Todavía recuerdo una charla en la que el exdirector de la revista Semana, Alejandro Santos —quien estuvo allí por 20 años y obtuvo premios como el María Moors Cabot (2013) y el Rey de España (2008)—, señalaba cómo Colombia tiene ciertos vestigios de monarquía al indicar que su familia, los Santos, eran dueños de medios, tenían un presidente —Juan Manuel Santos (2010-2018)— y tenían el control de varias empresas. Lo anterior le permitía ilustrar el problema de la independencia de la prensa colombiana. Problema que se hacía más evidente al notar que solo existía una revista haciendo reportajes necesarios e incómodos para el poder: Semana —en ese momento, año 2012—. Su única competencia, la revista Cambio, fue cerrada en el 2010.

Santos dijo que, ese año, Cambio tuvo contra las cuerdas a Semana en ventas, gracias a investigaciones como la de Agro Ingreso Seguro, un programa dedicado a ayudar a los campesinos y terminó llenando los bolsillos de grandes terratenientes por intervención del entonces ministro de Agricultura, Andrés Felipe Arias. Quienes estaban a cargo de la publicación, Rodrigo Pardo —director— y María Elvira Samper —editora general—, no tuvieron reparos en señalar que la Casa Editorial El Tiempo decidió cerrar la publicación por presiones políticas del gobierno de Álvaro Uribe. Cambio era de las publicaciones que dejaba ganancias a sus dueños.

Fue necesario que Semana cayera en manos de empresarios deseosos de convertirla en un Fox News, para que se diera la oportunidad de revivir a la revista Cambio —cuyo nombre original era Cambio 16, hasta que García Márquez lo cambió—. Y revive en un momento en que los grandes medios colombianos están en tela de juicio por su cercanía al poder y los proyectos alternativos —medios pequeños que tratan de investigar con determinación— llegan solo a ciertas audiencias. Cambio revive con un excolumnista de la revista Semana como presidente, Daniel Coronell, quien formó con otro «exsemanario», Daniel Samper, su propio espacio llamado Los Danieles.

Podría seguir enunciando hechos y nombres que permiten que Cambio reaparezca, pero siempre llegaremos a mencionar a Semana. La incompetencia de la nueva administración por mantener la calidad de las investigaciones y las decisiones de reducir gastos para hacer lo mismo con menos gente, llevó a un vacío en el campo de juego. Vacío que confío pueda ganar Cambio sin dejar de pensar en la rentabilidad del proyecto. El tiempo —y no me refiero al periódico que decidió apoyar en las elecciones al actual presidente— lo dirá.

No todo será perfecto, existirán desacuerdos entre lo que como audiencia se considera lo correcto y lo que el medio cree —de hecho, estoy lejos, lejísimos, de tener las mismas filiaciones políticas que tiene Coronell, pero aplaudo sus investigaciones—. Aún así, en un país que votó para no volverse Venezuela y repite los peores errores del vecino, siempre se requerirán buenos periodistas. Ojalá se reconozca a Cambio por sus reportajes y no por sus amistades.