No sólo eres responsable de lo que dices, sino también de lo que no dices.
Paz si es posible; verdad a toda costa.

(Martín Lutero)

Una de los ejes del relato y la explicación de las guerras en el cercano y medio oriente, en particular el estado de guerra casi permanente y en la actualidad la guerra de exterminio de Israel contra el pueblo palestino, en especial en Gaza, es la referencia que se hace con gran superficialidad a los textos sagrados musulmanes y judíos, es decir las razones religiosas.

Comencemos por el Antiguo Testamento

El tema de la guerra en el Antiguo Testamento es complejo y ha sido objeto de debate y discusión a lo largo de los siglos. No se trata de un simple "sí" o "no", sino que se aborda desde varias perspectivas y con diferentes matices.

La Guerra Santa (Herem): El Antiguo Testamento presenta a menudo la guerra como un mandato divino, especialmente en los libros de Josué y Deuteronomio, donde Dios ordena al pueblo de Israel que extermine completamente a las naciones cananeas. El término hebreo herem se refiere a la "devoción total" o "consagración al exterminio", donde todo, incluyendo hombres, mujeres, niños y animales, debe ser destruido. La justificación teológica para esto es que la maldad de estas naciones (idolatría, sacrificios humanos, inmoralidad) había alcanzado un punto que requería un juicio total por parte de Dios para preservar la pureza del pueblo de Israel y la santidad de la tierra prometida.

Dios es un guerrero, se describe a Yahvé, el Dios de Israel, como un "guerrero" que lucha en favor de su pueblo. En pasajes como el de la conquista de Jericó o la derrota de los ejércitos egipcios en el Mar Rojo, se enfatiza que la victoria no es el resultado de la fuerza militar de Israel, sino de la intervención divina. Esto refuerza la idea de una guerra teocrática, donde Dios es el estratega y el líder de la batalla.

Críticas y tensiones en el propio texto bíblico

La violencia como resultado de la maldad humana, aunque la guerra a veces es presentada como una orden divina, muchos pasajes también muestran la violencia como una manifestación del pecado humano. La historia de los jueces, por ejemplo, está llena de ciclos de violencia, pecado y arrepentimiento.

La misma Biblia muestra un Dios que, aunque a veces ordena la guerra, también es misericordioso y paciente con los enemigos de Israel. El libro de Jonás, por ejemplo, muestra cómo Dios perdona a los habitantes de Nínive, un pueblo considerado enemigo de Israel. Este aspecto del carácter divino crea una tensión con los pasajes más violentos.

La guerra en El Talmud

El Talmud es una de las obras más importantes y fundamentales del judaísmo rabínico. No es un libro único, sino una vasta colección de discusiones, debates y comentarios rabínicos sobre la Mishná (la ley oral judía) y otros textos bíblicos. Para los judíos, el Talmud es la fuente de la ley, la ética, las costumbres y la historia de su tradición.

El Talmud hace una distinción fundamental que define su enfoque: la diferencia entre los tipos de guerra.

  • Guerra Obligatoria (Miljemet Mitzvá): El Talmud considera que ciertas guerras son un mandamiento directo de Dios. Estas incluyen:

  • Guerras defensivas: Para defender al pueblo de Israel de un ataque inminente.

  • La guerra contra Amalec: Un enemigo ancestral del pueblo de Israel, según la Torá.

  • Las guerras para conquistar la tierra de Canaán: Estas se consideran un mandato histórico, aunque los rabinos debaten sobre cómo se aplica esta ley en la actualidad. En el caso de una guerra obligatoria, las leyes de la guerra son más estrictas, pero el principio de defender la vida del pueblo de Israel es primordial.

  • Guerra Discrecional (Miljemet Reshut): Se refiere a las guerras que un rey podía iniciar por su propia voluntad, como para expandir el territorio o aumentar la gloria del reino. El Talmud impone condiciones muy estrictas para estas guerras, requiriendo el consentimiento del Sanedrín (el tribunal supremo de la ley judía) y del sumo sacerdote, lo que demuestra un énfasis en la rendición de cuentas y el control legal para evitar la agresión injustificada.

Aun en el contexto de la guerra, el Talmud establece normas éticas, como ofrecer la paz a una ciudad antes de atacarla y prohibir la tala de árboles frutales durante un asedio, siguiendo las leyes de la Torá.

