Michel de Montaigne fue un filósofo, ensayista y humanista francés del Renacimiento. Se le considera uno de los padres del humanismo moderno.

Nació el 28 de febrero de 1533 en el castillo familiar de Montaigne, en la región de Aquitania, Francia. Es considerado el creador del ensayo literario moderno, basándose en sus lecturas de Plutarco, Séneca, Marco Aurelio, Lucrecio, Virgilio, Cicerón y Sócrates, entre otros.

Sus Ensayos fueron publicados por primera vez en 1580 y su admiradora Marie de Gournay editó una versión póstuma en 1595.

Eligió escribir sobre sí mismo (“Yo mismo soy el tema de mi libro”), con lo cual retoma el estilo de San Agustín en sus Confesiones. Es decir que yo, el individuo, soy importante como para escribir un libro autobiográfico. Sin embargo, en sus Ensayos mezcla sus referencias autobiográficas con reflexiones intelectuales.

Con su lema “¿Qué sé yo?”, inaugura un espíritu escéptico que fue uno de los pilares del pensamiento y la filosofía moderna. Nos recuerda al “Solo sé que no sé nada” del maestro Sócrates, fundador de la filosofía occidental.

A Montaigne se le ubica en el escepticismo filosófico. Algunos críticos le han señalado influencia del estoicismo. Otros notan claramente como antecedentes de los Ensayos a las Meditaciones de Marco Aurelio y los textos de Séneca, una de sus lecturas preferidas, según relato del mismo Montaigne.

El siglo XVI fue el siglo de la Reforma Protestante del monje católico agustino Martín Lutero en 1517, y de la Reforma Calvinista del teólogo francés Juan Calvino en 1536. Más tarde llegaron las Guerras religiosas en Francia, desde 1562 hasta 1598.

Montaigne vivió durante las guerras de religión entre hugonotes y católicos, siendo él católico, aunque con dos hermanas protestantes. Vivió en el tiempo de la gran matanza de hugonotes de la noche de San Bartolomé el 24 de agosto de 1572.

En 1576, Montaigne se hace grabar una medalla con un lema en griego: “Me abstengo”. Es decir que se abstuvo de participar en las guerras.

Trató de ser un moderador entre los dos bandos enfrentados y se ganó el respeto del católico Enrique III y el protestante Enrique IV. Consideró que todas las religiones son buenas de acuerdo a la historia y las costumbres de cada país, y promovió la convivencia en paz entre los seguidores de los más diversos credos.

Fue, sobre todo, un promotor temprano del diálogo y la paz entre las religiones, aunque, para el erudito francés, lo mejor sería una religión universal que uniera a todos los seres humanos, cualquiera que fuese su concepto de divinidad.

Con sus Ensayos influyó en autores tales como Descartes, Nietzsche, Emerson y Borges. La obra de Montaigne lleva en ciernes la “duda metódica” de Descartes.

De Montaigne posiblemente recibió Jorge Luis Borges la herencia del individualismo y el escepticismo. Desde entonces, Montaigne y Borges son escépticos afines.

Los padres de Montaigne fueron Miguel Eyquem y Antonieta de López, ambos de ascendencia judía y oriundos de Portugal, de donde habían salido huyendo de las persecuciones antisemitas. Miguel Eyquem fue el primer regidor de Burdeos y señor del castillo de Montaigne, con título de nobleza otorgado a quien era un rico comerciante.

Le brindó a su hijo una esmerada educación con un preceptor alemán que le hablaba exclusivamente en latín. Después el niño aprendió francés, griego y otros idiomas. A los 13 años había leído a los grandes autores clásicos. Luego ingresó al Colegio de Guyena, donde recibió una estricta formación. Más tarde estudió Derecho en la Universidad de Toulousse.

image host La masacre de San Bartolomé, óleo sobre madera, François Dubois, entre 1572 y 1584.

Montaigne fue Consejero de un Tribunal que atendía asuntos de impuestos y arbitrios y, de 1557 a 1569, fue Consejero del Parlamento de Burdeos, y Alcalde de la misma ciudad de 1581 a 1585.

Durante cierto tiempo residió en París, hasta que decidió retirarse para leer y escribir en su torreón del castillo de Montaigne. Hacia 1572 empezó a redactar sus Ensayos. Como escribió George Steiner: “Montaigne hizo de su torreón un santuario de fértil aislamiento”.

De 1580 a 1581 viajó por Alemania, Suiza e Italia, recibiendo en Roma el título de ciudadano romano, un honor ganado a punta de lecturas de los clásicos romanos en idioma latín.

En 1589 fe encarcelado en La Bastilla, de donde lo liberó la intercesión de la reina madre.

Se discute sobre las ideas políticas de Montaigne. No tuvo una teoría o una propuesta de un sistema político o mejor gobierno. Tampoco escribió en contra de algún tipo de gobierno, aunque entendía que en su tiempo los gobiernos eran mayoritariamente monárquicos y trataba de sobrevivir entre ellos. No era un filósofo político ni un científico político, y mucho menos un político. Nuestro autor era, sobre todo, un humanista hombre de letras.

Él mismo pertenecía a la élite política y económica francesa del siglo XVI, tanto en su vertiente comercial como de la nobleza. Allí nació, allí se educó, allí ejerció algunos cargos y allí escribió su obra. La mayoría le conocían por su ascendencia económica y por sus cargos, y prácticamente nadie sabía que se trataba de un gran escritor de ensayos que dejaría un gran legado para la posteridad.

Según algunos de sus comentaristas, con sus actitudes y escritos abrió camino para el despotismo ilustrado y, tiempo después, para el racionalismo de Descartes y el liberalismo de John Locke.

Por lo general se le ubica como un conservador moderado, promoviendo la libertad de conciencia y de pensamiento para evitar los fanatismos y los extremismos de las guerras religiosas entre católicos y hugonotes durante su vida.

Montaigne no es un autor sistemático y tampoco tiene teorías o propuestas sistemáticas en política, pero si ofrece y promulga actitudes de escepticismo, individualismo y de tolerancia religiosa.

Su madre era judeoconversa y sus hermanas hugonotas, y Montaigne era un católico moderado. Es decir que, en su vida familiar, ofreció un testimonio de pluralismo y tolerancia religiosa práctica, alejada de los dogmatismos, las verdades absolutas y radicalismos que desembocaron en la masacre de la noche de Bartolomé.

Montaigne anticipó la libertad de pensamiento de Descartes y el pluralismo moderno, así como la tolerancia y el diálogo interreligioso que contribuye a la paz mundial.

Montaigne fue contemporáneo del pensador político y jurista francés Jean Bodin, quien vivió desde 1530 hasta 1596. Siendo ambos franceses, católicos, contemporáneos y juristas, vivieron la tragedia de las guerras de religiones entre hugonotes y católicos y en varios temas sus ideas son coincidentes. Ambos promueven, por ejemplo, la tolerancia religiosa y anuncian el estado moderno y el despotismo ilustrado.

Miguel de Montaigne falleció el 13 de setiembre de 1592, mientras oía misa en su castillo y fue sepultado en el Museo de Aquitania.

Su legado de pluralismo, libertad de conciencia y humanismo permanece como necesario e indispensable en un siglo XXI caracterizado por las guerras, los dogmatismos y la amenaza de los absolutismos.