Nos vamos a ceñir a la relación del flamenco con el poeta granadino Federico García Lorca, pero primero hemos de conocer qué es flamenco y los «andares» del flamenco como le gusta decir al flamencólogo sevillano Antonio Burgos. Estudiaremos los supuestos orígenes del flamenco, porque su historia continúa aún sin resolverse, no existe un tiempo concreto de creación e inicio, tampoco se conocen bien sus raíces históricas ni su forja artística. Los expertos coinciden es que flamenco es el resultado de la fusión de la cultura musical rom (gitana-asiática) con lo andaluz (moriscos, judíos o hebreos y campesinos cristianos viejos), teniendo en cuenta que oficialmente los egipcianos (gitanos) llegaron a Andalucía en 1462, concretamente a Jaén.

El flamenco es un yacimiento arqueológico vivo

Las raíces del flamenco se pierden en la historia, no hay constancia de su creación inicial, porque es una fusión de culturas musicales andaluzas; sin embargo, cada vez toma más fuerza que naciera en Andalucía Oriental: Jerez de la Frontera, Cádiz y Triana en Sevilla y se extiende por Andalucía Oriental (Málaga, Jaén y Almería) y llega a La Unión (Murcia) a través de la minería, cante de las minas, pero no sube para al Levante, se queda en Murcia, aunque en los años 30 en el Salón España de Alicante y, luego, en el Cinema Capitol, desfilaron cantaores de la llamada «ópera flamenca« como Manuel Vallejo o «El Niño Marchena» o «La Niña de la Puebla». Pero no arraiga quizás por la falta de cantaores autóctonos. El año pasado hubo un ciclo de flamenco en el MUBAG de Alicante, cantaores actuales alicantinos son: Antonio Santiago y Antón Moreno. Hay un «Niño de Orihuela», Alejandro Cintas de los años 50, que se debe a un error, ya que era de Sorihuela (Jaén) y por error de imprenta pusieron Orihuela.

La primera figura histórica conocida del flamenco es «Tío Luis el de la Juliana», jerezano del siglo XVIII, hay un festival en Madrid que lleva su nombre. Y le siguen otros como «Juanelo», «El Planeta», «Juan Encueros»…

Lamentablemente hoy en día al flamenco se le asocia con la etnia rom (gitanos caló hispánicos), la cual tiene una imagen social negativa, a pesar de ser una etnia errante, y sometida a esclavitud, represiones, persecuciones y extermino en campos de concentración nazi. Como el flamenco clásico o «jondo» es en realidad un cante íntimo, una forma de desahogo personal, por eso este pueblo lo ha conservado como una forma de expresión, primero privada, y luego folclórica, casi como medio de vida… Hoy se ha internacionalizado. Se podía asociar con el cante «blu» de los afroamericanos, procedente de los esclavos africanos que tienen unas portentosas voces y ritmos.

Antonio Machado Álvarez «Demófilo» (1846-1893), fue un flamencólogo autor de Colección de cantes flamencos, de 1881, padre del poeta Antonio Machado, que sin duda alguna influyeron en los cantes flamencos.

En el siglo XIX el flamenco era un espectáculo tan popular que llenaban teatros, circos, cafés cantantes, luego llegan los tablaos, la radio y los primeros tiempos de la televisión española. Actualmente el flamenco como espectáculo se ha perdido en TVE, se conserva en Canal Sur TV de la Comunidad Andaluza. Los medios de comunicación se someten a la tiranía y a la presión de las casas discográficas que imponen sus canciones generalmente en inglés que no entiende el pueblo (salvo que sepas inglés a un alto nivel), amén de conciertos de oportunismo político. Y la televisión del Estado más politizada que nunca, elude lo que sea de raíz española para no herir la cultura de otras comunidades autónomas, y equivocadamente, no dar una imagen de una España tópica de castañuelas y panderetas.

