En mi anterior colaboración, escribí acerca del uso de los marcadores del discurso como herramientas para elaborar un texto cohesionado y eficaz. Como lo había anticipado en dicha ocasión, resulta necesario graficar mediante un ejemplo cómo funcionan los marcadores textuales para vincular los párrafos en un texto.

En este artículo, escribiré sobre las características que deben poseer los párrafos para que resulten eficaces y brindaré recomendaciones para elaborarlos. Mediante algunos ejemplos, explicaré cómo se evidencian la coherencia —saber estructurar la información— y la cohesión —saber conectar las distintas partes del texto— al redactar dichas unidades textuales en un escrito.

El párrafo constituye en la lengua escrita la unidad mayor previa al texto. Es un fragmento textual que desarrolla aspectos y subaspectos (subtemas) del tema global del texto. En el libro Manual de escritura académica y profesional, Estrella Montolío propone las siguientes cuatro características de un párrafo eficaz:

  1. Posee significado claro y unitario.

  2. Presenta un equilibrio informativo.

  3. Tiene una longitud razonable.

  4. Es una unidad relacional.

Un párrafo eficaz posee significado claro y unitario (es una unidad de sentido)

En su libro La cocina de la escritura, una de las preguntas que proponía Daniel Cassany en su «Guía de preguntas para revisar» un texto de autoría propia en cuanto a los párrafos era la siguiente:

  • ¿Cada párrafo trata de un subtema o aspecto distinto?

Al respecto, en El libro del español correcto, se recomienda dividir un párrafo en dos o tres en el caso de que este ocupe toda una página, así como comprobar si su temática permite unir dos párrafos en uno o, por el contrario, dividir uno en dos.

En cuanto al párrafo como unidad de sentido, en el manual Comunicación electrónica. Propuestas para mejorar la calidad de los textos en pantalla, publicado por el Instituto Vasco de Administración Pública (IVAP) de España, se brinda la siguiente recomendación:

Cuando nos hallamos ante un párrafo que aglutina diversos temas de carácter complejo e interrelacionados entre sí, lo más adecuado es desglosar ese bloque de información en varios párrafos.

En ese libro se presenta el siguiente ejemplo con el fin de explicar dicha recomendación:

El Consejo de Gobierno ha aprobado un decreto que articula un Programa de Apoyo Financiero dirigido a las PYMES, empresarios individuales y profesionales autónomos de Euskadi, dotado con un máximo de 600 millones, cuyo objeto es permitir el acceso a la financiación bancaria de los citados colectivos para atender sus necesidades de circulante, así como la reestructuración de su deuda: renovación de deuda a corto plazo, adecuación de la deuda a corto plazo en deuda a medio y largo plazo. Mediante Orden de 25 de marzo de 2013, del Consejero de Hacienda y Finanzas, se ha hecho pública la primera convocatoria, con un importe máximo de trescientos millones de euros (300,000,000€), de los cuales doscientos ochenta millones están destinados a pymes y veinte millones a profesionales autónomos y empresarios individuales. El plazo de solicitud se inicia el 5 de abril, tras la entrada en vigor de la Orden citada anteriormente y se extiende hasta el 31 de diciembre de 2013 o hasta la fecha en que se agote el importe máximo del Programa, si este es anterior.

En este ejemplo, se evidencia un error frecuente en la construcción de los párrafos, ya que en una sola unidad textual se han mezclado subtemas que deberían aparecer separados en párrafos diferentes. Siguiendo la recomendación mencionada del Manual del IVAP, el ejemplo anterior se puede reformular dividiendo el bloque en varios párrafos según sus subtemas (destacados en negrita). Además, resulta necesario acortar algunas oraciones muy largas (más de 30 palabras), repartirlas en dos o más:

El Consejo de Gobierno ha aprobado un decreto que articula un Programa de Apoyo Financiero dirigido a las PYMES, empresarios individuales y profesionales autónomos de Euskadi, dotado con un máximo de 600 millones. El objetivo de esta medida es permitir el acceso a la financiación bancaria de los citados colectivos para atender sus necesidades de circulante, así como la reestructuración de su deuda: renovación de deuda a corto plazo, o adecuación de dicha obligación a corto plazo en deuda a medio y largo plazo.

Mediante Orden de 25 de marzo de 2013, del Consejero de Hacienda y Finanzas, se ha hecho pública la primera convocatoria, con un importe máximo de trescientos millones de euros (300,000,000€). De este monto, doscientos ochenta millones están destinados a pymes y veinte millones a profesionales autónomos y empresarios individuales.

El plazo de solicitud se inicia el 5 de abril, tras la entrada en vigor de la Orden citada anteriormente. Asimismo, se extiende hasta el 31 de diciembre de 2013 o hasta la fecha en que se agote el importe máximo del Programa, si este es anterior.

Un párrafo eficaz presenta equilibrio informativo (es una unidad de distribución de la información)

En el Manual de escritura académica y profesional, Montolío señala que los párrafos permiten distribuir la información del texto en fragmentos coherentes más pequeños, que resultan más asequibles y fácilmente asimilables. Para que funcionen como una unidad de distribución útil, los párrafos deben contener una cantidad de información adecuada, equilibrada.

