La última obra Trote del gran poeta Alfredo Gómez Gil acaba de ser editada y presentada con enorme éxito en la Tertulia Poética del Real Casino de Madrid.
Trote es una obra magnífica que viene a culminar la larga trayectoria de Alfredo Gómez Gil como poeta y escritor de renombre internacional. El autor ha sido galardonado con numerosos premios y condecoraciones a través de su dilatada vida profesional, que ha desarrollado principalmente en las universidades de EE.UU. y en los últimos años en España.
Aunque para Alfredo su mayor orgullo es ceñir, en su cabeza, “La Corona de Laurel de los poetas”. Porque en el discurrir de sus días, ha ido encontrando el latir de aquellas palabras que han ido entregando sentido a su vida, o más bien, su vida ha sido transcrita en versos.
Es un privilegio para los que hemos leído y admirado su obra poética, encontrarnos con este nuevo libro, donde Alfredo se muestra, más que nnca, como ese poeta auténtico y maduro, que con el tiempo ha sabido hacernos partícipes a través de su poesía, de sus extraordinarias vivencias y de su magnífica trayectoria intelectual en la que siempre ha permanecido fiel a sí mismo.
Su nueva obra Trote llega hasta nosotros con ese cabalgar lento, donde los recuerdos se hacen eco de sus momentos más entrañables, tallados a golpe de verso puro y emoción vibrante. Si analizamos su estilo es difícil de clasificar ya que se mueve entre el surrealismo y ultraísmo empleando un lenguaje nuevo, propio y personalísimo, que alcanza su cúspide cuando llega y toca el corazón del lector, que ve en sus versos un reflejo de su propia existencia y una cercanía vivencial que hace también sentir como suyas las emociones del poeta.
Muerde, muerde mi memoria lléname dentelladas tu pasado aunque rápida cicatrización No exima dolor. Muérdeme así, siéntome vivo.
Después de profundizar más en sus versos, quedaremos enriquecidos gozando de un magisterio superior, de la belleza de sus ingeniosas imágenes, de sus reflexiones profundas y de una obra vital, impregnada con un lenguaje personalísimo que le identifica a la perfección.
Ni sueño ni verdad por contemplar el divino cuerpo que en el lecho gravó su ausencia.
A través de sus poemas podemos conocer mejor el alma del poeta, porque el mismo nos va dando pistas de su rutina: al cantar el alba me ciñó la corbata.
De sus búsquedas: si de mí aún recuerdas. De aquella pieza retires la llave olvidada.
Hasta nos descubre esa placa que lleva en el corazón y le dicen alargará destino. Alfredo ha sabido unir en su vida la sabiduría, el arte y la poesía.
El poeta se engrandece y exalta cuando llega el amor, el trote de su caballo enloquece y cabalga veloz por sus venas , que quedan impregnadas por una emoción intensa.
Y es en el ámbito de la poesía donde puede mostrar mejor todos los sentimientos que brotan en su alma y pujan por salir, para que su palabra sea una saeta incandescente que ilumine y sublime el amor a través del lenguaje, extendiendo por el mundo su vitalismo contagioso y su ímpetu imparable.
Porque su corazón se libera emocionalmente en una gran catarsis para purificar sus pensamientos más recónditos que nacen en el fondo de su alma y la vida queda enaltecida por su obra. Así, es como su poesía ha ido alcanzando los ideales platónicos de belleza, bondad y verdad.
No importa mendigar amor como cualquier lucero que al alba Funda con la noche.
Para cerrar la luna me sobra tu ventana para cesar la lluvia Me sobro con mi techo. para descongelar nevada nos sobra quitanieves absolutamente todo me sobra Menos tú.
La palabra de Alfredo es capaz de abrirse paso en la tupida enredadera de su imaginación desbordante, y en medio de la espesura encontrar la luz que ilumine el camino que le hace volver muchas veces al punto de partida donde se encuentra su verdadero yo.
Es el descubrimiento de esa voz interior lo que le hace ser atemporal, para hallar ese sendero por el que siempre ha caminado y seguir avanzando cada día hacia la poesía auténticamente pura.
La poesía le otorga la capacidad de transformar la realidad en algo mágico por medio de símbolos, poder contemplar un objeto y sublimarlo a través del lenguaje.
Para llorar los ojos se absorbieron
para reír se traspasó la zona para sufrir quebraron los motivos Para vivir sí encuentro explicación.
Por fortuna, encontramos en Alfredo como percibe que la vida le está pidiendo que alce su voz, esa voz que no temblará, para defender aquello en lo que cree, para denunciar la injusticia y siempre descubre la grieta por donde la luz de su pensamiento puede infiltrarse y vencer la oscuridad, porque su mayor aspiración es el encuentro con el otro, hermanarse con el amigo, entregarse a la defensa del débil y para ello no tiene medida, ofrece su voz, su palabra y su presencia.
Es entonces cuando el poeta pierde la prudencia y la moderación y se lanza a pecho descubierto, unas veces con ironía, otras veces con sarcasmo, pero siempre con valentía.
Elefantes con ojos de oso oso con elefanticos ojos paloma blanca a la vista. A la vista …¿paloma? ¡Tira!
Habría que definir a Alfredo como un poeta fieramente humano y profundamente divino, porque sus poesías unas veces nos elevan hacia lo más etéreo y sublime, pero otras veces nos llevan a enfrentarnos con un mundo abrupto y duro que él ha sabido ir reflejando en sus versos con voz lúcida y pura pasión.
