A todo hombre que avanza, el guardián del templo sagrado debe hacer estas preguntas: ¿eres de los que crean con las palabras? O ¿de los que solo repiten los nombres?... Si el hombre vacila o se turba un instante, sigan adelante… pero si en el rumor más humilde, cree recordar haber mirado acaso —en su verdad o en su belleza—, una lágrima o una flor, entonces deténganse, escúchenle, síganle, ese hombre —de seguro— se los envía algún dios, que necesita ser escuchado de otra manera.

(Maurice Maeterlinck)

Como anuncié a ustedes, amables lectores, a continuación, una antología personal de los textos de estos últimos diez años. Se incluye la liga para quien decida ir al texto íntegro. En los casos que no aparece es porque el artículo no está en la red, si usted lo requiere avise a mi correo (aparece en mi perfil de autor), y con gusto se lo enviaré.

Tema: literatura

Rosario de la Peña y Llerena (Entrada para Wikipedia. La enciclopedia libre)

Quienes conocieron a Rosario se desbordaron en alabanzas, describieron uno a uno sus encantos físicos, de actitud, de maneras hacia los demás. Verdadera musa, inspiró poesía.

Con todo, nunca correspondió a Manuel Acuña. ¿Por conocer sus aventuras?, ¿por lo contrastante de sus recursos económicos? No sabemos la respuesta de ambas preguntas, lo que sí conocemos es que vivió por años con otro poeta más mujeriego que ninguno de la época, Manuel M. Flores, quien habría de morir muy disminuido por enfermedades.

En una célebre entrevista, Rosario desmintió por completo la leyenda fatal que la sitúa como quien provocara el suicidio del bardo.

Al morir, con 77 años, ya se hallaba sola.

Tema: lengua española en México

¡Cómo maltratamos al idioma! (Revista Bicaalu, núm. 42)

Le hablaba en una entrega anterior del purismo, de querer ser correcto con las palabras y fallar en el intento. Esa actitud toma también la forma del puritanismo, por el cual ¡desapareció la palabra «chico» del vocabulario en diversos ámbitos! Qué lástima, pues es un vocablo único que no siempre es posible sustituir con «pequeño». Ahora no «me queda chico el traje», sino que «me queda pequeño». «Tomábamos», para no «coger», pero como no hablamos de bebida entonces mejor «agarramos» (!). Vea nomás el puritanismo.

Tema: historia

El Agustín Lara de Brasil (el músico poeta Vinicius de Moraes; Yahoo! Noticias, julio de 2014)

Amigos (fragmento)

Tengo amigos que no saben cuánto son mis amigos.
No perciben el amor que les profeso y la absoluta necesidad que tengo de ellos.
La amistad es un sentimiento más noble que el amor, permite que el objeto de ella se divida en otros afectos, en tanto el amor tiene intrínseco los celos, no admite la rivalidad.
Y yo podría soportar, sin embargo, no sin dolor, que hubiesen muerto todos mis amores, más enloquecería si muriesen todos mis amigos. Hasta aquellos que no perciben cuando son mis amigos y cuánto mi vida depende de sus existencias...

El guerrerense que se codeó con los grandes (Yahoo! News, abril de 2014)

Juan Rulfo comunicaba a Herminio Chávez su desaliento. Tenía en las manos una publicación donde la crítica se ensañaba con su El llano en llamas. Chávez hizo cuanto pudo por restar importancia al hecho, y ayudar al creador de la mejor narrativa mexicana de todos los tiempos a sacudirse el desánimo de aquellos sus inicios. La anécdota, narrada oralmente por el maestro Chávez, coincide con lo escrito por Miguel Ángel Flores: «(Ricardo) Garibay hacía blanco de numerosas críticas a las páginas escritas con gran esfuerzo por Rulfo(…)».

En el estado mexicano de Guerrero se formó —incluso post mortem—, a través de decenios sembrados por una labor persistente, unánime reconocimiento a aquel compañero de primeras armas de Rulfo: Herminio Chávez Guerrero, quien fue maestro de escuela —«el gran maestro» le llamó un gobernador del estado al evocarlo—; más aún: investigador histórico y escritor, que cultivó la narrativa, el teatro y el ensayo.

Breve nota de «hasta luego» al padre Misael (Espejo del poder, septiembre de 2022)

Cuando vivimos esa etapa tanto atroz como fascinante de la adolescencia, nuestra soledad es la más grande que se pueda vivir. Alcanzo a ver que es mayor que cuando la decrepitud misma. En esta sabemos que se acerca un cierre, pero en aquella se acerca un «abre»: ¿cómo abrir?, ¿cómo accionar el picaporte de nuestro porvenir? Clamamos al cielo: «así te preguntaba; como le preguntamos a Dios en la sombra de los quince años», diría Dámaso Alonso.

Pues en una de esas tuve la necesidad de confiar algo que viví, de que se me escuchara. Busqué al padre Misael, que fue mi oidor atento. Como yo no quise omitir detalle por la incertidumbre aquella de olvidar algo importante, lo tuve 8 horas continuas —solo interrumpidas por la cena— un día, y 4 al siguiente escuchándome al pobrecito. Una marca suya más para un libro de récords.

La increíble escuela experimental de Auschwitz (Meer, enero de 2019)

¿Por qué leer sobre Auschwitz? ¿Hay algo nuevo o menos conocido?

