El denominado grupo P5 + 1 que incluye a Rusia, China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido más Alemania e Irán regresaron a la mesa de negociaciones para contener el proyecto nuclear que este país ha impulsado desde hace varios años.

Un acuerdo inicial entró en vigor en el año 2015 durante el mandato del presidente estadounidense Barack Obama, augurando que esto en verdad significaba la vía más conveniente a través de la diplomacia, para algunos aliados estadounidenses; principalmente en el Medio Oriente, la decisión era un mal acuerdo y comenzaron su tarea de revelarlo como tal.

Por medio de pruebas recopiladas y la propia desconfianza que le generó siempre la propuesta, el gobierno del expresidente Donald Trump abandonó el acuerdo en 2018 y sancionó al gobierno de Teherán acusándolo de no haber dejado atrás su desarrollo nuclear, demostrándose posteriormente la capacidad de Irán de reactivar y obtener este tipo de material una eficiencia sorprendente, a pesar de haber comenzado la supuesta desmovilización del desarrollo de esta energía para usos no civiles.

Un Irán nuclear no es una amenaza solo para el P5 + 1, sino para todo el mundo. El acuerdo con el que se les quiere contener supone evitar que Irán se haga con posesión de armas de destrucción masiva que inclusive caigan en manos de agrupaciones al margen de la ley como los grupos terroristas que operan bajo el respaldo de Teherán.

Este gobierno ha sido señalado en innumerables oportunidades de ser patrocinador de grupos terroristas, como el Hezbolá libanés, uno de los más importantes y que ha realizado actos terroristas por el mundo, alcanzando inclusive objetivos en países de América Latina como Argentina y Panamá, ante lo cual hasta la fecha no se ha llevado a un solo responsable ante la justicia como corresponde.

Actualmente hay grandes dudas de los alcances reales en cuanto a las negociaciones. Irán hoy tiene mayor capacidad nuclear que en el año 2015, la propia OIEA lo expresa así en un artículo que fue replicado por La Nación (Costa Rica) el 18 de noviembre anterior; está claro que para llegar a este nivel de producción, el desarrollo realmente nunca se detuvo realmente desde que se firmó el acuerdo.

A lo anterior, se suma que el liderazgo iraní de manera incansable expresa una y otra vez la posibilidad de atacar y destruir a otro Estado miembro de la Comunidad Internacional, Israel. Frescas están las palabras del expresidente Mahmoud Ahmadinejad (negacionista del holocausto) que en el 2006 anunciaba la «desaparición y destrucción» del Estado judío, mientras aumentaba la capacidad nuclear iraní.

Irán hoy está presidido por el ultraconservador Ebrahim Raisi, acusado de masacrar a opositores políticos en los años 80 y, es muy cercano al Ayatola Jamenei e incluso le señalan como futuro sustituto en el puesto de líder supremo del país por lo que sus posiciones beligerantes y agresivas van de la mano con la política de Estado que ha marcado la política exterior iraní desde la Revolución Islámica de los años 70.

El 14 de diciembre anterior, en el Tehran Times se publicó una nota de advertencia por parte del gobierno iraní contra Israel, la cual venía acompañada con un mapa señalando puntos que podrían ser eventualmente atacados si el gobierno israelí decidiera dar «un mal movimiento» militar contra los intereses de Irán.

En las últimas décadas, el gobierno de Teherán ha aplicado una política expansionista política e ideológicamente que amenaza no solo a Israel, sino a países como los Emiratos Árabes, Arabia Saudita, entre otros, lo que impulsó en parte a que se forjaran los Acuerdos de Abraham, patrocinados por el gobierno de Trump.

El Líbano, Siria, Yemen, Irak, los territorios palestinos son algunas de las zonas donde los alcances de la ideología iraní han logrado expandirse y lo convierten en un actor nada despreciable para la zona. De ahí que cualquier cambio en el equilibrio de fuerzas tensa las relaciones con el entorno.

Si escalara el conflicto, es poco probable una guerra total entre países; podría y quizás se concentre el uso de agrupaciones irregulares con presencia en las zonas mencionadas, así como las operaciones de sabotaje, espionaje y contra espionaje se hagan más fuertes y comunes, así como el asesinato de figuras importantes iraníes como las ocurridas en 2020, muy propio de las guerras modernas.

Es deseable que el sentido común prime y no se encamine la región a una guerra con alcances globales. Sin embargo, los países amenazados directamente tienen claro que cualquier acción que ponga en riesgo su existencia no será nunca tomada como frases vacías, cuanto más ante la insistencia de un actor beligerante como este que lo repite casi como mantra.