«Puchy» una perra caniche ha aparecido muerta junto al lavabo de señoras del Aeropuerto de Múnich, en la zona de tránsitos internacionales. El asunto ha tomado gran importancia porque B. B., la afamada estrella de cine, dice ser propietaria de la perra y ha organizado un escándalo en la sala VIP. Pronto llegará la prensa internacional y todos —sanitarios, maleteros, transeúntes y bomberos— querían calmar a la estrella. La sala ha sido acordonada por policías y miembros de las fuerzas especiales se han desplegado por los tejados, algunos de ellos ataviados con armas de guerra. Dos helicópteros sobrevuelan la zona.

Al parecer Puchy escapó por debajo de la puerta de la toilette cuando B. B. se subía el ajustado pantalón, se pellizcó con la cremallera y gritó. Al terminar, B. B. —conocida en los círculos porno como «Boom Boom»— salió descompuesta y corrió tras un largo reguero de sangre hasta encontrar el cuerpo yacente tirado en el suelo entre una máquina de café y el kiosco de periódicos; el cadáver tenía los ojos abiertos, aún estaba caliente. Ella chillaba entre sollozos: ¡Mi Puchy, mi Puchy!... ¡se muere! ¡se muere!

¿Muerta o asesinada? tendrá que confirmarlo la policía científica. Lo que sí han comprobado —según el chip electrónico incrustado bajo la piel del interfecto— es que el cadáver corresponde a una perra de raza caniche, blanca, de 2 años, perteneciente a Boyana Borisova, de nacionalidad búlgara y residente en Miami. La mujer de la limpieza —TLRWCA en código protegido— ya ha sido interrogada, pocas personas habían usado la toilette durante la última media hora: una joven de rasgos orientales con la tez muy blanca, una mujer robusta y rubia, y un hombre bajito, con barba y sombrero. Funcionarios vestidos de civil están rastreando las listas de pasajeros, buscan sospechosos, y ofrecen recompensa de 50,000 dólares a quien aporte pistas verdaderas.

La estrella búlgara, presa de pánico, empezó a romper todo lo que había cerca. El personal de seguridad no ha podido calmarla y la han dormido con barbitúricos; ahora esperan a que despierte para interrogarla. También se ha sabido que B. B. esta vez viajaba acompañada solo con Puchy, sin la asistencia habitual de su secretaria personal ni sus guardaespaldas; cosa harto sospechosa.

Ahora —las 13.42 hrs— circulan más datos, el animal no está muerto, ¡fue asesinado! Así lo demuestra una herida penetrante en el oído izquierdo de la perra hecho con un objeto cilíndrico; era una técnica antes usada por las SS que ahora utilizan las mafias. Un teléfono móvil ha aparecido bajo los asientos de la sala de espera, junto a la puerta de embarque E74; tiene manchas de sangre, restos de pintalabios y está fabricado en China —se dice. Cotejarán con la sangre del animal para comprobar los ADN.

—Apareció el teléfono móvil manchado, pero ningún objeto punzante pudo pasar los controles de seguridad —dice el gordo Franz, inspector jefe de la policía de fronteras—. El criminal recorrió el pasillo de tránsitos y luego pasó el control de pasaportes, pero no tomó el vuelo E74 ni ningún otro. No hay motivo de preocupación, ¡todo está bajo control!

¿Por qué B. B. viajaba sola? ¿Quién usó el pintalabios? preguntan los periodistas que ya se acumulan ataviados con micrófonos, cámaras fotográficas y alguna cadena de televisión; son asuntos importantes que la policía debe aclarar y pronto.

Mientras, el criminal sigue libre en el país —se rumorea.