Alberto Alonso Rayneri —22 de mayo de 1917-31 de diciembre de 2007— es el ícono de la coreografía cubana del siglo XX, dada su trayectoria mundial y su capacidad de combinar la técnica de la danza clásica con la esencia tropical de este país. Se destacó como coreógrafo, bailarín y maestro de ballet; además, fue uno de los tres fundadores del Ballet Nacional de Cuba.

Su padre era contador en una empresa norteamericana; su madre, cuyo amor por la música fue heredado por Alberto, era una pianista concertista que no pudo ejercer su profesión por los prejuicios sociales de la época.

En 1933, luego de terminar sus estudios secundarios en Estados Unidos y de regresar a su ciudad natal, este hombre de La Habana comenzó a entrenarse en el ballet clásico al ingresar en la escuela de artes de la Sociedad Pro Arte Musical. El mismo año, debutó en el ballet El Danubio Azul, con coreografía del maestro Nicolás Yavorsky; y en 1934, bailó El Príncipe Igor.

En 1935, acompañó, por primera vez, a su futura cuñada, Alicia Martínez —posteriormente, Alicia Alonso—, en el ballet Coppélia, lo que lo convirtió en la primera pareja de baile de esta bailarina famosa universalmente. Igualmente, Alberto Alonso alternó con grandes personalidades del ballet como Alexandra Danílova, Irina Barónova, Léonide Massine, Mijail Fokine y Tamara Toumanova.

En 1941, fue nombrado director y maestro de la Escuela de Baile de la Sociedad Pro Arte Musical, por lo que se convirtió en el primer coreógrafo de ballet cubano. Entre 1944 y 1945, fue primer bailarín del Ballet Theatre of New York; y entre 1948 y 1953, impartió clases en el Conservatorio Municipal de La Habana.

Su trayectoria en la enseñanza del baile clásico llevó a Alonso a experimentar con un vocabulario artístico que unía lo académico con movimientos sensuales de las tradiciones folclóricas afrocubanas. Esta nueva esencia se evidenció y marcó pauta con el estreno, en 1947, del ballet Antes del alba, donde se fusionaban los pasos clásicos del ballet con los toques de tambores y los pasos de la conga popular.

En 1948, junto con su hermano Fernando Alonso y su cuñada Alicia, fundó el Ballet Alicia Alonso —actual Ballet Nacional de Cuba—, del cual fue primer bailarín, director artístico y coreógrafo. Con esta compañía viajó por América Latina y, entre otras obras, presentó Romeo y Julieta por primera vez en el continente americano.

En 1960, creó el Conjunto de Danzas de Alberto Alonso; y en 1962, el Conjunto Experimental de Danza de La Habana, con el cual realizó una gira por Europa.

A lo largo de su vida, participó en producciones como El pájaro de fuego, El hijo pródigo, Las damas de buen humor, El gallo de oro en giras por Francia, Inglaterra, Estados Unidos, Canadá, Alemania, Australia y Nueva Zelanda; entre otros montajes. Asimismo, fue coreógrafo invitado de compañías cubanas y extranjeras —Bulgaria, Hungría, Japón, Italia, Alemania, México, España y Estados Unidos.

La figura de Alberto Alonso forma parte de la gran cantidad de personalidades del baile a cuya valiosa labor, hoy por hoy, debemos todo lo que conocemos en materia de danza, lo que nos recuerda, una vez más, la enorme importancia de tener consciencia del pasado para entender nuestro presente y, a partir de allí, poder forjar un futuro incluyente y potenciador de las innovaciones y fusiones creadas a lo largo de la historia.