo conocido. No se lo achacaba al diablo o a ángeles malos, como creían algunos, sino que decía: “El mal no procede de esas criaturas, sino del corazón del hombre. Lo que sale de adentro, eso sí mancha al hombre; porque de adentro del corazón salen las malas ideas, las inmoralidades, los robos, los homicidios".

A criterio de la mayoría, el mandamiento esencial que Cristo instituyó fue el perdón de nuestros pecados. Señalaba que, sin perdón, la práctica del amor es imposible: el que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor. Este perdón está en el corazón de la única oración que les enseñó a los discípulos, el Padre Nuestro.

Para los apóstoles y su grupo de sus seguidores, Jesús era más que un rabí (maestro) o un profeta como Juan Bautista y murmuraban que él era el Mesías esperado, pese a que Jesús se alejaba de las exigencias de sus discípulos y de la multitud del pueblo judío para ser un Mesías liberador del yugo romano, ya que su reino era espiritual y no de esta tierra. Por otro lado, no era reconocido como tal por la mayoría del pueblo judío y sus sacerdotes.

Al parecer, Jesús falló en alguna de sus predicciones. Aparentemente se equivocó al anunciar a los apóstoles el fin del mundo, que no tuvo lugar en esa generación y la siguiente, como decía. Al parecer, en eso seguía la tradición judía, que dos siglos antes de Jesús venía señalando el suceso una vez que apareciera el Mesías, salvador del pueblo hebreo.

Jesús temía y señalaba que el hijo del hombre sería abandonado por sus discípulos y amigos, padecería mucho, sería despreciado y lo matarían. Habían pasado más de dos años de su alegre comienzo a orillas del lago, donde hizo sus primeros prosélitos y amigos, cuando fue apresado. El sacrificio de Jesús salvó a sus apóstoles para que no los tomaran presos. La afirmación de su resurrección hecha en el Nuevo Testamento dio lugar a la afirmación de la fe cristiana y fue el comienzo de una nueva religión.

¿Cómo pasó Jesús de Mesías a Dios?

Para los cristianos, el suceso clave fue la resurrección puesta en conocimiento, primero de María Magdalena y luego de los apóstoles, según señalan los cuatro Evangelios. Pablo de Tarso, que no fue de los 12 apóstoles ni lo conoció en vida, pero hizo mucho para difundir su religión entre los gentiles (no judíos), señala: “Si Cristo no ha resucitado, entonces nuestras predicaciones no tienen contenido, ni vuestra fe tampoco.

En los tres primeros evangelios se cita muy poco a María la madre de Jesús, aunque en el cuarto se trató de corregir ese error y se amplió su papel. Impresiona, eso sí, que uno no encuentre casi ninguna alabanza para su madre de parte de su hijo Jesús. Los tres evangelios (los de Mateo, Marcos y Lucas) citan que en una oportunidad, su madre y sus hermanos llegaron a una reunión y quisieron hablar con él, y no pudieron hacerlo, ya que la respuesta que él le dio a quien vino a darle la noticia fue: “¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?" Y el mismo, señalando en ese momento a sus discípulos, dijo: "Estos son mi madre y mis hermanos”

Al leer los evangelios, no queda ninguna duda de que su madre María sufrió tremendamente ante el hecho de que las predicaciones de su hijo le pudieran acarrear castigo y hasta su muerte por parte de los sacerdotes del templo o los jefes romanos.

Maria representa a la mujer que es madre, dedicada al tremendo esfuerzo y sacrificio de llevar en su cuerpo al hijo durante nueve meses, el tener que alimentarlo y cuidarlo durante su infancia, verlo crecer, educarlo y finalmente verlo partir, sin tal vez un agradecimiento al dejar el hogar. Este es el misterio del amor de una madre por sus hijos y la entrega total por ellos, aunque no sea comprendida ni agradecida.

Nota

La vida de Jesús y María después de su muerte sale de los límites de nuestro espacio y tiempo. Por ello, más que un asunto de historia es un asunto de fe.

Bibliografía

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