En febrero de 2024 se celebró en Katmandú, Nepal, un nuevo Foro Social Mundial. Todos los que habían dicho que nunca podría ser un éxito, se equivocaron. ¡Fue un éxito! Unos treinta mil participantes, principalmente de Asia, cientos de talleres, una marcha inaugural entusiasta, esto es todo lo que necesita un Foro para hacer feliz a los participantes.

Incluso en estos tiempos de austeridad, varias personas de Europa, África y América Latina lograron llegar a este lugar aparentemente exótico de Katmandú.

Los organizadores nepaleses hicieron un muy buen trabajo y todo funcionó a la perfección.

Tras el semi-fracaso y el fracaso total del Foro virtual y el presencial de Ciudad de México, respectivamente en 2021 y 2022, esto permite hablar de un renacimiento del Foro. Si se piensa en las paralizantes discusiones que hicieron del Consejo Internacional del Foro un infierno, hay razones para volver a tener esperanzas.

¿O no?

Quisiera referirme brevemente a la crisis pasada y al nuevo éxito para concluir con una nota más sobria.

Ya he escrito anteriormente sobre la crisis del movimiento alterglobalista1-2. Adoptando diferentes formas a lo largo de los años, su tema principal fue la politización del Foro. Dado que, en su origen, en 2001, algunas personas habían decidido -probablemente de forma muy acertada dadas las circunstancias de aquel momento- que nadie podía hablar en nombre del Foro, se hizo imposible defender posiciones que podrían haber indicado claramente que estábamos preparando un “otro mundo”.

La regla del consenso en el Consejo Internacional -aunque no está escrita en la Carta de Principios del Foro- se convirtió en un derecho de veto individual. Esto provocó conflictos muy graves y la imposibilidad de pronunciarse sobre acontecimientos importantes, como el bombardeo de aldeas kurdas, el golpe de Estado contra Dilma Rousseff, la guerra de Gaza de 2014, el asesinato de Marielle Franco y, más recientemente, las guerras de Ucrania y Gaza.

Importantes intelectuales que apoyaban firmemente el movimiento social mundial naciente fallecieron o abandonaron el Consejo Internacional por falta de debate político. Al final se convirtió en una reunión para discutir nuestras divergencias y cuestiones organizativas. Muy poco interesante.

Los conflictos alcanzaron su punto álgido en una reunión en Montreal en 20163. Se utilizaron palabras muy duras y fue la última reunión de nuestro último intelectual, Boaventura de Sousa Santos. Los 'talmudistas' -que se ciñen ciegamente a cada palabra y coma de la Carta de Principios- estaban ganando. “¿Sabes con quién estás hablando? El Foro soy yo”, dijo en otra reunión uno de los abuelos del FSM. Un mensaje muy claro.

Cuando, tras una mesa redonda celebrada con gran éxito en Ciudad de México, los “reformistas” fueron acusados de “conspiración” y se lanzó una campaña de calumnias y mentiras, nació una nueva iniciativa. “Por un nuevo Foro Social Mundial”4 pretendía intentar politizar el Foro, trabajando en posiciones políticas, debates de convergencia y organización. Cuando los apoyos iniciales a esta iniciativa fueron de 400 a 500 firmas, la vieja generación incluso endureció sus objeciones. ¡No había que hacer ningún cambio! Y todos los reproches siguieron siendo los mismos, a lo largo de todos esos años: queríamos un “comité central”, un “politburó”, un “partido político global”, éramos “verticalistas jerárquicos a la antigua”. Para nosotros, estaba clarísimo que los “horizontalistas” sólo querían ocultar las relaciones de poder realmente existentes...

Pero esta iniciativa, con Boaventura de Sousa Santos, Roberto Savio y su humilde servidora fue bastante impotente. Hicimos una serie de propuestas muy pragmáticas, preservando el “espacio abierto” del FSM y no cambiando la Carta de Principios. Todo fue rechazado. Conseguimos organizar un par de buenos seminarios web, sin ninguna esperanza de éxito en nuestro proyecto. Además, el número de personas activamente comprometidas y trabajando por la iniciativa era demasiado pequeño. Tuvo una muerte amistosa y pacífica, mientras que el Foro se mantuvo vivo. Sin política.

La creencia general era que algunos de los fundadores del Foro no temían tanto una “división” entre sus participantes, sino posiciones políticas a favor de Palestina. Otra de las discusiones muy duras en el CI fue precisamente en torno a este punto, creo que fue en Detroit en 2010.

Estaba claro que habría sido otro tema candente en un momento en el que se está produciendo un genocidio en Palestina.

¿Qué pasó en Katmandú?

En primer lugar, con el fin de la iniciativa “Nuevo FSM”, se inició una nueva discusión dentro del CI para crear una “Asamblea”, permanente, autónoma y auto-organizada, pero parte del proceso global del Foro. La discusión difícil fue sobre este “ser parte del FSM”, ya que los padres y abuelos nunca tuvieron problemas con la convergencia y otras asambleas en los eventos del FSM, siempre y cuando fueran vistas como algo “separado”, sin que el FSM como tal estuviera involucrado.

En una reunión especial del CI celebrada en Túnez en diciembre de 2022 se resolvió finalmente el asunto y se decidió que:

El CI reconoce la iniciativa de una Asamblea Social Mundial (nombre por confirmar). Reconoce que se trata de un proceso autónomo y que puede contar con el apoyo de quienes lo componen. Se creará un comité para definir sus reglas e invitar a otros movimientos que no forman parte del CI a formar parte de su comité y de la propia asamblea.
El CI afirma un consenso sobre el proceso general del FSM que incluye el proceso de los eventos centralizados del FSM, el proceso autónomo de la Asamblea Social Mundial (nombre por confirmar), los foros temáticos, los foros continentales y locales.

