El sábado 7 de octubre, al final de la festividad judía de Sucot (Fiesta de las Cabañas) y solo después del día del 50º aniversario de la traumática guerra de Yom Kippur, la organización terrorista palestina Hamás, en lo que llamó Operación Tormenta Al-Aqsa, lanzó coordinadamente un ataque terrestre, aéreo y marítimo contra Israel. Hasta esa fecha, no existían precedentes de que una organización terrorista tenga la capacidad para organizar ataques coordinados y simultáneos de esa manera.

Tomando por sorpresa a las Fuerzas de Defensa y los servicios de inteligencia del Estado judío, Hamás lanzó miles de cohetes contra el territorio israelí. Los terroristas de Hamás traspasaron la fuertemente fortificada frontera de Gaza, se infiltraron en ciudades, pueblos y kibutzes, masacrando a 1200 civiles y soldados y tomando a 239 rehenes. En un momento dado, siete aldeas y ciudades estuvieron bajo control de Hamás.

El ataque ha sido etiquetado como el 11 de septiembre de Israel. La escala e impacto físico y emocional del ataque es significativamente comparable al trauma sentido por la sociedad estadounidense al presenciar aviones secuestrados por la organización terrorista Al Qaeda, y estrellarlos contra el Centro Mundial de Comercio y el Pentágono.

En autodefensa, Israel está llevando a cabo la Operación Espadas de Hierro en la franja de Gaza. El primer ministro Benjamín Netanyahu anunció que Israel está en guerra con el grupo terrorista y anunció un sitiado total de Gaza.

¿Quién es Hamás?

La política palestina ha sido dominada por dos grupos, Hamás y Fatah. Ambos grupos buscan la construcción de un Estado palestino. Sin embargo, la relación entre ambos grupos ha sido una historia de rivalidad arraigada en tres discrepancias: primero, el método a seguir hacia la construcción de un futuro Estado; segundo, el estatus de Fatah como representante exclusivo de la Autoridad Palestina (PA), tercero, resentimiento hacia la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) como la única representante legítima del pueblo palestino.

Fatah fue formado en la década de 1950 por Yasser Arafat y Mahmoud Abbas en medio de la escalada del conflicto israelí-palestino. El objetivo de Fatah fue claro desde el principio: una lucha armada contra Israel para liberar a Palestina. Sus operaciones militares comenzaron en 1965, la mayoría de ellas llevadas a cabo desde Jordania y el Líbano. Tres años más tarde, la organización pasó a formar parte de la OLP, una organización política que agrupa a numerosos grupos árabes cuyo objetivo era ayudar a Palestina a alcanzar la condición de Estado mediante la resistencia armada.

La lucha armada de Fatah terminó después de que Jordania y el Líbano expulsaran a su ala militar de territorios de estos países en los años 1970. Fatah empezó un proceso de evolución y, en la década de 1990, la OLP, liderada por Fatah, renunció oficialmente a su violencia armada.

Fatah anunció en esa misma década que negociaría con Israel, posición que conllevó a firmar los Acuerdos de Paz de Oslo de 1993 y 1995. Bajo estos acuerdos la Autoridad Palestina (AP) fue establecida como un organismo autónomo interino y oficial destinado a la construcción de un Estado palestino independiente. Desde entonces, es el representante exclusivo de la AP reconocido a nivel internacional y en control de Cisjordania.

La AP ha respaldado el debilitado paradigma de los dos Estados como solución al Conflicto Israelí-Palestino, con Jerusalén como capital compartida. La posición de Fatah no fue aceptada por todos los palestinos.

Hamás, acrónimo de Harakat al-Muqawama al-Islamiya (Movimiento de Resistencia Islámica) fue fundado en 1987, al comienzo de la Primera intifada palestina (levantamiento), por miembros de la Hermandad Musulmana y facciones religiosas de la OLP.

Ha sido designada organización terrorista por la Unión Europea, el Reino Unido, Canadá, Japón, Estados Unidos y otros países debido a su violencia armada contra Israel. Hamás sigue una interpretación estricta del islam frente al secular y nacionalista Fatah. Qatar alberga a algunos de sus principales líderes.

Según Hamás, Fatah, sin ser elegida por el pueblo palestino carece del mandato de monopolizar la representación política de los palestinos. En 2006, actuando como partido político, compite por elecciones con Fatah, y en control de Judea y Samaria. En una victoria inesperada, gana las elecciones por mayoría controlando la Franja de Gaza.

Esta posición ha fragmentado la estructura del poder y puesto en peligro construcción de un Estado palestino. Los palestinos de Gaza eligieron a Hamás, pero la comunidad internacional nunca ha reconocido los resultados electorales.

