En su libro Escribir para lectores ocupados: Comunicarse mejor en el mundo real (2023), Todd Rogers y Jessica Lasky-Fink, científicos del comportamiento de Harvard, explican que las letras, las palabras, las oraciones y los párrafos son elementos gráficos en la página impresa o la pantalla; por lo tanto, organizarlos de forma agradable y visual facilita la lectura. Según los autores, numerosos estudios demuestran que perfeccionar los aspectos visuales del texto puede originar que los mensajes sean más efectivos.

Al respecto, en el Manual de escritura académica y profesional, Estrella Montolío afirma que el párrafo es, fundamentalmente, una unidad facilitadora de la lectura. En dicha fuente, la autora plantea las siguientes cuatro características generales de un párrafo eficaz en el ámbito académico o profesional, no específicamente en la escritura web:

  1. Significado claro y unitario. El párrafo es un conjunto de oraciones que expresan un tema común.

  2. Equilibrio informativo. El párrafo no debe contener demasiadas ideas. Además, no es una sola idea esquemática; es decir, se debe evitar “el peligroso estilo PowerPoint”.

  3. Longitud razonable. Un párrafo elaborado según las recomendaciones del lenguaje claro posee una extensión de no más de 150 palabras.

  4. Unidad relacional. Tiene un significado relevante para el tema global del texto. Asimismo, presenta una conexión con otras partes del texto.

En esa línea, en El derecho a entender: La comunicación clara, la mejor defensa de la ciudadanía (2020), Montolío y Tascón proponen estas pautas para construir párrafos eficaces:

  • Dedica un párrafo para cada tema. Desarrolla cada idea nueva en un punto y aparte.

  • Vigila la extensión. Unas 150 palabras por párrafo es una buena referencia, aunque en formato digital, incluso menos.

  • Utiliza conectores para enlazar párrafos. Las expresiones conectivas resultan muy útiles para proporcionar cohesión al texto.

  • Cuida la estructura interna. Empieza con una frase que introduzca el tema, añade un desarrollo y enlaza con las ideas del párrafo siguiente.

A continuación, me enfocaré en explicar cómo redactar párrafos eficaces siguiendo estas recomendaciones.

1. Elaborar párrafos breves y desarrollar un solo tema en cada párrafo

Introducción: ¿Por qué es común leer/escribir párrafos extensos en los documentos?

En el libro Hacia la modernización del discurso jurídico (2012), se explica que la extensión desmesurada de los párrafos es el resultado de falta de reflexividad sobre las propias prácticas comunicativas, así como de la escasez de modelos de escritura alternativos. Ambos hechos merman la claridad comunicativa. Es decir, quien escribe párrafos extensos no reflexiona sobre su forma compleja de redactar ni considera el efecto que ello tendrá en el lector; además, desconoce otra forma de escribir que no sea el estilo pseudojurídico.

Respecto de esta influencia del lenguaje jurídico en los textos de otros sectores profesionales en el Manual de escritura académica y profesional se afirma lo siguiente: “Lamentablemente, el estilo leguleyo contamina con excesiva frecuencia los discursos institucionales en español. A menudo, la Administración, las instituciones públicas, las entidades financieras o las empresas de servicios elaboran documentos por completo autistas respecto a las necesidades del receptor. Documentos que reflejan, además, una imagen de emisor burocrático y distante (antipático, a decir verdad) por el uso de un estilo frío, confuso y anticuado, ajeno por completo a las necesidades del usuario (sea cliente o ciudadano), así como a los procesos de modernización de los discursos institucionales que otros países llevan años implementando”.

¿Por qué es necesario redactar párrafos breves?

En esta tabla, enumero las razones que justifican la concisión de los párrafos, enfocándome en las ventajas de los breves (a. y b.), y en los inconvenientes de los extensos (c., d. y e.):

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¿Por qué es necesario desarrollar un solo tema en cada párrafo?

En Escribir para lectores ocupados: Comunicarse mejor en el mundo real (2023), Rogers y Lasky-Fink explican que una forma de ayudar a los receptores a orientarse rápidamente al leer un texto es separar los distintos temas. Un primer paso sencillo es asignar a cada tema su propio párrafo, ya que un nuevo párrafo indica visualmente un nuevo conjunto de ideas.

Por otro lado, en el Informe de la Comisión de modernización del lenguaje jurídico (2011)1, se brinda este argumento a favor de la uniformidad temática del párrafo: “El párrafo debe contener una sola unidad temática, pues aquellos que incluyen en su interior referencia a hechos distintos son difícilmente comprensibles”.

No obstante, en el Manual de escritura…, se acota que considerar al párrafo como conjunto de oraciones que expresan un solo tema común no significa que su significado esté “cerrado”. Ello se justifica en que párrafos sucesivos pueden (y, de hecho, suelen) estar al servicio de ampliar o desarrollar alguno de los aspectos presentados en un párrafo previo.

¿Cuál es la extensión idónea de un párrafo para ser considerado breve?

