Debo señalar que he tenido temor de escribir sobre esta gran figura, ya que no sé si seré lo bastante claro para señalar sus ideas al lector usual, y me temo que los filósofos expertos considerarán muy deficiente este pequeño ensayo, pues él escribió tanto y sobre tantas cosas que, al leerlas, queda uno completamente abrumado al igual que cuando uno lee a Aristóteles. Kant es uno de los pensadores más influyentes de la filosofía universal y fue precursor del idealismo alemán en su tiempo.

Nació en 1724 en Königsberg, Prusia, ciudad de la que nunca salió, (murió ahí en 1804). Creció en un hogar muy religioso donde la Biblia era interpretada literalmente, recibiendo por eso una educación muy rígida y estricta. Estudió en su ciudad la primaria y secundaria, y, a los 16 años ingresó a la Universidad de Königsberg a estudiar filosofía, ciencias y matemáticas, siendo con los años nombrado profesor de filosofía, metafísica y hasta antropología, cátedras que ejerció durante 40 años.

Ahora que el mundo está en vilo por la invasión de Ucrania por Rusia y que puede dar lugar a una catástrofe militar universal, Kant consideraba la necesidad de que el mundo tome una serie de medidas para lograr una «paz perpetua» que pusiera fin a las guerras y creándose así una paz duradera mediante la creación de repúblicas constitucionales, donde los gobiernos deben proteger los derechos y libertades de pueblo.

Las tres grandes obras que escribió están relacionadas con tres preguntas filosóficas:

  • ¿Qué puedo conocer? en Crítica de la razón pura, ahí trata sobre la razón.
  • ¿Qué debo hacer? en Crítica de la razón práctica, habla de la ética.
  • ¿Qué puedo esperar? en Crítica del juicio, habla sobre teleología.

A Kant le interesaba conocer al hombre, algo que en su tiempo lo había iniciado Sócrates en la antigua Grecia.

Es considerado como el pensador que logró hacer ver que el racionalismo y el empirismo juntos eran la causa del entendimiento humano. Él decía, nuestra experiencia es en parte determinada por nuestro aparato sensorial y solo por esta nos podemos imaginar la existencia específica de algo. Sin embargo, además, la razón nos hace reflexionar sobre lo que vemos y nos proporciona ideas sobre la verdadera realidad. Algo que es aceptado actualmente.

La originalidad y profundidad de su pensamiento hace que muchos lo consideren difícil de entender, sobre todo en su tiempo y, por eso, escribió a continuación de la Crítica de la razón pura, los Prolegómenos, un pequeño librito para darse a entender mejor.

Me deslumbran muchos de sus pensamientos, incluso científicos, otros los considero difíciles de entender como su metafísica y otros conceptos, pero en todo caso, era una de esas mentes privilegiadas que se dan muy de poco, hasta antropólogo era. Formuló la hipótesis correcta de que el sistema solar se formó de una gran nebulosa y que el universo estaba compuesto de galaxias (acumulo de estrellas), algo aceptado actualmente. La NASA el 21 de octubre del 2022 señaló que, con el nuevo telescopio llamado James Webb, ha captado a 6500 años luz de distancia de la Tierra nubes de gas y polvo, sitio donde se forman nuevas estrellas.

Es considerado el más grande filósofo de su tiempo y de hecho para muchos uno de los más grandes de todos los tiempos. Pero, además, hay que agregar que, era un físico teórico, ya que opinaba sobre la física de Newton y los conceptos de Descartes en ciencias. Sí, para Newton, la física era no solo independiente de cualquier metafísica, sino idónea en sí misma para ofrecer el único punto de partida verdaderamente sólido desde dónde alcanzar una concepción racional de Dios y del universo. Para Kant, la ciencia de la naturaleza no necesita de la metafísica, ni la metafísica tiene que apoyarse en modo alguno en la ciencia. La física o la cosmología deben ser tratadas de manera exclusivamente naturalista sin referencia alguna a realidades que no pertenezcan al mundo de la naturaleza. Con lo anterior corregía adecuadamente nada menos que a Newton. El señalaba eso, porque consideraba que, la metafísica y la religión deben construirse sobre bases diferentes a las de la ciencia ya que no deben interferir con el conocimiento exacto de la naturaleza.

Lo anterior es un reconocimiento explícito y filosóficamente consciente de la absoluta autonomía de la investigación científica, como en su momento lo señalara Galileo. Para él, a la filosofía le quedará una nueva tarea; no ya la de ofrecer las bases últimas a la ciencia ni de recabar de la ciencia alguna sugerencia metafísica, sino la de reflexionar con el máximo rigor crítico sobre el trabajo científico, con el fin de hacer al hombre cada vez más consciente de los métodos concretos con los que actúa la investigación racional. Se dice, que con los años él renunció a su metafísica.

