El mundo impactado ve como Europa, atada de manos por intereses económicos, toma palco frente a la terrible guerra expansionista que lleva a cabo Rusia contra una nación hermana. No es difícil imaginar, para quienes no han vivido o visitado África, como fue el periodo colonial en ese continente. El colonialismo europeo en África no ha terminado. El saqueo de los recursos naturales africanos y la trata de esclavos que benefició el desarrollo de Occidente en el pasado, hoy tiene su equivalente en la explotación de los recursos naturales por parte de transnacionales, y diversos gobiernos a través de sus llamadas agencias de cooperación.

La triste realidad que afecta África, no es suficiente para sensibilizar el alma europea. Cada día son cientos los ciudadanos africanos que mueren en sus costas intentando conseguir una mejor vida. Mis experiencias cinematográficas en África son vivencias que no me permito olvidar. Mi objetivo con este nuevo proyecto es hacer visible la desgarradora realidad que continúa afectando a ese hermoso continente sometido por Occidente.

Mi proyecto se propone ser una especie de ensayo visual. Son 30 minutos compuestos por una selección de impactantes escenas registradas en mis filmes realizados principalmente en Mozambique. Son imágenes que reflejan diversos conflictos que afectan a los más desposeídos de este mundo. Siendo yo descendiente de portugués, al llegar a vivir a Mozambique, inmediatamente comencé a conocer historias de primera mano, del horror y lo inhumano que fue el colonialismo. Por ejemplo, al conocer la obra del fotógrafo mozambicano Ricardo Rangel y ver la impactante imagen de un niño, no mayor a 15 años, que en su frente tenía marcadas las iniciales de su patrón o dueño, quien con fierro caliente las había escrito igual que a los animales. Era la manera de mostrar poder y pertenencia durante esa época de auténtica esclavitud.

Otro momento álgido fue durante mis frecuentes visitas de los sábados por la tarde al Jardín Tunduro. El motivo era escuchar a los poetas. Fue simplemente desgarrador oír el poema Grito Negro, en la voz de José Claveirinha, el más importante poeta mozambicano. Un conmovedor poema sobre la esclavitud que despertó aún más mi interés por investigar ese pasado oscuro en tan bello país. Aprovechando que el Instituto de Nacional Cine me había autorizado para visionar los noticieros portugueses de la época colonial en busca del primer pintor negro que había expuesto sus obras en el país, visioné el material con la doble intención de escudriñar ese pasado trágico a través del cine. Fueron muchas horas y kilómetros de película en blanco y negro que rodaron por los engranajes de la moviola. Fue así que logre descubrir imágenes impresionantes. Escenas con cientos de esclavos semidesnudos, engrillados, unos por sus pies, otros de sus cuellos, deslizándose al ritmo del azote de un látigo mientras construyen líneas férreas. Imágenes como estas me permiten realizar este nuevo proyecto.

Otra situación conmovedora que tuve la oportunidad de vivir y filmar en Mozambique, fue cuando leí en el periódico Noticias, que en el cruce de las avenidas Kim Il Sung y Mao Tse Tung, había chocado un camión, lo que provocó que una serie de cuerpos volaran por los aires. La nota periodística no entregaba mayor detalle que indicara a quien pertenecían aquellos cuerpos. Yo estaba próximo a iniciar la producción del film As Crianças de Lhanguene, junto al destacado médico sueco Staffan Dahlström.

Mozambique sufría una espantosa guerra civil, incitada por el régimen de apartheid sudafricano. Informes de gobierno hablaban de miles de muertos diarios por causa directa de la guerra. Los cementerios ya no daban abasto. El tema central del film era la mortalidad infantil en África Austral. Finalmente, logramos saber que aquellos cuerpos eran víctimas no identificadas que salían desde el Hospital Central de Maputo rumbo al cementerio de Lhanguene.

Ya habíamos iniciado parte del trabajo de producción para aquel film, así que ya conocía al joven poeta administrador del cementerio. Muy entusiasta me había preguntado por la Mistral y Neruda. Su amistad y apertura cultural fue la que nos permitió filmar lo que se vendría. Ahora faltaba lo más importante: cómo lograr captar con nuestra cámara el instante decisivo, cuando el camión con su carga semanal llegara a destino. Se me ocurrió que suplantáramos al primo de mi socio Patel, que era médico en ese hospital, y realizáramos una llamada telefónica a su nombre a la municipalidad de Maputo solicitando el famoso camión.

