Muchas veces nos hemos enorgullecido (en mayor o menor grado) por cuanto hemos absorbido del mundo, casi como un niño precoz que se apura a beber leche de su madre. Tenemos frases como «hombre de mundo» y otras tantas, y sin embargo, pasamos por alto (unos más que otros) que lo que percibimos con nuestros sentidos es casi nada, pues la mayoría del universo es materia oscura, imperceptible. De hecho, los colores son un fenómeno producido en un pequeño fragmento del espectro electromagnético, e igualmente, nuestra capacidad auditiva es asimismo limitada. El ser humano ha afinado los sentidos que le garanticen su supervivencia; no sentimos las líneas magnéticas de la tierra, como una paloma; no necesitamos escuchar como un murciélago o una ballena, ni ver el ultravioleta como un águila o el infrarrojo como un gato.

Ver y escuchar son fundamentales para nosotros, pero olvidamos las definiciones de lo que son color y sonido, y para seguir con nuestro tema vale la pena recordarlo. Una manera simple de explicar qué es el sonido es usando una cuerda, por ejemplo de guitarra: la cuerda vibra y hace vibrar al aire que la rodea. Una definición de diccionario no dice que el sonido es la «sensación o impresión producida en el oído por un conjunto de vibraciones que se propagan por un medio elástico, como el aire». En cuanto al color nos dice: «Impresión que producen en la retina los rayos de luz reflejados y absorbidos por un cuerpo, según la longitud de onda de estos rayos». Y nos acota: «La percepción de los colores es un fenómeno subjetivo; el color varía según la cantidad de luz del ambiente y la distancia a la que se encuentra el objeto». En el sonido también se da un fenómeno llamado efecto Doppler, que es el fenómeno por el cual la frecuencias de la ondas percibidas por un observador varía cuando el foco emisor o el propio observador se desplazan uno respecto al otro. Es decir, la variación de la frecuencia de onda produce un cambio en nuestra percepción. Más adelante volveremos sobre el tema de la percepción.

Hemos mencionado estas anteriores acotaciones como aderezo, y no vamos a ahondar en ellas, pues nos concentraremos en otro fenómeno, la sinestesia cromática, que relaciona el sonido y el color. Las personas que poseen oído absoluto son capaces de percibir (internamente) colores asociados a las notas que escuchan. Pero resulta que la sinestesia se da asimismo con el tacto y el olfato, y si decimos olfato, decimos gusto, pues estos dos sentidos están íntimamente desarrollados. Esto último nos da pie para algunas preguntas escabrosas:

  1. ¿Será que todo lo que percibimos es la misma cosa, solo que bajo distintas manifestaciones?
  2. ¿De qué dependen esas manifestaciones?
  3. ¿Qué cosa vendría a ser el arte?

Para contestar la primera pregunta regresemos a la definición de sonido: imaginemos una onda que se expande en el aire, y que tomamos un poco. Como es una mezcla de gases tomemos uno de los átomos de oxígeno. Recordemos que los átomos de oxígeno (como todos) está conformado por partículas subatómicas, como los electrones, así pues, tomamos uno de ellos, uno nos basta. Luego digamos que el sonido era producido por un clarinete y así, de la madera el clarinete o de algunas de sus llaves de metal, o de ambas partes, tomamos un electrón. Al compararlo con el electrón del aire veremos que son idénticos, es decir, un electrón de oxígeno es idéntico a un electrón de lo que sea, en todo el universo. Todo lo hemos imaginado, pues no es tan fácil hacer lo que proponemos, pero mediciones indirectas y otras un poco más directas han llegado a la misma conclusión. Lo que cambia es la cantidad y y conformación de cada material. Un electrón de nuestro cuerpo no difiere al del clarinete del ejemplo. Hay átomos que tienen más partículas subatómicas que otros, por ejemplo algunos no tienen neutrones, como los del hidrógeno, pero si visualizamos el universo como un mar de partículas, lo que notamos es diferentes densidades, agrupamientos, interacciones de fuerzas, etc., pero a nivel cuántico, todo es lo mismo.

Esto es lo que dice la ciencia, no lo hemos inventado, solo hemos usado elementos del mundo del arte, porque, si ustedes han oído hablar de la teoría de cuerdas, que no es otra cosa (dicho en nuestras palabras) que la música de las partículas, sabrán que nos habla de modos vibratorios, casi como las cuerdas de la guitarra antes mencionadas, solo que estas cuerdas no son metálicas. En el enlace tienen una explicación muy simplificada, sin las matemáticas de por medio. Lo que nos interesa es esa condición, que al vibrar, de tener los receptores adecuados, podríamos escuchar su música, y siguiendo lo anterior, el color asociado. Es decir, el color y música están de alguna manera presentes aún en la física de las partículas ínfimas.

Pero resulta ser que la cosa no termina ahí: la física cuántica nos dice que el universo es un holograma. En el enlace anterior encontrarán una explicación sencilla del tema, aunque las hay más complicadas, con agujeros negros, frontera de los agujeros (entorno) y duplicación de la información. ¡Usted decide!

Pues bien, para el tema que nos ocupa, hemos mencionado la sinestesia y cómo conecta la música y el color; luego el mar de partículas y sus energías vibratorias, (esa música que se oculta a nuestros receptores sensoriales) y produce colores igualmente invisibles, apenas imaginados. Y así todo se conecta, todo. El universo es una sola cosa, que percibimos, sin embargo a través del filtro de nuestros sentidos, y algo más, inmaterial: nuestro deseo. Vemos el mundo según lo deseamos. A veces todo nos parece un sueño, y a lo mejor no nos damos cuenta si estamos despiertos o no, nos lo dice el Segismundo de Pedro Calderón de la Barca:

Sueña el rey que es rey, y vive
con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este aplauso, que recibe
prestado, en el viento escribe,
y en cenizas le convierte
la muerte, ¡desdicha fuerte!
¿Que hay quien intente reinar,
viendo que ha de despertar
en el sueño de la muerte?

Sueña el rico en su riqueza,
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende,
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.

Yo sueño que estoy aquí
destas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.

Responder de dónde viene todo o qué significado tiene escapa a nuestras modestas intensiones, lo mencionamos porque es parte fundamental de todo. Vamos a llamarle a eso, con permiso de ustedes, el Creador, o si lo prefieren, la esencia de lo que es. Si podemos, sin embargo, hacernos preguntas más sencillas, como ¿qué es entonces el arte? ¿En qué consiste realmente, considerando ese mar holográfico creado en nuestra cabeza? Quizás no es otra cosa, al fin y al cabo, que una forma de elevarse sobre nuestra naturaleza humana, un intento por atisbar la esencia del universo, de lo que es, del Creador.