El Asesinato en el Talmud: el valor de la vida

El Talmud condena el asesinato de forma absoluta y lo considera uno de los crímenes más graves. A diferencia del concepto de guerra, que puede ser justificado en ciertos contextos, el asesinato es siempre una transgresión de la ley divina.

  • El valor de la vida (Pikuaj Nefesh): Un principio central en la ley judía es el de Pikuaj Nefesh, que significa la salvación de una vida. Este principio establece que casi todas las leyes de la Torá pueden ser suspendidas si es necesario para salvar una vida humana. Esta es la ley más alta en la jerarquía rabínica y subraya el valor supremo de la vida.

  • El asesino a los ojos del Talmud: Los sabios talmúdicos ven al asesino como alguien que no solo ha matado a una persona, sino que ha destruido "un mundo entero", ya que cada vida humana es un universo en sí misma.

En resumen, el Talmud distingue claramente entre la guerra, que está sujeta a una estricta regulación legal y moral para que solo se emprenda en circunstancias muy específicas, y el asesinato, que es una transgresión absoluta y criminal contra el valor fundamental de la vida humana. El Talmud no busca abolir el concepto de guerra, pero sí lo somete a un riguroso control ético y legal, mientras que eleva el valor de la vida individual a su máxima expresión.

La Torá

Para los judíos, la Torá es el texto más sagrado y fundamental del judaísmo, considerándose la revelación divina que Dios entregó al pueblo de Israel en el Monte Sinaí a través de Moisés. Es la base de toda la ley, las costumbres y la ética judía. El término Torá (del hebreo torah, que significa "enseñanza", "instrucción" o "ley").

La Torá condena el asesinato de manera absoluta y lo considera uno de los crímenes más graves, una transgresión directa de la voluntad de Dios.

  • El Mandamiento Fundamental: El mandamiento "No matarás" (Éxodo 20:13) es la base. El término hebreo, Lo Tirtzaj, se refiere específicamente al asesinato, es decir, el acto ilícito de quitar una vida humana con intención. No es una prohibición genérica de "matar" en cualquier circunstancia, como en la guerra o la defensa propia.

  • La Santidad de la Vida: La Torá establece que la vida humana es sagrada porque el hombre fue creado a imagen de Dios (Génesis 9:6). Por lo tanto, el asesinato no solo es un crimen contra la víctima, sino un acto de profanación contra la imagen de Dios.

A diferencia del asesinato, la Torá no prohíbe la guerra. Sin embargo, la ve no como una licencia para matar, sino como un acto que, en ciertas circunstancias, puede ser un instrumento del juicio divino o de la defensa de la vida del pueblo de Israel.

La Torá distingue entre dos tipos de guerra:

  • Guerras Mandadas por Dios (Miljemet Mitzvá): son guerras ordenadas directamente por Dios. El ejemplo más prominente es la conquista de la tierra de Canaán, en la que se ordena la aniquilación total de sus habitantes (herem, o "devoción al exterminio"). La justificación teológica dada es que estas naciones eran extremadamente malvadas, practicaban la idolatría, la inmoralidad y el sacrificio de niños, y su existencia representaba una amenaza constante para la pureza religiosa de Israel. Estas guerras son un acto de juicio divino para limpiar la tierra y evitar la corrupción de Israel.

  • Guerras Discrecionales: son guerras emprendidas por el rey para defender al pueblo o expandir el territorio. Incluso en estos casos, la Torá establece reglas estrictas y humanitarias para su conducción, particularmente en el libro de Deuteronomio (capítulo 20), oferta de Paz, antes de sitiar una ciudad, Israel debía ofrecer términos de paz a sus habitantes. Reglas de Asedio, se prohíbe cortar los árboles frutales de una ciudad sitiada.

La Torá establece un fuerte contraste entre el asesinato y la guerra, el asesinato es siempre un crimen de la maldad humana, una transgresión de la ley de Dios que destruye la vida y que debe ser castigado severamente.

La guerra, por otro lado, es un evento complejo y regulado que, en el contexto de la Torá, puede ser un acto de juicio divino o de autodefensa. Aunque implica la toma de vidas, se rige por leyes y principios éticos que buscan limitar su alcance y su brutalidad.

