Siempre me he sentido fascinada por las criaturas que se esconden en los rincones más oscuros de la mitología. No los dragones, unicornios o vampiros que todo el mundo conoce, sino más bien esos seres extraños y olvidados, aquellos que alguna vez causaron terror y que, con paso del tiempo, se fueron desvaneciendo en el olvido. ¿Quiénes eran? ¿Por qué ya casi nadie los recuerda?

Uno de estos seres misteriosos es el Ahuizotl, una criatura de la mitología azteca que acechaba en los lagos y ríos. A simple vista, parecía un perro con orejas puntiagudas, pero tenía algo más que lo caracterizaba: una mano extra en la cola, con la que atrapaba a sus víctimas y las arrastraba a las profundidades. Cuando los cuerpos apresados aparecían luego, siempre faltaban los ojos, las uñas y los dientes, porque el Ahuizotl se los ofrecía a los dioses del agua. Una historia inquietante, pero completamente fascinante.

En la mitología germana existía a su vez el Alp, un espíritu que se colaba en los cuartos de las personas mientras estas dormían. Se posaba sobre el pecho de sus víctimas, causando pesadillas y una sensación de asfixia. Algunos decían que el Alp no tenía forma fija, que podía transformarse en gatos, serpientes o incluso en sombras que se deslizaban por las grietas de las casas. Pensarlo da escalofríos. Curiosamente, en algunos relatos, la única forma de protegerse del Alp era colocando un objeto de hierro debajo de la almohada o dormir con los pies cruzados, como una especie de barrera mística.

Japón también tiene lo suyo. El Nuppeppō era una criatura con aspecto de masa de carne derretida y un rostro humano borroso. Dicen que vagaba por cementerios y templos durante la noche, dejando tras de sí un olor putrefacto que ahuyentaba a cualquiera que se atreviera a acercarse. No se trataba de un ser agresivo, pero su sola presencia bastaba para generar incomodidad y miedo. Algunos cuentos mencionan que comer su carne otorgaba la inmortalidad, pero pocos se atreverían a probar algo tan repugnante.

Otro ser olvidado es el Mare, un espíritu escandinavo que, como el Alp, atormentaba a las personas mientras dormían. Se decía que no era una criatura como tal, sino el espíritu de alguien vivo, que sin darse cuenta abandonaba su cuerpo por las noches y se deslizaba hasta la habitación de otro con la intención de provocarle sueños aterradores. Solo imagina despertar con la sensación de que alguien ha estado sobre ti, mirándote mientras duermes. Es probable que de esta leyenda venga la palabra "pesadilla" en varios idiomas europeos, pues el Mare representa esa presencia opresiva que se posa sobre el pecho de quienes sueñan.

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Representación de Ahuizotl.

Desde lo más profundo de la selva amazónica surge el relato del Mapinguari, una bestia con piel impenetrable, un solo ojo en la frente y una boca en el estómago. Algunos creen que es la versión latinoamericana del Bigfoot, pero las leyendas dicen que en realidad se trató de un chamán que descubrió el secreto de la inmortalidad y, como castigo, fue condenado a vagar eternamente con esa forma monstruosa. Hay relatos de exploradores y cazadores que afirman haber escuchado sus gritos en la espesura de la selva, un sonido que hiela la sangre y que parece venir de todas direcciones a la vez.

En la región de Europa del Este se habla de los Leshy, espíritus del bosque que protegían la naturaleza de los intrusos. Podían cambiar de tamaño a voluntad, desde seres diminutos como una hoja hasta figuras gigantes que superaban a los árboles más altos. A menudo engañaban a los viajeros, haciéndolos perderse en el bosque o confundiendo los caminos para que nunca encontraran la salida. Sin embargo, si uno lograba hacer las paces con un Leshy, podía obtener su protección y aprender los secretos del bosque. Era un ser ambiguo, capaz de castigar o recompensar según cómo se le tratara.

Otro mito fascinante es el del Baku, una criatura japonesa que devora las pesadillas. Se dice que si un niño tiene un mal sueño, puede entonces invocar al Baku para que lo consuma y le deje descansar en paz. Sin embargo, hay un peligro: si el Baku tiene demasiada hambre y no se conforma solo con la pesadilla, también puede devorar los sueños buenos y dejar a la persona en un estado de vacío absoluto. Esta criatura ha trascendido la mitología y sigue presente en la cultura popular japonesa.

image host Representación de Baku.

Los mitos sobre estas criaturas han sido relegados al olvido, pero siguen ahí, esperando a ser recordados. Tal vez, al traerlos de vuelta, les devolvemos un poco de la magia y el misterio que alguna vez tuvieron. Y quién sabe… quizás en algún rincón del mundo, aún quede alguien que jure haber visto a una de estas criaturas con sus propios ojos.