Roger David Casement (Ruairí Mac Easmainn; 1864-1916) fue un curioso observador de la naturaleza de aquellas regiones que visitó fuera de su patria. En sus informes y correspondencia describe detalladamente paisajes, biodiversidad, arte, y artesanías, con conocimiento y respeto. Su interés por el mundo natural y las costumbres de las comunidades visitadas va más allá de su papel político como representante del Imperio Británico y eventual defensor de los derechos humanos.

Gracias a la invitación de nuestra sobrina María Fernanda y su esposo Salvador, fuimos a Irlanda a disfrutar algunos días con ellos. Antes de ir, me dediqué a curucutear sobre aquel país. Con suerte, contacté a Aidan O’Hanlon, curador de insectos del Museo Nacional de Irlanda – Historia Natural (NMI-NH) en Dublín. Eventualmente, acordamos escribir una nota sobre los Castniidae del museo, polillas con las que he trabajado desde mis tiempos universitarios.

Revisando la página del museo, me llamó la atención una fotografía con seis ejemplares de mariposas neotropicales. Aidan me comentó que eran parte de una donación hecha por Roger Casement, más de un siglo atrás. Recientemente, con el apoyo de un par e amigos, identificamos esos ejemplares.

La primera vez que leí sobre Casement fue en El fantasma del rey Leopoldo, libro escrito por el historiador estadounidense Adam Hochschild. Trata sobre la conquista y colonización del Estado Libre del Congo por el rey Leopoldo II de Bélgica (1835-1909). El monarca y su administración “saquearon su caucho, brutalizaron a su pueblo y, en última instancia, redujeron su población en diez millones; todo ello mientras cultivaba astutamente su reputación de gran humanitario”.

Luego que el escritor polaco-británico Joseph Conrad (1857-1924) publicara El corazón de las tinieblas en la revista Blackwood (1899) y como libro (1902), arreciaron las críticas contra la gestión abusiva del rey Leopoldo. Las denuncias de explotación llevarían al Gobierno británico a nombrar a Roger Casement cónsul en el Congo. Viajó mucho y entrevistó a numerosas personas, dando lugar al Informe Casement de 1904. Aquí, Casement “ofrece relatos de primera mano sobre la brutal violencia infligida a los indígenas y a la tierra en el Estado Libre del Congo por colonos colonialistas que actuaban en nombre del rey de Bélgica”.

Casement es un personaje fascinante y complejo. En él se combinan varios conceptos: servicio al Imperio Británico, activismo humanitario, pasión revolucionaria e interés por la naturaleza y los descubrimientos científicos. La mayor información sobre él se centra en sus actividades vinculadas a la corona británica, su importancia como mártir de la independencia irlandesa y sus relevantes contribuciones como pionero de los derechos humanos.

Sus minuciosas investigaciones sobre las atrocidades cometidas en el Congo y en el Putumayo sentaron las bases de la defensa de los derechos humanos.

El Congo y la Amazonia estaban unidos por un cordón umbilical. Los horrores se repetían, con mínimas variantes, inspirados por el lucro, pecado original que acompañaba al ser humano desde su nacimiento, secreto inspirador de sus infinitas maldades.

Desafortunadamente, casi nada se ha escrito sobre Casement como naturalista o recolector. Sin embargo, existen múltiples ejemplos de plantas, animales, y observaciones de la naturaleza vinculadas al irlandés. Muchas referidas a su estancia en África y Sudamérica. Sus notas sobre el comercio del caucho en el Congo y Putumayo y su impacto en las comunidades locales aún se estudian y debaten en relación con la biodiversidad y las iniciativas de conservación de dichas regiones.

De igual manera, numerosos objetos de arte y culturales provenientes de las regiones por el visitadas enriquecen hoy museos y colecciones irlandesas. La donación de estos objetos y ejemplares presentan, de manera cronológica, la relación de Casement con aquellos lugares a los cuales fue asignado durante su servicio diplomático: Liberia, Níger, Suazilandia, colonias portuguesas del este y oeste africano, Congo, Brasil, Colombia y hasta Argentina.

La pasión de Casement por recolectar nace de la tradición familiar. Formaba parte de una familia conectada al servicio de la fuerza naval imperial durante la época victoriana. La práctica de adquirir objetos diversos para enriquecer colecciones propias y del terruño era común en los tiempos victorianos. Su casa natal (hoy convertida en alojamiento turístico) aun conserva su “gabinete de curiosidades”, que incluye ejemplares y artefactos provenientes de los múltiples lugares visitados durante su servicio consular.