La división seria en el liderazgo palestino y la inquebrantable hostilidad de Hamás hacia Israel han disminuido las perspectivas de estabilidad en Gaza y ponen en peligro la estabilidad en el Medio Oriente.

¿Qué quiere Hamás?

Obliteración del Estado de Israel

Hamás afirma que la AP no defiende adecuadamente los intereses del pueblo palestino y están cediendo territorio a Israel.

En 1988 Hamás publicó su carta constitucional. Desde la publicación del documento, ha llamado constantemente a la obliteración del Estado de Israel, matanza de judíos y, en su lugar, establecer una sociedad islámica en la Palestina histórica.

A raíz de esta posición, la organización terrorista rechaza los Acuerdos de Paz de Oslo y todo lo que de ellos se deriva. Según Hamás, los acuerdos contravienen el derecho internacional porque generan compromisos que violan los derechos inalienables del pueblo palestino.

La posición es clara en el documento: ninguna parte de la tierra de Palestina se verá comprometida o cedida; no existen alternativas a la liberación total y completa de Palestina, la cual se extiende desde el Río Jordán hasta al Mar Mediterráneo.

En un nuevo programa político de 2017, Hamás acepta la construcción de un Estado palestino interino a lo largo de las líneas de armisticio o, comúnmente llamada Línea Verde, establecida antes de la Guerra de los Seis Días.

Sin embargo, en el mismo programa se niega a reconocer la legitimidad de la existencia del Estado judío; el establecimiento de Israel es completamente ilegal y contraviene los derechos inalienables del pueblo palestino. De esta manera son considerados nulos y sin efecto: la Declaración de Balfour, el Documento del Mandato Británico, la Resolución de la Partición de las Naciones Unidas en Palestina, y las resoluciones y medidas que se deriven de ellos o que sean similares a ellos.

La actitud hacia Israel es indestructible y no ha cambiado; «toda» Palestina histórica debe ser liberada. Así que, la resistencia contra «la ocupación con todos los medios y métodos es un derecho legítimo», centrada en la yihad como la única opción estratégica empleada para la liberación de toda Palestina histórica y la protección de los derechos de los palestinos.

El 1 de noviembre de 2023, Hamás prometió repetir los ataques del 7 de octubre hasta que Israel sea completamente obliterado:

Israel es un país que no tiene lugar en nuestra tierra. Debemos remover a ese país porque constituye una catástrofe política, militar y de seguridad para las naciones árabes e islámicas, y debe terminarse.

Además el ataque ejecutado el 7 de octubre es justificado, según la organización terrorista, debido a la ocupación, bloqueo a la Franja de Gaza, a los presuntos crímenes israelíes cometidos contra los palestinos, los detenidos y sus lugares sagrados, incluida la profanación de la Mezquita de Al-Aqsa en Jerusalén. Irónicamente, también agregó que las conversaciones de paz no funcionaron en el pasado para lograr un Estado palestino.

Es posible que las turbulencias y divisiones políticas internas, en conjunción con demostraciones recientes de israelíes contra el gobierno de Benjamín Netanyahu hayan nutrido indeseablemente la decisión de Hamás de ejecutar los ataques terroristas el 7 de octubre. ¿Quién sabe?

Interrupción de relaciones entre el Mundo Árabe e Israel

Ahora bien, la destrucción de Israel no es el único objetivo de Hamás. Considerando el panorama geopolítico regional más amplio, es posible que Hamás persiga otro objetivo más amplio: interrumpir el proceso de normalización de relaciones y acuerdos al que están llegando el mundo árabe e Israel. Este proceso, apoyado por muchas de las poblaciones árabes, antes de los ataques, representa una amenaza para Hamás e Irán, Estado patrocinador de terrorismo y enemigo de Arabia Saudí.

Por ejemplo, Arabia Saudí e Israel, unidos por un mutuo desprecio y desconfianza hacia Irán y Hamás estaban explorando un acercamiento. Sin embargo, Riad ahora está bajo presión de su población musulmana para que apoye al pueblo palestino.

Esta es una oportunidad para que Hamás, y sus partidarios iraníes, interrumpan todo el proceso, evitar el aislamiento, y deshonrar a los líderes del mundo árabe que persiguen alcanzar la paz con Israel. Hamás busca que los líderes y poblaciones del mundo árabe no sean renuentes a su causa.

Un nuevo foco de atención para la cuestión palestina

Pero estos no son los únicos objetivos que quiere lograr Hamás. La organización terrorista quiere dar un nuevo foco de atención central a la cuestión palestina en la política del Medio Oriente, opacada por la normalización de relaciones y frustración con Fatah. ¿Cómo?