En fin, que lo que yo quiero analizar en el presente artículo, es el por qué, los motivos por los que Federico García Lorca, un señorito andaluz, le dedica su tiempo al flamenco como arte, arte autóctono español (La Zarzuela es la ópera española) que algunos ven como arte menor, pero esto no es así. El flamenco es milenario, arqueología viviente musical. Las facultades de un cantaor/ra flamenco nacen, no se hacen, además debe tener duende y unas cualidades muy difíciles de poseer, más años de prácticas y dolores en la garganta. El flamenco se ha internacionalizado, no porque nosotros lo hayamos aupado y promocionado oficialmente, sino porque el flamenco (cante, baile, música), él solo, ha sido reconocido como arte fuera de nuestras fronteras. No hay artista que se precie que no haya recorrido América o Japón. Guitarristas como Paco de Lucía han internacionalizado la guitarra española, como antes hicieron concertistas como Andrés Segovia.

En distintas universidades de Andalucía existen cátedras de flamencología donde se estudia la historia del flamenco y sus autores. La más antigua es la Cátedra de Jerez de la Frontera fundada en 1958. Además de que hay una bibliografía extensísima, e interés por parte de hispanistas británicos como fue Gerald Brenan que recogió canciones populares, estudioso de costumbres y supersticiones en La Alpujarra granadina, durante los años veinte, concretamente en el pueblo de Yegen.

Existe La Ruta flamenca de la Junta de Andalucía. El Centro Andaluz del Flamenco de Jerez de la Frontera. Se puede ser flamenco y no ser gitano, que los hay, pocos, pero los hay como don Antonio Chacón «El rey del cante jondo», Manuel Vallejo, Pepe Marchena, Antonio Mairena, Pepe Pinto, Juanito Valderrama (cancionero) que tanto nos hizo llorar con su copla El Emigrante, o el Yo soy minero de Antonio Molina. Actualmente resaltan Camarón de la Isla, Enrique Morente y su hija Estrella. También el catalán Miguel Poveda, ganador de la Lámpara minera en la catedral del cante en La Unión (Murcia).

Opino que el flamenco no es algo vulgar o sin sentido del pueblo gitano. Existen las Cátedras de Flamencología de Jerez, de Sevilla, Córdoba y Málaga y además se editó el Diccionario de flamenco, amén de afamados flamencólogos, eruditos o aficionados. Federico es uno de los grandes impulsores internacionales del flamenco; esperemos que el nuevo centro García Lorca de Granada, cuya primera directora es Laura García-Lorca de los Ríos (sobrina) no olvide el flamenco.

Etimología de flamenco

Existen varias teorías, pero me voy a quedar con las que parecen la más científica. Flamenco significa natural de Flandes. Recordemos que Flandes, por la dinastía de los Habsburgo y el matrimonio con Juana, llamada «La Loca» (que no estaba loca sino encerrada en Tordesillas), pertenecía a la Corona de España y se pierde en 1700 con Felipe V (Borbón). Recordemos los famosos Tercios de Flandes y el temido duque de Alba en tiempos de Felipe II.

Se cree, esto es otra hipótesis, que los judíos españoles que se trasladaron a Flandes tras la expulsión en tiempos de los Reyes Católicos de 1492, allí, se les permitió cantar sus cantes sagrados sin las restricciones que existían en España. A estas canciones las llamaron «cantes flamencos», los parientes de estos judíos o ya sefarditas que se habrán quedado en España y que no podían cantarlos por orden del Santo Oficio de la Inquisición y diferentes pragmáticas entre ellas las más intolerantes del Rey Felipe II en 1566, cuando se prohibió el habla árabe y todas sus manifestaciones culturales.

Hay constancia de que el siglo XVI venían a España excelente cantaores procedentes de los Países Bajos para cantar en las capillas catedralicias. Invitados, generalmente por la corte de Carlos I de España y V de Alemania que había nacido en Gante en 1500, y que cuando llegó a España no sabía hablar castellano, se trajo a todos los funcionarios, provocando la guerra de los comuneros (1550-1522).