En el Manual de escritura…, se explica que la adecuación o inadecuación de la longitud de un párrafo viene determinada por diferentes variables contextuales. Las principales son:

  • “el soporte (papel o pantalla)

  • el ámbito temático y profesional (así, los documentos jurídicos admiten como normales y habituales párrafos de mayor extensión que los documentos técnicos)

  • el género discursivo al que pertenece el texto (de este modo, un informe de consultoría, por ejemplo, puede incluir algunos párrafos de una cierta extensión que resultaría inadecuada en un género como, por ejemplo, el prospecto de un medicamento)”.

En dicha fuente, se brinda la siguiente información respecto de la extensión idónea de un párrafo para ser considerado breve: “Las recomendaciones internacionales para favorecer el uso de un lenguaje claro en la Administración, la Justicia y, en general, las instituciones proponen elaborar párrafos de no más de 150 palabras organizadas entre 3 y 8 oraciones. En cualquier caso, desaconsejan vivamente superar las 250 palabras por párrafo”.

Por ejemplo, la herramienta de IA arText claro ―el primer redactor asistido que ayuda a escribir textos en LC― detecta que un párrafo es largo cuando sobrepasa las 135 palabras. Toda la información lingüística que fundamenta la herramienta arText claro se encuentra desarrollada en el libro Lenguaje claro y tecnología en la Administración (2022)2.

¿Cómo limitar los párrafos a un solo tema usando el punto?

En la Guía práctica Comunicación Clara (2017)3, del Ayuntamiento de Madrid, se indica lo siguiente acerca de limitar los párrafos a un solo tema: “Recuerda: un párrafo, un tema. Cuando vayas a escribir sobre otra idea, pon un punto y aparte”.

Respecto al uso del punto y aparte, en la Guía de redacción judicial clara (2023)4 de España, se precisa que ello implica fragmentar párrafos extensos en cuya redacción inicial se acumula información diversa que no se identifica visualmente con facilidad.

Sobre el uso del punto y aparte en un párrafo que es demasiado largo y aborda muchos aspectos, en el Manual de escritura…, se recomienda lo siguiente: “Una primera intervención de mejora consiste en usar puntos y aparte para dividirlo en párrafos distintos de manera que cada uno de ellos trate un aspecto o subaspecto concreto”.

En dicha fuente, se precisa que el punto y aparte para marcar el final de un párrafo supone un momento de detención de la lectura que evita la “fatiga interpretativa”. En efecto, dicho signo le transmite al lector el siguiente mensaje: “Fin de esta unidad informativa. Pausa. Resúmela en tu mente, mantén ese recuerdo y sigue adelante”.

¿Cómo comprobar que cada párrafo se limite a un solo tema?

Para verificarlo, en su libro La cocina de la escritura (1995), Cassany propone este “truco” (se ha editado su idea): Al revisar los párrafos de tu texto, ponle título a cada uno, resume su información en pocas palabras. Si los títulos resultantes no se repiten, entonces los párrafos sí desarrollan un tema distinto.

2. Utilizar conectores discursivos para enlazar y ordenar las ideas

Si desean conocer cuáles son las clasificaciones de los marcadores textuales o del discurso –conocidos también como conectores discursivos– más extendidas en el ámbito académico, pueden consultar mi artículo “La importancia de los conectores en la redacción”5. En el Manual de escritura académica y profesional, Montolío señala que el nivel de calidad en el uso de los conectores es una de las características que permiten diagnosticar con rigor si un texto académico o profesional ha sido construido por un escritor experto.

¿Por qué es necesario utilizar conectores discursivos al elaborar párrafos?

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¿Cómo expresar mediante conectores la relación entre las distintas partes de un párrafo o entre párrafos sucesivos?

La RAE precisa que no existe una pauta sobre el número de conectores que se pueden emplear en un texto. Lo indicado es usarlos de modo que contribuyan a establecer adecuadamente relaciones entre las partes de un escrito.

En La cocina de la escritura, Cassany aconseja colocar los conectores en las posiciones importantes de texto (inicio de párrafo o de oración). El objetivo es que el lector los distinga de un vistazo y pueda hacerse una idea de la organización del texto.

¿Cuáles son los conectores que permiten expresar la relación entre las distintas partes de un párrafo o entre párrafos sucesivos?

A continuación, presentaré algunas clasificaciones de conectores que les servirán para establecer relaciones entre las distintas partes de un párrafo o entre párrafos sucesivos.

