El siguiente texto está lejos de ser una receta para una problemática altamente compleja, como son los hombres y las masculinidades, y frente a la cual es necesario actuar desde diversas dimensiones en el contexto social actual. Sí busca traer datos que pueden contribuir al debate y a delinear posibles caminos para intervenciones sociales pertinentes, asertivas y que sirvan para empujar los cambios que se requieren para caminar hacia relaciones menos violentas y más igualitarias.
“Necesitamos un mayor compromiso de los hombres” contra la violencia machista, dijo recientemente Cristina Hernández, directora del Instituto de las Mujeres en España, en una entrevista para el diario El País. “Los hombres debemos incorporar la ternura, sino terminaremos con una masculinidad brutal y detestable”, declaró el actor Andrew Garfield recientemente también a un medio español, El Diario. Todo esto mientras el actor Justin Baldoni, quien hace unos años dio un giro en su carrera hacia la reflexión sobre los hombres y las masculinidades con una charla TED, libros y un podcast, tiene demandado al New York Times por difamación, por haber publicado extractos de la demanda que Blake Lively puso en su contra por acoso sexual y por articular una campaña para dañar su imagen pública.
Estos ejemplos pueden parecer haber sido escogidos al azar y no tener una aparente relación entre sí. Y en una primera lectura, hasta podría ser el caso. Sin embargo, al analizarlos en detalle, todos ellos responden a la necesidad de seguir mirando a los hombres y a las masculinidades. Particularmente en un 2025 que hereda el fortalecimiento de los discursos de odio promovidos por la extrema derecha en distintos lugares del mundo, el regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, el genocidio en Gaza y en otros puntos de Medio Oriente, junto con otros conflictos bélicos de distinta magnitud y consecuencias para las sociedades en general, y sobre todo para las mujeres y niñas.
La brecha que crece entre las generaciones más jóvenes
En febrero de 2024, el King’s College of London dio a conocer los resultados de un estudio, que trae interesantes pistas sobre cómo las generaciones más jóvenes se están posicionando frente a los temas de igualdad y equidad de género, las reflexiones sobre hombres y masculinidades, y el feminismo, entre otros.
La encuesta, realizada por el Global Institute for Women’s Leadership y The Police Institute - ambos del King’s College of London – en conjunto con Ipsos, y que tuvo una muestra de 3,716 personas adultas (16 años o más) en todo el Reino Unido –, retrata cómo esta brecha crece entre hombres y mujeres, lo que contrasta con la creencia general que las nuevas generaciones podrían reconocerse mucho más sensibles frente a estos temas o a las demandas sociales que han expuesto las mujeres y la lucha feminista y que podrían tener opiniones más progresistas en este sentido.
En números concretos, dos tercios de las personas encuestadas (67%) ha escuchado en diferentes niveles el concepto de “masculinidad tóxica”, mientras que “patriarcado” aparece un poco más abajo, con 60% de las personas que reconocen tener poco o mucho conocimiento sobre su significado. Al hacer un desglose por edades, el 37% de los hombres de entre 16 y 29 años afirma que este término es una expresión poco útil, un valor que crece en varones entre 30 y 39 años (48%) y que aumenta en aquellos mayores de 60 años (49%). Entretanto, las mujeres entre 16 y 29 años son las que más consideran que el término es útil (47%), valores que disminuyen a medida que aumenta el rango de edad: 26% en mujeres entre 30 y 59 años, y 9% en mayores de 60 años.
Frente a la pregunta de si es más fácil ser hombre o mujer en tres periodos de tiempo específicos – hace 20 años, en la actualidad y en los próximos 20 años –, el 69% de las personas encuestadas dice que era más difícil ser mujer que hombre hace dos décadas, mientras que el 48% dice lo mismo sobre la situación actual y el 27% cree que esto será así dentro de 20 años. En ese mismo periodo de tiempo, el 47% de las personas opinan que no habrá muchas diferencias.
Al observar la situación actual, los elementos que contribuyen a que las mujeres tengan una peor vida que los hombres fueron clasificados de la siguiente manera: 91% a las acciones de los hombres, 78% a las redes sociales, 78% a las acciones realizadas por el gobierno actual y las administraciones anteriores, 76% a los medios de comunicación masivos, 80% a los negocios, 48% al sistema educacional y sólo un 25% a las acciones de las propias mujeres.
Otro resultado que sirve como variable de análisis, es que los hombres jóvenes se muestran notablemente menos positivos que las mujeres jóvenes sobre el impacto del feminismo. El 46% de las mujeres de 16 a 29 años cree que el feminismo ha hecho más bien que mal a la sociedad, esto es 10 puntos porcentuales más que la proporción de hombres de la misma edad que opinan lo mismo. esta opinión. Y en este grupo de etario, uno de cada seis hombres (16%) afirma que el feminismo ha hecho más mal que bien, frente a frente a una de cada 11 mujeres (9%).