Gracias a estos magníficos e inigualables cantaores flamencos (de Flandes) con reconocida fama, y por derivación a quienes les imitaban o se les parecía se les decía popularmente «cantas como los flamencos». Desde entonces, a los cantaores españoles que despuntaban en el cante se le llamó flamencos, en sentido elogioso y gallados. Luego estos tercios viejos cuando regresaban a España traían el cante de los flamencos. Y no será hasta 1870 cuando se recogerá el término como «expresiones musicales de especiales características». Y por extensión entiende Miguel Ropero Núñez de la Universidad de Sevilla, que flamenco es:

…cualquier manifestación humana, cultural, artística, de lenguaje, etc., fruto del contacto y de las mutuas influencias entre el pueblo andaluz y el pueblo gitano. Desde una perspectiva más amplia, se suele considerar y llamar flamencos a los gitanos y no gitanos (no me gusta el término payo) que, por su peculiar forma de ser, por su estilo de vida o por su arte, reúnen las cualidades de gallardía, arrojo y cosmovisión andaluza.

En los orígenes del flamenco se han encontrado numerosas influencias de antiguas civilizaciones, como ibero o Tartessos que vivieron en Andalucía hasta Murcia, en tiempo de fenicios y griegos, conocidas eran las puellae gaditanas o muchachas bailarinas gaditanas en Roma. Los autores latinos Marcial y Jovenal, escriben sobre lo apreciadas que eran las bailarinas gaditanas en Roma, en fiestas de los patricios y espectáculos públicos. Por estas tierras andaluzas pasaron también cartagineses, romanos, godos, árabes o moriscos (cristianos nuevos), judíos (como la Seguiriya o siguiriya, y la Saeta, son cantos sinagogales), esto supone una cultura musical que entronca con la llegada del pueblo rom (gitanos o zíngaros), con un idioma: el romaní sin escritura (de origen sánscrito de raíz indoeuropea).

Federico, su niñez e influencias locales

Lorca vivió la música flamenca desde la cuna, oyó los cantes y el zapateo del baile en su casa de Fuente Vaqueros (Granada) donde nació. Su tío abuelo Baldomero García Rodríguez hacía pinitos en el cante jondo, como señala Christopher Maurer. La especialidad de Baldomero eran las «jabeas», cante de aspereza y gravedad, muy emparentada con la malagueña. Pero no solo cantaba flamenco, sino también canción popular andaluza.

Su formación musical la inició con su madre y su tía Isabel García Rodríguez que «tenía un talento musical especialmente notable, y cantaba, acompañándose de la guitarra, con extraordinaria afinación y voz delicada». En la Vega de Granada aprenderá Federico las canciones tradicionales que él relacionaba con las faenas agrícolas y con las fiestas del campo, y de las criadas aprenderá nanas y otras canciones populares de la época. Estas conseguirán despertar en el joven Lorca el interés por la música tradicional. El aprendizaje de esta primera época será determinante para la obra del poeta. La preocupación por lo popular será una constante en su vida, no obstante, aunque en sus primeras obras puede hablarse de «regionalismo», el Lorca maduro asume lo popular como esencia y lo sublima a través de su propia creación artística.

Las niñeras, más que criadas, que trabajaban en su casa se llamaban: Dolores «La Colorina» y Ana «La Juanera». En esta época las niñeras ejercían de auténticas madres. Cuenta Isabel García Lorca una anécdota infantil, tras un incidente con las monjas del colegio:

Tengo que decir que me consolaron mucho las niñas mayores; ni una monja me consoló, de eso también me acuerdo. Y llegó a buscarnos nuestra famosa Dolores “La Colorina” y las monjas querían que mi hermana pidiera perdón. Ella decía que no había tirado nada y entonces Dolores dijo: «La niña no va a pedir perdón». La discusión de Dolores con todas las monjas, incluyendo a la superiora, fue soberbia.

