La cumbre del clima en Emiratos Árabes; la guerra de Israel es correcta, la guerra de Ucrania no; la sanidad y la educación deben ser privadas en la Argentina; el Estado español negocia con un partido catalán en Suiza y el rey (emérito de España) vive en un paraíso legal; la Inteligencia Artificial asesora a los humanos sobre cómo gestionar los incendios forestales (la mayoría intencionados); ser streamer es una profesión; presentadores mayores con chicas jóvenes para dar las campanadas de año nuevo; personajes púbicos que presionan a otros para que no se hable mal de ellos y al mismo tiempo denuncian falta de libertad…

Las noticias dejaron de sorprender. Los feminicidios, las guerras, las faltas de respeto en público y lo muy correctos que creemos que somos cuando en realidad somos unos salvajes vestidos con polos o camisas, a veces con camiseta y chándal, todo muy bonito, pero si viajáramos al futuro veríamos una extrapolación de lo que somos y si viajáramos al pasado (la historia suele ayudar con eso) nos daríamos cuenta de que poco hemos cambiado para todo lo que hemos tenido que sufrir como sociedad.

Hay una canción muy interesante de Los Piojos, se llama Civilización. Habla sobre cómo el planeta intenta deshacerse de esos bichos que lo están destruyendo. La civilización no ha hecho más que destruir y aunque algunos nos hemos concienciado de lo que necesitamos para ser mejores, la verdad sea dicha, no hemos avanzado casi nada, es más, a veces hasta parece que retrocedemos.

La justicia social retrocede a pasos agigantados en países que de las dan de demócratas, los Estados tienen cada vez menos control sobre las empresas y éstas son cada vez más inhumanas y antisociales. La civilización se autoextinguirá si seguimos esta dirección individualista en la que solo unos pocos hacen lo que les viene mejor y los demás obedecemos sin decir nada. O decimos, pero no sirve para nada.

Estoy convencido de que si viajáramos en el tiempo veríamos una versión ampliada de esta distopía que nos toca compartir como sociedad. «Los mercados» no existen, son personas detrás de ellos las que ordenan y desordenan el maldito orden mundial, como le suelen llamar a esta locura que vivimos. Los despidos se cuentan de a miles cuando algunas acciones bajan, cuando algunos puestos se vuelven obsoletos, cuando el sistema decide quitarse lastre. Mientras tanto las monarquías maquillan un status quo falso y denostado, mientras EE. UU. y RU se las dan de líderes del mundo cuando occidente no es más que un cuarto de la población mundial, incluso menos. Guerras buenas, guerras malas, políticos agradables, reporteros cómplices, streamers de relleno, chicas guapas de adorno… Esta sociedad no ha evolucionado, seguimos siendo los mismos salvajes, aunque con mejores formas, mejores vestimentas y mucha más tecnología, que no falte.

Si viajáramos en el tiempo nos llevaríamos una gran decepción. Cuando era chico pensé que, a estas alturas, en la segunda década del siglo XXI, ya tendríamos coches voladores y no habría pobreza en el mundo. He viajado en el tiempo de la manera que lo hacemos todos, dando vueltas alrededor del sol a un ritmo normal, 365 días cada vuelta, y lo que me muestra este futuro (visto con ojos de niño) es realmente una porquería.

Deseo que podamos revertir la tendencia, no quiero que mis hijos sufran lo que estoy sufriendo yo, una gran decepción, pero nada parece indicar lo contrario y muy probablemente comentamos los mismos errores o incluso puede que nos superemos como especie… ¿Estamos presenciando el inicio de la tercera guerra mundial? Tampoco me sorprendería y eso sí que es algo que muchos veían en los ochenta, cuando yo era un niño… El tiempo dirá.