Los contagios disminuyen en Italia, y desde mediados de semana se podrá viajar por todo el país sin restricciones.

Lunes 25 de mayo

Mientras el virus frena su marcha mortal, sobre todo en los países del sur de Europa, en especial España e Italia, los más afectados que, paulatinamente y cautelosos, van volviendo a la normalidad, el salto del Covid-19 hacia las Américas ha sido devastador, sobre todo por el pésimo manejo ante la crisis de algunos gobernantes. Sin duda el estandarte de la irresponsabilidad es de Donald Trump, seguido muy de cerca por su amigo, el exmilitar Jair Bolsonaro, presidente de Brasil.

Como ya les he contado en Diarios anteriores, en general en Italia, América Latina hace noticia solamente a causa de sus vicisitudes ya sea naturales o políticas, por eso me llamó mucho la atención que el Telediario del mediodía abriera con la situación «desastrosa» en Chile y Perú con una serie de datos más que alarmantes. Ahora bien, se sabe que las estadísticas pueden ser analizadas desde diferentes ángulos, pero hay situaciones que no se pueden soslayar, como por ejemplo el colapso del sistema de salud pública en nuestro países.

El diario La Repubblica compara dos experiencias opuestas de enfrentamiento al Covid-19: la sueca y la cubana. Sobre la experiencia sueca titula: La Europa contraria al confinamiento. Suecia, el modelo que no funciona, explicando que en la semana del 13 al 20 de mayo este país encabezó el porcentaje mundial de muertos por cada millón de habitantes, según el blog de estadística Our World in Data y el diario Financial Times.

Como se puede ver, según estos datos la riquísima Suecia, que desde el principio de la emergencia rechazó el confinamiento, cierta de la «autodisciplina» de sus ciudadanos, naufragó en su afán aperturista con el resultado de que muchos de los países vecinos decretaron el cierre de las fronteras a los ciudadanos suecos.

En el otro extremo, Cuba. La receta es rigor y salud. Éxito en la isla, titula el diario que abre la nota señalando que «se podía pensar en un milagro», pero que en realidad la causa de este éxito contra el coronavirus fue «un confinamiento concienzudo por parte de la población y la acción sistemática del sistema sanitario nacional que fue controlando casa a casa la presencia de enfermos», lo que evitó una cuarentena «difícil de aplicar en un país donde la gente está obligada a salir para conseguir alimentos y sobre todo los remedios que se encuentran solo en los consultorios públicos».

Martes 26 de mayo

Ya no hay especulación sobre las mascarillas en Italia. Se encuentran, aunque – eso sí – ninguna cuesta el precio que habían señalado las autoridades: 1 euro. Pero no escasean. Ahora el afán de los habitantes de este país (por lo menos de Roma, mejor no exagerar) son los guantes desechables que antes del estallido de la emergencia costaban 5 euros (un centenar), al principio del confinamiento, 7 euros y medio y ahora nada menos que ¡¡13 euros!! Y ni siquiera se encuentran.

Una noticia con final feliz: Andrea Bocelli y toda su familia estuvieron aquejados por el coronavirus. Afortunadamente alivió y con gran sentido de responsabilidad donó su plasma , que como el de todas las personas que han sanado de esta enfermedad, es rico de anticuerpos muy útiles para la batalla contra el Covid-19.

El artista adhirió a la experimentación que se está llevando a cabo en el Departamento de Enfermedades Infecciosas del Hospital de Pisa: ya estaba enfermo el domingo 12 de abril, día de Pascua de Resurrección cuando el tenor encantó a todo el mundo (2,7 millones de espectadores) con un concierto en directo en YouTube desde una desierta Catedral de Milán, que concluyó con las notas de Amazing Grace, el único tema cantado al exterior, con el marco estupendo, a sus espaldas, del majestuoso monumento.

Al principio creí que se trataba de un bulo más, pero no era así; la casa Louis Vuitton acaba de diseñar unas mascarillas que serían el último grito de la moda según un portal del lujo italiano, que también explica como este accesorio fundamental en tiempos de Covid-19 se ha convertido en una nueva tendencia. Y como Vuitton también harán lo mismo otras firmas de la moda. Aún no ha sido posible averiguar el costo.