La niña Isabel con 5 años no fue más al colegio de monjas, sino que recibió clases particulares de Gloria Giner de los Ríos, esposa de Francisco de los Ríos, junto con Laura la hija de esta que fue o sería esposa de su hermano Paco García Lorca, casados en Nueva York, pero esta es otra historia.

Las huellas de este saber popular que Federico asimila en el campo, la encontramos en sus poemas de juventud fundamentalmente, sirviendo de base de los poemarios: Poema del Cante Jondo y Romancero Gitano. Aunque su verdadero trabajo investigador y luego creador no llega hasta que conoce a Ramón Menéndez Pidal en 1920. Después del relativo fracaso del Concurso de 1922 se dan cuenta (Lorca y Falla) de que la verdadera cuna del cante en encuentra en 10 familias gitanas entre Jerez y Cádiz. Por ello los poemas lorqueños de estos dos primeros libros, no sitúan las escenas en el Sacromonte o en Albaycín, sino en el Guadalquivir, Sevilla, Cabra (Córdoba)...

En 1909, comenzará su formación académica como músico en Granada de la mano de Eduardo Orense, organista de la catedral y pianista profesional. Entre 1915-1917, Federico hace estudios de Filosofía y Letras y de Derecho en la Universidad de Granada. Inicia su amistad con el compositor Falla que había llegado a Granada seducido por el orientalismo y romanticismo de esta ciudad y su Alhambra, que aún resonaban en su memoria como los orientales de José Zorrilla que, en 1889, fue coronado como poeta laureado de España en Granada por el duque de Rivas en presencia de la reina regente Isabel II. En 1918, publica en Granada su primer libro en prosa Impresiones y Paisajes y escribe algunos poemas que aparecerán más tarde en su primer libro de versos, Libro de Poemas.

En septiembre de 1919, conoce a Manuel de Falla que residía en el Carmen de Granada, Antequeruela Alta, estaba investigando la tradición musical española e incorporándola a su obra de donde compone Amor brujo. Las magníficas dotes interpretativas de nuestro poeta, su talento para la improvisación y su amplio conocimiento musical le harán destacar en los círculos artísticos. Sin ser un virtuoso de la música tocaba el piano con bastante armonía y ritmo. Falla ya había estado en París desde 1907 a 1914, por consejo de Turina y Mirecki, entró en relación con Claude Debussy, Maurice Ravel, Dukas y Albéniz, cuya impronta sería perceptible en varias obras posteriores como Noches en los jardines de España, obra en la que, a pesar del innegable aroma español que presenta, está latente cierto impresionismo en la instrumentación. En París también conoció y trabó amistad con Pablo Picasso quien le hizo un retrato a Manuel de Falla. La madurez creativa de Falla empieza con su regreso a España, en el año 1914.

En 1919, Federico García Lorca convence a su padre para dejar la Universidad de Granada y trasladarse a la Residencia de Estudiantes de Madrid, donde vivirá hasta 1928 para estudiar Derecho. Terminó abogacía, pero no ejerció. En estos años conocerá a Luis Buñuel, Salvador Dalí, José Moreno Villa Emilio Prados (malagueños), Pedro Salinas, Pepín Bello, Maruja Mallo....

Pero sin duda alguna, fue la visita de don Ramón Menéndez-Pidal a Granada en 1920 la que lo inicia a tomar notas de los romances orales de los gitanos. Don Ramón llegó a Granada en septiembre de 1920 con su hija Jimena (en honor a la Jimena del Cid), a la que había matriculado en la Universidad de Granada para septiembre. Era muy bella, según lo recuerda su prima María Teresa León Goyri, mujer de Rafael Alberti. El rector Fernando de los Ríos le presentó a Federico García Lorca, alumno suyo que estudiaba Derecho y Filosofía y Letras, este actuará como cicerone de padre e hija. Don Ramón aprovechó para tomar notas del romancero oral, que seguía vivo en el pueblo y entre los gitanos, como «El Piña» del barrio de San Cristóbal que le recitó de memoria el Romance de Gerineldo (Eginardo, secretario y camarero de Carlomagno, con Emma, la hija del Emperador), que lo había aprendido haciendo el servicio militar en Motril. También escuchó romance de una vieja gitana apodada «La Santa».

