El G-7 o Grupo de los Siete es un foro político de los gobiernos de las siete potencias más relevantes en el sistema internacional por su peso económico, político y militar. Sus integrantes son: Alemania, Francia, Reino Unido e Italia, como miembros europeos, Canadá y Estados Unidos, por América y Japón, como el único miembro de Asia.

Alemania como la locomotora de la economía europea, Japón como cabeza en Asia, y los Estados Unidos como la potencia número uno de América y del sistema internacional ocupan roles muy destacados en el club. Además, la Unión Europea tiene en el grupo representación política.

En algún momento la Federación Rusa fue miembro del grupo que se llamaba G-8, pero fue excluida por los siete a raíz de la anexión rusa de Crimea en 2014.

Si el mandatario ruso Vladimir Putin no hubiera invadido Crimea en 2014 y Ucrania en 2022, allí tendría su asiento como el miembro número 8 del grupo. Incluso está abierta la posibilidad teórica de que algún día regrese si da marcha atrás en sus afanes de modificar las fronteras europeas.

El G-7 representa aproximadamente el 65% de la riqueza mundial y, desde luego, genera respeto, admiración y también críticas en los escenarios internacionales.

Sus adversarios les señalan ser un club de la élite económica y política global y también el grupo más selecto y poderoso de los países aliados de los Estados Unidos.

Algunos analistas también se refieren al hecho de que los siete miembros del grupo son, a su vez, miembros destacados de la Organización del Atlántico Norte (OTAN). Por lo que tan selecto grupo podría ser determinante en las políticas y decisiones de la organización atlántica.

Por otra parte, a las cumbres de líderes del G-7 también está asistiendo con representación la Unión Europea. De modo que se forma una tríada de poder global entre el G-7, la Unión Europea y la OTAN.

Origen y evolución del G-7

Después de la crisis del petróleo de 1973 los ministros de finanzas de las potencias fundadoras iniciaron conversaciones sobre la crisis y el estado de la economía global y el futuro de la política mundial.

Les preocupó mucho el impacto de la crisis petrolera en la destrucción de empleos, aumento de la inflación y colapso del comercio internacional. Para evitar crisis semejantes en el futuro convocaron a una reunión del Grupo de los Seis en Rambouillet, Francia en 1975. Desde entonces continuaron reuniéndose y empezaron a realizar cumbres anuales de líderes.

En 1976 se incorporó Canadá y el Grupo pasó a llamarse G-7. En 1994 se incorporó Rusia y el grupo empezó a llamarse G-8. Pero una vez que Vladimir Putin se anexó Crimea en 2014, Rusia fue suspendida del club que volvió a llamarse G-7, pero ahora con representación de la Unión Europea.

Valores del G-7

El G-7 trabaja sobre la base de valores compartidos, tales como los siguientes:

Promoción de la democracia, respeto de los derechos humanos, economía de mercado libre e inclusiva, respeto al derecho internacional.

Las Cumbres de líderes

Todos los años se realiza una Cumbre de líderes y la presidencia se va rotando cada año.

La más reciente Cumbre de jefes de Estado y de gobierno se realizó en Schloss Elmau, en los Alpes Bávaros, Alemania. Fue presidida por el Canciller alemán Olaf Scholz. Paralelamente a la cumbre de líderes se realizaron reuniones con las empresas (Business 7), sindicatos (Labour), científicos (Science7), tanques de pensamiento (Think7), mujeres (Women7), jóvenes (Youth7) y sociedad civil (Civil7).

En representación de la Unión Europea participaron Charles Michel, presidente del Consejo Europeo y Ursula von der Leyen, presidente de la Comisión Europea.

Se trataron numerosos temas tales como:

  • La guerra en Ucrania.
  • Lucha contra la pandemia de la COVID-19.
  • Crisis climática.
  • Crisis alimentaria mundial.

El G-7 y Ucrania

Los líderes del G-7 condenaron, una vez más, la guerra ilegal de agresión de Rusia en Ucrania. En un comunicado sobre el tema dijeron exactamente lo siguiente:

Estaremos junto a Ucrania durante todo el tiempo que sea necesario, proporcionándole el apoyo financiero, humanitario, militar y diplomático necesario en su valiente defensa de su soberanía e integridad territorial.

La ayuda financiera del G-7 a Ucrania en 2022 ascendió a más de 2,600 millones de euros en ayuda humanitaria.

Los dirigentes del G-7 se comprometieron a apoyar a Ucrania en su reconstrucción y acordaron continuar imponiendo sanciones severas y duraderas contra Rusia para contribuir a poner término al conflicto militar.

El próximo 24 de febrero se cumple el aniversario de la intervención militar de Rusia en Ucrania y la tríada del G-7, la Unión Europea y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se mantienen firmes y unidos respaldando la lucha del pueblo y del gobierno de Ucrania. A la cabeza de esa tríada se encuentra sin duda el gobierno de los Estados Unidos de América.

La más reciente noticia sobre el conflicto es la decisión de Alemania, de Estados Unidos, de Canadá y de otros países europeos de enviar tanques Leopard 2 y Abrams al escenario de las confrontaciones.

Por su parte, ya el gobierno ruso anunció que se propone destruir a todos esos tanques de procedencia occidental que ingresen a territorio ucraniano. Es decir que existe el riesgo de que el conflicto geopolítico se escale en lugar de atenuarse.

De manera que, una vez más, en la historia humana reciente presenciamos el enfrentamiento entre dos bloques: por una parte, el bloque del G-7, la Unión Europea y la OTAN brindando apoyo político, humanitario, diplomático, financiero y hasta militar a Ucrania y, por otra parte, la Rusia de Vladimir Putin con el apoyo político y diplomático de la República Popular China, de Irán y en alguna medida de los BRICS conformados por Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica.

Precisando que la India también aparece en el otro grupo, pues desde 2007 es miembro del Quad y de otras alianzas con Estados Unidos, Japón y Australia en el Indo-Pacífico.

Pero de todos modos tanto la invasión rusa a Ucrania que ya va a cumplir un año como los paquetes de sanciones contra Moscú han producido un enorme daño a la economía global, rusa y ucraniana.

De mi parte me solidarizo con el pueblo y el gobierno ucraniano y con su lucha para defender su soberanía e integridad territorial.

Al mismo tiempo pienso que lo mejor para la salud de la economía mundial y para el bienestar de los habitantes del planeta y de los mismos pueblos de Ucrania y de Rusia sería una pronta solución diplomática, negociada y pacífica que pusiera fin al conflicto geopolítico y militar más severo y riesgoso desde la Segunda Guerra Mundial.