Llegas dos días después de iniciada la feria. Que todavía no está el libro, que la imprenta se tarda, que todos andan en lo mismo. Le crees a tu editor. En el 2021, luego de un 2020 sin Filbo (Feria Internacional del Libro de Bogotá) como de costumbre, con pabellones a reventar en Corferias y sin una mesa disponible en la plazoleta de comidas o en las carpas (la cifra oficial del 2021 es de 1.805.000 personas alcanzadas, que tomaré como sinónimo de visitantes), supiste que estaba caro eso de imprimir y que las imprentas no dieron abasto. ¿Será que el impresor se comprometió en exceso o tu editor llegó tarde? Prefieres no pensar. Que para la segunda semana de la Filbo llega tu libro. Es decir, la última de abril; todavía no sabes cuándo es tu evento de lanzamiento.

Te levantas temprano ese segundo día. Dormiste un poco en el avión y un poco en casa de tu madre; los dos pocos no dan un buen sueño. Vas a Corferias, pides tu acreditación de prensa (cortesía de Meer) y caminas presuroso al stand de tu editorial. No está tu editor, que está peleando con la imprenta, que llega tarde, que vengas cuando él te dijo porque nada se puede hacer. Obedeces porque te habla bonito la señora afro del stand. Decides evitar los pabellones con las editoriales grandes, te tienen aburrido; vas directo al pabellón de independientes. Comparas precios: te sale mejor comprar lo que traen de Europa en México. Compras un libro sobre el Chavo del 8 de Juan Fernando Hincapié, quieres escribir uno parecido sobre una serie animada colombiana y tomas su chavo como investigación. Averiguas ese encargo de tu amigo librero en Querétaro, el peso mexicano le ayudará a conseguir una buena cantidad de libros por poco dinero; luego adquieres un descuento considerable. Tu transacción se suma a la cifra de expectativa de negocios que tiene la feria, el año pasado fue de $2.369.779 de dólares.

Te enteras que vienen Martín Caparrós y Juan Villoro para hablar de fútbol. Recuerdas que llegaste dos días después del inicio de la feria y te perdiste el discurso inaugural de Chimamanda Ngozi Adichie. Tu yo de hace dos años se emociona con fútbol, Caparrós y Villoro; tu yo de ahora se deprime por Chimamanda. Recuerdas Medio Sol Amarillo (2006), recuerdas tu trabajo sobre autores poscoloniales. Te aumenta la depre chimamandiana. Ves la carpa donde hablarán el argentino y el mexicano, adivinas que se llenará como transporte público; te enteras que habrá grabación: sales de Corferias y vas al Centro, a La Candelaria. Un amigo te regalará ese mismo día una novela sobre la Selección Colombia en la Copa América de Chile 45, Cuando perder era ganar un poco de Carlos Castillo, viene firmado.

Regresas a la feria otro día. Hablas por primera vez en persona con tu editor. La imprenta le ha quedado mal, tu libro lo entregan la noche antes del lanzamiento. El domingo 30 de abril, a las 11 de la mañana, lanzas tu primer libro. Es en la sala Jorge Isaacs, llamada así por el novelista, poeta y político colombiano. Comienzas a regar la noticia. Lo escribes en los grupos de WhatsApp, hasta en los silenciados. Preguntas por la promoción del evento, que vengas mañana para las entrevistas. Consiguen una. Ese día el editor anda ocupado peleando con la imprenta.

Ya no revisas la agenda de eventos, solo te importa el tuyo. Aun así, te emociona ver a Elisa Díaz Castelo en Bogotá, en La Macarena, en la librería Matorral. Irás a la presentación de El libro de las costumbres rojas, lo comprarás y le pedirás su firma. Recuerdas que debes practicar tu firma para el lanzamiento. Christel Guczka, tu maestra y a quien pudiste saludar en su paso por Bogotá (con la gira de su libro infantil En busca del cuento…), te mencionó el uso de dos firmas: la legal y la de los libros. Harás eso.

Decides ahora sí revisar a las editoriales grandes y a sus ofertas en la Filbo. En las mesas de novedades se juntan el libro del general que justificó matar civiles en las operaciones militares y El sol de Carolina Sanin. Un encuentro que solo puede pasar ahí. Piensas que si tu libro de cuentos deportivos comparte mesa con sus primos de editorial, estaría junto a varios textos eróticos que no piensas leer; ojalá te pongan junto a la novela punk, Lo que le diga es mentira de J.J. Muñoz: te gusta la portada.

En tu primera entrevista sobre el libro, radial en este caso, todo fluye. Descubres que tienes mucho para decir del libro, más de lo preparado, más de lo esperado. Te prometen entrevistarte después de la feria, que te llamarán para hacerla virtual, ellos en Colombia y tú en México. Dices al aire que presentas tu libro el domingo 30, a las 11 de la mañana. El 2 de mayo se termina la edición 35 de la feria, entonces el periodista te dice que al ser un estreno tardío puede que tu libro también sea novedad para la 36. Buen apunte, ríes. El domingo en la noche ya debes estar en el aeropuerto El Dorado, listo para abordar tu vuelo de dos de la mañana al Benito Juárez. A esa hora, alguien ya habrá leído este artículo y, confías, una parte de tu libro.