Provocando una reaccion fuerte de Israel. Para este fin incursionó a su territorio y cometío atrocidades contra civiles inocentes. El uso de la fuerza en Gaza ha desencadenado una reacción fuerte y global contra el Estado judío. Los que miran las imágenes en los medios de comunicación pueden ver cómo palestinos, poblaciones del mundo árabe y otros Estados más allá del Medio Oriente denuncian en masa las acciones de autodefensa israelíes, a pesar de que Hamás haya sido el causante material directo de las hostilidades. Según Hamás:

Hemos causado una gran conmoción y ahora todo el mundo está tomando medidas para evitar que el problema se extienda más allá de esta franja nuestra de 365 kilómetros de longitud. Pues ya no somos nosotros los que sufrimos y nos preocupamos.

¡No cometamos errores! Hamás sabía que Israel, recurriendo a su derecho inherente a la autodefensa, iba a responder militarmente. Israel tiene uno de los ejércitos más fuertes y sofisticados del mundo.

Hamás sabe que la Franja de Gaza es una de las áreas más densamente pobladas del mundo y que 20 mil palestinos ingresan a Israel diariamente a trabajar. Asimismo, sabe que el campo de batalla es atípico o irregular. Hamás está en control de la población civil y, sin importar estándares mínimos de humanidad, ha puesto en peligro a palestinos civiles inocentes, mientras masacra a civiles inocentes israelíes. Los rehenes israelíes han sido escondidos en este ambiente.

Explotando este contexto, Hamás necesita que el mundo árabe vea cómo el Estado judío, con el apoyo militar estadounidense y británico, mata a un gran número de palestinos.

Israel cuenta con un gran apoyo de los países occidentales y sus aliados afirman que están dispuestos a brindarle apoyo moral y material. Estados Unidos ya le ha enviado un cargamento de armas y Reino Unido buques de guerra y aviones espías.

También quiere erosionar el apoyo de Occidente y otros aliados a Israel, considerando que el número de víctimas civiles aumentará con el desarrollo del conflicto; cuanto más dure el conflicto y más aumenten las víctimas, habrá más presión de la comunidad internacional sobre las partes para que reduzcan la escalada, dándole indeseadamente una nueva oportunidad de sobrevivencia a Hamas, quien ha sido y será un peligro para futuras conversaciones de paz.

¿Qué ha aportado Hamás a las negociaciones de paz con Israel?

¡Nada! Todo lo contrario. Desde 1993 ha llevado una serie sostenida e intensa de actos terroristas contra la población civil israelí. Los ataques terroristas del 7 de octubre pondrán en peligro cualquier perspectiva de negociaciones entre Israel y los palestinos.

Tampoco han mejorado las condiciones económicas de los palestinos en Gaza. Irán, quien apoyó los ataques terroristas del 7 de octubre, proporciona unos 100 millones de dólares al año a Hamás, y a otros grupos terroristas palestinos. La ayuda financiera no es precisamente para reducción de pobreza sino para armamento, entrenamiento, construcción de túneles y actividades de terrorismo.

Qatar ha proporcionado millones de dólares en asistencia a los palestinos en Gaza través de Hamás. El resto de la ayuda exterior llega a través de la Autoridad Palestina y las agencias de la ONU.

Mohammed Abu Jayab, editor del periódico económico Al-Eqtesadia en Gaza reportó que, en 2021, recaudaba más de 12 millones de dólares al mes en impuestos cobrados a los productos egipcios importados a Gaza. ¿Dónde está todo el dinero?

¿Qué posibilidades tiene la paz?

Desafortunadamente de momento ninguna. Un cese al fuego sería lo ideal, pero es casi imposible. Un cese al fuego implicaría impunidad para Hamás y darle posibilidad de continuar con actos despreciables de terrorismo.

Con base en la experiencia histórica, Israel no confía en Hamás. Israel se retiró unilateralmente de Gaza en 2005 y, como compensación a su retirada, recibió una lluvia de cohetes lanzados desde Gaza. Hamás continúa lanzando miles de cohetes desde infraestructura y población civiles.

El paradigma de dos Estados contiguos viviendo en paz debería traer a su final el conflicto. No obstante, es difícil inferir que, a pesar de que se construya un Estado palestino haya paz mientras Hamás, apoyado por Hezbollah e Irán, exista. Este eje maligno es un peligro existencial para los judíos, Israel y los mismos palestinos.

Hamás es el responsable directo del conflicto actual. Hamás atacó a Israel y cometió actos de violencia que rebasan todo sentido de humanidad básica. No puede haber conversaciones de paz si la seguridad y el derecho de existir del Estado judío no son garantizados y reconocidos plenamente. Tampoco puede haber seguridad para la población palestina civil inocente mientras esta organización terrorista exista y esté en control de la Franja de Gaza.