Según lo anterior, la autora presenta estas dos recomendaciones:

Un párrafo no debe contener demasiadas ideas

Para explicar esta primera recomendación, en dicha fuente se presenta el siguiente fragmento, elaborado por un estudiante de Ingeniería informática:

Actualmente las empresas de tecnología ya han cambiado la filosofía tradicional de hacer negocio; ahora, en estos tiempos de máxima competencia cualquier signo de fragilidad en alguno de los campos de actuación de la firma, puede decidir el éxito o el fracaso en los mercados [1er. tema]. Es por ello, la importancia de diferenciarse mediante la implantación de la computación en la nube, un proceso que garantiza el almacenamiento en servidores y la sustitución del «hardware» (con la consiguiente disminución de costes) que a su vez dotará a la infraestructura de una mayor capacidad de adaptación derivada de la necesidad variable de la carga de trabajo [2o. tema]. La globalización proporcionada por el acceso cuasi universal a Internet, se verá reflejada en una mayor accesibilidad a la información proporcionada por este soporte [3er.tema]. En este ámbito, también cabe destacar, la constante actualización del «software» llevada a cabo por los proveedores; lo que evita que la empresa destine medios a realizar el «up to date» tecnológico [4o. tema]…

Montolío señala que, de la lectura de este párrafo, se deduce que no ha sido planificado correctamente, ya que aborda demasiados temas sin apenas articularlos. Asimismo, la autora agrega que dicha falta de planificación no permite desarrollar más alguno de los aspectos apenas mencionados; y, sobre todo, distribuir los diferentes subtemas en párrafos distintos que los desplieguen con más detalle.

Un párrafo no debe consistir en una sola idea esquemática

Para explicar esta segunda recomendación, en el Manual de escritura académica y profesional, se presenta el siguiente fragmento, procedente de un texto sobre innovación tecnológica en la docencia:

El siguiente paso en la evolución de las soluciones interactivas orientadas al mundo de la educación podría avanzar con las tecnologías y proponer soluciones de diferentes tipos.

Sustituir los ordenadores portátiles por pupitres digitales que ya tuviesen integrados estos ordenadores.

Mediante realidad virtual se podrían crear componentes que permitiesen a los alumnos, por ejemplo, conocer su propio aparato digestivo en una clase relacionada con la materia conocimiento del medio.

Las pizarras digitales podrían ser manejadas directamente con las manos facilitando la labor docente…

Montolío señala que estos párrafos resultan demasiado esquemáticos; cada uno de ellos presenta una idea, pero no la elabora, ni la relaciona con aspectos mencionados antes en el texto o que se anuncien para ser desarrollados más adelante. La autora añade que cada supuesto párrafo se presenta como un asunto aislado; de hecho, más que propiamente párrafos parecen diferentes puntos de una lista, meros elementos de una enumeración.

Por otro lado, según Montolío, contrariamente a lo que su simplicidad sintáctica podría hacer pensar, este tipo de párrafos no ayudan a que quien lee interprete fácilmente el significado del texto. Ello se debe a que las ideas así presentadas aparecen aisladas y sin un desarrollo que exprese las relaciones que mantienen entre sí los datos, dado que no existen señales que lo indiquen.

Un párrafo eficaz tiene una longitud razonable (posee una extensión adecuada)

Otras de las preguntas que proponía Cassany en su «Guía de preguntas para revisar» un texto de autoría propia en cuanto a los párrafos eran las siguientes:

  • ¿Tienen la extensión adecuada? ¿No son demasiado extensos? ¿Hay algún párrafo-oración?

En el Manual de escritura académica y profesional, Montolío brinda la siguiente información acerca de la extensión que debe tener un párrafo, fuera del ámbito de los medios de comunicación escrita y de la prosa científica:

Las recomendaciones internacionales para favorecer el uso de un lenguaje claro en la Administración, la Justicia y, en general, las instituciones proponen elaborar párrafos de no más de 150 palabras organizadas entre 3 y 8 oraciones. En cualquier caso, desaconsejan vivamente superar las 250 palabras por párrafo.

De otra parte, acerca de la extensión del párrafo, Cassany, como parte de su «Decálogo de la redacción» presentado en La cocina de la escritura, ofrece la siguiente recomendación:

Procura que (el párrafo) tenga una extensión comedida (moderada). Evita los párrafos-oración de dos líneas o los párrafos-lata de más de quince (líneas).

Un párrafo eficaz es una unidad relacional (es «parte de un equipo»)

En El libro del español correcto, se indica que los párrafos están al servicio de la idea global del texto, por lo que deben guardar una estrecha relación entre sí y estar directamente vinculados con ese objetivo general de quien emite el mensaje. En el Manual de escritura académica y profesional, Montolío precisa que el párrafo es una unidad relacional. Ello implica dos recomendaciones de escritura:

  • El contenido de un párrafo debe ser relevante para el desarrollo del tema global del texto.

