Meta Descripción: La realidad del Community Manager que debe ser diseñador, SEO, copywriter y editor de video. Una crítica al desconocimiento corporativo que devalúa el sector y sus consecuencias para CEOs y profesionales.
Trabajo con marketing digital desde 2018 y, en un principio, mis responsabilidades se alineaban con las funciones esperadas y propuestas en las entrevistas para un departamento. Sin embargo, con el tiempo, he visto cómo las exigencias laborales escalaban exponencialmente, mientras que la remuneración no lo hacía.
Este fenómeno me ha enseñado una lección crucial: cuando te piden ser Community Manager (CM) y tener conocimientos de editor de video, no será para realizar "una ayuda en caso de emergencia", sino porque serás el community y el editor de videos, sin un centavo extra por esa carga.
Ahí es cuando la alarma de peligro debería encenderse, pues la explotación laboral en nuestro sector llega a un punto en el que ya no es una cuestión de dinero, sino de tiempo y energía. Simplemente, no es humanamente posible que un solo profesional cumpla con las responsabilidades de cinco o seis cargos en una jornada laboral.
Se va a sufrir las consecuencias físicas y mentales de esta presión. Este es el nacimiento del Obrero Digital, un multitalento mal pagado cuya existencia está devaluando toda la industria.
El absurdo de la multitarea y la falsa promesa
La tesis central que defiendo es que la devaluación del marketing digital nace de una profunda ignorancia corporativa sobre lo que implican sus cargos, sostenida por la peligrosa creencia de que "el marketing es un trabajo sencillo de hacer". Los dueños de empresas (CEO) y, peor aún, los departamentos de Recursos Humanos (RRHH), son los principales responsables al buscar perfiles que prometen cubrir un departamento entero con un solo sueldo.
A esto se suma la narrativa tóxica de las redes sociales que vende la idea de que "cualquiera puede hacerlo", minimizando la complejidad, el tiempo y la especialización que requiere cada área.
La clave para entender este absurdo reside en la analogía del "obrero clásico": ¿Le pediría usted a un electricista que, después de terminar su instalación, se encargue de arreglar el grifo del lavaplato? De hacerlo, corre el riesgo de que haga mal el trabajo, ya que su especialidad no son los grifos, pero sí después le pide cambiar la cerámica, ahí empieza la saturación de carga laboral.
Es un planteamiento ridículo, pues cada oficio exige una pericia y un foco distintos. Sin embargo, en el entorno digital, se le exige al Community Manager ser diseñador, copywriter, especialista en SEO, editor de video, gestor de eventos e incluso desarrollador web, todo por un salario base que, en muchos casos, apenas cubre las funciones iniciales.
El punto de quiebre se ilustra con el nivel de exigencia que roza el sinsentido. Recuerdo ser el Community Manager de una empresa donde la CEO me exigió verificar la información de artículos ya publicados, creados por periodistas especializados y aprobados previamente por un editor profesional. Mi cargo, centrado en la gestión de comunidad y redes sociales, no tenía ninguna relación con la verificación de fuentes periodísticas.
Esta anécdota revela la magnitud del desconocimiento: el rol del CM, que suele ser el escalafón con menos responsabilidades en el área, pero termina siendo el basurero de tareas que nadie más quiere o sabe gestionar, rompiendo la cadena de valor y el sentido común interno.
No podemos negar que las agencias de marketing también han contribuido a esta mala fama, sobrecargando a sus talentos para maximizar la rentabilidad de cada cuenta. Esta práctica es un círculo vicioso que consolida la idea del Obrero Digital. Es un problema sistémico donde el mercado y la falta de respeto por la especialización se dan la mano para devaluar a la profesión en su conjunto.
El costo real para el CEO: calidad cero y talento quemado
Es crucial que el dueño de la empresa entienda que el "ahorro" percibido al contratar a un Obrero Digital es, en realidad, un costo mucho mayor a largo plazo. Lo que el CEO contrata cuando exige un perfil con seis habilidades por el precio de una es, inevitablemente, un mal trabajo. No hay nadie más inútil que una persona ocupada. La saturación de tareas impide el enfoque y la excelencia, llevando a una inevitable caída en la calidad del trabajo.
Cuando un profesional debe dividir su atención entre optimizar títulos SEO, diseñar una landing page, grabar un video de TikTok y responder a la comunidad, ninguna de esas tareas recibe el nivel de dedicación que merece. El resultado es un bajo Retorno de Inversión (ROI) porque la estrategia no tiene cabeza, el contenido es mediocre y el profesional, quemado por el burnout, pronto abandona la empresa, obligando a un nuevo ciclo de contratación ineficiente.
Este es el error que usted, CEO o dueño de empresa, está creando y buscando: si contrata a una persona para hacer seis cosas con el sueldo de una, su frustración es una consecuencia directa de su mala gestión y no de la calidad del profesional.
La solución: especialización y darse a respetar
La solución a este problema requiere la acción concertada de los tres públicos que aborda este artículo:
Para el profesional experimentado
La defensa comienza en la entrevista. Pregunte y deje por escrito cuáles serán sus responsabilidades exactas. Muchos empleadores mienten verbalmente para ahorrar dinero; un documento escrito es su ancla a la verdad. Ser preguntón no es ser problemático; es darse a respetar y establecer límites que le permitirán desempeñarse con excelencia.
Para quien empieza
La herramienta más poderosa es el "No". Aprenda a decir que no a tareas que no estén en sus funciones, a menos que se trate de una oportunidad estratégica. Si su motivación es conseguir experiencia en una gran empresa, use ese tiempo de explotación calculada (un año, por ejemplo) para utilizar el nombre de la empresa en su beneficio y ganar peso curricular. Es una relación simbiótica: si la empresa lo usa a usted para ahorrar, usted la usa a ella para crecer y luego marcharse a un puesto que respete su especialización.
Para el CEO y recursos humanos
El cambio estructural debe nacer en la alta dirección. Si ustedes quieren excelencia, deben exigir un solo objetivo y pagar por ese objetivo. Contraten al especialista en su área, no a un todero, o como planteo en este artículo, a un obrero digital.
El departamento de marketing de su empresa debe estar compuesto por un equipo de especialistas enfocados, no por una colección de obreros digitales agotados y sin dirección. Es hora de desmantelar el mito y empezar a construir estrategias sólidas con profesionales de valor y valorados.