Miércoles 27 de mayo

Se ve mucho más gente en las calles y sobre todo mucho más tráfico. También ya algunos contenedores de basura están repletos con la consiguiente alegría de gaviotas y urracas que escarban sin pudor. ¡Significa que Roma vuelve a su normalidad!. Junto a la basura, otro detalle que también explica que el virus está disminuyendo su escalada mortal: para el viernes hay anunciada huelga del transporte público en Roma: buses, metros y también algunas líneas extraurbanas. La razón de la huelga es que los trabajadores, justamente, piden mayores garantías de seguridad de cara al Covid- 19.

Jueves 28 de mayo

Un transplante de pulmones que se convierte en un símbolo de optimismo en estos tiempos tristes y desesperanzados: Francesco, de 18 años era un joven sano, sin problemas de salud cuando le diagnosticaron el coronavirus a principios de marzo. Poco tiempo después los médico se dan cuenta que el virus le ha destruido los pulmones y que para el joven las posibilidades de supervivencia son remotas. Lo único sería un transplante de pulmones, una operación que se ha realizado con éxito solamente dos veces en el mundo, en China, en febrero y abril recién pasados.

Para el equipo sanitario del Policlínico de Milán el trasplante es la única posibilidad. Hay que empezar a buscar un donador. Se encuentra gracias a la generosidad de la familia de Davide Trudu, un joven agricultor sardo de 30 años muerto trágicamente al caer de un tractor el 16 de mayo: dos días después, el 18 de mayo se realizaron mucho éxito el trasplante. Ya Francesco está consciente y aprendiendo a respirar de nuevo, aunque aun no sabe que sus pulmones no son los mismos con los que nació.

Hace 46 años un atentado fascista en la central Piazza della Loggia en Brescia (norte de Italia) dejaba un reguero de 8 muertos y numerosos heridos: una bomba escondida en los antiguos canastos de basura explotó mientras se realizaba una manifestación contra el terrorismo de ultraderecha que ensangrentaba este país. Después de años de pesquisas finalmente se llegó a condenar a los culpables que eran integrantes del grupo neofascista Ordine Nuovo junto a sectores «desviados» de los servicios secretos italianos.

En la tarde desconectamos celulares y computadoras para celebrar un hecho que hace 36 años cambió nuestra vida; la llegada al mundo de nuestro hijo Enrique.

Viernes 29 de mayo

Estados Unidos arde…y no solamente por los miles de muertos y contagiados con el Covid-19. El asesinato «en directa» del afroamericano George Floyd, sofocado por la policía durante la detención en Minneapolis ha justamente enardecido los ánimos. El video de su detención en el que Floyd repite I can’t breathe («no logro respirar») se ha convertido en viral en las redes sociales, y ha desencadenado olas de indignación en todo el mundo.

Durante las manifestaciones ha habido destrozos y saqueos y tampoco ha ayudado a la calma la frase del presidente Donald Trump, quien en su cuenta de Twitter escribió «ante los saqueos hay que disparar». Según los ejecutivos de Twitter, el post de Trump ha violado las normas deontológicas, ya que se trata de «exaltación a la violencia», frase que ha desencadenado la ira del inquilino de la Casa Blanca, que ha arremetido contra el coloso de San Francisco anunciando leyes más duras contra Twitter «si empezara a limitar la libertad de palabra».

Sábado 30 de mayo

En tiempos pre Covid-19 este fin de semana hubiese sido un larguísimo «puente», ya que el próximo martes 2 es la Fiesta Nacional de Italia que recuerda el nacimiento de este país como república gracias al referéndum institucional de 1946 que decretó el fin de la monarquía. Es también el aniversario de la muerte de Giuseppe Garibaldi, considerado tanto por la historiografía como por la cultura popular el principal héroe nacional.

«Habría pedido vacaciones el viernes y el lunes y en estos cinco días me iba a Ibiza», comenta mi fisioterapista mientras manipula con entusiasmo ( a veces demasiado, pero es necesario) mi brazo. Desde la próxima semana abren los parques y casi todos los museos. A propósito de paseos al aire libre, una visita muy interesante es al Parque de Bomarzo, cerca de Roma, único en su género que, por esas cosas extrañas de este país, está fuera de los recorridos turísticos tradicionales.