  • El contenido de un párrafo debe estar conectado de algún modo con el contenido de otras partes del texto.

Con el fin de explicar estas dos recomendaciones, utilizaré un ejemplo, cuyo tema es el lenguaje inclusivo, que he tomado y adaptado de La cocina de la escritura:

Para un lenguaje solidario

Vivimos en un mundo desigual e injusto donde se potencian actitudes conformistas, androcéntricas (el mundo se ve siempre desde una perspectiva masculina) y etnocéntricas (hay unas razas superiores a las demás). Y esto es así, aunque no nos guste tener que reconocerlo. Por ejemplo, si observamos nuestro lenguaje nos daremos cuenta de que, de manera inconsciente, pero no por ello más tolerable, despreciamos todo lo que consideramos «diferente» y/o «inferior».

Este primer párrafo, tiene como función principal presentar una introducción general del asunto (la necesidad de un lenguaje inclusivo). Por ese motivo, su contenido resulta relevante para el desarrollo del tema global del texto.

Se ha dicho que el lenguaje es un reflejo del sistema de pensamiento colectivo, de cómo piensa, siente y actúa una sociedad. Por consiguiente, el lenguaje nunca es imparcial; con él siempre trasmitimos, aunque inconscientemente, una determinada ideología. Muchos, la mayoría, rechazamos esta ideología en teoría, pero la fomentamos en la pequeña práctica cotidiana.

Este segundo párrafo, tiene como función principal presentar una tesis u opinión: «el lenguaje es un reflejo de cómo piensa, siente y actúa una sociedad». Por ese motivo, su contenido también resulta relevante para el desarrollo del tema global del texto (la necesidad de un lenguaje inclusivo).

Por ejemplo, observemos que, cuando se tiene que utilizar una fórmula para referirse a individuos de ambos sexos, la balanza siempre se inclina hacia la variante masculina: hablamos de «profesores», «directores» para aludir a profesores y profesoras, directores y directoras. Curiosamente, podemos notar que cuando se diferencian los géneros de ciertas palabras es para otorgar connotaciones bien distintas: no es lo mismo hablar de una «mujer pública» que de un «hombre público». Y podríamos comentar muchos más casos como este.

Este tercer párrafo, tiene como función principal presentar un ejemplo: el uso de fórmulas masculinas para referirse a individuos de ambos sexos. Por ese motivo, su contenido también resulta relevante para el desarrollo del tema global del texto (la necesidad de un lenguaje inclusivo).

En cuanto a su conexión con otras partes del texto, cabe señalar la presencia del marcador «por ejemplo» al inicio de esta unidad textual. Así se expresa de qué modo este párrafo se relaciona con el párrafo anterior: se está presentando un ejemplo ilustrativo acerca de que el lenguaje es un reflejo de cómo piensa, siente y actúa una sociedad, al invisibilizar a las mujeres.

Además, al utilizarse el marcador «por ejemplo» al inicio, se está siguiendo una recomendación de Cassany relacionada con colocar los marcadores textuales en las posiciones importantes del texto (inicio de párrafo o de oración). Ello con el fin de que el lector los distinga de un vistazo y pueda hacerse una idea de la organización del texto.

Por otra parte, la mayoría de libros de texto que encontramos en el mercado envían mensajes sexistas escondidos detrás de redacciones normales o ilustraciones gráficas. En particular, nunca encontraremos padres haciendo los trabajos de casa ni madres ejecutivas.

Este cuarto párrafo, tiene como función principal presentar otro ejemplo: libros de texto que envían mensajes sexistas, discriminadores. Por ese motivo, su contenido también resulta relevante para el desarrollo del tema global del texto (la necesidad de un lenguaje inclusivo).

En cuanto a su conexión con otras partes del texto, cabe señalar la presencia del marcador «por otra parte» al inicio de esta unidad textual. Así se expresa de qué modo este párrafo se relaciona con el párrafo anterior: se está agregando otro ejemplo ilustrativo acerca de que el lenguaje es un reflejo de cómo piensa, siente y actúa una sociedad, al discriminar a las mujeres.

Personalizar en toda comunicación la presencia de mujeres y hombres ayudará a que nuestras hijas e hijos sean respetuosos, solidarios y tolerantes.

Este último párrafo tiene como función presentar una conclusión sobre el lenguaje inclusivo.

Según lo analizado en este ejemplo, y como se indica en El libro del español correcto, ningún párrafo debe quedar aislado del resto; un párrafo tiene que llevar a otros, invitar al lector a continuar la lectura. En dicha fuente se precisa que una manera eficaz de conseguirlo es recurrir a los marcadores textuales, esas expresiones que tienen como función principal orientar al lector sobre el sentido en que debe interpretarse lo que viene a continuación.

Queda pendiente explicar cómo se utilizan los signos de puntuación denominados «delimitadores principales» según la RAE —punto, coma, punto y coma y dos puntos— para elaborar un texto cohesionado. Por ello, me comprometo a escribir sobre dichos signos en sendos artículos. Me despido hasta una próxima oportunidad.