Si hay algo que me faltaba en lo que respecta a música académica era asistir a una ópera. Confieso no soy fan del bel canto, pero gracias a programas como This is Opera de Ramón Gener (2015) aprendí algo y aumentó mi curiosidad por el género. De todos sus compositores, el trío de los grandes italianos: Verdi, Puccini y Rossini, se me hacían confusos. Sin embargo, aprendí que Giacomo Puccini es el autor de la Madama Butterfly, obra que me llama la atención por su ambientación japonesa y el aria Un bel di vedremo.

Anteriormente recuerdo se han hecho varias operas en Caracas, de las cuales mi amigo francés, Monsieur Gerard Contard, quien es muy fan de ellas me dijo se representan tan bien en la capital venezolana como en los mejores teatros de Europa. Bueno, llegó esa oportunidad el domingo 13 de julio de 2025, y creo es algo que debes ver al menos una vez en la vida. Como dice el personaje de Richard Gere (Edward Lewis) a Julia Roberts (Vivian Ward) en la encantadora película Pretty Woman de 1990, cuando los dos amantes asisten a ver La Traviata de Verdi: “People's reactions to opera the first time they see it is very dramatic; they either love it or they hate it. If they love it, they will always love it. If they don't, they may learn to appreciate it, but it will never become part of their soul”. Creo esta curiosidad mía es un “I love it”, será parte de mi alma.

La presentación fue en la sala Ríos Reyna del Teresa Carreño. Estimo esa función logró llenar más de la mitad del teatro como unos 1700 espectadores. La gente en su mayoría fue casual, de todas las clases sociales, aunque actualmente vemos a un venezolano muy disminuido por la larga crisis económica. No obstante, su comportamiento fue a la altura de una importante obra como la Dama Mariposa. La función era 4 pm y abrían las puertas de la gran sala una hora antes, para llevar tu auto al estacionamiento sin atascos debes llegar 2:30 pm. Llegué casi a las 3 pm con tiempo para degustar en el bar del piso 1 una cerveza nacional y unos tequeños antes de entrar con mi familia. Entramos 15 minutos antes de las 4 pm y la función inició a las 4:15 pm.

El escenario es un gran círculo que gira con una casa japonesa en su estructura base más simple, pero que revela la arquitectura nipona en varios niveles, jardines, interiores y exteriores. Al fondo del escenario, una discreta aunque gran pantalla nos muestra motivos japoneses de bambúes o crisantemos, y otros iconos de esa cultura. Los criados de la casa en su vestuario tradicional caminan silenciosamente haciendo sus labores. Arriba de la caja escénica colocaron clara y discretamente en letras digitales en español la letra de la ópera a medida que los cantantes narran la historia en italiano.

La ópera comienza con el oficial naval teniente Pinkerton, rentando la casa de una colina que da vista al puerto de Nagasaki y mostrando las intenciones de casarse caprichosamente con una local. El primer acto es todo alegre en su mayoría, sin embargo, se percibe que vendrán problemas y más cuando Cio Cio San (Madama Butterfly) tan solo de 15 años cambia su religión a la de su amado esposo. Esto hace que la familia japonesa se retire de la boda ante la revelación de la apostasía por el tío Bonzo, no así la pareja consume su noche de amor.

El segundo acto, muestra que el esposo se ha ido a los Estados Unidos, y en esa parte se da la sección más bella definitoria del carácter del personaje central, tanto por sus toques cómicos y más aún al ocurrir una larga espera de tres años de la Dama Mariposa. Cio Cio San canta:

Un bel dì, vedremo
Levarsi un fil di fumo
Sull'estremo confin del mare
E poi la nave appare
Poi la nave bianca…

Es un aria con una melodía famosísima que canta la soprano venezolana Grace Terán -a mí me conmovió. Luego en una visita del cónsul estadounidense se revela que quizás Pinkerton no regrese y este le pregunta qué sería de su vida, ella considera volver a ser una Geisha o morir. Él le dice que se case con otro, pero ella rechaza esa otra opción haciendo ella también su revelación de haber tenido un hijo con su amado Pinkerton. A lo lejos se divisa el barco de Pinkerton, alentando sus esperanzas. Cio Cio San con su doméstica Suzuki preparan la casa con flores y esperan toda la noche, pero ella se queda dormida.

Para el acto final, Suzuki recibe al cónsul, a Pinkerton y algo más atrás está la esposa del oficial naval. Madama Butterfly sigue dormida. La pareja americana viene a buscar al hijo de Cio Cio San, Pinkerton ve la casa decorada y se arrepiente de su capricho pasado con la japonesa. A todas estas la dama mariposa se despierta, ve en el jardín una señora con vestimenta occidental y comienza a ver los signos de su opción en soledad. Prefiere dejar que su hijo juegue en otro lugar de la casa mientras ella toma la decisión fatal. Para Pinkerton ya es demasiado tarde.

El escenario giratorio con sus cambios angulares, luces y obviamente toda la música de Puccini hacen una pieza perfecta. La Sinfónica Gran Mariscal de Ayacucho, con el Coro de Opera Teresa Carreño y la dirección de Elisa Vegas no dejan nada al descuido. Al final entendemos cuán frágil puede ser una joven ante la desconsideración de otro ser humano. El cierre de la ópera colmó de aplausos a todo el elenco, hasta el tenor Iván Cardozo, quien representa a Pinkerton, recibe su abucheo, pero su talento es grande convenció al público que es el villano. La ovación mayor es para Madama Butterfly, la belleza junto a la fragilidad de las mariposas.