Este es el principal rasgo de su personalidad, la humanidad desbordante que le hace salir al encuentro del otro, independiente de su ideología o de su estatus intelectual o social. Esto hace que tenga amigos por todo el mundo, porque Alfredo cuida y valora la amistad como el mayor tesoro, entre sus numerosos amigos se pueden enumerar importantes escritores como Jorge Guillén, Vicente Aleixandre, Pablo Neruda, Arthur Miller… científicos famosos como Severo Ochoa o el Dr. Ramón Castroviejo o el gran poeta Ai Qing.
Amigos que ha ido cultivando por los distintos lugares que ha pasado porque su cordialidad, su simpatía y cercanía en el trato a nadie dejan indiferente.
Así nos dice:
Pero confieso a mis recuerdos un pecado transgresión fatal de mi moral, les ruego me cuenten con esmero
por qué pequé Cuando despierto estaba.
Sentirse partícipe de la evolución del mundo, su necesidad vital de buscar verdades auténticas y universales, que ayuden a dar respuesta a los grandes interrogantes de la existencia y abogar por la paz y la justicia.
Así lo expone en su poema:
Vietnam 2026 Insonio americano resucité entre muertos para volver al averno del agente naranja recuerdo.
Su gran amigo Vicente Ramos decía de él:
Alfredo es un poeta que siempre busca la paz y que al no encontrarla la inventa.
Mar y Tierra
Para Alfredo, es fundamental experimentar que forma parte de la creación, de lo auténtico y lo verdadero.
Ha conducido su vida con frenesí y pasión por caminos pedregosos y situaciones dolorosas; es por ello que denuncia, grita, siente el vacío del precipicio, pero jamás se amedrenta, porque la fuerza de la tierra y de la vida está muy presente en sus versos.
Así canta que entre olivos, almendros, viñedos y campos, es cuando se siente plenamente feliz y lleno de alborozo.
El paisaje es para el poeta un paraíso intocable.
Así nos dice: “que en vez de palmas de las manos, dos palmeras me salen por muñecas”.
La ansiada serenidad la encontrará en los versos, aunque las olas borren las palabras que escribió en la arena.
Su voz se renueva con la brisa, porque es creación y vida que necesita respirar para llenar sus pulmones de oxígeno y que por sus venas corra la savia nueva que cada día emprende la búsqueda de la luz y la inspiración, que convierte todo lo que toca en poesía, porque no hay nada que le aterre más que la vulgaridad.
Su camino, ese sendero que ha emprendido hace tiempo y que ha ido adornando según aparecían acontecimientos, encuentros, alegrías y dolor… Con el transcurrir de los años se ha ido agrandando hasta hacerse inmenso y llega la respuesta, el verso hallado y por fin todo se ilumina y se hace luz.
No podemos olvidar que Alfredo como Alicantino Universal, siempre lleva asomando en sus pupilas el brillo del Mar, y en sus poemas no podía faltar ese canto vibrante, esa emoción que se desborda, donde el rumor de las olas espumosas y el azul cobalto del cielo parecen fundirse para inspirar los poemas más hermosos.
Este Mediterráneo balcón del entresueño surcado de humedades candorosa que el viento matutino entretiene.
Es de destacar que sus poemas aunque han ido cambiando con el tiempo siempre se han mantenido de acuerdo a sus principios y a su esencia; porque son el reflejo de su personalidad extrovertida y sincera, fiel imagen de su calidad como ser humano extraordinario y del arraigo que siempre ha sentido por lo auténticamente suyo.
Es ahora cuando su voz se alza para defender la dignidad de su tierra, denunciando: La traición, la corrupción y la infamia.
Así proclama:
Bienvenido será el día en que los simios derrumben y podamos nuevamente enfrentarnos al mañana.
Y también:
España, de siempre tuya y mía por años tópico repetido y sigue siendo la nuestra su hijo eres y no de otros No aceptes la patria compartida.

Antonio Pérez Arqués:"Retrato de Alfredo Gómez Gil", 15 de noviembre de 2021. Homenaje y recital de poesía a Alfredo Gómez Gil, quien recibió la Encomienda con Placa de Alfonso X el Sabio. UA, Alicante, España.
Me sobra la voz, pero no el verbo
Su voz adquiere un tono enérgico y dramático, para denunciar el imperialismo yanki, una voz que traspasará fronteras y cruzará mares para que llegue a todos los confines de la tierra.
Alfredo Gómez Gil, de nuevo David contra Goliat, la historia se repite y se hace verbo y palabra, con el ímpetu y el fervor que le caracterizan a la hora de defender la justicia, y sacar del fondo de su corazón los versos más sublimes y las palabras más punzantes que exoneren de una falsa culpa a España injustamente merecida.
Ante todo, Alfredo es un hombre de honor que no duda en hacer un repaso de la historia para dar una versión precisa y detallada de lo que fue y es la reciente semblanza de la humanidad.
Así el poeta proclama con valentía:
Me sobra la voz muy dentro la llevo testigo y denuncia de quien pretenda robarla verbo sobre hechos silenciados degenerando conciencias Pretendiendo regatear memoria.
Amor
Como un Ulises Homérico ha llevado a galope su vida por caminos de espinas, montes pedregosos y mares bravíos; para en el sosiego de sus días alcanzar un Trote apacible que le conduzca al reposo sereno, dentro de las murallas de Troya, para al llegar la noche, emprender la batalla más importante y crucial de su vida, que ha quedado resumida en el amor más puro y verdadero, que le ha despojado de todas sus armaduras para rendirse como el más entregado amador, como él mismo proclama en la poética dedicatoria, del que desea sea su último libro.
A Etsuko, mi esposa, el más completo regalo que en esta vida amor y destino me otorgaron.















