Con el fin de no frustrarse ni fracasar al comunicarse de manera escrita en el trabajo, es fundamental planificar la elaboración de un documento para que este pueda lograr su propósito comunicativo.

Debo confesar que este texto iba a tratar sobre algunas causas de la redacción deficiente en gran parte de los profesionales peruanos, problema que se origina en la escuela, se obvia olímpicamente en los filtros para pasar a la educación superior y se arrastra muchas veces hasta el desempeño laboral. Aunque el artículo en el que pretendía tratar dicho tema ya lo tenía bastante avanzado, días antes de vencerse el plazo de entrega de este mi segundo artículo en WSI, terminé de comprender que un solo artículo que aborde dicha problemática de manera idónea y pormenorizada resultaría muy extenso. Por ello, decidí tratar el tema de la redacción considerando un aspecto más específico: cuáles son las etapas que se deben considerar para elaborar un texto eficaz.

Si leyeron mi primer artículo publicado en este magacín, podrán recordar que un tema que concita mi atención es la lectura y su fomento. Por tanto, no debería resultar extraño que ahora escriba sobre la «contraparte» de la decodificación: la escritura. Ambos procesos, junto con la expresión y comprensión oral, son los pilares de la competencia comunicativa de toda persona. Además, mi interés en la redacción se debe a que gran parte de mi ejercicio profesional se relaciona estrechamente con la escritura, ya sea como editor, redactor, corrector o capacitador.

Precisamente gracias a dicha última labor obtuve la inspiración para escribir este artículo. Explicaré ello brevemente. Dentro de unos días, empezaré a dictar un segundo diplomado de Redacción y ortografía para profesionales y sentí la necesidad de revisar los PPT que meses antes había elaborado luego de una febril labor de análisis de algunas fuentes sobre redacción y normativa: El libro del español correcto. Claves para hablar y escribir bien en español (Instituto Cervantes), el Manual de escritura académica y profesional (bajo la coordinación de Estrella Montolío), La cocina de la escritura (Daniel Cassany) la Gramática y ortografía básicas de la lengua española (RAE) y el Libro de estilo de la lengua española: según la norma panhispánica (RAE).

La importancia de establecer el propósito comunicativo como guía para redactar

Para capacitar sobre redacción, resulta fundamental explicar al inicio aspectos generales como las etapas que se deben considerar al redactar, así como los requisitos que debe cumplir un texto para que resulte eficaz; por tanto, tras revisar mis PPT sobre esos temas, consideré oportuno escribir sobre ello en mis artículos aquí en el magacín. En esta oportunidad, explicaré cuáles son dichas etapas y en qué consisten. En siguientes artículos, desarrollaré tales requisitos —adecuación, coherencia, cohesión, elaboración correcta y buen estilo–, enfocándome en el ámbito laboral.

En El libro del español correcto, se enfatiza que el autor de un texto escribe para conseguir un propósito determinado. En la medida en que ese objetivo se haya conseguido, el texto habrá resultado más o menos eficaz. Por ejemplo, hace poco una compañera de la UNMSM —mi alma máter— me hizo una consulta sobre qué opinaba acerca de la formulación de este enunciado: «Reconectémonos con el amor de Dios».

Como dicho enunciado está bien escrito, respondí escuetamente que se encontraba bien elaborado, en fondo y forma. Ella me respondió que una docente le comentó que otra opción mejor de aquel enunciado pudo ser la siguiente: «Nos reconectamos con el amor de Dios».

Ante esa observación, le argumenté que dicho enunciado en su versión inicial («Reconectémonos con el amor de Dios») tiene como intención brindar un consejo. Si se pretende replantear de otra forma («Nos reconectamos con el amor de Dios»), se puede obtener otro enunciado bien construido desde el punto de vista formal, aunque cabe preguntarse cuál es el objetivo de dicha reformulación. Es decir, antes de ensayar distintas maneras de expresar un enunciado en un texto, se debe considerar el propósito comunicativo que se persigue, con el fin de redactar eficazmente.