Lo conocí gracias a mi querida amiga Marcia Scantlebury y a un estupendo reportaje que publicó hace años en la revista El Sábado del diario chileno El Mercurio: ubicado a poco más de 90 kilómetros de Roma este parque fue realizado en las posesiones del príncipe Pierfancesco Orsini, destacado militar al servicio del Estado Pontificio, quién al regreso de una guerra, en 1552, decidió encargar este curioso jardín, que según numerosos expertos constituye una manifestación irónica de la transición entre las normas renacentistas y las veleidades barrocas.

Denominado por la fantasía popular «Bosque Sagrado», a raíz de la gran cantidad de divinidades representadas, la visita permite sumergirse en un ambiente abrupto y silencioso, cuyos senderos van encontrando osos al acecho, perros de tres cabezas, un Neptuno barbudo que esconde bajo la mano a un pequeño delfín que representa al río Tíber, además de una estatua de Hércules y una que otra sirena. Ideal para período post coronavirus: un estupendo paseo al aire libre donde es fácil mantener la distancia social.

Desde la Gruta de Lourdes en los Jardines del Vaticano, el papa rezó esta tarde los Misterios Dolorosos del Rosario para pedir a la Virgen el fin de la pandemia: santuarios marianos de todo el mundo se unieron telemáticamente a Francisco en la plegaria previa al Rosario. Acompañaron al papa en la oración personas que de uno u otro modo han estado en contacto directo con el virus, entre ellos un médico, una enfermera, una religiosa que contrajo el virus y luego sanó, una pareja que tuvo el bebé en plena emergencia.

Si no lo hubiese escuchado personalmente habría pensado en un bulo: «El Covid no existe. Es una artimaña del Gobierno para controlarnos». Las palabras dichas con la desfachatez típica de la ignorancia eran de una persona que participaba en una manifestación «negacionista» de ultraderecha en la Plaza Venecia de Roma: consecuentes con su estupidez los manifestantes no usaban mascarillas, menos guantes y marchaban bien apretados unos a otros.

Otras manifestaciones, siempre no autorizadas y con diversos grados de «negacionismo» se realizaron en diversas ciudades italianas. La principal en Milán encabezada por el general en retiro Antonio Pappalardo, un curioso personaje, que después de haber ascendido a las más altas esferas de Carabineros, se ha convertido en una especie de agitador contra todo: esta vez enfundado en una chaqueta color naranja (al principio se denominaban «chalecos naranja», emulando a los «chalecos amarillos» franceses) manifestaba contra el Gobierno y el euro, auspiciando el retorno de la «lira itálica».

Domingo 31 de mayo

El Gobierno logró poner de acuerdo a todas las regiones: desde el 3 de junio se podrá viajar por todo el país sin necesidad de permisos especiales. Durante esta semana se ha recordado mucho el estereotipo de los inmigrantes de las regiones meridionales de Italia que, con su prole y todos sus escasos haberes en pobres maletas de cartón, en la posguerra abandonaron su tierra natal para buscar mejor vida en el norte del país que empezaba a industrializarse.

La literatura y el cine nos han enseñado que eran tan mal mirados que incluso entre los requisitos para los arriendos se leía: «abstenerse meridionales». Como el coronavirus se afincó sobre todo en las regiones del norte, en sentido más o menos irónico, algún alcalde del sur (donde el virus ha sido menos agresivo) recordó estos episodios.

Por primera vez desde hace tres meses el papa saludó desde la ventana de su estudio a los fieles que se encontraban en la plaza de San Pedro: todo el mundo con mascarillas y respetando el metro de distancia, excepto, claro, los grupos familiares o de amigos. Numerosos policías se paseaban entre los fieles controlando las medidas de seguridad.

Francisco recordó que hace siete meses se había concluido el Sínodo de la Amazonía y pidió al Espíritu Santo (hoy es la fiesta de Pentecostés cuando según la tradición el Espíritu Santo en forma de paloma se posó sobre la cabeza do los Apóstoles) que le dé «fuerza a la Iglesia y a la sociedad en Amazonía duramente afectada por la pandemia», recordando los numerosos contagios de indígenas e invocando a la Virgen por «contagiados y difuntos…los más pobres e indefensos».

Terminó su oración con un llamado «a que a nadie le falte la asistencia sanitaria», ya que lo principal es «curar a las personas, no ahorrar por economía, ya que las personas son más importantes que la economía». Al final sonriendo se despidió con un «nos vemos de nuevo en esta Plaza de San Pedro», un auspicio esperanzador, muy necesario en estos tiempos.