El musical Una rubia muy legal (Legally Blonde, 2007) es la obra más feminista que he visto en mi vida.

Bienvenidos a todos aquellos que no han sufrido un aneurisma o han huido despavoridos al leer la anterior frase. En las siguientes líneas voy a hablar del musical basado en la película de 2001, basado, a su vez, en el libro de Amanda Brown sobre una chica que decide enrolarse en Harvard para recuperar a su exnovio y cómo, aparte de ser una crítica social que sigue siendo relevante 20 años después de que se estrenase la película, es una representación de feminismo que cuesta mucho encontrar en obras actuales.

Los hombres de Una rubia muy legal

Antes de hablar de lo importante vamos a definir a los tres personajes masculinos de esta obra. Así, para quitárnoslos rápido de en medio:

  • Warner: el ex

  • Emmet: el interés romántico

  • Callahan: el profesor

La historia empieza cuando Warner rompe con nuestra protagonista, Elle Woods, antes de irse a Harvard a estudiar derecho. En la prestigiosa universidad, Elle conoce a Callahan, un despiadado abogado que representa el poder institucional, además de ser una figura a la que los estudiantes admiran y en la que aspiran convertirse.

Emmet comienza ayudando a Elle en sus estudios y, gradualmente, se convierte en el interés romántico de esta.

Y esto es todo cuanto necesitamos saber de estos tres personajes. ¡Allons-y!

«Oh my God, you guys»

Como no puede ser de otra manera, empezamos con una canción que presenta a la protagonista y nos pone en situación. Esto ocurre a través de las chicas de Delta Nu, la hermandad a la que pertenece Elle Woods.

A través de ellas descubrimos una serie de características importantes de este mundo:

  1. Las chicas están convencidas de que Warner va a declararse, lo que hace que este sea el momento más importante de la vida de Elle.

  2. Todas se alegran por ella.

  3. Están ansiosas de ver el «pedrolo».

  4. Vivimos en un patriarcado en el que lo más importante es «pescarse un marido».

Two, three four, daughter of Delta Nu
Soon to be fiancée
Now that a man chose you
Your life begins today,

Make him a happy home
Waste not his hard-earned wage
And so he does not roam
Strive not to look your age

Dos, tres, cuatro, hija de Delta Un
Pronto estarás prometida
Ahora que un hombre te ha escogido
Empieza tu vida.

Hazle un hogar feliz
No malgastes su dinero
Y si no quieres que te sea infiel
Intenta no aparentar tu edad.

Los ideales de esta hermandad son una clara representación de los ideales sociales que se han impuesto a las mujeres durante generaciones. Elle está de acuerdo, su mayor deseo es casarse con el hombre del que está enamorada y vivir felices comiendo perdices. Sin embargo, lo interesante aquí es que, a diferencia de muchísimas otras obras, las chicas de la hermandad no son enemigas de nuestra protagonista. Se alegran honestamente por ella y quieren ayudarla a hacer de este uno de los días más felices de su vida.

En la escena que sigue establecemos que nuestra intrépida Elle no es tonta y no se deja engañar fácilmente:

Saleswoman

Blondes make commissions so easy
Excuse me, have you seen this.
It just came in
It’s perfect for a blonde

Elle

Right with a half lip stitch on china silk?
But the thing is, you can use a half lip stich on china silk
It will pucker and you didn’t just get this is
Because I saw it in last May’s Vogue

Vendedora

Las rubias son tan fáciles de engañar
Disculpe, ¿ha visto esto?
Acaba de llegar
Es perfecto para una rubia

Elle

¿Con una media puntada de sobre seda china?
El tema es, que no puedes usar una media puntada sobre seda china
Se fruncirá y no acaba de llegar
Porque ya lo vi en el Vogue de mayo pasado.

Llevamos 5 minutos y ya encontramos la primera instancia en la que se utiliza el término «rubia» de forma derogatoria. Y el primer momento en el que Elle demuestra que, por muy rubia y muy de rosa que, vista, sabe de lo que está hablando. Sus intereses están en la moda y tiene buena memoria (sinceramente yo no recordaría lo que vi en una revista la semana pasada, mucho menos en mayo del año pasado).

«Puede que sea rubia», dice Elle, «pero no soy tan rubia».

El conflicto principal aparece cuando Warner deja a Elle por no ser «seria».

Warner

Elle, if I’m gonna be a senator when I’m thirty
I’m gonna need somebody serious
Less of a Marilyn, more of a Jackie
Somebody classy and not too tacky.

Warner

Elle, si quiero ser senador a los treinta
Voy a necesitar a alguien serio
Menos Marilyn y más Jackie
Alguien con clase, no hortera

De esta manera establecemos los dos temas principales a los que se tiene que enfrentar nuestra protagonista. Independientemente de sus conocimientos —Elle tiene una media de 10 en Comercialización de Moda— su apariencia e intereses la hacen parecer materialista y estúpida, interesada únicamente en su apariencia en vez de «las cosas importantes».

Movida por su amor, Elle decide enrolarse en Harvard y el hecho de que lo consigue debería dejarnos claro —por si el hecho de que su media es de 10 en la licenciatura que está estudiando no nos ha dado la idea— de que se trata de una persona inteligente y tenaz. A pesar de que es un objetivo difícil, persevera, estudia y lo consigue de una forma poco ortodoxa que expone el sexismo institucional con una frase que me apasiona por lo sencilla y explícita que es: «deberíamos admitirla por…. Errr…. multiculturalismo!».

Pero si nos ponemos a desgranar todas las críticas sociales integradas en el musical estaremos aquí hasta el día del juicio. Así que continuemos con….

«Blood in the water»

Vivienne es la mujer con la que está saliendo Warner cuando Elle llega a Harvard. Es una mujer morena, vestida de oscuro y «seria» que ve a Elle como una trepa que no merece estar en esa universidad. Como toda buena antagonista, Vivienne es el polo opuesto a Elle, y con la que la protagonista se ha de medir para conseguir su objetivo.

El arco de Vivienne es interesante, porque ella en ningún momento cambia su carácter o aspecto, y, aun así, al final, se convierte en la mayor aliada de Elle, convenciéndola en su momento más oscuro de que no abandone la carrera. ¿Cómo? El personaje de Vivienne está definido por un concepto de justicia y honor. Conforme Elle va demostrando que merece estar en Harvard, que trabaja duro y se aplica para ganarse su posición en vez de depender de su apariencia para conseguir lo que quiere, la rivalidad va desapareciendo. Hasta que, cuando Vivienne ve una injusticia cometida contra Elle, se pone de su parte y la apoya para continuar luchando, no por un hombre, sino para conseguir sus objetivos.

«So much better than before»

El primer acto termina con la primera etapa de transformación. Gracias a su duro trabajo, Elle consigue entrar en el programa de prácticas de Callahan. En este momento de descubrimiento personal, su vida deja de girar en torno a intentar agradar a un ex que la desprecia:

Elle

Maybe she’s what you prefer
But hey last year I was her
Maybe you will change your mind
But you might look up to find
I’ve gone on to better things
Better jobs or bigger rings
I don’t have the time to cry
I’m too busy loving my name up on that list […]

Hey mom!
Look at my name in black and white
Your daughter’s doing something right

Elle

Puede que ella sea lo que prefieres Pero el año pasado yo era ella Puede que cambies de opinión Pero cuando me busques Yo estaré haciendo cosas más importantes Mejores trabajos o anillos más grandes No tengo tiempo de llorar Estoy demasiado ocupada admirando mi nombre en esa lista […]

¡Hola mamá!
Mira mi nombre, negro sobre blanco
Tu hija está haciendo algo bien.

Esta primera etapa de transformación, de descubrimiento de valor propio termina con:

I’ll even dress in black and white
See I have not begun to fight

Me vestiré de blanco y negro
Mi lucha acaba de empezar

Durante la mayor parte del segundo acto la protagonista deja de lado sus vestidos rosas, en un intento por rechazar, o esconder sus verdaderos intereses para parecer más «seria».

«Legally Blonde»

Lo esperado sería que la canción titular del musical fuera un momento de triunfo en el que la protagonista se asienta en su poder. Al fin y al cabo, sigue a un momento en el que los ideales y conocimientos del personaje le otorgan una victoria ante todos los que la cuestionaban (There, right there). Elle se mantiene fiel a sus intereses y estos se convierten en la herramienta de conquista. Pero entre ambas canciones hay una breve escena que pone en tela de juicio todos sus logros.

Callahan asalta sexualmente a Elle, besándola a la fuerza y, cuando ella le rechaza, él la despide. En apenas unos minutos pasamos del éxtasis del triunfo a dudar de todo cuanto ha conseguido. Callahan consigue hacerle creer que todo su esfuerzo no ha servido para nada y que su único valor está en su aspecto.

La canción titular es una de derrota en la que Elle decide regresar a «su mundo»:

Back where I’m known
Back in my own
Very small pond […]

Back to the sun
Back to the shore
Back to what I was before […]

Dream within reach
Don’t stray beyond

Volver a donde me conocen
A mi propio
Minúsculo mundo […]

Vuelve al sol
Vuelve a la costa
Vuelve a lo que eras antes […]

El sueño al alcance de la mano
No pidas más

En este momento Elle no quiere regresar. Ha descubierto un valor y un potencial que no creía que poseía y la idea de regresar al hogar y volver a cumplir su papel asignado, aquel en el que tan cómoda se sentía al principio, le rompe el alma. No porque no sea una vida que carezca de valor, sino porque no es lo que quiere.

That’s fine with me
Just let me be
Legally blonde […]

Some girls fight hard
Some face the trial
Some girls were just meant to smile

Ya me va bien,
simplemente déjame ser
rubia […]

Algunas chicas son luchadoras
Otras se enfrentan a los retos
Algunas chicas solo sirven sonreír

«Legally Blonde remix»

Esto no es un drama, así que Elle Woods no vuelve a casa y la cosa acaba de forma triunfal con un remix del tema titular lleno de energía.

Vivienne es quien la convence para que se quede, reconociendo que se equivocó al juzgarla y que su sitio está en Harvard, le pese a quien le pese.

I’m not a fool
And as a rule
I do not bond

But I see a star
You’re my new muse
You’ve got the best freakin’ shoes!
And you lit a fuse
So go show them who’s
Legally Blonde!

No soy idiota
Y por regla general
No suelo intimar

Pero veo una estrella
Eres mi nueva musa
¡Llevas los mejores zapatos!
Has encendido la mecha
¡Así que ve y demuéstrales quien es
Rubia!

Finalmente, llega el último paso de la transformación de nuestra protagonista, recuperando el término «rubia» para convertirlo en un grito de guerra con el rosa por bandera. Elle reaparece en escena brillante y con su estilo, decidiendo dejar de esconder quién es para complacer los estándares de seriedad de una sociedad que no ha hecho más que despreciarla.

Sororidad

Uno de los mensajes más claros de esta obra es el de la solidaridad femenina. El hecho de que no sean Warner o Emmet los que consiguen convencer a la protagonista para que siga luchando le da una fuerza increíble al mensaje. Sí, Elle entró en Harvard persiguiendo a un hombre, pero un hombre no es quien la define. A través de los lazos de solidaridad y amistad forjados a lo largo de la obra, todas las mujeres representadas consiguen sus objetivos. Ninguna cambia necesariamente sus gustos o carácter para complacer a las demás y no hay rivalidades innecesarias entre ellas.

Algunas chicas solo sirven para sonreír

Después de años, esta frase me sigue poniendo los pelos de punta, más viniendo de un personaje caracterizado de una forma tan puramente femenina.

Si miramos a las heroínas que pueblan nuestras narrativas actuales nos encontramos con mujeres luchadoras que se enfrentan a los retos con voracidad y estoicismo que rechazan las expectativas sociales con un desprecio hacia la «feminidad clásica».

Por poner un ejemplo relativamente actual, Enola Holmes (Netflix, 2020) afirma que «a diferencia de la mayoría de las damas de clase alta, nunca me enseñaron a bordar. Me enseñaron a observar, a escuchar. Me enseñaron a luchar».

Los medios audiovisuales pretenden hacernos creer que el feminismo es rechazar el rosa, el bordar, la crianza de niños, etcétera; todas esas cosas tradicionalmente relacionadas con el género femenino son presentadas como inferiores.

Uno de los eslóganes del día de la mujer de este año era: «No somos princesas, somos guerreras»; invulnerables como Wonder Woman. Pero este pensamiento rechaza a aquellas mujeres que no quieren ser guerreras, a las que les gustan los vestidos de princesa y ponerse flores en el pelo.

No hay nada de malo en tener intereses «femeninos», de la misma manera que no hay nada de malo en ser vulnerable. Representaciones de mujeres poderosas, inteligentes, interesadas en la ciencia y demás son importantes y están empujando a muchas niñas a perseguir sus sueños. Pero no podemos permitir que unas suplanten a las otras y no deberíamos implantar el mensaje de que las ciencias son mejores que otros intereses, ni que hay mujeres luchadoras y otras que carecen de valor.

De la misma manera, hemos de impedir que se asiente el pensamiento de que «somos tan fuertes como los hombres», porque asienta el feminismo sobre los hombros de la masculinidad tóxica que niega la vulnerabilidad. Nos rebelamos contra el yugo del patriarcado para situarnos bajo uno que desprecia uno de nuestros rasgos más humanos. Y, lo que es peor, en lugar de levantarnos las unas a las otras, situamos a las fuertes y estoicas en un pedestal, mientras desvirtuamos el valor de todo aquello que es «femenino», como si la feminidad fuese una lacra, un insulto: «cosas de niñas» algo que nos convierte en «nenazas».