Caminos posibles
Para Gary Barker, director ejecutivo de Equimundo, hay muchos influencers en linea que están haciendo mucho dinero al promover modelos poco saludables, misóginos y violentos sobre lo que debe ser la masculinidad hoy. Esto, como consecuencia, no sólo polariza la discusión y atrinchera posturas que se vuelven un mantra para aquellos hombres que perpetúan un modelo de masculinidad hegemónica, sino que tiene un impacto directo en otros aspectos como los actos de violencia contra las mujeres que seguimos presenciando diariamente en distintos puntos del planeta.
Por otro lado, resulta importante profundizar en las causas que están generando que el tráfico y la adhesión a este tipo de mensajes esté creciendo de forma sostenida. “Hay mucha confusión para niños y hombres sobre lo que significa ser un mejor hombre en estos días”, afirma Barker. En su visión, puede ser una combinación de aislamiento social y el refugio que estos hombres encuentran en el mundo online, en las redes sociales en general y en la abultada producción de videos y contenidos de todo tipo que hablan abiertamente contra las mujeres y que abordan una recuperación de una masculinidad que, en el entender de quienes articulan estas narrativas, se ha perdido por culpa del avance de los movimientos feministas y la lucha de las mujeres en general.
Es aquí en donde grupos y personas que se identifican con la extrema derecha, han encontrado un nicho que ha calado profundamente en las generaciones más jóvenes, justamente las más expuestas a los contenidos online. El propio estudio del King’s College of London también incluyó preguntas en este sentido, personalizadas en la figura de Andrew Tate, un creador de contenidos y autodenominado misógino, que ha conseguido capitalizar popularidad precisamente a partir de la socialización de contenidos contra las mujeres y la lucha feminista, además de la exaltación de una masculinidad que es justamente la que hoy, y hace bastantes décadas, se encuentra en profundo cuestionamiento.
En términos concretos, 55% de las personas afirma haber escuchado, en distintos niveles, sobre Tate, mientras que el 41% dice que no ha oído mucho o nada acerca de él. Sin embargo, al analizar los resultados por edades, un sorprendente 77% de los hombres entre 16 y 29 años reconoce haber escuchado sobre él, ya sea de forma intensiva o general. En el caso de las mujeres en la misma franja de edad, este número llega al 70%. La forma en que las narrativas de Tate han permeado en estos grupos es evidente.
Sin embargo, un respiro viene del 76% de personas que, de modo general, tienen una visión desfavorable sobre Tate – que se encuentra acusado junto con su hermano Tristan de crímenes sexuales y tráfico de personas –. Hay que poner atención una vez más en los hombres entre 16 y 29 años, cuyo 20% tienen una opinión algo o muy favorable, valor que alcanza el 19% en el grupo denominado minoría étnica. Una tendencia similar se aprecia frente a la figura de Jordan Peterson, sicólogo y académico canadiense, en el mismo grupo: un 32% tiene una opinión algo o muy favorable sobre él.
A pesar de estos números, y en términos generales, el 70% de las personas encuestadas piensa que las declaraciones de Tate han hecho más daño que bien a la sociedad británica.
Frente a esta realidad, surgen preguntas sobre cómo realizar un trabajo que invite a los hombres a reflexionar sobre la importancia de promover modelos de masculinidades diferentes al modelo tradicional. En este sentido, Barker refiere la importancia de actuar en distintos niveles y a través de diversas iniciativas, pensadas para públicos diferentes. Ejemplos de esto pueden ser acciones con hombres que enfrentan su proceso de paternidad y de familia, a través de la corresponsabilidad y de la importancia del cuidado; con jóvenes por medio del apoyo que otros hombres pueden dar a aquellos que están más sensibilizados ante la importancia de acabar con bromas o comentarios machistas o con el asedio sexual; en los lugares de trabajo, en donde los líderes están viendo que el abuso dentro de las empresas tiene un costo en múltiples niveles, o con niños para que puedan conocer desde pequeños el valor de la construcción de relaciones libres de estereotipos y basadas en el respeto y la empatía.
Un mundo más equitativo es bueno para nosotros como hombres y que ser completos aliados en igualdad de género nos llevará a ser mejores seres humanos en el proceso.
(Gary Barker)
Un desafío no menor, mas que en distintos puntos del mundo y a través de acciones y proyectos surgidos desde la sociedad civil o incluso políticas públicas, como el Plan Corresponsables, impulsada en la Secretaría de Estado de Igualdad y contra la Violencia de Género del Ministerio de Igualdad en España, están haciendo lo propio. Será muy importante ver de qué manera éstas u otras acciones contribuyen para lograr una mayor participación de hombres en estos procesos y, como consecuencia, a empujar los cambios que se requieren para acabar con la violencia contra niñas y mujeres, uno de los principales problemas que vivimos en la actualidad.
Nota
King’s College of London: resultados del estudio Emerging tensions? How younger generations are dividing on masculinity and gender equality.