Leemos novelas porque son el género literario en el que mejor se retrata la conducta humana, esos rasgos permanentes que nos hacen criaturas similares aun en la ficción, aunque las mejores logran crear personajes irrepetibles, siempre se tiende a encontrar lo propio en lo ajeno.

Aun en los tiempos en los que se puede leer en páginas web y se difunden las obras más allá del espacio físico de las librerías y bibliotecas, cuando aparecen nuevos medios para la creación, el espacio digital y sucede que una novela de un escritor italiano, Cristiano Parafioriti, gestada en una página de Facebook, y que tiene la tragedia de la Segunda Guerra Mundial como escenario principal, al contar la historia de uno de los italianos que invadieron a Rusia, y su drama personal, escrita luego de conocer el testimonio que había permanecido oculto por décadas, a través de una entrevista que llegó al administrador de una página en la que publica el autor.

La escritura en las redes es una tendencia nueva explorada por los poetas, fundamentalmente. En ella se expresan a pesar de las reservas de algunos escritores y filósofos. Lo que se sigue o comparte en las redes es en gran medida un proyecto construido por nuestra intuición, tenemos también la opción de colaborar en nuestro espacio; y así conocer nuevos autores como al de la novela Invictus.

Tecnología mediante, tuve que renunciar al ejemplar firmado, bueno, al menos se puede tener un sucedáneo con firma digital. Dentro de la más reciente literatura italiana con sus temáticas aparece la novela histórica, que trata desde la perspectiva de los pobres, el testimonio de un joven campesino de Sicilia. Una novela inscrita en la gran tradición literaria de la isla siciliana, de la que tan solo menciono que tiene dos premios Nobel: a un reformador de la escena como Luigi Pirandello (Agrigento,1867- 1936) y al gran poeta que fue intérprete de dos tendencias literarias, en la preguerra y la posguerra Salvatore Quasimodo (1901- 1968); a otros grandes narradores como Leonardo Sciasca (1921-), y al autor de una de las series policiacas europeas más aclamadas y llevadas a la «pantalla» El inspector Montalbano con sus guiones de las novelas por Andrea Camilleri (Porto Empedocle, 1925- 2019).

Mas aquí la historia, la ficción, trata la vida del período de la Segunda Guerra Mundial de un joven pueblerino, de un labrador que vive la miseria del trabajo extenuante; y la riqueza, casi olvidada, del contacto con la espontaneidad y el ritmo anual de las estaciones; que no niega, los conflictos humanos y esa férrea tradición que se dilata lentamente por los siglos, no; pero si está presente un grado de humanismo diferente, que se recrea en el clímax de la ruptura, y qué cosa puede hacer cuando lo sorprende la guerra y tiene que abandonar sus proyectos, si es que ha tenido tiempo de pensar en ellos, en una aldea europea, como muchas otras de su tiempo; ante qué penas lo internará el azar político y el deseo de Mussolini, ante cuáles trampas y desafíos; eso es lo que guía a los lectores en la trama. En el continente americano no es desconocido el género testimonial. Tampoco las novelas históricas con tema bélico como el gran ciclo que llena la literatura mexicana después de su revolución o las escritas en Cuba por Alejo Carpentier como El siglo de las luces; en el caso mexicano recuerdo Los de abajo, de Mariano Azuel. Parten del punto de vista de la «carne de cañón», de sujetos como Ture Pileri que no van a tomar las grandes decisiones, sino que con cierta ingenuidad quieren sobrevivir, a toda intuición; sin las grandes complicaciones metafísicas que otros personajes representan, como el delicado y sereno profesor, uno de los personajes más complejos en la trama psicológica.

Puesto que nuestro autor no se concentra en la guerra, si bien la guerra es el personaje central, el detonador: resuelve el conflicto entre las escenas de batalla y la crudeza explícita en favor de la preparación de los combates. La guerra está dentro de los personajes, y se debate en la realidad que los atenaza, que los muerden sin piedad, como cierta desesperanza ante el destino. Se acrecientan las dudas, a medida que las páginas se descorren no sabemos si triunfan o no, porque no expresan los personajes confianza en que más allá de ese momento su retorno a las poblaciones natales, en Sicilia o cualquier otro pueblo los favorezca con un cambio significativo, parecen estar destinados a ser sobrevivientes, sometidos a la voluntad de las circunstancias, sin poder decidir, un tanto estáticos, con su herencia medieval de aceptación.

En esa sociedad tremendamente estratificada hasta la joven se encuentra sometida al poder del terrateniente, y se repite un drama que aparenta ser colateral, una trama secundaria, y no obstante es en esa en la que se revela la simulación de la familia de Ture, las contradicciones entre su tía y su madre, que no saben qué actitud sancionar, y a ese demonio ingobernable que es la tradición. Muchos de las conductas son transferibles a España y América Latina, los conflictos familiares y las maldiciones, la «malia» en italiano o la majàra en el dialecto del protagonista, los estereotipos que condenan vidas, todos enmascarados dentro de una estructura patriarcal que se resistió a desaparecer cuánto pudo dentro de la novela: y que se convierte en trascendental cuando el consejo del ucraniano en un momento álgido de la trama es: Adáptate, porque no se doman las circunstancias sino se palpan es su total dimensión; lección que puede o no seguir la sensibilidad del joven, y que en la sociología de Bourdieu establece patrones de conducta generales, aplicables también a la manera en que actúan los personajes de ficción: «En suma, la dialéctica continua de esperanzas subjetivas y oportunidades objetivas que opera a lo largo de todo el mundo social puede arrojar una variedad de resultados que van desde la perfecta adecuación mutua (cuando la gente desea aquello a lo que está objetivamente destinada) hasta la dislocación radical (como es el efecto Don Quijote...)». Y el personaje principal tiene que decidir si su modo de actuación es adecuarse o transformase internamente dentro de la narración.

