Todavía recuerdo el camino que nos alejaba de la autopista y nos acercaba a las márgenes del Río Hudson del Estado de Nueva York, aquel 5 de octubre de 2020. Mi familia y yo, participamos del cierre de las celebraciones del bicentenario de la publicación del libro en 1819-1820: El cuaderno de apuntes de Geoffrey Crayon, del escritor Washington Irving, donde se incluyen historias famosas como la de Rip van Winkle o mi favorita, El Jinete Sin Cabeza. La Leyenda de Sleepy Hollow. Un cuento que me ha cautivado desde niño. Junto a mis hermanos, lo disfruté en el cine y en la televisión, desde la simpática versión de Disney de 1949, Las aventuras de Ichabod, hasta el famoso 5to episodio de la primera temporada de Scooby-Doo en 1976.
Aquel día, el paisaje de la campiña neoyorquina era especialmente bello, con los árboles mudando su follaje de un color verde oscuro, a uno rojizo anaranjado, pasando por tonos de café y marrón oxidado. De alguna forma, es la misma transición cromática que sufre una calabaza en su proceso de maduración. Sleepy Hollow, debe visitarse en otoño.
Los caminos que acercan al viajero al famoso pueblo están rodeados por un curioso bosque que, en algunos momentos, parece intensificar el follaje en sus orillas de tal forma, que produce la sensación de que los árboles y sus ramas quisieran cubrir y abrazar, para no decir, alcanzar a los transeúntes. En algunos tramos, se llegan a formar túneles de frondoso ramaje que impiden que la luz penetre a la carretera, inclusive en los días más soleados del año. La región es lúgubre en sí misma.
En aquella visita que efectuamos mi familia y yo, al pueblo del jinete sin cabeza, las hojas de muchos árboles se resecaban como si tuviesen que simular la pérdida de su vida. Un requisito obligatorio para enfrentar las exigencias del invierno. Poco a poco, los árboles restringen la cantidad de savia que recibe cada hoja, para estrangularlas y decapitarlas de sus ramas. Muchos árboles, necesitan desojarse para que sus ramas no sean fracturadas por el peso de la nieve. El otoño, a veces produce la sensación de que los árboles al perder su color expiran con intensidad y en el proceso, su belleza se hace más evidente.
Ese hermoso fenómeno de muerte aparente se hace imprescindible, para que muchas plantas puedan sobrevivir la fría estación y que resurjan con fuerza vital en primavera. El jinete sin cabeza es una leyenda que pretende reforzar ese relato de continuidad. La vida de una comunidad, con frecuencia debe pasar por una amarga transición, para adaptarse a lo que viene. En el proceso de comprender su posible origen, podemos explorar algunos antecedentes de la región que la produjo, su autor, los personajes y su destino, incluidos en la obra.
Washington Irving (1873-1859), fue nombrado así en honor a George Washington, primer presidente de los EE. UU. de 1789 a 1797. Hijo de un comerciante exitoso y su mujer inglesa. Estudió derecho y se certificó como abogado, pero hizo carrera diplomática especialmente en Inglaterra, Francia, Alemania y España. En 1826 llega a Madrid como agregado de la Embajada de EE. UU. en España para traducir al idioma inglés, el libro del historiador español, Martín Fernández de Navarrete sobre documentos de Cristóbal Colón, bajo el mandato del 6º presidente de los EE. UU. de 1825 a 1829, John Quincy Adams. Luego de viajar por España y especialmente, luego de asentarse en Andalucía, publica Los Cuentos de la Alhambra en 1832. Para concluir una carrera diplomática singular, en 1842, fue nombrado Embajador de EE. UU. en España, por el 10º presidente de los EE. UU. de 1841 a 1845, John Tyler.
La leyenda del jinete sin cabeza se desarrolla en una antigua comunidad de colonos holandeses al norte de Tarry Town y a orillas del río, en el ensanchamiento que los nativos conocían como Tappan Zee. El inglés Hendrick Hudson, en 1609 había contribuido a fundar los Nuevos Países Bajos a orillas del río que lleva su nombre. Fue la principal colonia holandesa en América del Norte hasta 1664, cuando se la arrebataron los británicos al invadir Nueva Ámsterdam (Manhattan), Harlem (Nieuw Haarlem), Brooklyn (Breukelen) y Flushing (Vlissingen), entre otros. Hoy, esa colonia holandesa abarcaría los estados de Nueva York, Delaware y Nueva Jersey, juntos.
