Un sueño maravilloso se ha hecho realidad, la poesía es capaz de cruzar el océano Atlántico para unir a poetas que a través de una lengua común sienten en su pecho latir un mismo corazón.

La Academia Nacional e Internacional de la Poesía fue creada en 1833 por el Dr. Valentín Gómez Farías, presidente de la República Mexicana, creada bajo los auspicios de Sor Juana Inés de la Cruz

En la actualidad es el Maestro Sergio Morett quien ha establecido en Toluca junto con un gran equipo de colaboradores la sede principal para «contemplar la poesía como eje vertebral para propiciar vías de comunicación y de participación entre asociaciones poéticas. Haciendo de la lengua española el vehículo de comunicación además de un poderoso medio de difusión y el vínculo común que nos hermana».

Recientemente se ha establecido una sede filial en Madrid, presidida por Milagros Salvador, cuyos poetas integrantes han publicado una pequeña antología, con el propósito de dar voz con sus poemas y difundir la esencia de sus culturas, para aportar una luz personal, que a la vez se expanda ampliamente en el mundo de las artes.

En estos tiempos difíciles que vivimos, en que los hombres buscan más lo que les separa que lo que les une, cuando los conflictos y las guerras amenazan la paz mundial y vislumbran nuestra existencia, necesitamos palabras firmes y auténticas que proclamen la importancia de valores trascendentales y sólidos para apoyarnos.

La Academia Nacional e Internacional de la Poesía, nace como una iniciativa para dar respuesta a esa necesidad perentoria que tenemos los hombres, de encontrar nuevos cauces para el entendimiento y la unión de los pueblos.

Es una iniciativa muy hermosa y esperanzadora, en estos momentos en que el mundo se tambalea, volver los ojos a la poesía porque seguro que es en su esencia, donde encontraremos las respuestas que estamos buscando, es ahí, donde podemos descubrir el misterio que encierra la contemplación de la belleza para interrogarnos sobre esos valores inmutables como son: el sentido de nuestra existencia, el amor, el sufrimiento y la muerte.

La poesía es un arte y un don que nos puede catapultar a un mundo de imágenes y símbolos bellísimos, que desean hacernos vivir una realidad paralela. Así, por medio de un poema, podemos contemplar el ancho mar y dejarnos arrullar por el infinito trepidar de las olas, que con su movimiento ondulante abrazan nuestra soledad.

Los poetas inspirados por ese estado de gracia en que van aflorando sus vivencias, transcriben emociones y crean belleza, haciendo brotar en su memoria hondos poemas al filo de sus vivencias más personales.

Las anécdotas de la vida de los autores son fuente de inspiración, que como un faro de luz vinculan lo terrenal con lo eterno. De esta forma los lectores pueden subir y bajar las escaleras que les conducen de la tierra al cielo, de lo material a lo espiritual, de la realidad a los sueños.

La voz del poeta debe representar la decisión tomada desde la libertad de seguir un camino de esperanza y de luz, frente a otro que nos lleva por derroteros de gran incertidumbre y sufrimiento. Es una apuesta arriesgada y emocionante que recorre el camino que nos lleva desde la sombra a la claridad, apelando siempre a los sentidos que deben permanecer atentos para vivir con esperanza.

Será la inmersión en la luz el punto de partida para superar las tinieblas.

La poesía, a través de un lenguaje lleno de metáforas y alegorías, vuela para dirigirse a la luz del amanecer, y así derrotar la ceguera y la noche.

A ello contribuye la antología Círculos de luz, en donde distinguidos poetas aportan sus obras. Entre ellos se encuentran:

Carlos Doñamayor

Madrileño, doctor en cirugía y exprofesor universitario, humanista y conversador infatigable. Es autor de 11 poemarios publicados. Comenzó a escribir poesía a los 16 años, y en la suya refleja con melancolía generosa, no exenta de intensa crudeza, lo que le conmueve y le obliga a la reflexión.

Instante

Al regresar encontré nada
como al principio:
desmoronamiento de la belleza,
destrucción de un tiempo huido,
polvo y estruendo.

Volví buscando un ingenuo gozo,
un ayer sucesivo detenido en un gesto,
en un travieso edén
que persistiera sin hacer escalas
y bienvenido al futuro.

Sólo hallé el tiempo que perdí
a golpes densos,
voceando juventud,
en un intento vano de trascenderme.

En ese hoy pude comprobar
cómo mueren las cosas que se aman
en una extraña voluntad de negar,
cómo la lluvia desdeña y borra los caminos,
cómo todo es perpetuo comienzo,
y que lo único
es todo instante.

