En su momento de apogeo, la Roma clásica llega a tener más de un millón de habitantes, mostrando el camino para rasgar la piel del planeta y demostrando al resto de seres humanos que es abarcable contener todo lo bueno y lo malo que nuestra especie aporta al mundo, en un mismo recinto: la urbe.

La ciudad es una flor artificial cuya corola se compone de todas las formas de expresión humana: la arquitectura, la escultura, la poesía, el llanto, la miseria, el odio. Es un capullo sin olor, del más brillante plateado que refleja nuestro estupor. Bebe del agua de los organismos que la habitan y de los que nunca, o casi nunca, pisarán el cemento sobre sus raíces.

Las ciudades son las alas de las minorías oprimidas que llegan a ver el cielo cuando logran defenderse cual gato panza arriba, arañando algún que otro derecho social en cada una de las desiguales luchas, pasadas y venideras. Es la bóveda sin estrellas, de luna amarilla, sujetada por un sinfín de columnas residenciales y de oficinas.

Los cuernos de los machos cabríos entrechocando en pelea eterna, rasgando el aire y el hueso con cada retroceso: el ruido del canibalismo. Pero también la luz del cambio evolutivo: las acciones sobre contaminación del aire y del agua, consumo responsable, centros urbanos integrados cada vez un poco más en la naturaleza.

El manantial de la creatividad converge aquí junto al pozo de la desigualdad. Las aguas se mezclan y nadar se convierte en la dicotomía de flotar, como en el mar Muerto, y verse arrastrado al fondo, como en mitad de un lago patagónico.

El día tiene de ocho a diez pájaros enjaulados, dos en movimiento encadenado y cuatro horas de reality show, o bien veinticuatro agujas. El año arrastra muchas almas en una epidemia constante. El siglo ocurre cada década.

En la Tierra, no hay ciudades como las estadounidenses que puedan servir de mejor paradigma ante todo este conglomerado de extremos, y de entre ellas, no hay ejemplo más característico que la metrópolis capitalista de nuestros días: NYC.

En Nueva York se hallan tablillas sumerias, estelas egipcias, esculturas aladas asirias, un autorretrato de Van Gogh, pero ninguna sola referencia a la vida del pueblo originario que un día se movía bajo el dosel de olmo y haya premanhattánico.

Tacos, burritos, bagels, barrios salvadoreños, mexicanos, dominicanos, Starbucks, Little Italy…

Los cangrejos herradura (Limulus polyphemus) son auténticos fósiles vivientes, pues los hallazgos más antiguos de su género provienen del período Ordovincio, hará unos 480 millones de años. Es decir, sobrevivieron y se adaptaron a las cinco grandes extinciones masivas de la Tierra1.

Todavía, en pleno siglo XXI, debido a que el sistema de alcantarillado y canalización de aguas lluvia de la ciudad es tan antiguo, en los días de lluvia, las aguas se mezclan y desembocan contaminadas, en el río Hudson y en el mal llamado río East, que no es sino la boca de embudo del largo estuario de Long Island. Estas aguas salobres son el hábitat de este artrópodo2, el escenario donde la pérdida de hábitat, la caza y la extracción con fines médicos del animal hace cada vez más difícil su existencia. La misma sala de tortura donde, además, los días de lluvia se satura de miel.

Hot dogs, pizza por porción, Starbucks, Chinatown, Rosh Hashana y Estrella Galicia…

Central Park es un cuadro colgado a escasos pasos de donde cayó Lennon. Las piernas del vigoréxico se mueven al son de auriculares inalámbricos por las calles internas. El caminante atónito se mueve junto a aves y roedores por los senderos oscuros y los claros se encuentran atestados de manteles y maní y gente tomando café.