El asunto inmediato no es el contexto general de la presencia israelí en los territorios disputados y la construcción de un Estado palestino, a como muchos piensan, justificando los actos bárbaros de Hamás. Este asunto debe ser arreglado solo por medio de negociaciones con Israel que el mismo Hamás ha puesto en peligro.

¿Cuál es el próximo paso?

Es difícil de anticipar que pasará. Israel ha prometido exterminar a Hamas de una vez por todas y no contenerlo. También debe liberar a los rehenes que no han sido matados deliberadamente por la organización terrorista. Benjamín Netanyahu, afirmó que Israel cambiará el panorama en Oriente Medio.

Estos dos objetivos traen consigo tres problemas para Israel. Primero, ¿cómo debe moverse Israel entre las normas que regulan la conducta de las hostilidades durante los conflictos armados, para tener alguna posibilidad de combate, frente a un enemigo que no sigue ninguna norma y que, al contrario, las explota?

¿Cómo detectarlo y exterminarlo considerando su estructura amorfa, habilidad de regeneración, el apoyo que recibe de Hezbollah e Irán y que la opinión internacional no es constante? Si elimina el poder de combate de Hamás, su infraestructura y personal —misiles, cohetes, drones, sistemas portátiles de defensa aérea, armas antitanques, centros de mando militar y túneles subterráneos—, entonces podrá declarar victoria.

Israel está bombardeando a Hamás y su infraestructura de terror con ataques aéreos. Una incursión por tierra está en proceso de desarrollo con el fin de exterminar a Hamás. No obstante, el costo humano de erradicarlo, dado el campo de batalla atípico y métodos ilegales de combate de la organización terrorista, será alto. Ahora es acusado de desencadenar una crisis humanitaria seria, lo que quiere Hamás, a pesar de que es el causante del conflicto y de sus métodos ilegales de guerra.

Por un lado, la comunidad internacional está poniendo a Israel bajo presión para reducir las víctimas civiles inocentes; por otro, la población israelí apoya unificadamente a las acciones de Israel. Es muy difícil que Israel reduzca sus objetivos. Según expertos, no se volverá al status quo de violencia esporádica, ataques con cohetes, combates breves e intensos entre Israel llevados a cabo desde que Hamás tomó el control total de Gaza en 2007.

Segundo, si Israel extermina a Hamás tendrá que salir de Gaza nuevamente. ¿Cómo y cuándo saldrá tomando en cuenta la experiencia de la retirada de 2005? ¿A favor de quién se retirará? ¿Quién llenará el vacío de poder? ¿La AP?,

Tercero, si la intención de Hamás es lograr que Israel intensifique los ataques, el asunto es como evitar que el conflicto se expanda en la región. Levantamientos en Cisjordania y ataques de Hezbollah ya están ocurriendo. Un buque de guerra estadounidense interceptó misiles y drones que habían sido disparados por rebeldes hutíes respaldados por Irán en Yemen, posiblemente contra Israel, dijo el Pentágono.

En contraste, las intenciones de Hamás son las mismas de Israel: exterminar al Estado judío con actos despreciables de terrorismo. Las acusaciones de terrorismo son inmateriales. Hamás tendrá que continuar con sus métodos sucios de violencia para poder sobrevivir frente a la superioridad convencional del ejército israelí, prolongando el conflicto con el fin de aumentar el número de muertes civiles y heridos. Netanyahu ha afirmado que Israel se está embarcando en una guerra larga y difícil que fue impuesta a Israel por un ataque asesino de Hamás.

Claramente el fin de Hamás es desgastar la voluntad de combate del ejército israelí y el apoyo moral que recibe de israelíes y no israelíes. Para Hamás la mera supervivencia y la negación de los objetivos de Israel podría constituir la victoria.

Esta simetría de intenciones estratégicas no debe equipararse con equivalencias morales deplorables entre los contendores; por un lado, un Estado que defiende su existencia y ejercita el deber de defender a sus ciudadanos, y actos de terrorismo intencionados a exterminar a su opositor y sus ciudadanos.

Arabia Saudita, Egipto, Jordania, los países que firmaron los Acuerdos de Abraham con Israel (los Emiratos Árabes Unidos y Bahrein), tienen interés en decrecer la violencia y lograr un alto el fuego porque cuanto más tiempo dure la crisis, más difícil les resultará mantener relaciones con Israel y sostener la paz regional.

También Estados Unidos, Reino Unido y otros Estados tienen objetivos similares.

Cualquier camino que se tome para calmar las hostilidades, llegar a un cese al fuego en algún momento dado, buscar la justicia para ambos, palestinos e israelíes, y alcanzar una paz sostenible, todo se reduce a una cuestión esencial, ¿cómo resolver este conflicto sin violencia mientras Hamás exista?