La tiranía no puede existir donde la imprenta es enteramente libre.

(Lorenzo Montúfar)

Lorenzo Montúfar fue un gran pensador y orador guatemalteco, costarricense, centroamericano. Exitoso diplomático, abogado, jurista, profesor universitario y político de ideas republicanas y liberales. El filósofo español Constantino Láscaris le consideró como el arquetipo y el gigante centroamericano del liberalismo aconfesional, mientras que Monseñor Víctor Sanabria le catalogó como un racionalista.

Nació en la ciudad de Guatemala el 11 de marzo de 1823, pero se ve obligado a exiliarse en Costa Rica en 1850 y allí adquiere la ciudadanía costarricense y desarrolla la mayor parte de su vida profesional e intelectual.

En 1845 obtuvo el Bachillerato y en 1848 la Licenciatura en Derecho en la Universidad San Carlos de Guatemala. Más tarde, ya viviendo en Costa Rica, se doctoró en la Universidad de Santo Tomás.

Fue profesor de Derecho Natural en la Universidad de San Carlos de Guatemala y luego en Costa Rica profesor de Derecho Natural y de Derecho Internacional y rector en la Universidad de Santo Tomás.

Se casó en San José, Costa Rica el 26 de enero de 1851 con María de Jesús Madriz Enríquez, hija de Juan de los Santos Madriz, firmante de la Declaración de Independencia de Costa Rica.

En Costa Rica se hizo muy amigo de José María Castro Madriz, el primer presidente de la República, fundador de la Universidad de Santo Tomás en 1843 y autor de la declaración de la soberanía del Estado en 1848. A ambos les hermanaba la ilusión por el progreso a través de la ilustración y la libertad y su participación en las logias masónicas de Costa Rica, que habían sido fundadas por el sacerdote católico y excapellán de 1856, Presbítero Francisco Calvo.

En cuanto a cargos políticos fue en Guatemala diputado liberal que entra en conflicto con los «serviles» o conservadores y por ello debe exiliarse en Costa Rica, donde llega a ser magistrado de la Corte de Justicia y director de una revista de estudios jurídicos llamada El Observador.

Posteriormente, el presidente Juan Rafael Mora le nombra ministro de Relaciones Exteriores de 1856 a 1857 y años más tarde, en 1870, Bruno Carranza le encarga nuevamente dicha Secretaría de Relaciones Exteriores que continuó desempeñando hasta 1873 también en el gobierno del general Tomás Guardia. Asimismo, fue secretario de Guerra y Marina en 1872. Conforme a su inclinación anticlerical desde sus cargos impidió la entrada al país de los jesuitas.

En el año 1875 se produce un fuerte enfrentamiento del ministro de Instrucción Pública de Costa Rica con el rector Montúfar y profesor de Derecho Internacional. Debido a ello Montúfar debe renunciar a rector y a profesor y regresar a Guatemala. A Montúfar le aplicaron la censura por sus comentarios en la cátedra contra la Iglesia Católica como institución. Una página oscura para la libertad de cátedra en el país.

Ya en la ciudad de Guatemala Montúfar tiene éxitos políticos y académicos como ministro de Relaciones Exteriores, rector de la Universidad de San Carlos, miembro de la Real Academia Española y luego en 1892 es candidato a la presidencia de la República por el partido liberal, pero pierde contra el general José María Reyna Barrios. Su estrella le alcanzó para Canciller dos veces en Costa Rica y una en Guatemala, pero no para el cargo supremo de presidente de la República.

Siendo secretario de Relaciones Exteriores en Guatemala defendió el territorio del país ante el general Justo Rufino Barrios protestando enérgicamente contra la entrega de Chiapas y Soconusco por medio del Tratado Herrera-Mariscal. Aquí se reveló como un patriota incorruptible.

Realizó varios viajes de trabajo a Estados Unidos, El Salvador y Nicaragua.

En cuanto a sus ideas políticas puede caracterizarse por sus principios republicanos y liberales promoviendo en sus clases el progreso mediante la libertad, la ilustración versus el oscurantismo, las libertades de pensamiento, de palabra, de imprenta, así como la igualdad ante la ley y la independencia del Estado respecto de cualquier poder externo, incluyendo al Vaticano. La igualdad ante la ley en Costa Rica es un dogma, llegó a escribir.

