Y ya la noche húmeda pasa rápidamente en el cielo y los astros al ponerse invitan al sueño. Pero si tanto es tu deseo de conocer nuestras desventuras y oír brevemente el última sufrimiento de Troya, aunque el alma se horripila al recordarlo, voy a empezar

(Virgilio, La Eneida)

El poeta Virgilio escribió la Eneida con el fin de dar a la fundación del Imperio Romano, un origen mítico.

Libro I

El héroe Eneas, tiene que huir de Troya tras ser incendiada y saqueada por los aqueos por lo que tiene que emprender un viaje para buscar un lugar propicio para instalarse que durará siete años.

El último año de su peregrinación llega a Cartago, donde estaba la reina Dido que por influencia del dios del amor Cupido, queda locamente enamorada del héroe. Pero cuando es abandonada por él se suicida, maldiciendo a toda su estirpe.

Libro II

Se relatan las historias que acontecieron en la guerra de Troya, incluido el episodio del caballo de Troya.

Eneas, a continuación, llega Italia donde es recibido con honores debido a que existía una profecía que auguraba un gran destino para el extranjero que arribará a su reino y el rey latino le ofrece a su hija Lavinia por esposa.

Libro III

Cuenta como Eneas llegó a las islas de Pérgamo y su encuentro con las Harpías, gracias a un astrónomo continúa el viaje, enfrentándose con las tormentas.

Libro IV

Eneas da por terminada la historia en la que cuenta como la reina Dido se suicida por su amor.

Libro V

Eneas continúa el viaje con la ayuda de Júpiter.

Libro VI

Ya en Italia la sacerdotisa Sila le dice que su nueva tierra será Roma pero que deberá afrontar grandes retos.

Libro VII

Eneas llega a la tierra de Lacio, pero Juno se opone a Eneas y se desencadena una guerra.

Libro VIII

La diosa Venus le pide a Vulcano que conceda una armadura protectora para ayudar a Eneas en la guerra.

Libro IX

Turno y Eneas tienen que luchar por el amor de Lavinia y ella elige a Eneas.

Libro X

Turno busca a Eneas para pelear pero este no puede debido a la intervención de Palante que muere.

Libro XI

Eneas jura que fundará la nueva tierra troyana, aunque los latinos ya están cansados de la lucha, Turno quiere continuar.

Libro XII

Se hacen juramentos ante Júpiter para que la guerra finalice con un combate entre Seas y Turno.

  • Esta lucha se lleva a cabo con gran fiereza, al final después de muchas dificultades, Eneas hiere con una lanza a Turno, este pide que le sea perdonada la vida y que a cambio Eneas se quede con la princesa Lavinia, Eneas duda pero al darse cuenta de que Turno intenta matarlo a traición, y además lleva las armas de Palante, no se compadece y finalmente Eneas da muerte a Turno.

  • Desde el principio de la obra, encontramos en Eneas valores de gran humanidad que le honran, cuando Troya es arrasada y arde pasto de las llamas, Eneas en ningún momento abandona a su familia, él mismo se ocupa de su padre, el anciano Anquises, y de su hijo Ascanio. Este comportamiento mueve la piedad en los griegos que le dejan salir de la ciudad.

  • Héctor le revela que aunque haya perdido a su esposa Creúsa, muerta durante la toma de la ciudad, el destino le tiene asignada otra esposa de sangre real.

  • Eneas es consciente de que le espera un destino muy importante que cumplir ya que su padre Anquises le revela cuando muere, que su destino es la fundación de Roma, y Eneas en todo momento se siente responsable de esta misión y la asume por propia voluntad.

  • En muchas ocasiones vemos en Eneas un héroe valiente y leal que está al servicio de una causa grandiosa, como es la fundación de Roma, así observamos, que frente a la pasión que siente por la reina Dido, y la felicidad que esta le ofrece, antepone su sentido del deber y abandona el reino, porque es consciente de que su misión es otra, y que su destino es ser un héroe dedicado a servir con lealtad a su nación.

  • En todo momento, Eneas centra todo su esfuerzo en hacer bien aquello que se le ha encomendado sin pensar en su propia felicidad.

  • Este sentido del deber y su responsabilidad en todas sus acciones es lo que realmente le hace ser un héroe admirado y un ser excepcional.

Eneas

¡Hijo de la diosa Venus y de Anquises,
procedente de reyes y de dioses,
no pudiste tener mejor linaje!

Fue la belleza de tu padre,
la que cautivó a la más hermosa
de entre las diosas,
que quedó prendada
de su fortaleza y arrogancia.

Tu educación fue confiada
a una ninfa y a un centauro
para que te hicieran
invulnerable como el viento,
y fuerte como la roca.

Príncipe de Dardania,
tuviste que abandonar Troya
que tras ser incendiada,
se consumía agónica.

En tu huida dejaste amores y odios.
Una estela de aventuras y desventuras,
marcaron tu vida y tu leyenda.

En las tierra que recorriste,
Dido, reina de Cartago,
herida de amor por ti,
puso fin a su vida.
al conocer tu partida.

En tu camino las rosas se tiñeron de sangre
pero tu figura emerge más allá de las gestas
y las heroicos cánticos.

Supiste escoger de entre los astros
aquellos que daban luz a tus quebrantos,
tuviste que empuñar la espada de Vulcano
contra enemigos y gentes desleales.

¡No hay quien pueda con alguien como tú
forjado en la voluntad y en el esfuerzo
que sobreviviste al azote del viento!

No se puede derrotar a alguien
que como tú sabe crecerse
en las derrotas importantes.

¡Tu destino escrito en las estrellas
se alza grandioso y laudable!

En la distancia, más allá de los mares
y los lejanos valles,
se oyen voces que te glorifican.

El gran poeta Virgilio
cantó tus proezas,
nadie mejor que él,
para inmortalizar tus hazañas
en los más bellos versos
que imaginarse puedan.

Desde antes de nacer.
ya estabas destinado
a ser un poderoso rey,
Tus fastuosos esponsales
con la princesa Lavinia,
la doncella de claras pupilas,
que iluminó tu curtido rostro
fue la recompensa a tu desdicha.

Tu amada, estrella serena,
fue un eslabón de oro
en tu escalada hacia la gloria.
Junto a ella, dulce amor conquistado,
no solo con espada sino con besos claros.

Tierna azucena, tan bella como aurea,
salvada y escogida entre agudos espinos.
En ella se cumplió
tu sueño largamente perseguido.

Tú nunca te olvidaste
del destino grandioso
para el que naciste,
un brillante y envolvente faro
siempre guió tu vida.

¡Desde el principio los dioses te eligieron
guiaron tus pasos y te protegieron.
Para erigirte en el progenitor
del gran Imperio Romano,
el más glorioso y floreciente
faro de luz de occidente!

(María Pilar Galán)