Mediante este simple ejemplo, pretendo destacar la importancia de definir el propósito comunicativo al redactar. Cuando se escribe un texto, en algunas ocasiones se pierde de vista el propósito comunicativo. Ello puede originar que el autor se extienda de manera innecesaria durante la composición de su texto, se desvíe por momentos del tema y dedique tiempo valioso a efectuar procedimientos textuales irrelevantes o innecesarios, como parafraseos inútiles (como la segunda opción del enunciado analizado que recibió mi colega) o redundancias solapadas.

La planificación como primera etapa en el proceso de redacción

Ninguna actividad «fluye» adecuadamente si es que no se tiene claro cuál es el propósito que se pretende conseguir al realizarla. Esta idea se evidencia con mayor fuerza en el ámbito de la redacción. En ese sentido, cabe precisar que toda persona que va a redactar un documento —y un texto en general— debe necesariamente considerar las siguientes etapas: la planificación, la composición y la revisión. Obviar el desarrollo de alguna de estas fases al escribir puede resultar contraproducente, por lo que se sugiere considerarlas siempre.

A continuación, se desarrollarán solamente las recomendaciones relacionadas con la primera etapa de la redacción, ya que explicar sobre la composición y la revisión demandaría abordar en sendos artículos o apartados cada una de estas fases de la escritura. Según El libro del español correcto, en la planificación se debe formular el propósito que se persigue al redactar. En el anterior ejemplo, ya se ha explicado la importancia de considerar este procedimiento.

Asimismo, al planificar la elaboración de un texto, se debe definir el tema, recopilar la información necesaria y seleccionar los datos pertinentes para lograr su intención comunicativa. Determinar con claridad el asunto que se tratará, por ejemplo, en un documento no solamente servirá para evitar consignar el indeseable «El que se indica» en la estructura de un informe o un memorando, sino que permitirá establecer los parámetros respecto de qué contenido se debe incluir en el texto que se va a redactar. Por ejemplo, para escribir este artículo, habiendo ya definido el tema, me resultó más sencillo seleccionar las ideas específicas recopiladas en mis PPT que permitieran abordar dicho tópico.

Las tareas indispensables para las cuales se debe reservar tiempo al planificar

Además, al planificar la elaboración de un texto, se debe considerar el tiempo que se tiene para redactar y, en función de ello, reservar momentos para efectuar las siguientes tareas:

A. La redacción, en la que se deben plasmar todas las ideas necesarias para conseguir el propósito. En esta actividad, se debe elegir bien las palabras, construir los grupos sintácticos, elaborar y vincular las oraciones, y organizar los párrafos. Para ello, existen ciertas pautas de composición según cada una de dichas unidades que conforman un texto. En algunos libros, como los mencionados, se explican estas recomendaciones con menor o mayor grado de complejidad.

Al respecto, Daniel Cassany brinda la siguiente recomendación para redactar de manera eficaz: «Deja la gramática para el final. Fíjate primero en lo que quieras decir: en el significado. No vale la pena dedicarse a la forma, a los detalles superficiales, al inicio de la composición. Dedica tus primeros esfuerzos a lo que de verdad es importante: al significado global del texto, a la estructura, a ordenar y aclarar ideas, a hacer más comprensible tu mensaje».

A ello, con el fin de evitar escribir párrafos plagados de comas en los cuales las ideas resultan desperdigadas sin mayor organización, le añadiría una sugerencia específica según mi experiencia como capacitador y editor: se debe procurar segmentar adecuadamente las ideas con sentido completo, para así obtener secuencias de oraciones bien delimitadas. Cuando ya se tengan establecidas las oraciones, se puede determinar, por ejemplo, cuáles son precisiones o aclaraciones, y marcarlas mediante comas; además, se puede vincular oraciones mediante puntos y coma o puntos y seguido, utilizando o no conectores según las diversas relaciones entre las ideas expresadas.

B. La revisión, indispensable para comprobar que la formulación lingüística de las ideas expresadas facilite la comprensión del texto por parte del lector. Aparte de la necesaria revisión ortográfica, en La cocina de la escritura, Cassany presenta una «Guía de preguntas para revisar» un texto de autoría propia. A continuación, se presentan algunas de esas interrogantes, que el mencionado autor ha clasificado según el aspecto que se pretende revisar:

1) Enfoque del escrito:
- ¿El tipo de texto es adecuado a la situación?
- ¿Consigue el texto mi propósito? ¿Queda claro lo que pretendo?
- ¿Reaccionará el lector tal como espero al leer el texto?