Se describe la nobleza del campesino siciliano, que se parece tanto a la del campesino del continente americano, y a la vez, a la de tantos que viven bajo la brutalidad de la pobreza, indefensos ante los designios de poderes políticos que los arrojan a las llamas insomnes de la guerra, también esa inteligencia práctica que se despereza en el hombre del campo, expuesta no como opuesta sino comparada a la de los dos profesores que transitan por el relato, envueltos en la crueldad del fascismo y del totalitarismo; los dos pesan en la vida del veinteañero que los cerca, se siente atraído por la sutileza del ingenio educado con la academia. Ambos, enarcan el destino del protagonista; que tiene un desarrollo psicológico progresivo al que debemos atender cuidadosamente, sin dejarnos engañar por la apariencia de muchacho simple con un motivo único para vivir o sobrevivir, en medio del tablero de la guerra, solo como un peón. Todos están inmersos en el velo de la tradición y de los prejuicios que pueden confundirnos. Son tipos o arquetipos más cercanos a nosotros que la época, y junto a las circunstancias que vienen en auxilio de la que parece ser la trama principal: el amor, hay otra que va desarmando la trama y revelando a un protagonista que duda y lucha por su regreso, pero del que no sabemos si al fin quiere o puede conseguir su éxito total: porque lo que inicialmente surge como una necesidad universal, puede ser que vaya disolviéndose en el recorrido vital del personaje principal Ture Pileri.

Volvamos a hablar del escritor al que comentamos hoy, Cristiano Parafioriti, nacido en Italia, en la isla de Sicilia conoce y describe el ambiente de un pueblo agrícola en un escenario materno a partir de su propia experiencia en Sant'ágata di Militello (ME) donde nace el 25.11.1977 este autor que reside en Luino (VA) comenzó como poeta; entre sus premios está el XXII Premio Literario Nacional de Narrativa «Danilo Chiarugi» convocado por la Asociación Cultural Giorgio la Pira de Ponsacco, en la región de la Toscana, de la provincia de Pisa, a 246 km de la ciudad de Roma. Otro entre premios ha recibido en 2020 la mención especial del concurso «Onigo Mura Bastia» V Edizione por su poema «Cuore d' Inverno».

Colabora en Nocrimeonly.art.blog y en otro proyecto que emplea las páginas de Facebook para ayudar a construir ese imaginario común desde el recuerdo local Tutogalattimamertino, y que fue el sitio desde que el reencuentro con los amigos y el ambiente de la que infancia propició el nacimiento de esta novela Invictus, un proceso muy actual de creación artística propiciada por el intercambio en medios sociales, que se convierte en la fuente de inspiración para un artista y que en medio de esa búsqueda identitaria, como puede ocurrir para cualquier emigrante, dentro o fuera de su propia nación propicia el conocimiento, desde la distancia del pasado y de lo que llamamos familiarmente raíces.

Y que llevan al reencuentro con el testimonio grabado de un habitante del pueblo. En medio de nuestras vidas agitadas por los pesares de la falta de tiempo, el tiempo del ocio, el de la memoria que, en las ciudades y villas, o ambientes rurales se dedicaba a la conversación calmada, entre los vapores de un café bendecidos por la sombra de un árbol añoso que ya no brindaba los secretos de sus frutos sino la bondad de su pausado mimo, han quedado preteridos, y encomendarse a amigos los secretos más íntimos rodeados por el afecto son casi términos del diccionario del desuso. Entonces, ¿cómo se pueden encontrar los amores y temores de dos jóvenes, en el campo de esa comunidad con el lector de hoy?

A través de la ficción y con la singularidad de los personajes que recrea, aquellos que parten del relato en una tierra amada, pero ya inexistente: una tierra soñada, como es la tradición entre esos grandes autores de la sicilitud, que van construyendo como laboriosos labradores del ágata delicado un exordio para el recuerdo. Podemos leer las pasiones en el lenguaje mesurado, que es el lenguaje que vemos también en Sciasca y Pirandello, donde las historias se conforman por una sencillez en los recursos retóricos que propende al análisis psicológico y sociológico, incluso moralizante, han dicho de Sciascia. También una íntima relación con la poesía, comentaré en otro momento el poema que está en la primera página del libro y cómo la poesía puede ayudarnos a interpretar el contexto histórico, la poesía de Quasimodo, de quien he hablado brevemente. Dentro de una tradición literaria que viene del Sur, de su dialecto, de su tradición, de historia. En la que el amor y la guerra, están envueltos entre referencias a las que regresaré.