Como es habitual en las ex colonias, pesa mucho cuando alguien con título, es quien solicita algo. Suena siempre a una orden, y mi socio que es de ascendencia india, lo sabía y aprovechaba muy bien, así que la llamada fue muy cortante y concreta. Manden el camión de inmediato y punto. Dicho sea de paso, los descendientes de la India tienen un gran poder económico en toda África Austral. No pasó media hora cuando vimos llegar el camión al recinto hospitalario. Nuestro truco había funcionado. Esperamos en nuestro vehículo en las afueras del hospital hasta que vimos aparecer nuevamente el camión.

Rápidamente emprendimos el viaje hacia el cementerio. El ingreso ya estaba resuelto así llegamos sin contratiempos hasta el fondo del campo santo y monté la cámara. No pasaron muchos minutos cuando, a través del zoom de la cámara, veo acercarse el camión zigzagueando entre las calles interiores del cementerio. Nosotros soportábamos el fétido olor proveniente de la anterior descarga y que la reciente lluvia tropical se había encargado de dejar al descubierto.

Finalmente, el vehículo llega, hace un giro lento marcha atrás hasta llegar a la distancia adecuada. El copiloto acciona la palanca, y lentamente comienza a levantarse la tolva. Como un tobogán macabro comienzan a deslizarse una veintena de cuerpos de niños, mujeres y hombres desnudos. La camionada rebalsó la fosa común número trece del cementerio de Lhanguene. Creíamos que era el fin de un terriblemente e inhumano final, pero estábamos muy equivocados; este acto inhumano, sigue hoy repitiéndose en la costa del Mediterráneo, convertidas en fosas comunes.

Formato del proyecto

Son estas imágenes y escenas que dan vida y razón de ser a este proyecto de videoarte social. Mi objetivo es informar y motivar al espectador. Provocarlo para que no sea un simple telespectador de este reality que afecta a millones de personas.

El video arte social durará 24 minutos. Abordaremos los diferentes temas de esta realidad descrita. Cada tema va acompañado de pinturas que se complementan con las escenas del film. Varias pinturas son verdaderos fotogramas del video. Cada tema se expondrá a través de cuatro fotografías fijas, las que serán exhibidas durante 30 segundos cada una. A cada fotografía se le aplicará un color distinto, muy intenso.

La serie utilizará los siguientes colores: verde botella, azul klein, rojo italiano, blanco y negro. Cada tema de la serie terminará con la fotografía en blanco y negro. En los últimos segundos de esta fotografía, comenzará suavemente a recuperar su color original, el que tenía en su estado natural. Simultáneamente, la foto fija comienza a adquirir movimiento. Los personajes cobran vida iniciándose un plano secuencia de dos minutos.

La banda o paisaje sonoro es original; aportará el complemento fundamental que permitirá comprender a cabalidad el drama y la atmosfera, que viven a diario estas personas. Los títulos de cada segmento serán una provocación al mundo desarrollado.

La puesta en escena del proyecto debe ser en pantalla gigante. La sala debe estar acondicionada con equipo de alta calidad sonora. Cada tema propuesto contempla la presencia de algunas pinturas que reflejan detalles de los temas expuestos.

Escenas y temas a describir en la obra

  1. Del film: Mozambique imágenes de un retrato. Fotografías: Miles de refugiados en fila huyendo de la guerra. Rostros de mujeres. Plano secuencia: Mujeres intentando rehacer sus vidas, las vemos cocinando (Liberación femenina y paridad de género).
  2. Del film: As Crianças de Lhanguene. Fotografías: Niños víctimas. Entierro múltiple. Plano secuencia: Niña esquelética (inteligencia artificial).
  3. Del film: Zapping birthday to you. Fotografías de quirófano con mujer muerta, ataúd metálico rodante con mujer muerta rumbo al cementerio. Plano secuencia: Camión con muertos vaciándolos en fosa común. Imagen en movimiento (La ruta de la seda).
  4. Del film: Grito Negro Euroapartheid. Fotografías: Cientos de náufragos africanos en el mediterráneo. Niño muerto en la playa. Plano secuencia: Imagen de esclavitud durante la época colonial portuguesa en Mozambique (internacionalismo proletario).
  5. Del film: Zapping birthday to you. Fotografías: Chimeneas en el puerto de Ventana, Puchuncavi contaminando el mar y a la población. Plano secuencia: Barco encallado en las cercanías de las industrias contaminantes. (libre mercado).
  6. Del film: Papá Samora. Fotografías: Niños riendo, cantando. Plano secuencia: Niños corriendo, jugando con juguetes de alambre. Plano secuencia: Niño aprendiendo a andar en bicicleta. (youtuber, influencer).