2.1. La clasificación de Estrella Montolío y un extracto de su propuesta

En el Manual de escritura…, Montolío clasifica de la siguiente manera los conectores más frecuentes y relevantes en los textos académicos y profesionales, empleando como criterio de clasificación las funciones discursivas fundamentales:

2.1.1. Conectores que sirven para señalar la organización del texto
  • Conectores de apertura: su función es inaugurar una serie o parte en el discurso: en primer lugar, por una parte, por un lado, de una parte, …

  • Conectores de continuidad: introducen un elemento no inicial de una serie: en segundo/tercer/X lugar, por otra parte, por otro lado, de otra parte, de igual forma/manera/modo, asimismo, también, después, por su parte, …

  • Conectores de cierre: señalan el fin de una serie discursiva: en último lugar, finalmente, por último, …

Dentro del grupo de los conectores de cierre, también se incluyen los conectores que pueden indicar el cierre textual y recapitular lo expuesto antes: en conclusión, en síntesis, en resumen, en pocas palabras, …

2.1.2. Conectores que permiten reformular o rectificar las ideas
  • Conectores de reformulación: es decir, esto, es, en otras palabras

  • Conectores de rectificación: más bien

2.1.3. Conectores que se usan para expresar relaciones lógico-argumentativas entre ideas: asimismo, sin embargo, por ello, etc.

Por un lado, en el Manual de escritura académica…, se incluye esta lista de conjunciones y locuciones conjuntivas que relacionan dos segmentos en una misma oración, y sus conectores equivalentes (con mayúscula inicial), que separan la información en dos oraciones:

  • Conectores contraargumentativos: expresan oposición de ideas: pero, mas / Sin embargo, No obstante.

  • Conectores consecutivos: indican consecuencia: por lo que, de manera/forma/modo que, así que… / Por eso/ello, Por ese/dicho/tal (motivo/causa/razón), Por tanto, En consecuencia

Por otro lado, en el artículo “Una herramienta automática para el aprendizaje de los conectores discursivos” (2022)6 las expertas Iria da Cunha y María Ángeles Escobar presentan otra lista. Esta complementa a la anterior, presentando otros tipos de conectores enumerados a continuación:

  • Conectores de causa: debido a que, porque, pues, puesto que, ya que / Esto se debe a, La razón es que, Debido a ello

  • Conectores de concesión: a pesar de que, aun cuando, aunque… / A pesar de ello, Aun así.

  • Conectores de condición: en caso de, en caso de que, si / Si es así, Si eso ocurre

  • Conectores de contraste: a diferencia de, en lugar de / En cambio, En lugar de eso, Por el contrario.

  • Conectores de propósito: para que, a fin de, a fin de que… / Con ese fin, Con ese objetivo, Su propósito es, Su objetivo es

  • Conectores de reformulación: es decir, esto es, o sea / Dicho de otro modo, En otras palabras.

Finalmente, en la Guía panhispánica de lenguaje claro y accesible (2024), la RAE indica que la conjunción copulativa “y”, se puede reemplazar por un marcador de su mismo significado; es decir, se puede cambiar por uno de los conectores aditivos: asimismo, además, también, …

2.2. La clasificación de Daniel Cassany y un extracto de su propuesta

En La cocina de la escritura, Cassany presenta una clasificación de conectores. Aunque el propio autor advierte que esta propuesta es “incompleta”, también destaca que resulta “orientativa” y “funcional”. El autor también incluye esa clasificación en Lenguaje ciudadano. Un manual para quien escribe en la Administración Pública Federal.

Cassany propone dos clases de marcadores: aquellos que sirven para estructurar el texto y aquellos que permiten estructurar ideas. Esta clasificación se puede complementar con los marcadores que señalan la organización del texto propuestos por Montolío en el Manual de escritura académica y profesional.

A continuación, se presentan los tipos de marcadores que propone el autor para estructurar el texto. Estos elementos afectan a un fragmento extenso del escrito (párrafo, apartado, grupo de oraciones), y sirven para establecer orden y relaciones entre oraciones y párrafos:

  • Conectores para introducir el tema del texto: el objetivo principal de, este texto trata de, nos proponemos exponer, nos dirigimos a usted para.

  • Conectores para iniciar un tema nuevo: con respecto a, en cuanto a, en relación con, acerca de, etc.

  • Conectores para señalar orden: en primer lugar, para empezar; luego, después; finalmente, para terminar, etc.

  • Conectores para distinguir: por un lado, por otro; por una parte, por otra; no obstante, en cambio, sin embargo, por el contrario; ahora bien.

  • Conectores para continuar sobre el mismo punto o tema: además, asimismo, a continuación, etc.

  • Conectores para hacer hincapié o enfatizar: es decir, o sea, en otras palabras, dicho de otra manera; en efecto, como se ha dicho, cabe destacar, etc.

  • Conectores para detallar: por ejemplo, en particular, en el caso de, etc.

  • Conectores para resumir: en resumen, en pocas palabras, recapitulando, etc.

  • Conectores para acabar o concluir: en conclusión, para finalizar, para concluir, etc.

Notas

1 Acceso al Informe de la Comisión de modernización del lenguaje jurídico.
2 Acceso al libro Lenguaje claro y tecnología en la Administración.
3 Acceso a la Guía práctica Comunicación Clara.
4 Acceso a la Guía de redacción judicial clara.
5 Acceso a mi artículo “La importancia de los conectores en la redacción”.
6 Acceso al artículo “Una herramienta automática para el aprendizaje de los conectores discursivos”.