Como don Ramón se tenía que ir a Madrid, Lorca quedó en enviarle notas de los romances. Años después don Ramón escribiría en Romancero hispánico, «en vez de [oír] escondidos y maltrechos romances viejos, oía fácilmente romances vulgares y pensó enaltecer esa vulgaridad…».

Cuando don Ramón regresó a Madrid, Federico Lorca se comprometió a enviarle más romances orales, pero no lo hizo. En cambio, este primer contacto directo con los gitanos del Albaycín y barrio de San Cristóbal, fue como una iniciación en la investigación del cante jondo. De un gitano escuchó: Alysmares o Tamar, el episodio bíblico. No cabe duda de que Federico leyó y tomó préstamos de Cantos populares españoles de Rodríguez Marín y Colección de cantes flamencos de «Demófilo» (Antonio Machado Álvarez).

Es decir, que como afirmó Jimena Menéndez-Pidal a Luis Suárez en 1989, la vista de don Ramón a Granada, donde Lorca les hizo de cicerone por el Albaycín, es la chispa que sirve a Lorca para escribir Poema del Cante Jondo.

En la Semana Santa de 1921, va Lorca a Sevilla con Falla y su hermano Francisco García Lorca; conocerá a Manuel Torre, y en Cádiz a Pastora Pavón, de este viaje nace la idea de un concurso de cante jondo en Granada, pero se equivocaron, ni Granada ni el Sacromonte era la cuna del cante jondo, y había poca afición.

El flamenco inspirado por Lorca

Como afirma Florentyna Maria Cieślik en su trabajo de final de grado para la Universidad de Wrocław (Polonia), Facultad de Filología Departamento de Filología Románica, titulado «Federico García Lorca y el flamenco: inspiraciones mutuas» de 2020, García Lorca ha inspirado e inspiró a otros flamencos para crear temas nuevos:

Los artistas flamencos buscan su inspiración en todo; en lo cotidiano y en lo culto. Como el tema de este trabajo son mutuas influencias entre Federico García Lorca y el flamenco, esta parte de mi tesis tratará de las creaciones flamencas inspiradas por el arte lorquiano… José Monge Cruz, nacido el 5 de diciembre de 1950 en San Fernando [fallecido en 1992], conocido como Camarón de la Isla llegó a ser uno de los mejores y más conocidos cantaores de flamenco en la historia. Y como lo describe Diego «El Cigala». «Camarón era irrepetible, era genio y figura por excelencia, y no volverá a salir otro igual». Mirando la creación musical de este personaje, podemos observar que le inspiraron mucho los poemas de Lorca. En el año 1979 grabó su décimo álbum llamado La leyenda del tiempo y lo tituló de la misma manera como se llama un poema de Federico García Lorca. En La leyenda del tiempo el cantaor canta cinco temas que son los poemas escritos por Lorca. Eligió: «Romance del Amargo», «Mi niña se fue al mar», «Homenaje a Federico», «Nana del caballo grande» y, el que da título al disco, «La leyenda del tiempo» (p. 39).

Conclusiones

El flamenco es un arte vivo y, como tal, se haya siempre en constantes cambios y trasformaciones por los cantaores y bailaoras que los practican, siendo Andalucía y Murcia las zonas de España donde con mayor incidencia se práctica, así como en comunidades como Cataluña por la emigración de andaluces en los años 50 y 60, y son los hijos de estos, quienes lo continúan las tradiciones tanto flamencas como religiosas, como la famosa romería de la Virgen del Rocío organizada por la Federación de Entidades Culturales Andaluzas en Catalunya (FECAC). Esto evidencia que el espíritu religioso se haya imbricado en el flamenco, siendo el poeta granadino García Lorca uno de los impulsores y mantenedores de este yacimiento cultural que, como tal, no se debe perder porque se halla en las raíces del pueblo.