El otoño, a veces produce la sensación de que los árboles al perder su color expiran con intensidad y en el proceso, su belleza se hace más evidente. Sleepy Hollow Cemetery, 2009.
Según el relato de Irving, más de un siglo después, los descendientes de esos primeros colonos holandeses todavía conservaban sus costumbres, cuando llega al pueblo de Sleepy Hollow, el curioso personaje de Ichabod Crane. Nativo de Connecticut, parte de Nueva Inglaterra, la región originalmente más británica de América del Norte, cerca de donde habían llegado los colonos ingleses a bordo del Mayflower en 1620.
Ichabod Crane, es el nuevo maestro de la escuela del pueblo y naturalmente, viene a educar a la población sobre el nuevo país donde viven. Los Estados Unidos de América, declara su independencia en 1776, pero es reconocida por los ingleses hasta 1783, por lo que el año en que se desarrolla la historia de la leyenda; 1790, no ha sido escogido por casualidad. Son los años en que se han definido las materias que tendrían que aprender todos los hijos de las 13 colonias ya independientes.
Pero, Ichabod Crane, no solamente representa el conocimiento de la nueva era, a pesar de ser físicamente desgraciado, narizón y orejón, es un hombre con grandes cualidades. Canta salmos evangélicos muy bien, es un gran bailarín y derrocha buenas maneras y atenciones para con los lugareños. Encarna al perfecto caballero inglés. Sin embargo, también colecciona defectos, es comelón, interesado, supersticioso y calculador. Ambicioso e inclusive, codicioso si se quiere, pretende cortejar a la hija del granjero más rico y austero del pueblo, Baltus Van Tassel.
Katrina Van Tassel, es la única heredera de la fortuna de su padre. Es una bella y provocadora joven, que tiene a medio pueblo enamorado. Washington Irving, la describe como:
…un tanto coqueta; vestía combinando sabiamente lo tradicional y lo moderno, siempre en aras del realzamiento de su belleza; lucía, por ejemplo, las viejas joyas que su abuela trajera de Saardam, sobre su tentador escote, cuando se ponía aquel corto vestido que descubría las pantorrillas más apetecibles de la región y unos pies lindísimos.
Saardam, Sardam o Saerdam es el nombre del barco que comerciaba entre las islas de Nuevo Países Bajos, la colonia holandesa y que era propiedad de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales, uno de los pilares del capitalismo moderno, que representa la verdadera riqueza de los holandeses en ese momento de su historia. Pero también, Saardam o Zaadam es una ciudad de los Países Bajos y probablemente, Katrina luce las joyas en honor a la región de donde provenía su familia. De alguna forma, un maestro de origen inglés pretendía quedarse, las joyas holandesas en el nuevo mundo.
El circulo de pretendientes de Katrina reconoce las intenciones de Ichabod y hará lo que sea necesario para interferir. Los holandeses actuaron como suelen hacerlo ante sus empresas, colectivamente, con sacrificio y astucia creativa para alcanzar el objetivo. Una noche en la que el generoso Baltus Van Tassel ofrecía una fiesta en su casa, donde Ichabod planeaba declarársele a Katrina al final, los lugareños empezaron a recordar cuentos de miedo de la zona como era tradición. El más adelantado de ellos, en ganarse el corazón de Katrina, Abraham Van Brunt conocido como Brom el Huesos, se aprovecha de lo supersticioso que es Crane para asustarlo con una de las historias más aterradoras de la localidad: la leyenda del jinete sin cabeza.
Según el cuento, el jinete, era un mercenario alemán, de la caballería de Hessen, que peleó en la guerra de la independencia de los EE. UU. junto a los ingleses y perdió la cabeza de un cañonazo enemigo. Fue enterrado en el cementerio de Sleepy Hollow sin su cabeza. Y en las noches más oscuras, su espíritu trata de encontrarla en el campo de batalla, debiendo regresar cabalgando tan rápido como el viento al cementerio antes del amanecer. Trotaría con furia detrás de cualquiera que se encontrara en el camino, pero jamás lo haría al otro lado del puente del pueblo, por lo que cualquier desafortunado que se lo topara por la noche estaría a salvo, si alcanzara a cruzar dicho puente, en medio de una endemoniada persecución del descabezado.