Inmediatamente después, esta Asamblea inició sus trabajos, definiendo un nombre, “Asamblea Social Mundial de Lucha y Resistencia del FSM”, redactando una “Carta de Principios” y elaborando un programa para sus futuros trabajos. Nuestro objetivo era desarrollar la Asamblea como sujeto político mundial.

De hecho, el trabajo comenzó con un importante seminario web con intelectuales de Europa, África, Asia y América. El siguiente seminario web prometido, con movimientos sociales, nunca llegó a celebrarse.

Se crearon una cuenta de Facebook y un sitio web, pero siguieron discusiones difíciles sobre el nombre del sitio web, mencionando o no el “FSM”. Finalmente se convirtió en World Social Assembly (pero al parecer hoy se encuentra desactivado(?)).

La Asamblea contó con unos 30 miembros, varios de los cuales se habían opuesto firmemente a su creación con anterioridad.

Durante el verano, quedó claro que no había una dinámica real en la Asamblea. La mayoría de los miembros no asistían nunca a las reuniones, sólo éramos 5 o 6 los asistentes y pronto entramos en una “lógica de foro”, es decir, reuniones mensuales sin ningún tema.

Empezamos a preparar el foro de Katmandú. Planeamos celebrar un encuentro político con varios panelistas, tanto intelectuales como movimientos sociales, bajo el título “Paz y Justicia”. Para ello se hizo una propuesta concreta, un texto, una propuesta de ponentes. Estaba claro que no había entusiasmo en el pequeño grupo. Casi nadie reaccionó.

Alguien propuso hacer una asamblea de convergencia, como existía antes en el Foro. No hubo reacciones. Para esto, claramente no necesitábamos las largas y duras discusiones con el CI como condición para nuestra Asamblea como órgano autónomo del FSM. Este es el momento en que decidí abandonar el proceso.

Pero esto es lo que ocurrió en Nepal, ninguna reunión política de la Asamblea, ninguna declaración política, ningún orador. Fue un foro muy bueno, al viejo estilo, es decir, un festival de movimientos, muchos grupos temáticos pero ningún debate interseccional.

La reunión de la Asamblea contó con muy poca asistencia y se adoptó una declaración totalmente irrelevante y apolítica. Podría haberse escrito en 2001, 2010 o 2024. Ninguna mención al genocidio en curso, ninguna mención a las diferentes guerras en curso. Se publicó un texto separado sobre Palestina, como “FSM”, obviamente en contra de las normas y totalmente al margen de la Asamblea. Varios miembros del CI volvieron a cuestionar la existencia de la Asamblea.

La mayoría de las personas que asistieron a la asamblea están “muy contentas” con su resultado, de nuevo la vieja lógica del foro de la autosatisfacción y la falta de autorreflexión. Quieren seguir adelante con la Asamblea, aunque no está muy claro qué quieren hacer exactamente después de este fracaso tan claro. Los “reformistas” del CI/FSM, hemos perdido claramente esta batalla.

En cuanto a las razones del fracaso, está claro que no pueden atribuirse exclusivamente a las acciones de nuestros oponentes en el CI y de posibles oponentes dentro de la propia Asamblea. Hubo, dentro de la Asamblea, una clara falta de compromiso para que la Asamblea funcionara como la concebimos. Había demasiado poca gente. Si la Asamblea quiere seguir adelante, son necesarias más personas comprometidas, así como una confirmación de sus objetivos. Por lo que veo, ya ha comenzado una nueva batalla por el “protagonismo”.

Permítanme sacar dos conclusiones de esta triste historia sobre cómo hacer “otro mundo”.

Durante el Foro se organizaron varios seminarios sobre Palestina. ¿Es demasiado descabellado suponer que esto fue posible y formalmente permitido por los abuelos con la condición de que la Asamblea no iba a desempeñar el papel para el que fue creada? ¿Que se llegó silenciosamente a una especie de compromiso al respecto? ¿De ahí también la buena declaración bajo el epígrafe “FSM”? ¿Matar una iniciativa superándola?

En segundo lugar, en cuanto al Foro en sí, aunque se debatieron temas muy importantes como la paz y la guerra, el cambio climático, la deuda, la economía social y solidaria, etc., mientras estos temas no tengan más peso político que un seminario sobre la descolonización de la menstruación, sigue habiendo un grave problema. No se organizan debates entre los principales participantes del Foro, al final hay una especie de mercado donde los grupos pueden presentar sus conclusiones y venderlas a los demás. No hay convergencia y, una vez más, no hay proceso. No se extraen conclusiones de lo debatido y el próximo Foro tendrá que volver a empezar. Otro festival. Aunque esto pueda ser motivador, no tiene ningún significado ni impacto político. El Foro Social Mundial es un objeto apolítico no identificado, cuando debería ser un sujeto político global. En su forma actual, no tiene futuro político.

En estos tiempos tan peligrosos de guerras amenazantes y crisis climáticas, esta falta de conciencia de lo que el Foro podría ser y no quiere ser, es una verdadera vergüenza.

El FSM nació como parte del movimiento alterglobalista. Sin política, su negativa a tomar posiciones, como puro festival, puede ser cómplice de lo peor que se avecina.

Notas

1 Acceso al artículo “El Foro Social Mundial: Suicidio colectivo con respeto a la diversidad” en este enlace.
2 Puede leer el artículo “El Foro Social Mundial” aquí.
3 Acceso al artículo “No more harakiri” en este link.
4 Enlace al sitio Por un nuevo Foro Social Mundial.