La exposición inédita realizada por el Museu Oscar Niemeyer, Sonhos de cinema: arte para a sétima arte, presenta una selección de 75 carteles icónicos creados por renombrados artistas gráficos cubanos. Con curaduría de Jean-François Couvreur y curaduría adjunta de Jhon Voese, la muestra se inaugurará en la Sala 11, el 13/9, al mediodía, con entrada gratuita en ese horario.

“Los carteles cubanos son verdaderas obras de arte que cuentan historias más allá del cine. Esperamos que esta exposición aproxime al público del MON a una producción gráfica innovadora, marcada por la libertad creativa y el diálogo entre culturas”, afirma la secretaria de Estado de Cultura, Luciana Casagrande Pereira.

“La exposición deberá inspirar a diseñadores y cautivar a cinéfilos al reunir estos dos caminos artísticos”, comenta la directora-presidenta del MON, Juliana Vosnika. “En la mayoría de los lugares del mundo los carteles de películas son similares, pero en la Cuba de Fidel Castro los artistas disponían de total libertad para crear imágenes inéditas de clásicos de la séptima arte”, señala.

“Aquí tenemos una rica colección de esos trabajos, que, a través de increíbles dibujos, revelan formas peculiares de mirar. Esta diversidad creativa estuvo influenciada por el Pop Art, la psicodelia y las artes europeas y orientales”, afirma Juliana.

La mayoría de los carteles se realizaba completamente a mano, garantizando riqueza de textura, colores intensos y trazos auténticos. Reconocidos internacionalmente por la Unesco por su valor e importancia, los carteles cubanos de películas son notables por su creatividad y calidad gráfica incuestionable.

Creados por artistas como René Azcuy Cárdenas, Eduardo Muñoz Bachs, Antonio Pérez González (Ñiko) y Antonio Fernández Reboiro, los carteles permiten un recorrido por el diseño gráfico cubano de las décadas de 1960 y 1970, destacando la influencia del cine y de la cultura política en América Latina. Las piezas son originales, muchas firmadas por los autores. Impresos en serigrafía, algunos carteles son en blanco y negro y otros en policromía.

La muestra no solo resalta la rica tradición artística cubana, sino también conecta al público con prácticas culturales que trascienden fronteras, estableciendo un nexo entre el diseño gráfico y los relatos históricos de América Latina. Esta muestra reafirma la vocación del MON de promover exposiciones que establezcan diálogos entre arte y diseño.

Según el curador, en las décadas de 1960 y 1970, Cuba importó muchas películas occidentales, principalmente europeas. “Los diseñadores cubanos adoptaron la serigrafía, que se convirtió en una característica de la cultura gráfica de ese país. Este proceso, similar al de la serigrafía artística, implicaba el uso de esténcils entre la tinta y el soporte. Cada artista concebía el dibujo, creaba sus colores y producía el cartel, lo que influyó fuertemente en el estilo de los carteles”, informa Jean-François Couvreur.