(De Cuaderno de la lluvia, Editorial Erato, 2023)

Álvaro Fierro

Madrid, 1965. Su obra publicada consiste en diez libros de poesía. Ha colaborado en medios digitales y en radio.

Pasa el agua

Si alguien tuviera la ocurrencia
de hablar de su vacío ante el vacío,
ante la nada en la que nada existe,
allí donde no hay tiempo
ni tal espacio,
donde no existe el miedo
ni modo alguno de nombrar
lo que sucedería si algo sucediera,
donde nada es audible ni visible
se volvería Dios.

Ana Galán

Nacida en La Coruña e injertada en Madrid. Escribe. Poeta le dicen. Le encanta jugar con las palabras que llegan con forma de verso.

Espacio

Un silencio tan largo…
tan silencio…
busca donde anidar.
Revolotea por la habitación
está perdido.

Sin hueco donde suene el abrazo,
como un eterno provocar al aire
que descoloca todas sus moléculas.

Acoyani Guzmán

Actriz, poeta, dramaturga y gestora cultural mexicana/chilena, estudió en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.

México

Diré de México que me revienta el pecho
Que acudo a respirar sus tardes
Donde indios cosechaban el maíz
E intercambiaban frijoles por arroz.
Diré que siguen vivas las pirámides
Una abuela inabarcable
El atardecer sin sombras inmorales
El canto de mariachis en cantinas de vitrales
Una paz absoluta en el tequila.

María Gabriela Lovera

Poeta, editora, maquetadora. Fundadora del espacio de edición Petalugia.

A medio camino de la luz

Te inclinas hacia mí,
Señor,
desde tu árbol
y extiendes la sombra hasta mis ojos.
Quisiera devolverte el fruto,
pero sólo tengo esta vida,
atragantada en el pecho,
a medio camino de la luz.

Leticia Molina

Madrid, 1976. Trimadre. Enfermera. Lunática. Tejedora. Lectora insaciable y amante de la poesía, escribe desde niña.

Suavemente, la luz
Entra en mi cuerpo,
Acuática,
Sonámbula.
continua...
Inaugurando sótanos y cúpulas
con su cálida pluma hasta las tierras
últimas donde habito.

Antonio Nieto Rodríguez

Poeta, videoartista, creador de espectáculos en los que aúna poesía, artes plásticas, circo, ballet, orquestas sinfónicas.

La vida: el vientre del misterio

El misterio el cuerpo de la memoria:
piedra que la eternidad degusta en su salvaguardar lo
imperecedero del cuento
el cuento, el salón del tiempo
alimenta
esculpe
protege…
a quién
o a qué
a su hora siempre madruga la luz.

Pepa Nieto

Nació en Outes, A Coruña, pero reside en Madrid. Cursó estudios de literatura, cerámica escultural, así como de lengua inglesa y alemana.

Aprendí del silencio esa locura

De aún amar a solas,
de pretender que amando a solas
ya se cumplen con creces
los sueños que guardamos
en las despensas de la muerte.

Alfredo Piquer

Nació en Madrid en 1951. Licenciado en Filosofía y Letras y Doctor en Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid.

Esta chica de sonrisa preciosa y piel oscura
es Zola Taylor porque le he preguntado
y me ha dicho su nombre. En este caso viene
la luz de una pantalla de electrones; su claridad
emana de un tiempo ya pasado. En este espejo
extraño veo su piel juvenil, casi de niña.

Andrés R. Blanco

Nació en Mérida Badajoz en 1956. Reside en Madrid. Ha publicado diez poemarios, tres cuadernos poéticos, así como poemas y cuentos en antologías y revistas.

Sombras en la espesura

En la espesura arden los odios y los sueños.
Brillan, relampaguean
sus látigos de nieve o de amapola
sobre la entraña incierta de los hombres.

Milagros Salvador

Madrileña. Licenciada en Filosofía y Letras y Psicóloga. Autora de 23 libros de poesía, de cuadernos y breviarios y autora de la colección Estudios sobre literatura.

La inspiración

La inspiración es un ave misteriosa,
que en la noche se posa en nuestra rama,
y desde su silencio nos reclama
con la delicadeza de la rosa.

Nos seduce lo mismo que una diosa
que enciende el corazón como una llama
con el fervor ardiente del que ama,
y con su voz cercana y cadenciosa.

Y nos despierta como la primavera,
alerta la intuición que nos espera
con la fuerza de un símbolo o emblema.

Y un día sin aviso para el duelo,
abre sus alas levantando el vuelo
y nos deja su adiós en un poema.