Aunque Casement solo estudió hasta los 16 años, su inquisitivo temperamento y su conexión con personas y situaciones del ámbito internacional lo llevó a aprender sobre múltiples temas. Sus cartas y reportes muestran un gran conocimiento de la biodiversidad. Su detallada documentación de prácticas médicas indígenas llevaría a innovaciones científicas.

Interactuaba cómodamente con investigadores y eruditos. Ente sus contactos y amigos estaba el farmaceuta Henry Wellcome (1853-1936), el botánico y sinólogo Agustine Henry (1857-1930), el naturalista Robert Lloyd Praeger (1865-1953), la etnógrafa Mary Kingsley (1862-1900), el zoólogo Robert Francis Sharff (1858-1934), el biógrafo John Noble Plunkett (1851-1948), el abogado y revivalista Francis Joseph Bigger (1863-1926), el nacionalista Eoin MacNeill (1867-1945) y el pacifista Edmund Dene Morel (1873-1924).

Su misión en el Estado Libre del Congo entre 1903 y 1904 fue vital para denunciar los abusos del régimen de Leopoldo II. Como cónsul británico, documentó la mala gestión, los trabajos forzados, la esclavitud en la industria del caucho y la violencia contra los congoleños. Su informe provocó la indignación mundial y contribuyó a la posterior anexión del Congo por Bélgica. Este temprano activismo en favor de los derechos humanos permitiría establecer normas internacionales sobre libertades públicas y condenó la esclavitud.

Durante 1905 y los primeros meses de 1906, Casement está en Irlanda, alejado de funciones consulares. Aprovecha este tiempo para reafirmar su compromiso con la Liga Gaélica y el Renacimiento gaélico. A mediados de 1906, es enviado a Brasil, donde combina sus responsabilidades como cónsul, con la adquisición de objetos, plantas y animales, para instituciones irlandesas. En una comunicación a Plunkett, en referencia a ciertas muestras botánicas, dice:

Estas, me imagino, no serían de interés para Dublín: probablemente el Instituto Colonial de Londres [hoy: Sociedad Real de la Commonwealth] los encontraría de mayor utilidad - pero me atrevo a nombrárselos a usted por si tuviera algún lugar en la institución dublinesa dedicado a ese estudio - en cuyo caso preferiría dárselos a un Museo Irlandés.

Estos años en Brasil son importantes para Casement. Envía objetos y muestras de fauna y flora a su país, además de donar animales vivos al Zoológico de Dublín. Deberá adentrarse un par de veces al Amazonas, región tropical armoniosamente ordenada según Alejandro de Humboldt (1769-1859), o lugar de maravillas naturales, impregnado de plagas venenosas y nocivas miasmas según Henry Walter Bates (1825-1892), definitivamente diferente a lo experimentado en África.

En 1910, le asignan inquirir sobre atrocidades cometidas en Putumayo, región colombiana, controlada por Perú. Aquí, la Peruvian Amazon Company, financiada por el Reino Unido, opera durante el auge mundial del caucho. En su diario del Amazonas es evidente su preparación para afrontar el área gracias al estudio de los trabajos de los naturalistas y exploradores Richard Spruce (1817-1893), Alfred Russel Wallace (1823-1913) y Bates.

Sus observaciones sobre lepidópteros demuestran gran entendimiento de aspectos científicos. Su conocimiento sobre biodiversidad le provee una imagen de naturalista, cubierta perfecta para investigar los abusos de los empleados “caucheros” a indígenas de la zona de Putumayo: “Cuando investigamos, en la medida de nuestras posibilidades, un crimen (…) atroz (…), lo hacíamos como si fuéramos cazadores de mariposas.”

En esa región por la que se desplaza el Igaparaná, afluente del Paraná, observa y recolecta lepidópteros, incluyendo unas “esplendidas mariposas Emperador Azul”. Eventualmente, diez ejemplares de Nymphalidae, en los géneros Morpho, Historis y Baeotus, donará Casement al Museo de Ciencias y Arte (hoy NMI-NH) en Dublín.