Es interesante conocer su pensamiento con relación a cómo aprendemos. Decía: todo lo que vemos, oímos, tocamos, en fin, todo lo que pasa a través de los sentidos al cerebro se traducirá en experiencia, mientras que lo que no pasa por este tamiz no se llegará a aprender. Para él, en su tiempo, hace dos siglos, y pese a lo manifestado en contra por diversos filósofos, en especial John Locke, estaba muy claro que el hombre para entender las cosas no solo cuenta con los sentidos. Los sentidos, decía, son válidos para comprender ciertas cosas, pero no lo son en cambio para otras, debido a su propia naturaleza, que impone toda una serie de limitaciones. Por ejemplo, el concepto del tiempo no es objetivo sino subjetivo, es propio de la mente y al igual que el espacio, sin ambos como conocimientos a priori, no podríamos comprender el sitio que ocupan las cosas en el medio o la naturaleza. Y son meras formas de intuición. Kant sostiene que la razón pura forma ideas que no pueden probar su realidad, pero tiene sus usos prácticos.

Todo lo que conocemos, objetos y seres, se encuentra sujeto a las dimensiones de espacio y tiempo, y sin ellas es imposible concebir el conocimiento. Como no era fácil entenderlo para ejemplificar eso señalaba que no es posible imaginar un efecto sin una causa que lo produzca y le dé sentido. Todo objeto que conocemos existe como tal en unas dimensiones específicas de espacio y tiempo, formas sin las cuales no podríamos percibir o aprehender nada. Y como aun así podría considerarse muy compleja esa idea para aclararla decía que lo que se expresa en nuestra consciencia es el producto de nuestro aparato sensible que viene modificado por la naturaleza de los sentidos con los que percibimos el mundo exterior. No podemos obtener imágenes visuales sin los ojos, ni oír los ruidos o la música sin los oídos, de igual manera que no puede haber ideas o pensamientos sin cerebro.

Por supuesto, en su tiempo no se conocía que en el cerebro existían áreas visuales y auditivas donde los rayos de luz y los sonidos se vuelven comprensibles. Aunque eso fue un descubrimiento muy posterior, sin embargo, no estaba tan alejado de la realidad, ya que Kant señalaba que estas dimensiones del espacio y del tiempo forman parte indisoluble del proceso del conocimiento del ser humano, es decir, existen en su interior, pero en ningún modo se constituyen en entidades independientes y ajenas al objeto percibido.

Entre sus consideraciones estaba que «una cosa determinada es válida» o una razón es válida siempre, no solo cuando interese; no tiene sentido afirmar que una cosa es buena para alguien y mala para otra persona que se encuentra en las «mismas circunstancias». Así como el mundo empírico se gobierna por leyes de validez universal, lo mismo ocurre con el universo moral, cuyas leyes deben ser aplicables en cualquier contexto. De acuerdo con eso, la moral se fundamenta en la razón, al igual que la ciencia.

Cuando le preguntaron, ¿usted cree en Dios? señaló, sí, sin embargo, no es posible probar la existencia (conocer) de algo que no se puede comprender a través de los sentidos. Pero, así como no se puede demostrar la existencia de Dios, tampoco podemos negarla. Para él, la razón humana es incapaz de sacar una conclusión sobre el problema de la existencia de Dios y por eso insistía en que, no puede afirmarla ni refutarla.

Sobre la moral señalaba que, el sujeto racional se autoimpone una ley moral a priori que debe cumplir y que se deriva de la buena voluntad, a la que llamó imperativo categórico.

Cuando le preguntaron ¿qué es tener dignidad?, respondió: tener dignidad es el derecho del ser humano a ser siempre tratado como fin y no como medio.

Notas

García Morentes, M. (1975). La filosofía de Kant. Madrid, España: Ed. Espasa-Calpe.
Geymonat, L. (1985). Vida y obra de Kant. Historia de la Filosofía y de la Ciencia. Barcelona, España: Editorial Crítica. Vol. II; Cap. 16: 304-337.
Goldman, L. (1974). Introducción a la filosofía de Kant. Buenos Aires, Argentina: Ed. Amorrortu.
Kant, E. (1975). Crítica de la razón pura. Traducción de E. Miñana y M. García Morentes. Madrid, España: Espasa-Calpe.
Kant, E. (1977). Fundamentación de la metafísica de las costumbres. 5ª ed. Traducción De M. García Morentes. Madrid, España: Espasa-Calpe.
Kant, E. (1989). Principios metafísicos de la ciencia de la naturaleza. Madrid, España: Alianza Editorial S. A. Madrid.