Los amantes de las plantas y de los animales que acuden al Botanical Garden del Bronx3 presencian un espectáculo de la naturaleza más genuino. El azul destello córvido graznando desde la copa de un roble; quercus cuyas raíces beben del humedal donde las verdes tortugas y las ranas verdes devoran insectos entre totoras y juncos; quercus cuyas bellotas permiten a las ardillas llenar sus carrillos. Zorzales de pecho rojo que se bañan en los surcos de piedra, turnando el agua con otros colores de pluma. Las flores, cada una en su momento, abriendo su leyenda a los polinizadores.

Polinizadores como la mariposa monarca (Danaus plexippus) que antes de su viaje otoñal de cinco mil kilómetros, se alimentan de las flores urbanas. ¿Acaso la solución del High Line no serviría para ser reproducido por toda la ciudad? Este parque-cápsula ecológica ocupa un antiguo trayecto de los trenes elevados que surcaron el aire de Manhattan. La ausencia de vegetación a nivel de suelo en las calles y la necesidad de ella para soliviantar los problemas ambientales tendría cabida en un proyecto que cruzara esta isla de cemento a diez metros del suelo.

Ardillas listadas, ratas, búhos, mariposas, estorninos, halcones, colibríes, Starbucks…

Se evidencia la cara cruel del primate más abundante de la ciudad (Homo sapiens) en la cantidad de personas en situación de calle, con problemas mentales, alimentación desordenada y enfermedades físicas. También es muy revelador que gran parte de estas personas sean pertenecientes al pueblo afroamericano, cuando el porcentaje total de residentes de NYC pertenecientes a dicho pueblo es de un dieciséis por ciento.

A nivel federal, también es llamativo que un cuarenta por ciento de las personas privadas de libertad sean afroamericanas cuando solo un trece por ciento vive en los cincuenta estados. ¡Con este nivel de tortura hacia una minoría étnica residente cómo no explicar Abu Ghraib!

En este punto es cuando la ciudad te vence, se infiltra como veneno neurotóxico; las luces de los carteles publicitarios son láser y la estatua de la libertad es solo metal; la ciudad absorbe tu agua; la gente rebusca en la basura, grita en la calle, mea en el metro, duerme en el suelo; los edificios altos muestran su realidad: la ignominia que esconde al sol. Y si tienes suerte cae la noche y sí hay un lugar en el que te puedes amparar.

La noche en Harlem refulge en los bronces de los cuartetos de jazz, se introduce en el breve espacio que deja la cuerda pulsada del contrabajo, rebota en las cuerdas martilladas del piano para rodar por los platos de la batería. La noche en Harlem es el hospital de campaña para abatidos, donde dos notas de saxo despiertan a Euterpe quien sopla toda nube de desfallecimiento. Tan solo deja en el aire una pregunta:

La especie actual de cangrejo herradura surge hace unos 244 millones de años, sobreviviendo a dos de las cinco extinciones. Actualmente los científicos apuntan a que estamos encarando una nueva extinción masiva provocada por nosotros. Los números de especies que se encuentran en peligro de extinción bordean el millón en este momento y el artrópodo está catalogado como vulnerable. ¿Estará entre los que resistan esta nueva macro amenaza?

Notas

1 Un 99% de las especies que algún día habitaron la tierra hoy se encuentran extintas. Las grandes extinciones de nuestro planeta que ha enfrentado el género Limulus son:
- Ordovincio-Silúrico: hace 444 millones de años acabó con el 85% de las especies existentes.
- Devónico: hace 383 millones de años acabó con el 75% de las especies.
- Pérmico-Triásico: 252 millones de años; 96% de especies marinas y 75% de especies terrestres.
- Triásico-Jurásico: 201 millones de años; 80% de todas las especies.
- Cretácico-Paleógeno: Hace 66 millones de años se extinguieron el 76% de las especies, entre ellas todos los dinosaurios no aviares.
2 Se le llama cangrejo, quizás en parte por su aspecto físico, pero es un artrópodo marino.
3 El New York Botanical Garden está situado al lado del barrio italiano de Belmont cuya cultura mediterránea se preserva más que en la comercial Little Italy.