La Torá, por lo tanto, no ofrece una visión pacifista, pero sí presenta un marco legal y moral muy riguroso para la violencia, distinguiendo cuidadosamente cuándo el derramamiento de sangre es un crimen y cuándo es una acción (divinamente) permitida.

El Corán

Para los musulmanes, el Corán (Al-Qur'an en árabe) es la palabra literal y directa de Dios (Alá), revelada al Profeta Mahoma a lo largo de 23 años. Es el libro sagrado central del Islam y la fuente de toda la guía espiritual, la ley y la moral para los creyentes. La palabra Corán en sí misma significa "la Recitación", lo que subraya la creencia de que no fue un libro escrito por Mahoma, sino una revelación oral que él recitó y que sus compañeros luego transcribieron.

El Corán aborda la guerra y el asesinato con un enfoque que tiene paralelos con el Antiguo Testamento y la Torá, pero con matices teológicos propios. En términos generales, establece una distinción clara y fundamental entre ambos conceptos: el asesinato es un crimen imperdonable, mientras que la guerra puede ser una acción justificada y regulada bajo estrictas condiciones.

El Corán condena el asesinato de forma inequívoca y lo considera uno de los mayores pecados. La Santidad de la Vida, un versículo clave del Corán (5:32) establece el valor supremo de la vida humana: "Por ello, decretamos para los Hijos de Israel que quien matase a una persona —a no ser por [venganza de] una persona [asesinada] o por haber sembrado la corrupción en la tierra— sería como si matase a toda la humanidad; y quien salvase una vida, sería como si salvase las vidas de toda la humanidad." Este pasaje subraya que el asesinato no es solo un crimen contra la víctima, sino un ataque a toda la existencia humana.

En el Islam, la guerra no es un mandato universal ni una herramienta de expansión. El Corán la permite únicamente en respuesta a una agresión, y siempre bajo normas muy específicas. El Concepto de Yihad y Qital: Es crucial diferenciar estos términos.

Yihad, que a menudo se traduce como "guerra santa", en realidad significa "lucha" o "esfuerzo". La mayor y más importante yihad es la lucha espiritual interna del creyente contra sus propias debilidades y el pecado. La yihad externa, la lucha física, es solo una parte de este concepto.

Qital es la palabra específica del Corán para la "lucha armada" o "combate", las condiciones para el Combate (Qital): El Corán establece reglas claras para la guerra, que la convierten en una medida de último recurso:

  • La Autodefensa: la guerra solo está permitida en respuesta a la agresión o persecución de los musulmanes (Corán 2:190-191). Se prohíbe explícitamente la agresión inicial: "Combatid en el camino de Dios a quienes os combaten, pero no cometáis agresión. En verdad, Dios no ama a los agresores".

  • La proporcionalidad: La respuesta armada debe ser proporcional a la agresión recibida.

El combate debe cesar inmediatamente si el enemigo pide la paz (Corán 2:192).

"Versos de la Espada", algunos versículos del Corán que parecen ordenar una lucha más agresiva son a menudo citados fuera de contexto. La mayoría de los eruditos islámicos interpretan que estos versos se refieren a momentos históricos muy específicos, como la lucha de la primera comunidad musulmana contra la persecución y los pactos rotos por sus enemigos. No se consideran un permiso para la guerra ofensiva indiscriminada en la actualidad.

La guerra es una respuesta colectiva y regulada, que solo se justifica por la agresión y se rige por normas estrictas que prohíben la crueldad, la agresión injustificada y la matanza de civiles.

El mensaje fundamental es que la paz es el estado deseado y la violencia solo se permite como un último recurso necesario y siempre bajo un control riguroso.

No incluyo textos sagrados sobre la participación protagónica de Trump asociado a Netanyahu porque los mueve la conquista de las riquezas y el territorio en esa zona. Su religión es el dinero en su forma más despiadada. Casi toda Europa, parte del occidente cristiano, es cómplice.

Ante el exterminio de un pueblo, que no puede aceptar ninguna explicación religiosa, somos responsables tanto de lo que decimos, como lo que no decimos y lo que no hacemos para evitarlo.

No hay camino para la paz, la paz es el camino.

(Mahatma Gandhi)

Esta famosa frase sugiere que la paz no es un objetivo que se logra a través de la violencia, sino la única forma de vivir y resolver los conflictos, aunque hoy parezca una perspectiva tan lejana. Soy ateo.