El filósofo Constantino Láscaris notó en los escritos de Montúfar fuerte influencia de John Locke, el Barón de Montesquieu y Voltaire. Por su parte el investigador Luis Barahona Jiménez escribió que: «Su concepción social y económica está basada en Locke, Montesquieu y Rousseau, lo mismo que en Adam Smith, David Ricardo, Say y Destut de Tracy».

Montúfar fue anticlerical, criticando mucho el papel de la Inquisición y la injerencia de la iglesia en los asuntos de Estado. Perteneció a la masonería, por lo menos desde 1865, dónde se inició en la Logia Caridad 26. Fue muy adversario del clero conservador y sobre todo de los jesuitas de entonces que el percibía como ideólogos del conservadurismo.

Según Barahona Jiménez: «El otro aspecto de su credo liberal es su aconfesionalismo. Sostuvo las más feroces de las batallas en defensa de la libertad de conciencia. Su lucha vino a definirse como anticlericalismo extremo por considerar que los poderes religiosos tienden normalmente a la teocracia».

En cuanto a ideas económicas publicó en Guatemala sus Apuntamientos sobre economía política, muy basados en los Elementos de Economía Política del político y economista francés José Garnier que vivió desde 1801 hasta 1847 y quien fue uno de los principales divulgadores de las ideas de los fisiócratas Quesnay y Turgot, así como de las ideas de Adam Smith, Malthus, David Ricardo, Juan Bautista Say y M. Rossi. Aunque también Montúfar se basa a veces en Bentham, el jurista inglés.

Dicho libro de economía política contiene muchos de los contenidos que le sirvieron de base a un curso que impartió en Costa Rica en 1886.

En resumen, puede considerarse que Montúfar era un divulgador de las ideas liberales, tanto políticas como económicas y se adhería a los principios de una economía de libre cambio, utilizando la jerga de la época. Es decir que era liberal tanto en política como en economía. Asimismo, defiende el maquinismo en la industrialización y Láscaris le descubrió una posición materialista implícita.

Además del libro mencionado en el ámbito de la economía también Montúfar publicó su Reseña histórica de Centroamérica con una clara orientación y un sesgo favorable a los políticos de tendencia liberal y un texto muy perseguido e incluso quemado por algunos conservadores centroamericanos.

También escribió y publicó en 1893 Nociones de derecho de gentes y leyes de la guerra y finalmente sus Memorias autobiográficas.

Según Barahona Jiménez: «El Dr. Lorenzo Montúfar es un hito del liberalismo costarricense por su formación intelectual en que operan los más variados ingredientes europeos y americanos, sin embargo, su agresividad su pasión violenta y su carácter indomable son elementos exóticos en nuestro ambiente que no se avinieron con nuestro liberalismo criollo, más amigo de lograr sus objetivos mediante arreglos prudentes que mediante la batalla verbal».

Como escribió el gran maestro y orador Antonio Zambrana: «Fue Lorenzo Montúfar varón preclaro, de aquellos cuyo nombre la historia escribe en sus anales, de los que la patria conmemora, de aquéllos que una generación recuerda con lágrimas y la otra aprende la biografía».

Lorenzo Montúfar falleció en la ciudad de Guatemala el 22 de mayo de 1898. Tenía entonces 75 años. El país se llenó de luto, hubo lágrimas y manifestaciones en las calles y notas de alabanza en los periódicos. Había partido un grande del pensamiento liberal guatemalteco, costarricense y centroamericano del siglo XIX.

En el año 1923, centenario de su nacimiento y durante el gobierno del presidente José María Orellana fue erigido un monumento en homenaje al Doctor Lorenzo Montúfar. Fue esculpido por Rafael Rodríguez Padilla a principios del siglo XX y se encuentra ubicado en la 12 Calle y Avenida Reforma de la ciudad de Guatemala.

Notas

Barahona Jiménez, L. (1977). Las ideas políticas en Costa Rica. San José: Departamento de Publicaciones del Ministerio de Educación Pública.
Láscaris Comneno, C. (1975). Desarrollo de las ideas en Costa Rica. San José: Editorial Costa Rica.