El puente de Sleepy Hollow, existe y se encuentra cerca del cementerio local, como cuenta la leyenda. El puente, representa el limite entre lo antiguo y lo moderno, entre la fantasía y la realidad, lo subjetivo de lo objetivo, lo pasado de lo presente o futuro. El puente es uno maldito, que solo puede ser cruzado en compañía ya que historias de terror, lo asocian a muertes violentas o asesinatos sobrenaturales. El puente es un personaje más de la leyenda.
Al terminar el banquete de Baltus Van Tassel, único momento en que el viejo holandés derrocha despilfarro para los vecinos y sobre todo de que Katrina, se encargara de rechazar a Crane, sin reservar desprecio; Ichabod, se marchó tarde de noche, cabalgando por el camino. Se topó al espectro decapitado de las historias que acaba de escuchar y trató de huir alcanzando y cruzando el puente maldito protector. Al cruzarlo, su cabeza fue golpeada por una calabaza que se rompió en pedazos. Al día siguiente, Crane había desaparecido y en el lugar del encuentro, se localizó la silla de montar, sucia y rota, una calabaza hecha trizas y el sombrero de Ichabod, fue hallado en la parte más negra y profunda del río.
Al tiempo, a Ichabod Crane, se le dio por raptado por el jinete sin cabeza en el pueblo. Aunque, se supieron historias de que había huido de Sleepy Hollow con su corazón roto por el rechazo y humillación que Katrina le propició y horrorizado por su encuentro con el decapitado jinete aquella noche. Se dice que estudió derecho en otra localidad, se licenció como abogado y se dedicó a la política con algún éxito. Katrina se casó con Brom el Huesos finalmente, por lo que los lugareños consideraron que la fortuna que la pareja heredó se quedó en manos de holandeses de origen.
Otras versiones del jinete sin cabeza han surgido más recientemente para el cine y la televisión, todas ellas llamadas con el nombre del pueblo; Sleepy Hollow. La más reconocida, ha sido la exitosa película de Tim Burtom, donde Johnny Deep interpreta a Ichabod Crane en 1999 y más recientemente, la serie de televisión de 2013, con el mismo nombre. En todas, el personaje de Ichabod ha evolucionado a un investigador privado que utiliza el conocimiento científico, histórico o paranormal, para resolver misterios de asesinatos o desapariciones sobrenaturales. Tal parece, que el público estadounidense, tolera mejor un relato donde Ichabod sea menos ridiculizado, más guapo y seductor, con mejor corazón e intenciones y que gracias a su conocimiento, tenga éxito en alcanzar sus objetivos.
Todas ellas, se han convertido en leyendas de Halloween. Eso sí, los personajes de la iglesia neerlandesa, el puente y el cementerio originales siguen presentes en el pueblo y en los relatos, representando a Sleepy Hollow, que presume de tener el lema “…lugar de nacimiento del Estado de Nueva York”. La influencia inversionista y mercantil holandesa en los Estados Unidos, siguió presente y creciendo. Descendientes de colonos holandeses, llegaron a tener mucho éxito como emprendedores, comerciantes o proveedores de servicios. Ejemplo de ello, fue El Comodoro Cornelius Vanderbilt I (1794-1877), el hombre más rico de su tiempo. Transportista natural de Manhattan, su familia era originaria de la villa de (van der) Bilt, Utrecht, Países Bajos.
Los descendientes de los colonos holandeses con su riqueza, trabajo tesonero y productivo, capacidad inversionista conjunta, comerciante y mercantil oportuna, terminaron definiendo la misión capitalista universal de la ciudad de Nueva York que en general, jugaría un papel preponderante en la naciente unión norteamericana. Manhattan, ha sido la capital financiera de los Estados Unidos de América. Pero también, aportaron con su fantasiosa creatividad y fantasmagóricas leyendas, como las de Sleepy Hollow y su jinete sin cabeza, a conformar mucha de la idea que hoy tenemos de Halloween como celebración y fenómeno cultural.