Aunque científicamente el material recolectado por Casement no es de mayor interés, nos permite interpretarlo como parte de una narrativa histórica que incluye el complejo legado del imperialismo, el capitalismo de extracción, el colonialismo cultural, el activismo humanitario, la exploración y el descubrimiento científico. Su anuencia a entregar objetos recolectados en sus viajes solo a colecciones irlandesas nos permite ver su progresión de agente del imperialismo hacia un nacionalismo revolucionario anticolonial.

Su reporte sobre la Peruvian Amazon Company en Putumayo expone el brutal tratamiento a los indígenas (trabajo forzado, tortura, asesinatos) que Casement describe como “no solo esclavitud, sino exterminio.” Aunque el efecto no fue inmediato, el informe provocaría indignación internacional e investigaciones por parte de los gobiernos británico, peruano, estadounidense, y el Vaticano. El escándalo contribuiría a la desaparición de la empresa cauchera, y junto a su reporte del Congo, le valdría a Casement el reconocimiento internacional a su labor humanitaria.

Interesado desde joven por la causa nacionalista irlandesa, su labor en África y Sudamérica lo inclinan a oponerse al imperialismo. Pensaba que Irlanda debía alejarse del conflicto de la primera guerra mundial. Atraído por la idea de una alianza Irlanda-Alemania, planifica un levantamiento, intentando reclutar soldados irlandeses en Alemania, para liberar a su patria nativa del Reino Unido. Fracasa y regresa a Irlanda al percatarse que sus planes serían inútiles.

Los republicanos irlandeses se rebelarían contra el dominio británico durante la Pascua de 1916, declarando la República Irlandesa. El ejército británico reprime el levantamiento y ejecuta a varios líderes, pero estos sucesos influirán en la posterior consecución de la independencia del país. Aunque no presenció la revuelta, Casement estaba comprometido con el movimiento rebelde. Capturado, es despojado de sus honores y acusado de alta traición. El gobierno británico difunde unos diarios supuestamente escritos por él, con relatos de relaciones homosexuales.

Michael Francis Doyle (1875-1960), abogado estadounidense de su equipo jurídico, entró a la celda de Casement para informarle de aquellos diarios que circulaban. Doyle escribiría luego:

Estaba asombrado y (…) se indignó amargamente. (…) Se refirió a las supuestas costumbres de algunos ingleses entre sus perseguidores. Pero aun así (...) no podía entender que los británicos se rebajaran a tal falsificación para destruir su carácter (…) Estaba claro (...) que el diario no era suyo; y lo repudió enfáticamente.

Moriría ahorcado en agosto de 1916 y enterrado en la prisión de Pentonville. Sus restos serían enviados a Irlanda en 1965 para ser enterrado con honores de estado. Hoy descansa en el cementerio Glasnevin, en Dublín.

Mario Vargas Llosa (1936-2025), novelista, escritor y político peruano aseguraría que

Casement fue uno de los grandes defensores de los derechos humanos de finales del siglo XIX y principios del XX. Probablemente fue uno de los primeros europeos en denunciar el colonialismo. (…) [pero] Su vida estuvo llena de contradicciones y a la gente no le gustan los héroes contradictorios, le gustan los héroes perfectos.

Casement combinó la administración colonial y la recolección científica. Equilibraría hábilmente su personaje público de servidor imperial con su papel secreto de crítico, formando un sólido alegato contra las prácticas imperiales.

Notas

Bates, H.W. (2020) A Naturalist in the Amazon. The journals & Writings of Henry Walter Bates. Washington D.C.: Smithsonian Books. 160 pp.
Casement, R. & A. Mitchell. (2011) The Amazon Journal of Roger Casement. Londres: Anaconda Editions. 546 pp.
Hart, W.A. (1995) “African art in the National Museum of Ireland”. African Arts, 28(2):34-37 + 90-91.
Helferich, G. (2004) Humboldt’s Cosmos. Londres: Gotham Books. 358 pp.
Hochschild, A, (1999) King Leopold's Ghost: A Story of Greed, Terror, and Heroism in Colonial Africa. Londres: Houghton Mifflin. 366 pp.
O’Hanlon, A. & A. Mitchell (2025) A naturalist on the margins: Roger Casement’s natural history collection and the ambivalence of colonial knowledge production. In Press.
Vargas Llosa, M. (2014) El sueño del Celta. Madrid: Editorial Aguilar. 454 pp.