2) Ideas e información:
- ¿Hay la información suficiente? ¿Ni en exceso ni por defecto?
- ¿Entiendo yo todo lo que se dice? ¿Lo entenderá el lector?
- ¿Las ideas son lo bastante claras?

3) Estructura:
- ¿Está bastante clara para que ayude al lector a entender mejor el mensaje?
- ¿Los datos están bien agrupados en apartados?

4) Párrafos:
- ¿Cada párrafo trata de un subtema o aspecto distinto?
- ¿Tienen la extensión adecuada? ¿No son demasiado extensos?
- ¿Hay algún párrafo-oración?

5) Oraciones:
- ¿Hay muchas oraciones negativas, pasivas o demasiado largas?
- ¿Son variadas: de extensión, orden, modalidad, estilo?
- ¿Hay abuso de incisos o subordinadas muy largas?

6) Palabras:
- ¿He encontrado algún comodín, cliché, muletilla o repetición frecuente?
- ¿Hay muchas palabras abstractas o complejas? ¿He utilizado el léxico o la terminología precisos?
- ¿Utilizo los marcadores textuales de manera adecuada?
- ¿El lector entenderá todas las palabras que aparecen en el texto?

7) Puntuación:
- ¿He repasado todos los signos? ¿Están bien situados?

8) Nivel de formalidad:
- ¿Es adecuada la imagen que el texto ofrece de mí? ¿Me gusta?
- ¿El escrito se dirige al lector con el tratamiento adecuado? ¿Tú o usted?
- ¿Hay alguna expresión o palabra informal o demasiado vulgar?
- ¿Se me ha escapado alguna expresión rebuscada, extraña o excesivamente compleja?
- ¿Hay alguna expresión sexista o irrespetuosa?

Aunque se sabe que el tiempo resulta escaso durante el día a día laboral, es necesario reservar un momento para revisar el texto elaborado al menos según algunos de los aspectos listados. Para ello, se puede poner énfasis en aquellos que originan mayor dificultad al redactar. Por ejemplo, si una persona sabe que le es complicado escribir oraciones y párrafos bien formulados —lo cual constituye una dificultad muy extendida en los profesionales de distintos rubros—, su revisión se puede enfocar en esos aspectos. Ello se sugiere con el fin de ir mejorando su desempeño en dichas tareas de manera paulatina gracias a una constante revisión de lo redactado: lo que no se evalúa no se puede mejorar. Además, si se desea realizar dicha labor de manera guiada para despejar algunas dudas que se tengan, se puede buscar asesoría de un(a) especialista con el fin de analizar algunas producciones textuales elaboradas, quizás durante una sesión fuera del horario de trabajo.

C. Las consecuentes nuevas redacciones, que deben ser acordes con la revisión previa. Es decir, resulta necesario darse un tiempo para replantear algunas ideas que se pueden y deben mejorar a partir de lo detectado en la revisión realizada. En el documento Estudio de campo: lenguaje escrito, elaborado bajo la coordinación de Montolío a partir del análisis de documentos jurídicos escritos en España, se sustenta bien la necesidad de una nueva redacción al señalarse que una variación en la formulación lingüística cambia drásticamente la posibilidad de comprender el sentido del párrafo o fragmento. En otras palabras, replantear las ideas que sea necesario puede determinar que nuestro texto sea comprendido o no por el lector.

D. La versión definitiva, que le permitirá al autor enviar el documento elaborado con la seguridad de haber procurado plasmar sus ideas en un texto eficaz.

Otros aspectos que se deben considerar durante la planificación

Por otro lado, al planificar la elaboración de un texto, se debe determinar la extensión que este debe tener, según las restricciones de ciertos canales de comunicación o algunos tipos de textos.

Finalmente, durante dicha planificación se debe definir qué instrumentos se necesitarán y asegurarse de que todo ello estará dispuesto para empezar a redactar.

Termino este artículo manifestando mi deseo de haber brindado algunas pautas útiles para mejorar la redacción en el ámbito laboral y comprometiéndome a seguir desarrollando este tema en mis siguientes artículos. Me despido hasta una próxima oportunidad.