Sí: que hubo momentos y zonas de felicidad en ese infierno. La razón la veremos hacia el final de esta nota. Sería un contrasentido que hubiera existido gente contenta en el campo de concentración nazi, Paraíso en Auschwitz nos muestra que la hubo. Es el documental mexicano de Aarón Cohen sobre unos entonces niños que narran hoy su experiencia. Uno de ellos es Bedrich Steiner, difusor infatigable de que sí hubo —contra quienes lo ponen en tela de juicio— un holocausto.

El documental se concentra en Freddy Hirsch que dirigió una escuela en aquel campo.

Veamos a este y a otros personajes que, al haber actuado de la forma como lo hicieron en aquel solar atroz, nos devuelven súbitamente la fe en la humanidad.

La marcha del silencio, 50 años de un momento único e irrepetible (Yahoo! Noticias, septiembre de 2018)

Hoy en día, que hay marchas y paros por todo y para todo, vale la pena recordar una insólita manifestación que tuvo lugar hace 50 años en la ciudad de México.

Fue dentro del movimiento estudiantil de 1968.

Hablamos de la primera y al parecer la única en la historia que se desarrolló en completo silencio. Eso le dio un tono imponente, además de conmovedor.

La marcha partió de las inmediaciones del Museo Nacional de Antropología e Historia con destino al Zócalo. Su rasgo distintivo fue que los marchistas se abstuvieran por entero de lanzar consignas, excitativas, corear, cantar, pedir a gritos o usar cualquiera de las fórmulas que el movimiento había acuñado para emitir sus proclamas. Para demostrarlo algunos se pusieron cualquier tipo de cubrebocas en señal de su mutismo. Debió ser muy difícil el giro en el comportamiento, pues de ahí en fuera las acciones en la calle venían siendo a toda garganta.

Solo hablaban el brazo en alto con la «V» de venceremos/victoria, las leyendas y los retratos de luchadores sociales mexicanos que portaban.

Cerca de allí, ese día, Gustavo Díaz Ordaz había encabezado la ceremonia conmemorativa de la defensa del castillo de Chapultepec.

Dice la crónica (¿o leyenda?) que cuando la descubierta ya iba llegando a su destino muchos todavía no salían del área del museo (!!!).

Los conteos de participantes —originales y adheridos— van desde 150 mil hasta 250 mil personas.

Esos y otros aspectos que hicieron el carácter único de la marcha lamentablemente poco existen en la memoria gráfica y escrita, pues el arrinconamiento, rechazo y condena que se quiso inculcar en la sociedad hacia los movilizados llegó a los medios, que también confinaron la información. De esa manera, un acto glorioso, muchachero y a la vez solemne, festivo como casi todo antes de la aparición de los represores, quedó tan solo en la memoria de sus actores y espectadores (muchos de estos incorporados al paso de la caravana, contagiados del fervor).

Tema: religión

El niño mártir mexicano que el Papa declarará santo (Yahoo! Noticias, febrero de 2016)

«Si gritas: ‘¡Muera Cristo rey!’», te perdonamos la vida, le decían los federales. «¡Anda, que grites: ‘¡Muera Cristo rey!’». Pero él gritaba, más fuerte todavía: «¡¡¡Viva Cristo rey!!!».

Por proclamar, hasta la misma muerte, la fe en Cristo, el protagonista de esos hechos será declarado santo de la iglesia católica.

Es el mexicano de menos de quince años, José Sánchez del Río.

Tema: música

Del gran cine a la gran música (Meer, junio de 2020)

Una película concentrada en la vida en prisión incluye, para nuestra sorpresa, un pasaje de ópera. Es esta escena de Sueños de libertad, de Frank Darabont, con acordes de «Canzonetta sull’aria» de Las bodas de Fígaro, de Mozart.

Otros temas

En el día que México celebra a las madres (Meer, mayo de 2019)

Recordarla, cuantificar su sufrimiento, agiganta en mí la figura de mi madre. ¿Sabe?, tenía fe: fe en un Cristo que murió por nosotros sin detenerse por su dolor que —divino y todo— sintió: «Padre, si es posible, que pase de mí este cáliz… pero no se haga mi voluntad, sino la tuya» (Lc. 22, 42).

Por cierto, mi mamá no hablaba con total claridad. ¡Cómo iba a hacerlo si sus neuronas estaban inflamadas por la falta de sueño! Yo, que sé muy bien cómo dormir es una tregua impostergable, me pregunto cómo pudo ella superar la escasez de este satisfactor: solo con la fe, señor, ese recurso sui géneris, especial, que la ciencia no postula, acaso sí el médico humilde, no el ensoberbecido alternante de la parca. Ese es el objeto de mis letras, de mi afán por publicar en su dignísima revista. Que se sepa: solo la fe, señor, solo la fe sostiene a las personas en el dolor.

Recuerdo, recordaré, evocamos a mi mamá en su fragilidad, en su semblante insomne, en su condolencia moral por la humanidad, en su optimismo (unas horas antes de morir se contentaba de verme afrontar cierta convalecencia mía con optimismo —que yo fingía—, y destacaba que así debíamos ver la vida: no con angustia, desesperanza ni pesar); eso en medio de que sabíamos que el hígado había crecido a no sé cuántas veces sus naturales dimensiones y el mal estaba ya en el estómago.

Secciones

Curiosidades (Meer, septiembre de 2021)

No sin ruborizarme, hago una digresión personal y una broma; esta versión de la fanfarria del 68 fue mi primera grabación en Bellas Artes, ¿por qué?: porque el «¡bravo!» que se oye al final es mío. Luego vino, ahora sí, mi segunda grabación (o primera, según se vea) que es esta: