Aldana Arguelles es de Mercedes (Soriano, Uruguay) y hoy tiene 25 años. Estudia Trabajo social en Montevideo. Además, es compositora y cantante con discapacidad visual. Sin embargo, ella vive sin darle tanta importancia. Lo menciona con una naturalidad que desarma: “Mi vida se construyó siendo ciega, y estoy bien así”, enfatiza.
Entusiasmada indicó que siempre le gustó cantar, lo hacía desde chica, y aprendió, en la escuela, con un profesor de música. A la edad de 11 años comenzó a componer y, desde ese momento, no ha parado de hacerlo.
Su historia es una muestra de resiliencia, sensibilidad y talento. Quienes la vieron en la primera edición de Got Talent Uruguay (teleshow) la recuerdan por su voz poderosa y su presencia serena sobre el escenario. Allí ganó el botón dorado y llegó a las semifinales, emocionando al público con interpretaciones sentidas y una energía única. “Fue una experiencia que me permitió llegar a más personas. Ganar el botón dorado fue algo que no esperaba, fue muy lindo. Además, formamos una banda para preparar las canciones de la semifinal y la final, y eso fue mágico”, transmite.
Pero Aldana no es solo una voz prodigiosa. Es también estudiante de Trabajo Social en la Facultad de Ciencias Sociales, donde transita la etapa final de su carrera. Le faltan algunas materias y la tesis, que ya vislumbra con claridad. Quiere investigar cómo la tecnología puede facilitar el aprendizaje en personas con discapacidad, un tema no menor para la sociedad actual. “Me interesa mucho todo lo que tiene que ver con accesibilidad. La tecnología abre muchas posibilidades y permite el acceso a la información, aunque a veces también es una barrera si no hay formación para utilizarla”, explica.
Durante su práctica profesional trabajó en el área de discapacidad, lo que supuso no sólo un desafío académico, sino también personal. “Tuve que mirar mi propia realidad desde otra perspectiva y romper un poco con mi subjetividad. Fue un gran aprendizaje”.
Actualmente, en Uruguay, según datos de la Encuesta Nacional de Personas con Discapacidad (ENDISC) del INE (Instituto Nacional de Estadística), existen más de 8.000 personas ciegas y cerca de 55.000 con discapacidad visual severa. Si bien el país ha dado pasos hacia una mayor inclusión —como la Ley 18.651 que establece un 4% de cupo para personas con discapacidad en el Estado—, aún queda mucho por hacer, mucho camino por transitar.
En el ámbito educativo, Aldana valora especialmente el apoyo del Espacio de Inclusión Educativa y del equipo de biblioteca de la facultad. Ellos adaptan los materiales de estudio. Admite que “hay barreras que existen siempre, y muchas veces las herramientas están, pero no se utilizan correctamente. A veces la persona tiene la mejor intención de ayudar, pero si no sabe cómo, el proceso se vuelve lento y eso retrasa todo”. Para Aldana, la verdadera inclusión no se logra solo con infraestructura, sino con un cambio de mirada. “Muchas veces lo que falta es conocimiento. Hasta que no te toca atravesar determinada realidad, no sabés cómo actuar o situarte frente a ella”, dice con firmeza.
Además de ser una muy buena estudiante, Aldana se destaca en la música. La pasión por la música es tan profunda como su compromiso social. Canta desde siempre, compone sus propias canciones y en 2021 lanzó su primer disco, Tiempo en espiral, grabado junto al productor Pablo Poveda. “Ese disco representa situaciones de mi vida que permanecieron, se disiparon o volvieron a ocurrir, tal vez de otra forma, a través del tiempo”, desarrolla.
En sus letras, como en sus palabras, hay emoción, reflexión y una sensibilidad que atraviesa. Su estilo, aunque predominantemente pop melódico, se ha ido diversificando hacia géneros como la cumbia, la electrónica y lo latino. “Lo que más me gusta es componer y cantar. Interactuar con el público y saber que mis canciones pueden llegarle a las personas es lo más lindo”.
Hoy, su música puede encontrarse en plataformas como Spotify, YouTube Music, Amazon, Deezer, Tidal, TikTok y muchas más. También se la puede seguir en redes sociales: @arguellesaldana en Instagram, Aldana Argüelles en TikTok, Threads y Facebook, y @Aldana_1135 en X (ex Twitter).
“Cuando canto, me siento gigante”, afirma con orgullo y gran emoción. Para Aldana, el arte es mucho más que una vocación. Es una forma de sanar, de expresar, de ser. “Cuando estoy en el escenario, soy yo misma. Me siento gigante y puedo crecer. Disfruto en cada canción y se me va volando el tiempo. Es mi lugar”.
Su mensaje no es solo para quienes enfrentan alguna discapacidad, sino que es para todos: “Cantar o realizar cualquier expresión artística es una gran terapia y le hace bien al alma. Es una manera de canalizar todo lo que vamos pasando, y eso siempre hace bien”.
Arguelles reconoce que el camino no siempre es fácil. A lo largo de su vida, Aldana ha atravesado momentos difíciles. No los esquiva, pero tampoco se detiene en ellos. “Creo que el secreto está en cómo lo enfrentas, en la posición que vas a tomar frente a eso. Claro, decirlo es fácil. Pero hacerlo es difícil. Y ahí también te equivocás, y hay que aprender a no culparse”, indica.
Su mayor desafío personal y profesional es “abrirse paso, buscar la forma de ir por lo que quiere” y, sobre todo, hacer valer su voz y su visión. “Siempre tenemos algo que ofrecer, aunque a veces no parezca suficiente”.
Sobre el futuro, de aquí a diez años, Aldana se imagina recibida, ejerciendo como trabajadora social, y por supuesto, cantando y componiendo. Ella siempre está abierta a lo que la vida le depare. “Ahora estoy enfocada en prepararme, estudiar y seguir haciendo música, que es lo que me llena”.
La historia de Aldana Argüelles es un canto a la vida, a la perseverancia y al derecho de todos a expresarse y ser escuchados. Desde su ceguera, nos enseña a ver con otros ojos: los del alma. Y desde su voz, nos invita a creer que, con amor, esfuerzo y sensibilidad, es posible abrir caminos donde parece no haberlos.















